lunes, 22 de abril de 2013

MUSTALLAR (Burbia) 21-04-13

 


5ª TRAVESÍA POR LOS “VALLES DE BURBIA” - 3ª TRAVESÍA A LOS “LAGOS DE BURBIA” - 3ª ASCENSIÓN AL “MUSTALLAR”.

21-04-13         (Domingo)

El tiempo nos ha dado un respiro por fin dejándonos hacer lo programado en el calendario, incluso más, ya que ascendimos al pico Mustallar. El día casi primaveral nos permitió hacer una bonita ruta circular por los dos valles principales de Burbia, en los Ancares Leoneses, ascendiendo a dicha cumbre emplazada entre ambos.
A las 7:30 horas nos reunimos en Guzmán los 11 participantes de la marcha. Un mala comunicación nos obligó a añadir otro coche a última hora al aparecer otro componente no apuntado. En los vehículos de José Luis, Tiquio y el mío se repartieron también: Cundi, Nati, Mª Jesús, Antonio, Carmen, Piedad, Álvaro y Camino.
Por la carretera nacional llegamos a Astorga donde nos incorporamos a la autovía. Por ella avanzamos hasta la salida de Toreno, la cual yo me pasé por un despiste. Llegamos entonces a la siguiente salida dirigiéndonos a Congosto. Pues bien, para no dar la vuelta, nos metimos en una carretera que une éste con Santa Marina del Sil y en la cual un cartel la marcaba como cortada. Un vecino del pueblo nos comentó que sí se podía pasar, aunque despacio y con cuidado. La misma transcurre al lado del pantano de Barcena y del río Sil y pudimos ver algunos desprendimientos que evitamos sin mayor problema. Lo que sí mereció la pena fue el bonito paisaje del que disfrutamos en este cañón.
Seis kilómetros después llegamos a Santa Marina dónde ya cogimos la carretera buena hacia Toreno. También en éste tuvimos otra incidencia al no estar señalizada la salida a Vega de Espinareda y metiéndonos en la autovía a Ponferrada otro tramo antes de poder dar la vuelta. Ya en Vega de Espinareda nos reunimos con el resto de compañeros, que tampoco hacía mucho que habían llegado.
Nos tomamos un café en un bar de dicha localidad antes de emprender el último tramo a Burbia. Por la estrecha y serpenteante carretera recorrimos estos kilómetros hasta llegar a este pueblo a las 10:30 horas. Tras cargar agua en una fuente y quedar Cundi allí, nos metimos con los coches por el camino hacia el vértice de la “V” de los dos valles. Con mucho cuidado avanzamos por él hasta este punto de bifurcación en el que aparcamos los tres coches en el mínimo espacio que teníamos. Nos sacamos una foto de grupo allí mismo y cuando eran las 11:15 horas comenzamos la ruta hacia el valle de la izquierda llamado Villouso.
El cielo despejado y la buena temperatura era un aliciente para la marcha. Dejamos atrás una finca con una casa en medio y nos situamos a la vera del río Burbia que baja por el valle derecho. Un puente sobre el mismo nos dio paso a la margen izquierda donde se emplaza un merendero cerca de una antigua caseta eléctrica, el Rexistro. En dicho lugar hemos acampado alguna vez hace varios años. El ancho camino se va metiendo de lleno en el valle de Villouso con el arroyo del mismo nombre a nuestra izquierda. Al fondo ya vemos algunas cumbres nevadas, aunque no la del Mustallar.
Entre piornos vamos subiendo dejando a nuestra izquierda una bifurcación con una señal que ponía “Morteira” mientras otra señalaba “Los Lagos” de frente. Enseguida nos metimos en el bosque aún pelado dejando atrás otra caseta de piedra y un indicador hacia el río que ponía “Fuente”. No tardando cruzamos una cancilla abierta llegando a otro desvío con la marca “Pozón”. Hacia éste se habían metido algunos compañeros y les seguimos bajando algunos metros hasta el curso del río. En él pudimos ver un bonito salto entre vegetación y roca con el que nos sacamos unas fotos.
Remontamos de nuevo la cuesta hasta el camino principal en el que encontramos algunos acebos de gran verdor y otros troncos cargados de musgo. De las laderas de la margen contraria se desprendían grandes pedreros hacia el cauce.
A las 12:30 horas llegábamos a otro puente estrecho y de troncos en el que terminaba el camino ancho. Al otro lado vimos un árbol con curiosas raíces de color rojo intenso que salían de la tierra. El arroyo se precipitaba en un tramo de rápidos dónde cogía velocidad. Nos fuimos metiendo en una zona de espesa vegetación en la que el sendero se empinaba y no tardamos en toparnos con los primeros neveros. Era la zona denominada como Teixeidal, por la gran cantidad de tejos que crecían en ella. El paso sobre el siguiente arroyo lo hicimos por un par de troncos colocados a modo de puente precario.
