lunes, 29 de agosto de 2011

PEÑA CHANA - PUNTA LA SIERRA - PEÑA LOS AÑOS ( La Cueta) - 28-08-11

 


1ª ASCENSIÓN A LOS PICOS “PEÑA CHANA”, “PUNTA LA SIERRA”, Y “PEÑA LOS AÑOS”.

28-08-11          (Domingo)

Siguiendo las actividades programadas para este año, hoy tocaba la ascensión al pico “Peña Chana”, en la comarca de Somiedo. Además de la misma, completamos la jornada con otras dos cumbres adyacentes e incluso de mayor altitud que la primera, Punta la Sierra y Peña Los Años. La excelente climatología que tuvimos nos animó a realizar todo ello en una grata jornada más de montañismo.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán los 8 participantes en de esta salida: Mª Jesús, Álvaro, Guillermo, Nati, Gabriela, Alex, Antonio y yo. En los coches de Antonio y Guillermo emprendimos el viaje de 100 Km hacia La Cueta. Hicimos el tramo del pantano por la autopista y en Piedrafita de Babia nos desviamos hacia el puerto para dejar luego esa carretera hacia La Cueta. Situado a 1450 metros de altitud, es el pueblo más alto de toda la provincia. A él llegamos sobre las 9:45 horas aparcando a la entrada, ya que las obras en sus calles prohibían el acceso al mismo. Nos preparamos para la ruta y cuando daban las diez de la mañana nos poníamos en marcha.
Atravesamos sus calles levantadas y en una fuente algunos cargaron agua. Una señal nos indicaba la salida hacia la ruta de Las Fuentes del Sil, aunque por acercarnos a dicha fuente, salimos por otro camino cerca de la iglesia. Enseguida enlazamos con la ruta tras atravesar un puente sobre el Sil, que en este tramo se denomina también Río de Cebolledo, dejando éste a nuestra izquierda. Por un ancho camino fuimos ganando altura cómodamente entre prados y roca. El valle se iba abriendo y el sol comenzaba a iluminarlo por completo. En el cielo solo algunas brumas manchaban la vista azul.
Así llegamos a un puente de cemento por el que pasamos a la margen contraria. Enseguida dejamos atrás la majada de Bustocil cerca de la cual había un gran rebaño de ovejas con varios mastines vigilantes con el pastor. Al lado del camino había un todoterreno aparcado. El valle se volvía a cerrar en un estrechamiento donde el río se encajonaba bajo nosotros. En este tramo volvimos a atravesar el cauce, esta vez por piedras. El camino, ya casi convertido en sendero, seguía por el lado contrario subiendo con dirección noroeste hacia la cabecera. Allí sí se abría mucho el valle por debajo de los picos de La Mortera que emergía frente a nosotros.
El sendero bien marcado con estacas a tramos nos llevaba por la falda de varias cumbres que se elevaban al sur. Hasta esta vega, conocida como Puertos de Cebolledo, había llegado yo hace 11 años cuando ascendimos a Peña Orniz, desviándonos luego de la ruta para subir por la collada de la Mortera hacia dicha cumbre. El descenso lo habíamos hecho por donde ahora seguíamos subiendo paralelos al río y varios metros por encima de éste que se encajonaba en ese tramo. Serpenteamos siguiendo el curso del mismo hasta alcanzar los puertos de Calderones donde nos detuvimos unos minutos cuando eran las 11:45 horas.
Desde hacía un rato veníamos viendo una cumbre, que según el mapa era la de Peña Chana, aunque otras cercanas nos metían en duda. Retomando la marcha me mosqueé un poco cuando, sin resolver bien la duda, algunos marcharon a su bola por delante. Mi criterio siempre ha sido el de procurar asegurar al máximo el objetivo previsto y luego si se puede ampliar lo que sea, cómo luego se hizo, pero no subir a lo loco donde cuadre y luego tener que rectificar o hacer un esfuerzo mayor para conseguir lo programado.
