lunes, 24 de junio de 2013

NOCTURNA: SUSPIRÓN Y PANDO (Barrio de la Puente) - 22/23-06-13

 


XXIV TRAVESÍA NOCTURNA.
2ª ASCENSIÓN AL “SUSPIRÓN” Y 1ª ASCENSIÓN AL “PANDO”. (Desde Barrio de la Puente).
22/23-06-13

Recién estrenado este verano del 2013 hemos realizado la primera salida nocturna del año. Tan solo dos participantes hemos ido a la misma, pero no por dejó de resultar un éxito. Estudiando qué cumbre sencilla podíamos ascender, vi que el Suspirón cumplía este requisito, ya que un camino llega casi hasta su parte más alta. Hace unos años ya lo había ascendido en un Belén de Cumbres con un tiempo casi primaveral en pleno diciembre.

SÁBADO 22

A las 20:00 horas llegó Álvaro a mi casa desde dónde salimos poco después en mi furgoneta por la carretera de La Magdalena. El cielo se mantenía despejado y de momento esa era la previsión. A mí me preocupaba la niebla que pudiera meterse, y por ello llevaba una ruta alternativa en La Urz.

Desde La Magdalena nos metimos hacia Omaña y al llegar a Aguasmestas nos desviamos hacia el Valle Gordo. Mientras atardecía avanzamos hacia Barrio de la Puente, 1200 m, al que llegamos cuando eran las 21:35 horas. Aparcamos la furgoneta tras pasar un puente de piedra por el que poco más adelante salía el camino hacia la cima. Nos metimos por éste unos metros para comprobar que era realmente el correcto dejando el cementerio en un ramal de la derecha. La luna llena comenzaba a aparecer por el Este.

Regresamos al centro del pueblo por el que estuvimos paseando y comprobando la existencia de tres iglesias o ermitas. La iglesia mayor tenía un curioso campanario con una estructura de madera en la que se encastraba un reloj. Parecía el típico de las películas del Oeste. Seguimos el paseo por las diferentes calles hasta que casi anocheció del todo y entonces nos acomodamos en un resalte de una vivienda a cenar. Había refrescado bastante y allí se estaba abrigado. Estando en ello vimos pasar un erizo corriendo y meterse en el patio de otra casa. Al poco salió de nuevo para seguir su carrera hacia los prados.

DOMINGO 23

El bar del pueblo se convierte en una especie de pub por la noche y entramos a tomar un batido caliente para templarnos un poco, no había café a esas horas. Acababa de abrir y aún no había casi nadie. Después nos encaminamos a la furgoneta para prepararnos para la ruta. Varios gatos andaban rondando por allí y se metían incluso en la furgoneta.

A las 00:20 horas emprendimos la marcha por el camino en el que ya comenzamos a encontrar tramos encharcados que tuvimos que sortear. Poco a poco comenzamos a subir por él entre praderías hasta meternos entre El Sierro y el Cueto del Pinto. Por la ladera del primero subía el camino que más adelante era cruzado por el arroyo del Rumián. La luna llena nos iluminaba como si fuese de día aunque tras cruzar este pequeño cauce nos metimos a la “sombra” del Cueto del Pinto.

Así fuimos cogiendo altura sobre el arroyo que bajaba por la derecha nuestra. Aunque estaba fresco, la cuesta que subíamos nos hacía sudar. La arboleda también abundaba por aquel paraje así como las laderas cargadas de brezo y escobas de gran colorido. Entre las mismas se veían tubos plásticos de una plantación. En medio del camino nos encontramos con algunos caballos que se echaron a la ladera al sentirnos. El camino describió algunas curvas mientras ganaba altura. No tardando comenzamos a ver las luces de algunos pueblos alejados del valle de Omaña. Llegamos a un punto en el que el ancho camino se bifurcaba en dos ramales y nos hizo dudar un momento. No tardando descubrimos cual era el principal al verse más marcado.