El sendero volvía a remontar otro tramo de fuerte inclinación y cubierto de grandes piedras entre las que bajaba más agua. Unos hitos de piedra nos iban guiando desde que entramos en el mismo, ya que en algunos lugares podía dar lugar a equivocaciones. Cruzamos luego una explanada de pradera desde la que vimos el valle hacia atrás.
De nuevo entre vegetación seguimos subiendo y cruzando más arroyos, uno de ellos por otro puente de troncos un poco mejor hecho. Así salimos a cielo abierto en el paraje de la cabaña de Acebalín, un refugio de piedra y pizarra con chimenea, un camastro, litera y varias estanterías con conservas y demás. Eran las 13:30 horas.
Sin detenernos mucho retomamos la marcha cruzando otro arroyo por unos nuevos troncos sobre el mismo encontrándonos que la nieve ya cubría todo el terreno. Comenzamos entonces a subir una fuerte pendiente entre algunas escobas. En ella nos encontramos un par de calcetines en medio del blanco manto. Ya antes habíamos visto algunas prendas más atadas a algunas ramas de los árboles. Misterio. Echando la vista un poco atrás y al Norte vimos una gran cascada que se precipitaba desde lo alto de unos riscos por debajo del Mustallar. En este tramo nos cruzamos con un joven y unos niños.
A las 14:20 horas llegamos nosotros a los lagos de Burbia o Villouso, 1540 m, un rato después que algunos compañeros. Frente a nosotros se alzaba la cumbre del Cuerno Maldito al que ascendimos el pasado año desde Porcarizas, en el valle contiguo. Apunto aquí que en alguna de las anteriores descripciones de las ascensiones al Mustallar he dado ese nombre a otra cima más al Sudeste situada encima del valle por el que subíamos, lo cual no es correcto.
En unas peñas a la vera del lago nos acomodamos para tomar un tentempié antes de acometer la subida a la cumbre, para la cual aún restaban unos 400 metros de desnivel. Algo menos de media hora estuvimos allí antes de retomar la marcha. Hasta la cumbre hay un sendero bien marcado, pero la nieve impedía seguirlo. No lo cubría todo, pero sí la mayor parte del terreno.
Fuimos cogiendo altura sobre el circo teniendo una vista cada vez más amplia. No tardamos en ver algunos rebecos a poca distancia de nosotros encaramados en las rocas. Nos dirigíamos hacia el pico Los Lagos, cumbre situada entre el Cuerno Maldito y el Mustallar. Por detrás quedamos José Luis y yo mientras el resto abría camino por encima. José no iba en buena forma ni se encontraba bien ya desde el principio y llegamos a un punto en el que decidió que no seguía. Nos quedaba aún mucho trecho para la cumbre y decidí quedar con él yo también; no me parecía sensato dejarle bajar solo según estaba.
Se lo comentamos al resto y al final Tiquio y Piedad dieron la vuelta también poco convencidos de llegar. Viendo que ya no quedaba solo, rectifiqué la decisión y me encaminé al encuentro con el resto. Cruzamos varias zonas cubiertas de nieve blanda que nos ralentizaron mucho la marcha antes de alcanzar la cresta a las 15:45 horas. Por detrás quedaba ya la cumbre del pico Los Lagos al que decidimos no subir dado la hora que era. Por el límite provincial con Lugo nos encaminamos hacia la cima aún lejana. No tardamos en llegar a un picacho intermedio que nos puso en otro aprieto. El sendero lo salva por el Norte, en cuya ladera nos encontramos ahora con nieve totalmente helada. Quisimos cruzarlo por la parte alta, pero tras subir Álvaro hasta dicha cota, vio imposible el descenso por el otro lado. Mientras tanto, Antonio y Carmen intentaban cruzar el nevero a golpe de puntera, de lo cual desistieron por el alto riesgo de precipitarse por él abajo. Al final no nos quedó más remedio que perder unos cuantos metros de altura hasta que la nieve se suavizó y pudimos cruzarlo, no sin precaución. Nos tocaba ahora remontar de nuevo ese desnivel casi “a saco”. Así enlazamos arriba con el sendero marcado y alcanzamos la cresta de nuevo. La cumbre aún estaba a unos cuantos metros, pero ya sin apenas desnivel y con terreno practicable en el que vimos algunas flores.
Ya eran las 16:35 horas cuando por fin alcanzamos la cima del pico Mustallar con sus 1924 metros de altitud. En la misma hay un gran hito de piedras y un buzón metálico en el que luego dejamos nuestra tarjeta. Nos sacamos unas fotos de grupo acompañados por un perrito que había quedado allí. Poco antes habíamos visto bajar un grupo hacia el Norte.
