Primera salida del año de más de una jornada para realizar algunas rutas y visitas turísticas en las zonas a las que nos hemos desplazado dentro de las provincias de La Rioja y Burgos. Concretamente nos hemos acercado a Santo Domingo de la Calzada, donde pernoctamos en la Hospedería Cisterciense de la abadía que hay en esa población, y ya desde allí movernos a los puntos de inicio de dichas actividades, tanto montañeras como turísticas. Nuestros objetivos principales eran las cumbres más altas de ambas provincias, el pico San Lorenzo en La Rioja, y el pico San Millán en Burgos. Este último por segunda vez para mí.
El grupo participante formado por Álvaro, José Carlos, Mª Jesús, Eulogio, Carmen, Terry, Ana y yo, tuvo de dividirse durante los dos primeros días por un imprevisto de última hora, aunque finalmente todos, excepto Ana, cumplimos con los objetivos principales de las rutas programadas. Las buenas previsiones climatológicas se cumplieron y nos dejaron disfrutar de las mismas plenamente.
VIERNES 6 (Cerro San Lorenzo y otras cumbres de Valdezcaray)
Sobre las 7:00 horas salimos José Carlos, Álvaro, Mª Jesús y yo de Armunia en mi furgoneta con dirección al inicio de nuestra primera ruta en Valdezcaray. Enseguida enlazamos con la autovía hacia Burgos mientras el sol aparecía por el horizonte en un bonito amanecer. Sobre las 8:45 horas rodeábamos esta ciudad para salir por la nacional hacia Logroño mientras por el Sudeste emergía la cumbre del pico San Millán, nuestro objetivo para el domingo. Bajamos el puerto de La Pedraja y a las 9:15 horas llegamos a Belorado donde hicimos una parada para tomar un café, con un rico pincho de tortilla, para más detalles.
De nuevo en ruta entramos en La Rioja y así llegamos a Santo Domingo de la Calzada a las 10:00 horas. Nos dirigimos hacia la hospedería para registrarnos nosotros y recoger las llaves, pero me dejé la documentación en la furgoneta, y por no salir de nuevo y perder más tiempo, decidí que las recogieran Carmen, Eulogio y Terry, que llegarían más tarde. Ya íbamos muy retrasados de tiempo para iniciar la ruta y continuamos el viaje de 32 km que nos restaban hasta la estación invernal de Valdezcaray, por encima de la cual ya destacaba el pico San Lorenzo moteado por nieve.
Pasamos por Ezcaray y al poco nos desviamos hacia la estación de esquí por una carretera de montaña que subía por la loma de un amplio valle. En ella vimos algo de ganado y un corzo o similar que salió huyendo al paso de la furgoneta. A las 10:55 horas, y tras 284 km, aparcamos en la estación invernal de Valdezcaray cerca de algunas instalaciones de los remontes.
Nos preparamos para la ruta a una altitud de 1547 metros y a las 11:20 horas iniciamos la misma subiendo por un camino-pista que nos llevó a otra zona superior con más instalaciones donde algunos operarios trabajaban en el mantenimiento de las mismas. En este tramo cruzamos uno de los escasos neveros que quedaban en esa zona baja. Abandonamos el camino y pasamos bajo los cables y estructuras de los telesillas por la ladera con dirección a otra pista de la loma Este. Por encima, al Sur, se elevaba el pico San Lorenzo.
Subimos un pequeño tramo más empinado entre algunos regatos y enlazamos con dicha pista bajo las lomas del pico Cabeza Parda. Para situarse un poco, la estación de esquí se emplaza en la cabecera del valle del río Urdanta, afluente del Oja, y la rodean varias cumbres, la mayoría de las cuales alcanzamos luego nosotros. Por el Este, el Guilicerra, Cuña y Cabeza Parda. Le sigue el principal, cerro San Lorenzo, al Sur, y continua la sierra por el Oeste con el cerro Colocobia, Cobetia, cerro Turraguas y cerro Embautia.