Atravesamos una zona de bajo matorral que nos dio paso a los puertos de Covalancha bajo las paredes de Peña Chana. Aquí cada uno comenzó a subir por donde mejor le parecía. Yo preferí hacerlo suave y me metí por una ladera donde antes se alcanzaba la cresta para subir más suave luego. Algunos se metieron en una empinada loma hacia esa misma cresta. Álvaro y Antonio se había ido por delante y ya estaban casi en la cumbre.
Por la cresta era muy cómoda la ascensión bordeando algunos grandes peñascos. A las 13:25 horas llegaba a la cima de Peña Chana cuya altitud es de 2103 metros. La vista es realmente amplia contemplándose cumbres como las de las Ubiñas, Peña Rueda, Morronegro, Peña Orniz, Albos o el cercano Montigüero con la laguna de Las Verdes en su base. Al otro lado de la vega Oeste teníamos Punta La Sierra y Peña Los Años, que impedían la vista lejana hacia ese punto cardinal.
En la cima nos acomodamos para comer disfrutando del excelente tiempo reinante. No sobraba la sudadera, pero con ella era suficiente para cortar el vientecillo que corría. Algunos se tumbaron a dormir incluso la siesta después de comer. En un bote bajo un hito de piedras dejamos nuestra tarjeta y sacamos una foto de grupo antes de emprender la bajada a las 15:00 horas.
Habíamos comentado la posibilidad de hacer el descenso por una collada bajo la Peña Los Años y un valle que partía desde la misma hasta un kilómetro antes en la carretera de La Cueta. Ya bajando la cresta opinamos para subir a dicha peña y al final la “discusión” era por donde hacerlo. Punta la Sierra y la Peña Los Años forman un mismo macizo unido por una cresta de unos 500 metros y el collado de la Fuente Corisco,1947 m, que la une a Peña Chana. Desde este collado, si se subía a la primera, la pendiente era fuerte pero corta. A la segunda se ascendía tras atravesar un pedrero diagonalmente por su base hasta la loma sur y luego un tramo más por cresta. A mí me parecía uno de ellos empinado y el otro largo. Vamos, que no tenía muchas ganas de subir. El grupo se dividió y solo Álvaro se decidió por la opción corta pero dura. En el último momento me decidí a acompañarle y emprendimos la subida cuando eran las 15:30 horas.
Para hacerla más cómoda procuramos zigzaguear. La pendiente era fuerte, pero tranquilamente fuimos ganando altura por zonas verdes y roca. Al final, en media hora alcanzamos la cresta desde la que, en otros cinco minutos, llegamos Álvaro y yo a la cima de Punta la Sierra, 2147 m. En ella, un hito de piedras escondía un bote con una tarjeta de cumbres que retiramos para dejar una nuestra, que tuvimos que improvisar con un papel en blanco al no quedarme de las del club. Nos sacamos una foto con el Montigüero y la laguna de fondo y retomamos el paso hacia la segunda cumbre en la que ya veíamos a los compañeros.
Por la cara Oeste se veían cortados verticales y canales que llegaban al fondo del valle que bajaba hacia la laguna de las Verdes y termina en Torre de Babia. Por el Este eran más suaves las pendientes que bajaban por el valle de Vallinaluenga por el que teníamos pensado bajar al pueblo. Entre medias transcurría esta cresta por la que alcanzamos nosotros la cumbre de Peña los Años a las 16:30 horas. Realmente alcanzamos en ese momento una cima secundaria donde estaban los compañeros, estando la verdadera unos metros más al sur y con 2157 metros de altura. A ella nos acercamos todos para sacarnos una foto de grupo y dejar otra tarjeta de cumbres entre otro hito de rocas. Desde todo ese cordal se veían varias cumbres del Oeste como el Muxiven o el Cornón.