El viento de esa parte nos hizo abrigar y para comer bajamos unos metros al resguardo de las rocas. El paisaje era amplio con numerosas cumbres de Los Ancares y otras más lejanas. Hacia el Este corría la sierra con los picos Peña Longa, Cuiña o Dos Hermanitos así como el Miravalles tras el invisible Puerto de Ancares. Hacia el Oeste: Los Lagos, Cuerno Maldito, Las Charcas, Los Penedos, Tres Obispos y Peña Rubia entre otros. Al Norte bajaban los valles lucenses hacia Piornedo y al Sur los leoneses hacia Burbia, el de Villouso, por el que habíamos subido, y La Grandela, por el que luego bajaríamos. Comprobamos como la nieve ya solo se mantiene en las zonas altas habiéndose quitado mucha con las temperaturas primaverales de los últimos días.
A las 17:40 horas emprendimos el descenso hacia la collada del Norte siguiendo una línea de alambrada que evita que el ganado se precipite hacia los cortados del valle. En el collado veíamos unas cornisas de nieve que no nos gustaban nada. Tras descender hasta él, hubo que remontar de nuevo unos metros para buscar un paso seguro fuera de esas terrazas que podían desprenderse en cualquier momento. Ya metidos en la vaguada cruzamos algunos neveros más y otras zonas de grandes escobas. En un determinado punto hubo que echar la mano para pasar una franja rocosa y resbaladiza. Tras dejar este paso atrás llegamos a otros neveros de fuerte pendiente y con gran longitud que terminaban en el fondo. Comprobamos que la nieve estaba ideal para hacer “culoskí” y no lo dudamos. Mª Jesús, Álvaro y yo nos lanzamos con el plástico ladera abajo disfrutando como niños. Nos quedó tan buen sabor de boca que no dudamos en remontar un tramo para volver a lanzarnos de nuevo.
La falta de tiempo nos impidió hacer alguna tirada más y retomamos la marcha valle abajo cruzando en medio de una zona en la que la nieve tenía un firme irregular por las avalanchas que habían caído desde arriba. Poco después salimos de ella hacia unos pedreros que cruzamos hasta llegar a los restos de un antiguo poblado de viviendas de piedra circulares en su mayoría y casi todas derruidas. De allí mismo salía una ruta marcada hacia el pico Cuiña. Eran las 18:50 horas.
Desde este lugar el sendero se hacía más evidente y se internaba en la arboleda. De vez en cuando encontrábamos unas marcas de pintura roja en diferentes puntos del mismo. Dejamos atrás algunos troncos de gran grosor y otros deformados por algún rayo u otro fenómeno natural. Cruzamos luego un arroyo por las piedras tras el cual el camino se ensanchaba visiblemente. Por él fuimos bajando viendo numerosos troncos cubiertos de verde musgo alineados a la margen derecha. Cruzamos más tarde otro puente de troncos sobre un arroyo lateral y dejamos atrás una casa en medio de un prado, el Carqueixal. En un camino a la izquierda vimos un indicador hacia la zona de “Las Murias.”
Otra nueva caseta de piedras se emplazaba a la derecha, la de Prao Das Fontes, y no tardando cruzamos otro regato, esta vez por las piedras. Hacia la izquierda salía un ramal con una señal a la “Fuente Chaugazosa”. En las laderas superiores se veían gran cantidad de pedreros, algunos llegaban hasta el mismo camino. Poco a poco nos fuimos aproximando a la confluencia de valles. Las altas escobas escoltaban ahora este tramo del camino.
A las 20:30 horas llegábamos al punto de bifurcación de los dos caminos en el que tenía la furgoneta aparcada. Allí encontramos a Nati y a Camino, lo cual suponía un pequeño problema al ser seis personas para un coche y el camino que teníamos tan irregular. Estaban esperando por Cundi, a la que no habían visto pasar hacia abajo. Llamamos a los compañeros que estaban en el pueblo y nos confirmaron que ya estaba con ellos allí. Al final Álvaro y Mª Jesús decidieron volver andando, o más bien corriendo, ya que se pusieron a trotar delante de la furgoneta sin más.
Antes del pueblo pueden verse unos castaños de grosor descomunal que fotografié de pasada. Ya en el centro de Burbia nos hemos cambiado entrando luego al bar a tomar un refrigerio y hacer las cuentas. No voy a dar nombres, pero había alguien mosqueado por la tardanza, cuando se sabe de sobra que nunca ponemos hora de finalización.
A las 21:30 horas emprendíamos el regreso a León. Por la estrecha carretera llegamos a Vega de Espinareda para salir hacia Toreno después. Aquí decidimos tomar la autovía a Ponferrada, que aunque da más rodeo, es más rápida. Sin novedades realizamos el trayecto de vuelta hasta Astorga donde abandonamos la autovía hacia la nacional. A la media noche llegábamos a Guzmán tras esta larga y completa jornada de montaña.