Sin darnos cuenta cambiamos de valle y pasamos a otro más al Este. Otro arroyo bajaba ahora por nuestra izquierda, el de la Rairisa. En un momento determinado vimos un reflejo bajo las laderas del fondo del valle. Por el emplazamiento supusimos que podía ser la cabaña de La Mortera por la que teníamos que pasar. La luz de la luna llegaba a molestar en algunos momentos por su fuerte reflejo cuando nos daba de frente.

Llegamos así a una curva cerrada de la que salía otro camino menos marcado hacia la cabaña. A escasos 50 metros vimos este refugio de piedra con un bidón de plástico a modo de depósito de agua sobre una estructura metálica a su lado. Eran las 2:20 horas cuando llegamos allí.

El interior estaba bastante completo con armarios, vajillas, algunos alimentos, mesa, sillas, estufa de leña, camastros de litera, etc. En uno de los cajones encontramos algunos cuadernos en los que los visitantes habían ido dejando algunos comentarios y no fuimos nosotros menos. La altitud allí es de 1700 metros, restándonos tan solo 129 metros de desnivel a la cima.

En él estuvimos descansando unos 40 minutos antes de retomar la marcha. Cerca del refugio tenía que haber una fuente y dimos con ella tras bajar unos metros antes de salir al camino principal. De una piedra vertical en la que había una placa de pizarra grabada con una leyenda salían dos chorros de agua fresca hacia un pilón y de ellos bebimos.

De nuevo en marcha ya por el camino se abrió el paisaje hacia el Norte viendo las luces de muchos más pueblos. También vimos las luces de algún vehículo que subía por la carretera del Valle Gordo. La pista pasó por debajo de una cima en la que vimos una gran torreta de antenas bajando luego un poco hasta un collado anterior a la cumbre del Suspirón cuya silueta se recortaba por delante de nosotros. Sin dejar el ancho camino comenzamos a subir estando atentos a algún sendero que pudiese desviarse hacia la cima. Las escobas estaban cargadas de flores amarillas en pleno apogeo. Fue en el punto más alto del mismo donde vimos una especie de hito de piedras en la ladera de la izquierda. Era el lugar mas idóneo para abandonar el camino. Según el mapa estábamos a unos 1770 metros y la cumbre tiene 1826 m. Eran las 3:40 horas.

Nos metimos de lleno a la ladera Norte en la que encontramos matorral bajo y algo quemado así como numerosos pedreros que atravesamos. En algo más de 10 minutos vimos la silueta del hito pocos metros por delante de nosotros alcanzando la cumbre del Suspirón cuando eran las 3:55 horas de la madrugada.

En esta cima de 1826 metros de altitud hay un punto geodésico y un gran monolito de rocas que más bien parecía una choza. Estuvimos buscando algún buzón entre las piedras sin éxito. Hacia el Sur contemplábamos numerosos pueblos y muchas luces intermitentes de los molinos eólicos que inundan la zona. En la lejanía se veían las siluetas de varias cimas. La luz de la luna llena bañaba los valles de esta parte en los que también se veían unos jirones de nieblas en la parte intermedia. Hacia la parte contraria contábamos también una veintena de pueblos y los perfiles de la sierra de La Cañada y algunas cumbres mas alejadas. Al Oeste emergía cercana la cima del Arcos de Agua y Peña Cefera así como el Tambarón y Nevadín.

Nos sacamos unas fotos en la cumbre y yo varias panorámicas en redondo. En un hueco bajo el punto geodésico dejamos nuestra tarjeta de cumbres. La temperatura había bajado y la cazadora no sobraba. A las 5:20 horas vimos como se comenzaba a perfilar la línea del horizonte hacia el Nordeste. A esa hora emprendíamos el descenso por la ladera Oeste hacia el collado de Cabanedo. En 10 minutos salimos al mismo camino de subida continuando la bajada hacia dicho collado con una altitud de 1686 metros. Dejamos atrás un desvío que se metía al valle del Norte y ya en el collado, a las 5:45 horas, abandonamos el que traíamos, que comenzaba su descenso por el valle del Sur hacia Tremor, para seguir nosotros un ancho cortafuegos por la loma del pico el Pando.