En esta cumbre estuvimos un rato y a las 17:30 horas comenzamos el descenso hacia el valle de poniente. Por su parte, Gabriela y Mª Jesús decidieron acercarse hasta la Punta la Sierra. El resto nos echamos ladera abajo entre pedreros y matojo bajo dejando atrás algunas terrazas hasta llegar a una “llanura” en la que los primeros en llegar vieron un numeroso grupo de rebecos. Nos echamos hacia la derecha en busca de una de las dos vaguadas de salida de aquella especie de altiplanicie. Por otra vallina vimos bajar a Gabriela y Mª Jesús que se nos unieron a nosotros en pocos minutos.
Nos metimos luego en otra más estrecha que se embarrancaba, y mientras unos bajaban por el medio del regato, otros lo hacíamos por la parte alta del mismo. De pronto apareció delante de nosotros otro numeroso grupo de rebecos. Repito lo que he apuntado más veces, no aseguro que sean rebecos, pueden ser corzos u otros cervinos que no distingo. Estos estaban en la cresta de una loma y enseguida se echaron en grupo hacia la ladera.
Bajamos hacia otra zona llana donde vimos más animales de estos y siguiendo un sendero pasamos por la parte alta de otro cañón tras el cual enlazamos con un ancho camino en el que vimos un perro negro que se nos acercó. Paralelos ya a la carretera, nos restaban unos 500 metros para salir a ésta. Otros 200 m más nos separaban de los coches que ya no se encontraban solitarios cómo los habíamos dejado por la mañana. Mientras algunos compañeros ya había llegado minutos antes, nosotros terminamos la ruta cuando eran las 19:30 horas.
Nos acercamos hasta el bar del pueblo donde tomamos un refrigerio y unas sidras, que tan alegremente algunos tiraban....al suelo. Así pasamos un rato relajado en la terraza del mismo antes de dirigirnos a los coches para emprender el regreso a León.
A las 20:30 horas nos poníamos en marcha por la estrecha carretera que une La Cueta con la que sube al puerto de Somiedo. Ya de camino paramos en San Félix de Arce donde hay una fábrica de embutidos con bar en la que paramos. Algunos hemos comprado unos productos en ella. Yo traje un chorizo y queso de cabra. Retomando la marcha hemos visto unas bonitas nubes rojizas al atardecer. Así llegamos al enlace con la autopista por la que dejamos atrás el tramo del pantano para salir en La Magdalena y ya por la carretera llegar a la capital cuando eran las 22:20 horas.
Una jornada más de ascensión múltiple que resultó agradable y próspera hablando “montañeramente”.















lunes, 8 de agosto de 2011

NOCTURNA "RUTA DEL PICO GALLO" Y "PICO CURILLINES" (Cármenes) - 06/07-08-11

 


XX TRAVESÍA NOCTURNA.

2ª TRAVESÍA “RUTA DEL GALLO” Y 4ª ASCENSIÓN A LOS “CURRILLINES” (Diurna).

06/07-08-11

Segunda marcha nocturna de este verano del club de montaña Cumbres de León. En esta ocasión se trataba de recorrer la Ruta del Gallo, en las inmediaciones de Cármenes. El año pasado ya la habíamos hecho por el día comprobando lo fácil de su trazado para poder hacerla a la luz de nuestras linternas. El único inconveniente que nos encontramos días anteriores era la mala previsión meteorológica, que por fortuna no se llegó a cumplir. Además de la marcha prevista, parte del grupo ampliamos el fin de semana ascendiendo a los Currillines, dándonos una buena paliza para ascender a ellos desde el mismo Cármenes.

SÁBADO 16
Nos animamos 7 socios del club: Mª Jesús, Álvaro, Nati, Guillermo, Alex, Alba y yo. En Guzmán nos reunimos a las 20:15 horas emprendiendo el viaje en los coches de Alex y el mío. Las nubes cubrían parte del cielo hacia la montaña, aunque no amenazaban lluvia. Por la carretera del Torío nos fuimos aproximando hacia las Hoces de Vegacervera que atravesamos antes de llegar a Cármenes (1200 m), sobre las 21:30 horas.