lunes, 8 de abril de 2013

PEÑA HOGUERA (Maraña) 07-04-13

 


1ª ASCENSIÓN A “PEÑA HOGUERA”. (Desde Maraña).

07-04-13               (Domingo)

De nuevo hemos modificado los planes previstos para hoy dentro del calendario por la mala climatología que seguimos sufriendo. En el mismo estaba programada la ascensión al pico Vistruey, entre Palencia y Cantabria, una cumbre de dureza considerable debido al desnivel y la distancia a recorrer. Como ya hicimos anteriormente, hemos ascendido una de las cumbres programadas para hace unas semanas, Peña Hoguera, en Maraña.
En Guzmán nos reunimos los 7 participantes en la misma: Mª Jesús, José Luis, Nati, Carmen, Álvaro, Alex y yo. Salimos en mi coche y el de Alex por la autovía hacia Puente Villarente donde cogimos la carretera a Boñar. Desde allí cruzamos a la de Riaño, localidad en la que paramos unos minutos a tomar un café.
A las 10:30 horas llegábamos a Maraña, 1244 m, en cuya plaza aparcamos. Teníamos los Mampodres que se elevaban al Sur y la Peña Hoguera emergía al Noroeste. Mientras nos preparamos para la ruta, Nati sufrió una caída al patinar en el hielo que cubría el asfalto. Por suerte no fue a más el golpe que se dio en la cabeza.
Cargamos agua en una curiosa fuente con forma de cabeza de vaca y a las 10:53 horas emprendíamos la marcha por la carretera que cruza el pueblo hacia el Oeste hasta dejar éste atrás. Abandonamos la misma hacia unos prados para atajar a un camino por debajo de la peña al que enseguida nos incorporamos. La nieve lo cubría todo y por él fuimos avanzando abriendo huella y rodeando Peña Hoguera por el Oeste.
El cielo se mantenía nublado y amenazante. En algunos tramos nos salimos del camino, aunque no aguantábamos mucho más. Incluso decidimos que era mejor seguirlo aunque hubiese nieve. Álvaro y José Luis se echaron hacia la roca en la que se veían algunas canales que a mí no me convencían. Al final solo José Luis se decidió a meterse en ellas mientras el resto seguíamos por el camino hacia la cara Norte por la que se accede a dicha cumbre. La cara Sur era un gran paredón inaccesible a pie.
Ya en la cara Norte abandonamos el camino hacia la misma ladera que se suavizaba visiblemente, aunque con bastante pendiente aún. Un bosque cubría casi toda esta ladera y decidimos pegarnos a la roca para subir por allí. La nieve estaba helada en algunos trozos y teníamos que tener cuidado para no patinar. Comenzamos a trepar por la roca en la que también tuvimos algunos resbalones. Hubo que bajar unos metros al encontrar inaccesible un paso y remontarlo por otra zona.
Poco a poco fuimos ganando altitud y nos encontramos con José Luis, que había subido por la otra cara. Más arriba llegamos a un collado que tuvimos que bajar cruzando entre arboleda antes de volver a remontarlo. La roca abundaba en el terreno y la nieve la hacía especialmente resbaladiza. Precisamente por ese motivo patiné y me di un golpe seco en el pecho que casi me rompe las costillas. Me dejó sin respiración un momento. Por suerte se me ha ido quitando la molestia, aunque no del todo.
Poco antes de las 13:00 horas alcanzábamos lo que creíamos era la cumbre, y de hecho allí dejamos una tarjeta entre un hito de rocas que montamos y nos sacamos unas fotos de grupo. A mi no me terminaba de convencer del todo al ver más al Oeste otras rocas más altas, si bien el mapa no era muy específico. Estando en esta cumbre vimos acercarse un grupo de corzos, aunque una mastina que nos acompañaba desde el pueblo los espantó.