La pendiente se acentuaba en esta ladera y bajamos el ritmo. La línea del amanecer se perfilaba cada vez más nítida mientras vimos como la niebla cubría por completo los valles del Sur. En los laterales del cortafuegos había plantaciones de pinos pequeños hasta casi la cumbre.

A las 6:05 horas alcanzamos esta cumbre del pico Pando con 1797 metros de altitud. Los frontales ya no nos hacían falta ya que el amanecer se abría paso. En los valles del Sur la niebla lo cubría todo formando un bello mar de nubes. La luna llena había descendido y se medio ocultaba tras las brumas. Al Nordeste el día clareaba con un tono anaranjado de postal. Poco a poco las lomas tapizadas de matorral florido iban destacando en el paisaje. Desde esta cumbre veíamos Barrio de la Puente y algunos pueblos más.

El frío era intenso corriendo una brisa helada del Norte que calaba hasta las cazadoras. Nos metimos a la abrigada del hito de piedras y comimos un pequeño bocata que llevábamos. A las 6:50 horas apareció el primer rayo de sol por encima de las cumbres del Nordeste. Poco a poco lo fue inundando todo y el colorido de las escobas floridas se acentuó. Entre las piedras dejamos una nueva tarjeta de cumbres y nos sacamos algunas fotos en la cima.

A las 7:25 horas comenzamos a descender hacia el Norte por un pedrero hasta salir a otro cortafuegos que bajaba verticalmente por la loma. Enseguida vimos en la parte baja del valle el pueblo de Torrecillo cuya dirección llevábamos. El Cortafuegos cruzó un camino que ladeaba la ladera y que subía hacia el collado de Cabanedo. Nosotros seguimos por el trazado que llevábamos y que más abajo también se situó horizontalmente hasta que terminó bruscamente. Entonces nos echamos ladera abajo entre la maleza hacia un hito de piedras que veíamos. Al llegar a él comprobamos que servía de base para una antigua antena de televisión. Desde allí continuamos campo a través por praderías y algunas pendiente rocosas que nos metieron a una cerrada vaguada. Algo por debajo vimos una especie de camino al que salimos poco después. Se veía muy descuidado pero se dirigía al pueblo. Siguiendo su trazado nos llevó a las cercanías de un antiguo molino y un depósito situados a la vera de un arroyo.

A las 8:30 horas entrábamos en Torrecillo, 1220 metros, pisando poco después el asfalto. En este pueblo vimos otro molino en mejor estado. A la orilla de la carretera corría una pequeña canaleta por la que bajaba un buen caudal de agua. Atravesamos dicho pueblo para salir por la carretera que poco después salva por un puente el río Vallegordo desembocando en la principal que sube a Fasgar escasos 50 metros más adelante.

Entre praderías de gran verdor y matorral florido caminamos los 2 kilómetros escasos hasta Barrio de la Puente. A las 9:00 horas entrábamos en dicho pueblo en el que ahora vimos sus calles a la luz del día. Dejamos atrás las tres iglesias y ermitas y llegamos a la plaza de la fuente. Atravesamos el puente de piedra y a las 9:15 horas terminábamos la ruta en la furgoneta.

Allí nos cambiamos tranquilamente y poco después emprendíamos el regreso a León. Desde un determinado punto de la carretera de ese mismo valle vimos las dos cumbres ascendidas. Salimos luego a la carretera de Murias de Paredes en Aguasmestas. Con dirección a la Magdalena no vimos ningún bar abierto en los pueblos que pasamos hasta llegar a Canales. Allí nos detuvimos a desayunar un poco antes de ponernos de nuevo en marcha. Sin novedades hicimos el trayecto hasta la capital en la que entramos a las 10:45 horas. Poco después llegábamos a Armunia en donde finalizábamos el viaje y la salida de este fin de semana.