Lo primero que teníamos que buscar era el lugar para acampar. Salimos con los coches por la misma ruta en sentido contrario sin ver ningún lugar apropiado para colocar las tiendas. Regresamos al pueblo y entramos en un bar a preguntar si alguien sabía de algún prado comunal o privado en el que nos permitiesen hacerlo. Un vecino nos ofreció amablemente uno suyo a las afueras del pueblo. Entramos al mismo y sin más tardanzas nos dispusimos a colocar las dos tiendas que llevábamos. La luna aparecía entre las nubes que eran cada vez más escasas. Terminado el montaje de ellas nos encaminamos hacia la plaza de la iglesia para cenar allí mismo en su entorno. La noche estaba un poco fresca y se agradecía la sudadera. Allí comienza la ruta en sí marcando algo más de 10 Km. su totalidad.

DOMINGO 17
Tras la cena decidimos tomar un café en el bar y sin más retrasos volvimos a la campa a prepararnos para la ruta. A las 0:35 horas comenzamos a caminar por la carretera que sube hacia la collada de Cármenes dejando atrás el cuartel de la Benemérita. Enseguida encontramos la señal que nos desviaba hacia un camino entre más prados y arbustos. Por él caminamos un tramo hasta que de pronto se nos terminó. Retrocedimos unos metros encontrando el punto en el que nos habíamos equivocado retomando la marcha por el bueno.
No tardando vimos las luces de un vehículo detrás de nosotros y nos extrañó. Resultó luego que la carretera aún iba paralela a nosotros llegando enseguida a otro enlace en el que ya se desviaba la ruta hacia el sur. Poco a poco fuimos ascendiendo suavemente por el ancho camino dejando atrás una nave ganadera. Más arriba oímos ladrar perros en otra más separada del camino. Con las linternas y frontales hicimos un poco de teatro moviéndolas tipo OVNI. Después de varios intentos conseguimos llevar el mismo ritmo.... todos menos una.
Nos sacamos fotos en algunos árboles, ya que paisaje era nulo el que se veía. Atravesamos un arroyo por las rocas y encontramos algunos postes más de la ruta. En un prado bajo la roca de Las Regás vimos algunas vacas y más adelante aparecieron algunas luces del pueblo. Estábamos aproximándonos al mirador desde el cual se ve todo el valle. A las 2:25 horas llegábamos a esta atalaya desde donde contemplamos Cármenes, Almuzara, Valverdín y Pedrosa, distinguidos por sus luces nocturnas. Del primero saqué una fotos con exposición larga y zoom y no quedaron mal.
Aquí nos dividimos, y mientras por delante iban Alex, Guillermo y Alba, el resto quedamos detrás con Nati en medio. Giramos bruscamente y enseguida entramos en el gran pinar de esa zona. Siempre he dicho lo mucho que me gustan los bosques, pues caminar de noche por ellos es realmente alucinante. Disfrutaba a cada paso y con cada rincón, que aunque parezca que no, sí se ven. Alcanzamos a Nati y nos desviamos unos metros del camino para sacarnos unas fotos en medio de aquella arboleda antes de salir de ella a cielo abierto. Poco después se encontraban los compañeros esperando ya casi en la falda del pico Gallo donde vimos unos singulares pinos de hoja blanquecina que reflejaban la luz de las linternas.
Nos sacamos una foto de grupo allí mismo antes de comenzar a bordear dicha cumbre por su cara Nordeste. El sendero se medio perdía entre la pradera siendo de gran ayuda las estacas que de vez en cuando había. Claro, están colocadas a una distancia para ser vistas de día, no de noche como lo hacíamos ahora. En esos momentos nos envolvió un pequeño banco de niebla húmeda que enseguida se disipó. Eso sí, la noche estaba de rocío y notábamos la humedad en ropa, mochilas, etc. La pradera allí estaba empapada de agua.