Subimos por la pista un tramo con dirección Nordeste, contraria a la cumbre principal, ya que teníamos intención de hacer el circo completo, al menos por esa parte. El track que llevábamos se mantenía a media ladera y subía luego al Guilicerra por un pendiente zizgzag, pero viendo lo cómodo que se subía por la loma con baja vegetación, fuimos ganando altura oblicuamente hacia esta primera cumbre. El sol se mantenía radiante, aunque por el Norte iban a pareciendo algunas nieblas. No tardamos en cruzar algunos pedreros bajo la cima del Cuña, que rodeamos hacia el collado posterior, entre éste y el Guilicerra, que alcanzamos a las 13:00 horas. Desde este collado de Beneguerra situado a 1900 metros de altitud, emprendimos la corta subida a esta primera cima de la jornada, pasando al lado de una curiosa jaula metálica cercana a un vallado de alambre igual de abandonado que ella.
A las 13:05 horas, tras 3,400 km, llegamos a la cima del Guilicerra con sus 1929 metros de altitud. Dos buzones, uno con forma de casita y otro con forma de caja pegada a una chapa metálica, coronaban esta cumbre con amplias vistas, de las que poco puedo detallar dado lo desconocido que nos resultaba el entorno. Al Norte, algunas cumbres más y tras ellas, las llanuras riojanas y parte de las burgalesas, provincia cuyo límite no estaba muy lejano por el Oeste y Norte. Al Sur corría la cordillera que íbamos a recorrer con las cumbres antes mencionadas y alguna más de este macizo de San Lorenzo, emplazado dentro de la Sierra de la Demanda. Veíamos parte de Ezcaray, Santo Domingo de la Calzada y por la situación y el tamaño de la población, también San Millán de la Cogolla. En el fondo del valle del río Urdanta, en otra carretera por debajo de la que sube a la estación invernal, veíamos unas naves ganaderas. Esta carretera llega al pueblo de Urdanta, situado en ese mismo fondo del valle y que luego veríamos. Tras la misma corría la sierra con las cumbres que cerraban el circo por el Oeste.
Sacamos unas fotos y dejamos una tarjeta en uno de los buzones antes de retomar la marcha volviendo al collado de Beneguerra desde el cual iniciamos la remontada por la loma hacia el pico Cuña. Poco a poco vimos como la cima del San Lorenzo se cubría por la nieblas, lo cual no deparaba nada bueno. Era una lástima llegar al mismo para no tener vista alguna, aunque teníamos la esperanza que la brisa que corría no las dejase estacionar.
En 25 minutos cruzamos de una cumbre a otra alcanzando el pico Cuña a las 13:55 horas y habiendo hecho 4,500 km. Esta cima tiene una altitud de 2012 metros y de nuevo un par de figuras coronaban el mismo. Una de ellas simulaba una cuerda agarrada por una mano y lo que parecían mosquetones. La otra, el buzón, bote también metálico con una especie de manivela arriba y una chapa marcando los puntos cardinales. Algunas chapas marcaban la altitud de la cima, el nombre del grupo que lo colocó, etc. etc. al igual que en la cumbre anterior.
Unos 20 minutos estuvimos en esa cumbre antes de echarnos hacia el siguiente collado, el de Ormazal, con pradería mas verde y con una altitud de 1883 metros. Los pedreros cubrían buena parte de la loma siguiente del pico Cabeza Parda hacia el que nos encaminamos por la vereda que traíamos y que va recorriendo toda la cresta. La pendiente de esta ladera era algo más pronunciada que las anteriores, aunque cómoda de remontar.
A las 15:10 horas, y con 6,200 km recorridos, llegamos a la cima del pico Cabeza Parda cuya altitud es de 2116 metros. En esta cumbre la sierra se bifurca, por un lado continua dirección Sudeste, y por otro cambia el rumbo a Suroeste hacia el San Lorenzo. Un buzón con forma de “seta” y un hito de hormigón marcaban la cumbre de este pico. Por debajo del mismo contemplamos la estación invernal y ahora el lago artificial construido bajo las lomas del Oeste. Las nieblas seguían “jugando” sobre la cima del San Lorenzo, cumbre principal y siguiente meta de la ruta.