Tras un rato en esta cumbre, y mientras comenzaba a escaparse la nieve, emprendimos la marcha hacia otro collado al Oeste desde dónde se podía bajar por el bosque. Al final los que iban delante dejaron atrás este paso y se encaminaron hacia los picachos siguientes. Nos metimos de nuevo en una canal en cuya parte alta se nos complicó un poco el paso por la fuerte pendiente y la gran capa de nieve blanda que la cubría.
Llegamos así a un collado entre los dos peñascos. Algunos subieron al de la derecha comprobando que el más alto era el contrario. Nos encaminamos hacia él subiendo otra pala de nieve y trepando un paso antes de alcanzar la verdadera cima de Peña Hoguera, 1511 m, a las 14:00 horas. De nuevo nos hicimos otra foto de grupo y dejamos una tarjeta entre otro montón de rocas que colocamos a modo de buzón. La visibilidad se había reducido considerablemente y la niebla ocultaba la mayoría de las cumbres que antes veíamos.
No nos entretuvimos mucho allí y emprendimos el descenso hacia el collado anterior para rodear la otra cima por su cara Suroeste en la que vimos una pequeña cueva. Dejamos atrás los picachos y nos metimos en el alto de la loma cubierta por el blanco manto entre el cual vimos numerosas flores amarillas. Desde allí se veía la carretera que baja del puerto de Tarna y a su vera un grupo de caseríos.
Aprovechando que había parado de nevar un poco nos acomodamos a comer a la “sombra” de un arbusto. Allí estuvimos una media hora antes de proseguir la ruta por la parte alta de la sierra. Bajamos luego por un bosque hacia un collado decidiendo luego subir a otra pequeña cima con una amplia vista de Maraña al Sur. En esos momentos se abrían algunos claros por los que se colaba el sol. Tras unos minutos en aquel alto retomamos la marcha desandando unos metros y encontrándonos con una sima medio oculta por la nieve, lo cual supone un verdadero peligro en las rutas.
Comenzamos a bajar por una fuerte pendiente de nieve blanda por la que comenzaron a rodar algunas bolas que se agrandaban con la velocidad. Pues bien, algunos aprovechamos una de ellas para hacer el cuerpo de un muñeco que luego fuimos perfeccionando con la cabeza y detalles en la misma. Quedó original.
Retomamos la bajada hacia un camino que veíamos en la parte baja de la vaguada y al que no tardamos nos incorporamos tras cruzar un riachuelo. Por el mismo descendimos suavemente bajo las peñas en las que habíamos estado hasta que llegamos al punto en el que por la mañana lo habíamos abandonado hacia la ladera. Allí cruzamos otro pequeño arroyo antes de incorporarnos al mismo. Comprobamos como, a pesar de quedar mucha nueve aún, se había deshecho considerablemente la capa.
El sol seguía brillando a ratos entre los nubarrones y nos colocamos las gafas para protegernos. Así llegamos al lugar donde lo habíamos cogido y de nuevo nos echamos a los prados para atajar por ellos saliendo a la carretera poco antes de las casas de Maraña. A las 17:45 horas entrábamos en el pueblo dirigiéndonos hacia la plaza en la que teníamos los coches. En el bar estaba Nati con Alex y Carmen, que se habían adelantado. Por allí vimos varios mastines con algunos bonitos cachorros.
Tras cambiarnos y ponernos cómodos entramos al mismo para tomar un refrigerio y hacer las cuentas de la salida antes de ponernos de regreso a León a las 18:15 horas. En el primer trayecto hasta la carretera general nos encontramos con algunos caballos en medio de ella lamiendo la sal para la nieve. También vimos numerosos corzos en las laderas cercanas. Ya camino de Riaño se echó a llover copiosamente cerrándose el paisaje de forma brusca. Con este panorama circulamos varios kilómetros antes de que cesara un poco, aunque el sol apenas lo vimos.
A las 20:00 horas llegábamos a la capital tras 125 Km. recorridos desde Maraña. Con ello cerramos otra de las salidas pendientes, pero seguimos dejando otras por detrás.