Poco a poco fuimos rodeando esta cumbre, cuyo acceso es complicado por la vegetación que la cierra, ya que el desnivel a la cima es muy poco. La vez anterior lo intentamos sin éxito por esta causa. Pasamos una zona rocosa y alcanzamos otra collada desde la cual nos encaramamos a unas rocas en las que también la vez pasada habíamos estado. Por una abertura entre dos formaciones se podía ver Gete. Era la parte más alta de la ruta conocida como Trasnorios con 1452 metros de altitud y el reloj marcaba las cuatro de la madrugada.
En este lugar estuvimos cerca de una hora descansando y tomando un tentempié. El cielo estaba claro y la ausencia de luna ahora nos permitía ver las estrellas nítidamente. Algunos incluso se tumbaron sobre las rocas a dormitar un poco.
En ese punto fue cuando surgió la duda al retomar la marcha. Retrocedimos para coger la ruta comprobando luego que pasaba por las mismas rocas teniendo que desandar ese tramo por tercera vez. Pasamos al lado de unos árboles de formas retorcidas de los que sí me acordaba, pero no de seguir más adelante entre ellos. Como el sendero seguía, continuamos por él hasta que comenzó a bajar hacia el hayedo. Hasta ahora mismo comparando las fotos de la vez anterior y de ésta estaba en la creencia que habíamos bajado por un atajo el año pasado. Pues bien, por una foto de un árbol he visto que es el mismo y que también bajamos por ese mismo sendero en aquella ocasión. El primer tramo de esta bajada antes de meterse en pleno bosque es muy pendiente y resbaladizo por el rocío. Nati cayó en una ocasión sin mayores consecuencias, pero realmente hubo que extremar la precaución hasta que ya entre la arboleda se suavizó un poco la pendiente.
Nos dividimos de nuevo el grupo y esta vez hasta el final. Alex, Alba y Guillermo cogieron carrerilla mientras que Nati les seguía, aunque luego quedó esperándonos. Mientras, Álvaro, Mª Jesús y yo quedamos por detrás disfrutando de los bellos rincones que se intuían en la noche. En un árbol, con el que comparé las rutas, estuvimos trepando y sacándonos fotos. No fue el único al que subimos ni en el que nos sacamos instantáneas. Realmente disfrutamos en este bonito hayedo del que quedan constancia las mismas.
Llegamos así al ancho camino, aunque se encuentra bastante cerrado por la maleza en algunos tramos. Un indicador nos marcaba 3 Km o 1 hora hasta Cármenes. En este camino nos reunimos con Nati para seguir descendiendo por la falda baja del pico Gallo atravesando regatos y pasando al lado de algunos barrancos.
Sobre las 6:20 horas vimos las primeras luces del alba entre la arboleda. Al salir de ella comenzamos a ver el valle sobre el que se elevaba una capa de niebla a media altura. Al fondo del valle de Pedrosa formaba un bello efecto con algunas cumbres emergiendo de la misma a modo de islas. El colorido rojizo del amanecer iba ganando terreno en el cielo.
Caminábamos ahora entre escobas y praderas viendo parte de Cármenes por delante de nosotros. En un pequeño altozano vimos una placa y hacia él nos encaminamos Mª Jesús y yo. Antes de llegar comprobamos que era una señal de coto de caza y descendimos de nuevo al camino. Sobre el pico Gallo, que ya nos quedaba por detrás, vimos un sombrero de niebla que cubría su cumbre. En un prado cercado había un rebaño de ovejas con mastines que nos ladraron al paso.