A las 15:45 horas, tras unas fotos, dejar la tarjeta en el buzón y tomar un pequeño tentempié, iniciamos el paso hacia dicho pico descendiendo al collado intermedio por la loma de nuevo herbosa. En pocos minutos bajamos a esta cota de 2031 metros y de nombre Portillo Nestaza desde el cual iniciamos la subida por el único gran nevero que encontramos en la ruta. La nieve cubría esta cresta, aunque en varios tramos era posible salir del mismo. La pendiente de momento no era muy importante y se subía bien. Una valla de madera protegía algunos tramos hacia la caída del Norte. A las 16:15 horas llegamos al telesilla más alto de la estación, el de Campos Blancos, situado a 2130 metros de altitud. La rampa se inclinaba algo más desde ese punto donde curiosamente la nieve fue desapareciendo según subíamos. El terreno de piedra y gravilla sustituía a la misma en este último tramo hasta la cima del cerro San Lorenzo, al que llegamos cuando eran las 16:35 horas y habiendo recorrido un total de 8,000 km.
El cerro San Lorenzo o Cuculla, con sus 2271 metros de altura, es el más alto de La Rioja y de la Sierra de la Demanda, además de ser el segundo más alto de todo el Sistema Ibérico tras el Moncayo, 2315 m. Su cumbre tiene una amplia superficie “más o menos plana” y en ella se encuentran varias estructuras de diferentes tipos.
En la parte más alta encontramos el vértice geodésico habitual en numerosas cumbres. Un poco por debajo, al Norte, un gran pedestal de piedra soporta una alta columna encima de la cual se puede ver la figura de la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja. La misma fue colocada en el año 1981 por una unidad de helicópteros del ejercito, siendo una aportación de la Hermandad de Donantes de Sangre de La Rioja, según reza una placa en dicho pedestal. Delante de la misma hay un altar también de piedra. Algo más abajo, en esa misma orientación, vemos una piedra labrada con la figura de San Lorenzo, colocada por los “Amigos de Ezcaray” en honor al patrón de dicha localidad y santo que da nombre a esta cima. Corona esta estructura una cruz metálica. El 10 de agosto, San Lorenzo, suele hacerse una romería en la cumbre.
Seguimos bajando unos pocos metros más y encontramos dos curiosas piedras planas en el suelo llenas de fechas labradas, algunas con una "R" al final. La primera de ellas 1991 y la última 2019. No he encontrado explicación de las mismas. Desviado un poco al Oeste, soportado por un tubo, un buzón a modo de “copa” sin tapa superior ni “puerta” lateral en el que más tarde dejaríamos la tarjeta. Por último, en el extremo Sur, un refugio de chapa metálica abandonado y con la puerta caída a su lado. Un gran mástil también de metal "yacía" cerca del mismo.
En cuanto al paisaje divisado, y a pesar de las nieblas que iban y venían, era bastante amplio. Repito lo mencionado anteriormente, al ser la zona desconocida, poco puedo concretar del mismo. Sí veíamos claramente al Sur el pico Urbión, coronado el año pasado por el grupo. Al Oeste, y aunque no podíamos identificarlo exactamente entre los dos más altos que destacaban, teníamos el San Millán, que subiríamos dos días después. He leído que en días claros puede verse el Gorbea, entre Álava y Vizcaya, cumbre subida hace varios años también con poco fortuna al estar la niebla cerrada. Igualmente se podría divisar el Moncayo, una de las opciones que tenía para estos días y que lo tengo en el listado de “pendientes”. En las llanuras acertamos a distinguir Santo Domingo de la Calzada y más arriba Ezcaray con la ermita de Santa Bárbara en la cima de un cerro cercano a la que subiríamos al día siguiente. Bajo nosotros, al Norte, contemplamos claramente las instalaciones de la estación invernal y el gran lago artificial usado para los cañones de nieve. Por muy poco no veíamos la furgoneta en el aparcamiento. Numerosos valles se alejaban de la cima en todas las direcciones.
Nos acomodamos en un abrigo de rocas, que por lo visto fue cabaña en su día, para comer a la abrigada. En el mismo nos encontramos con un Belén de Cumbres en una caja colocado por el club calceatense de montaña Sampol, de Santo Domingo de la Calzada. La nieblas se cerraban y abrían a ratos, aunque cada vez estaba más despejado.