Sin duda alguna resultó una grata experiencia diferente a lo que solemos hacer habitualmente. La luna llena nos proporcionó unos paisajes increíbles y el amanecer no fue menos. Espero también que en las fotos quede reflejado todo ello los más fielmente posible.






















martes, 11 de junio de 2013

NACEDERO DEL RÍO UREDERRA. (Baquedano - Navarra) - 10-06-13

 


1ª TRAVESÍA “NACEDERO DEL RÍO UREDERRA”. (Navarra).

10-06-13          (Lunes)

Dentro de las vacaciones estivales de este año he ido a pasar unos días a Asturias y otros a Logroño con mis hermanas y la familia. Desde esta última capital nos hemos acercado hasta Baquedano, población navarra en la que comienza esta sencilla ruta de media mañana. El Nacedero del Urederra se emplaza en la sierra de Urbasa y la ruta hasta el mismo transcurre por un bonito valle, arbolado en su mayor parte. A la misma hemos ido 5 personas, mi hermana Merce, mi cuñado Fernando, mis sobrinas Yoli y Bea y yo.
Eran ya las 11:10 horas cuando salimos de casa para atravesar poco después el puente sobre el Ebro. La ciudad de Logroño hace límite también con la Comunidad Foral de Navarra donde poco después cogimos la autovía hacia Pamplona. Por ella circulamos hasta salir en Estella para seguir luego por otra carretera secundaria de la que también nos desviamos más tarde hacia Baquedano, 654 m, al que llegamos a las 12:10 horas tras unos 66 Km. recorridos. A la entrada del pueblo hay un gran aparcamiento, de pago económico en determinados días o épocas, en el que dejamos los coches. Ese día no cobraban.
Nos preparamos para la ruta de 10 Km. totales, ida y vuelta, y a las 12:15 horas la comenzamos. Atravesamos el pueblo con numerosas casas típicas montañesas de piedra. Dejamos atrás la gran iglesia y el frontón municipal para salir por un ancho camino que nos metía de lleno en el valle. Por nuestra izquierda y alejado bajaba el río y entre medias vimos varias huertas. Por la derecha subían las verdes laderas en las que vimos poco después un merendero. Echando la vista atrás se podía ver el amplio valle que se iba abriendo. Cruzamos luego una verja para el ganado desde la cual nos internamos de lleno en el bonito bosque donde vimos numerosas plantas de fresas silvestres, algunas con frutos aún muy verdes por la tardía primavera.
El camino trazó una serie de curvas mientras descendía, ya que la ruta describía una especie de vaivén con bajada al comienzo y subida al final. Por la ladera bajaban varios arroyos con buena cantidad de agua y vimos también algún manantial. Poco a poco fuimos viendo como el terreno era invadido por estos regatos creando un firme embarrado y cubierto por el agua. En algunos lugares pudimos salir un poco por fuera, pero en otros había que evitarlos saltando como podíamos. Incluso en algunos cogimos a cuestas a las niñas, y no tan niñas.... No éramos los únicos en hacer dicha ruta, se veían bastantes familias haciendo también lo mismo.
Llegamos de esa forma a una caseta antes de las cuales el camino se encontraba prácticamente abnegado por el agua y barro. Como pudimos, cogimos una especie de atajo entre ramaje que nos evitó mojarnos por completo. El río estaba ahora a pocos metros de nosotros y vimos su caudal exageradamente elevado. En fotos de Internet puede verse como en época de poco caudal el agua calmada está cristalina y con tonos verdosos como las playas caribeñas.
Tras unos metros más por el ancho camino, llegamos a otra valla de madera que cruzamos para seguir ahora un sendero más estrecho entre la arboleda. Comenzábamos a ascender visiblemente y encontramos varios lugares con la senda delimitada por una barandilla de troncos o alambrada. En el paisaje se mezclaba la piedra y la vegetación creando unos bellos rincones. Subimos algunas partes un tanto resbaladizas mientras de continuo nos acercábamos y alejábamos del río. Algunos troncos tenían raíces que se extendían por el terreno a modo de serpientes. Dejamos atrás formaciones rocosas en las que se creaban cavidades abiertas de gran tamaño. Cruzamos luego por un murete de cemento que protegía el sendero del agua que caía por una cascada.