Eran las 7:40 horas cuando entrábamos los cuatro en el pueblo. Atravesamos sus calles y por la carretera general llegamos a la entrada del prado donde teníamos las tiendas y en las que ya hacía mucho tiempo que estaban los otros compañeros. Las nieblas seguían cubriendo las cumbres como la del Bodón cercano. En el cielo vimos unas bonitas estelas de aviones que parecían partir de un mismo punto en la lejanía y se desviaban equidistantes.
A las 7:50 horas llegamos a las tiendas. Como ya teníamos los sacos dentro, solo nos cambiamos algo de ropa sudada antes de entrar en ella. Coincidió que los cuatro que llegamos últimos éramos los que dormíamos juntos en una de las tiendas. La claridad lo inundaba todo, aunque el sueño podía con ello. Alguien ya roncaba antes de tocar la cabeza en la almohada.
Tres horas después, a las 11:10 h., nos levantamos los últimos. El día había despejado de nieblas y el calor apretaba dentro y fuera de la tienda. Para esta jornada no teníamos planes concretos, aunque habíamos comentado la posibilidad de subir a la cresta de la sierra que corría por el norte del valle. Por su parte, Alba, Alex y Guillermo tenían previsto volver a León para estar en casa a mediodía. Tras recoger su tienda nos despedimos de ellos y nos dispusimos s desayunar tranquilamente. Álvaro se acercó con ellos hasta el bar a tomar un café caliente y volvió al rato.
Recogimos luego nuestra tienda y con la furgoneta hemos salido del prado para desviarnos luego a un camino que poco a poco fue empeorando. Retrocedimos unos metros y aparcamos en un espacio al lado del mismo preparándonos para la marcha improvisada de esta jornada.
A las 12:45 horas comenzamos a caminar por este camino con tramos embarrados cruzando un puente sobre el arroyo de las Vegas antes de abandonarlo hacia unos prados. Subimos por ellos con dirección Nordeste con intención de alcanzar la cresta mientras Nati ya quedaba por detrás en la parte baja. Enseguida dejamos atrás estos prados para ascender ladera arriba con algo más de pendiente. La vista del valle con Cármenes era amplia y realmente bonita. Algunas nubes sueltas cruzaban de vez en cuando por encima de nosotros agradeciendo ya su sombra.
Cruzamos una alambrada y de pronto nos vimos sorprendidos con una vaguada oculta que cortaba el ascenso. Según el mapa que veo ahora, ya que no llevábamos de esa zona, por ella bajaba el arroyo Valdefrancos. Si seguíamos de frente perdíamos varios metros, y si subíamos hasta su comienzo se nos cerraba por bosque y maleza. Decidimos arriesgar a esto último y sin perder altura nos fuimos metiendo por senderos de ganado que de vez en cuando se nos cerraban. Así entramos en un pequeño bosque de hayas entre el cual nos encontramos tres caballos y un potro.
Abandonamos el mismo a los pocos minutos y comenzamos a subir más directamente entrando ahora entre matorral que nos cerraba el paso de nuevo. Mientras Álvaro y Mª Jesús iban por un sendero, yo me desvié por otro que parecía más abierto. Estaban pisados por el ganado y en muchos lugares se cerraban con espinos o escobas que había que sortear, pero poco a poco fuimos ganando altura. Desde un determinado punto les indiqué, ya por encima, que se dirigiesen hacia donde estaba yo viendo que hacia arriba se abría por aquella parte. Cogimos un sendero transversal hacia el Este encontrando un solitario árbol cerca del que Álvaro encontró una oxidada navaja. En el prado de la parte baja distinguíamos a Nati tumbada en la hierba.
Pocos minutos después nos situábamos en el extremo oriental de la sierra aquella dando vista un pueblo cuyo nombre no acertamos a saber en esos momentos. Ahora viendo el mapa veo que se trataba de Pontedo. Valle adelante seguía la carretera hacia Canseco, oculto en el mismo, y por encima de todo ello las cumbres del Canales, Morala, Faro y Huevo de Vegarada entre otras. Eran las 14:50 horas.