A las 18:25 horas iniciamos el descenso por la loma contraria hacia el Noroeste. Era menos acentuada que la de subida en ese primer tramo donde los neveros se acumulaban en el borde formando algunas terrazas. En una media hora bajamos hasta el remonte de Colocobia, emplazado a 1973 metros. Lo dejamos a un lado para descender apenas unos metros y remontar luego igual de suave hasta llegar a cerro Colocobia, cumbre de 1966 metros en la que nos sacamos unas fotos dejando una tarjeta de cumbres entre un monolito de rocas que había coronado por un palo seco.
Seguimos bajando por la cresta medio herbosa medio rocosa moteada ahora por algunos pinos jóvenes. Divisamos desde ella ya la furgoneta en el aparcamiento de la estación. Tras el mismo, al Este, teníamos las cumbres que habíamos hecho de subida por la mañana. Subimos de nuevo unos pocos metros y coronamos la sexta y última cima de la jornada, el Cobetia. Anoto aquí que esta cumbre no tiene nombre en los mapas consultados y lo he deducido por el que figura en la falda del mismo, como ocurre en muchos casos, por lo que puede no ser correcto del todo. La altitud de esta cima es de 1842 metros y varias rocas marcan un poco esta cota. Eran las 19:45 horas y llevábamos hechos 10,800 km.
Desde ese punto ya iniciábamos la bajada continua hacia la estación donde teníamos la furgoneta. Estas dos últimas cimas subidas las bordeaba un camino por su cara Oeste que pasaba luego por el collado siguiente y descendía hacia el aparcamiento. Tras el mismo se elevaba el Cerro Turraguas, de 1782 metros, al que ya desistimos de llegar. Nos echamos por la loma hacia el collado pero no llegamos a él, si no que atajamos por una pradería al Este para coger el camino ya dentro del valle del arroyo Rehoyo, afluente del río Urdanta que se formaba desde el pueblo del mismo nombre que no tardamos en divisar en el fondo de dicho valle. Desde la pradería salía una especie de sendero en dirección a la cabecera del valle y se metía en el bosque, pero como no estaba muy seguro donde llegaba exactamente, decidí no ignorarlo y entramos al ancho camino.
Enseguida nos internamos en el bosque por esta pista encontrando numerosos arroyuelos que bajaban por las pendientes laderas formando bonitas cascaditas entre verde musgo y otra vegetación. Cruzaban bajo el firme por tuberías y seguían su curso hacia el cauce principal entre el hayedo aún deshojado. No lejos ya del aparcamiento había una especie de rotonda donde las laderas habían sido excavadas y ahora eran escarpadas paredes rocosas. El sol rojizo del atardecer iluminaba aún el paisaje mientras por el Nordeste aparecían algunos nubarrones. A las 20:30 horas terminábamos la ruta a la vera de la solitaria furgoneta con el GPS marcándonos los 13,600 km hechos y los 1066 metros de desnivel acumulados. Nos cambiamos y no tardamos en emprender el regreso por la serpenteante carretera. De nuevo las nubes se cerraban en la cumbre del San Lorenzo cuando echamos la vista atrás.
A las 21:20 horas llegábamos a la hospedería donde ya estaban los compañeros que nos entregaron las tarjetas de entrada que antes habían recogido. Por su parte habían hecho algo de turismo por la zona ese día. Los siete nos habíamos repartido en cuatro habitaciones. En ellas nos aseamos y cambiamos antes de salir Álvaro, José Carlos y yo a cenar un poco. Tardamos en encontrar un sitio para ello, pero al final cenamos cómodamente. En las calles se preparaban las fiestas que los próximos días se celebrarían en honor a Santo Domingo, el 12 de Mayo. Volvimos a la hospedería a las 23:40 horas ya para recogernos y pasar esa noche.
Así transcurrió esta primera jornada del fin de semana montañero que habíamos preparado. Ruta convincente con una climatología que nos respetó y nos dejó disfrutar de la misma plenamente.
ENLACE DE LA JORNADA DEL SÁBADO 07-05-22
ENLACE DE LA RUTA DEL DOMINGO 08-05-22
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