No tardando llegamos a un puente sobre el río cerca del cual se formaban numerosos rápidos y sucesivas cascadas en el cauce. La pendiente desde ese punto se hizo más pronunciada y el terreno resbaladizo. La barandilla protegía la caída hacia el río que se precipitaba bruscamente en dicho tramo. No tardamos en divisar entre el ramaje las cascadas finales de la ruta delante de unos impresionantes riscos. Aún tuvimos que cruzar otro puente sobre el río desde el cual se tiene una vista un tanto espectacular. A escasos 5 metros del mismo el agua se precipita en una gran cascada dando una gran impresión de vacío difícil de describir.
Tras este puente se cruza otro más pequeño bajo el cual corre otro regato formado por el agua de otro salto de gran altura pero poco caudal. Nada más cruzarlo se llega al final de la ruta desde donde se pueden ver las grandes cascadas que van cayendo por los altos riscos de este circo. Eran las 14:00 horas y llevábamos 5 Km recorridos. La altitud allí era de unos 790 m.
Nos acomodamos en uno de los troncos que hay dispuestos para cortar el paso a las zonas altas de la cascada y allí comimos el bocata tranquilamente como lo hacía más personal que llegaba. Yo me decidí luego a subir unos metros por la zona “prohibida” para acercarme hasta las cascadas superiores. Era realmente impactante el caudal de agua que bajaba entre la roca formando rápidos y saltos. Encontré una pequeña cueva por la que también bajaba un regato subterráneo. De regreso a la parte baja nos hicimos una foto todos. Por cierto, que de las dos cámaras que llevaba, de ninguna me han salido bien éstas.
A las 14:40 horas emprendíamos el regreso por el mismo sendero de ida. Volvimos a cruzar el puente y descendimos el tramo más empinado. Ahora, un paso que habíamos subido regular, se nos complicó un poco más, aunque lo pasamos más o menos bien. En el cielo se habían abierto algunos claros por los que se colaba el sol, ya que la subida la habíamos hecho con él nublado.
Siguiendo el mismo sendero pasamos lo más pendiente y nos situamos a la vera del río durante un tramo. En algunos lugares éste se mantenía calmado, aunque en la mayoría del cauce podía comprobarse la fuerza con la que bajaba el gran caudal de agua. Entre la arboleda fuimos perdiendo altura hasta que se suavizó el terreno volviendo a encontrarnos los tramos embarrados. Una vez más los evitamos en la zona de la caseta pasando entre las escobas y saliendo ya al ancho camino. En este punto más bajo de la ruta podíamos estar a unos 600 metros de altura. El sol calentaba bien en los lugares sin sombra y además comenzábamos a subir hacia el pueblo.
El río ya se había alejado y la diferencia de altura con él se incrementaba. Ahora el paisaje tenía un tono totalmente diferente con el sol claro. Beatriz se iba quedando por detrás y la animaba a seguir poco a poco. Cruzamos mas trechos encharcados sorteándolos como mejor pudimos y así llegamos al merendero. Por delante ya veíamos algunas casas de Baquedano.
A las 16:05 horas entrábamos en el pueblo hasta llegar a la plaza en la que había unos lavaderos con un pilón al lado en el que nos limpiamos un poco el calzado. Sin más proseguimos la marcha atravesando el resto del pueblo hasta las afueras en dónde se emplaza el aparcamiento al que llegamos a las 16:20 horas y tras unos 10 Km recorridos. Minutos más tarde nos poníamos en viaje hacia Logroño contemplando de nuevo el macizo de la Sierra de Urbasa alejándose. Esta vez nos incorporamos a la autovía en otro punto y por ella recorrimos el tramo hasta casi el límite con La Rioja que finaliza. Por la carretera nacional hicimos los últimos kilómetros deteniéndonos en un centro comercial a hacer unas compran antes de llegar a casa.
Así finalizamos esta media jornada con una ruta muy sencilla pero nada desmerecedora por su belleza y espectacularidad.