Emprendimos el cresteo desde allí mismo divisando en pocos minutos Villanueva de Pontedo en la carretera que sube a Piedrafita. Alcanzamos lo alto de unas peñonas decidiendo parar a tomar un tentempié. Al fondo de la sierra, a unos 4 Km bien a gusto, divisamos la cumbre del pico Currillines o Currillos, o Peña de los Bueyes, o Currilliles, con todos esos nombres se la conoce. En su misma línea, al norte, se elevaba el Brañacaballo, al que ascendimos en enero desde Piedrafita la Mediana. Entre medias quedaban numerosos collados que había que subir y bajar, sin mucho desnivel, pero que se iría acumulando. Decidimos intentarlo aún así. Yo me encontraba en plena forma en esos momentos, aunque no sabía lo que me esperaba más adelante.
Descendimos unos metros hasta el primer colladín de pradera tras el cual, por la ladera norte, se extendía un gran y verde hayedo. Rodeamos otra zona rocosa donde una enorme roca se sostenía en equilibrio sobre una base también elevada. Tras este paso comenzamos ver el valle de Villamanín con parte de esta población. La carretera que une Cármenes y éste y que pasa por la Collada de Cármenes nos separaba de las laderas de cumbres como la del Machamedio y Fontún, que teníamos allí cercanos. El calor no era realmente excesivo, pero se hacía notar a pesar de las nubes que venían del Noroeste y que tapaban el cielo a su paso.
Poco a poco fui notando el cansancio y la razón no era otra que la falta de agua al olvidarnos cargar las cantimploras antes de salir del pueblo. Yo llevaba media cantimplora de un litro y una cerveza con limón para la comida. El resto no llevaba mucho más. Racionaba la primera y eso me comenzó a afectar en las fuerzas. Poco a poco fuimos avanzando y ya pasamos el ecuador de la cresta, por lo que ahora ya merecía la pena seguir. En algunos puntos teníamos que trepar o destrepar por roca en pequeños tramos que formaban cumbres sin nombre alguno en el mapa, que repito veo ahora. Tampoco encontramos señal alguna en las mismas.
Álvaro se había ido adelantando y le vimos acompañado de un pastor que iba con un rebaño de ovejas y algunos perros. Nos reunimos con él y charlamos unos minutos antes de retomar la marcha por la sierra. Pasamos poco después el último collado antes de emprender la subida al pico La Carba, con 1927 metros de altitud y anterior a Los Currillines. Sin llegar a la cima del mismo bordeamos por la cara norte mientras ya veíamos a Álvaro en la cima al lado de la cruz. Una última trepada por roca sin dificultad alguna nos llevó a Mª Jesús y a mí a la cumbre cuando eran las 17:45 horas.
En la cumbre teníamos la cruz con buzón encaramados en el escaso espacio de la misma. La vista era amplia en redondo contemplándose numerosas cumbres y valles como el cercano de Arbás. También cercano teníamos el Brañacaballo, ascendido por última vez a comienzos de esta año y desde el cual ya ha pasado en dos ocasiones a esta cima de los Currillines. La altitud de esta cima en la que nos encontrábamos es de 1942 metros contemplando desde ella Villamanín aunque no Cármenes, al que ocultaba La Carba.
No se puede describir el placer con que me tomé la cerveza acompañada por el bocata, que como recuerdo, no habíamos comido nada más que el tentempié en la primeras rocas. Mientras, veíamos como por el Noroeste se acercaban negros nubarrones que ya cubrían varias cimas no muy lejanas como las de Las Tres Marías.
Una hora estuvimos allí antes de comenzar a descender siguiendo el mismo sendero hasta dejar atrás las rocas de la cima. Luego nos desviamos de la cresta para comenzar a bajar más hacia el sur con intención de terminar en la Collada de Cármenes desde la cual, si alguien caritativo me bajaba en coche hasta Cármenes, nos evitábamos los 4 Km. hasta él. Pues bien, al final incluso variamos también esa opción y decidimos meternos en un estrecho valle al fondo del cual habíamos visto otro pueblo cuyo nombre desconocíamos y que resultó ser Barrio de la Tercia.
Bajamos un tramo empinado y pasamos una collada en la que vimos algunos caballos antes de meternos de lleno en este valle también de fuerte inclinación. No tardando vi una sombra pasar por delante de nosotros y al poco aparecer un rebeco que cruzaba la vaguada para encaramarse por la ladera de la derecha. Siguiendo senderos medio marcados fuimos perdiendo altura por aquel valle del arroyo de Barrio con algunas grandes paredes a ambos lados del mismo. Zigzagueamos por él entre matojos bajos y piedras hasta encontrarnos con una manada de caballos que se asustaron cuando pasamos a su lado. En la parte baja vimos enseguida una nave cercana a un camino al que nos dirigimos. Pasamos antes un arroyo y una alambrada y llegamos a esta pista a las 19:50 horas.
De esta nave ganadera salió ladrando una mastina detrás de la cual apareció una pequeña cría que se nos acercaba sin miedo. Ya por camino continuamos bajando más suavemente a la izquierda del arroyo que no tardamos en atravesar en un lugar donde se ocultaba bajo el firme. En otro prado había una vaca también con una cría que apenas se tenía aún en pie.
A las 20:10 horas entrábamos en el pueblo con la única obsesión de encontrar la fuente y secarla. Así lo hicimos, o casi, al llegar a ella mientras comprobamos como las nubes ya casi cubrían la cima de Los Currillines. No sabíamos aún dónde estábamos y retomamos la marcha por las calles hasta salir a una carretera general en la que unos jóvenes nos sacaron de la duda. Nos quedaban ahora 4,5 Km hasta Cármenes, dos de ellos de subida. Nos pusimos en marcha sin más saliendo poco después a la que realmente era la carretera principal y comenzando a subir por la misma. Veíamos cómo bajaban numerosos coches pero no subía ni uno. El primero que lo hizo no paró al echarle el alto, pero el segundo sí. Eran dos jóvenes y un niño asturianos que iban hacia Piedrafita donde tenían ganado. Sin problema alguno se ofreció incluso a llevarnos a todos, aunque le dijimos que con solo que me llevase a mí era suficiente. En un pis pas me dejaron en Cármenes agradeciéndoles de verdad el gran favor.
Me encaminé al coche mientras llamaba a Nati para recogerla. Sin más emprendimos la subida hacia la Collada de Cármenes viendo cómo las nieblas ya cubrían parte del cresteo que habíamos hecho y la cima del pico. Los contraluces que formaban con el sol eran también de postal.
Recogimos a Álvaro y Mª Jesús y bajamos hasta el pueblo de Fontún donde nos detuvimos a tomar un refrigerio en el bar de la carretera. Desde la terraza del mismo veíamos el Fontún y cómo las nubes se cerraban en su parte alta hasta hacerlo desaparecer. Pensamos en la suerte que habíamos tenido el día antes que ni siquiera la niebla había bajado por la tarde.
A las 21:20 horas retomábamos el regreso a la capital saliendo en Villamanín a la N- 630 por la que sin novedades llegamos a las 22:00 horas. Me dirigí primero a dejar a Álvaro en Villaobispo para seguidamente hacer lo mismo con Nati en el centro. Por último quedaba Mª Jesús a la que dejé en casa antes de terminar yo en la mía a las 22:35 horas.
Sin duda resultó un fin de semana realmente satisfactorio en todos los sentidos. No solo nos acompañó el tiempo, si no que fue de lo más completito en el aspecto montañero y de compañerismo. Apropiándome de una expresión que bien dijo en su día Mª Jesús, hay que ir no solo a hacer montañismo, si no “montañerismo”.