1ª ASCENSIÓN AL “CERRO CUETO” Y AL “CERRO BECERRIL”.
(Palacios de Compludo).
30-01-21 (Sábado)
El crudo invierno se hizo presente en esta segunda ruta del año, ya elegida teniendo en cuenta dicha previsión. La borrasca Justine cruzaba el Noroeste de España este fin de semana dejando fuertes vientos y nieve en las cotas altas de las cumbres montañosas, inclemencias que sufrimos durante el transcurso de la misma. A pesar de ello, disfrutamos de la jornada, que no terminó como mejor deseábamos y que luego se detalla.
Con 5º C salimos Álvaro y yo de Armunia a las 8:40 horas para recoger luego a José Luis. Por la nacional nos dirigimos hacia Astorga donde cogimos la carretera provincial que une dicha localidad con Ponferrada a través del puerto de Foncebadón. Según avanzábamos se iba oscureciendo el cielo sobre el que vimos un bonito arco iris. Pasamos por La Cruz del Ferro, en dicho puerto, e iniciamos el descenso por la vertiente contraria. Ya solo algunos claros se colaban entre los negros nubarrones. En el desvío hacía Palacios de Compludo, en El Acebo, estaban los dos compañeros que completaban el grupo, José Carlos y Alberto. En los dos vehículos iniciamos el fuerte descenso hacia Compludo por donde pasamos camino de nuestro punto de inicio.
A las 10:30 horas, tras 100 Km hechos, llegamos a Palacios de Compludo, (1080 m), aparcando la furgoneta cerca de la iglesia. Ellos lo habían dejado a la entrada del pueblo. Nos preparamos para la ruta en el pórtico de la misma desde cuyo campanario saqué unas fotos de este típico pueblo de construcciones de piedra y pizarra.
A las 11:00 horas iniciamos la marcha por la calle principal de este pueblo en el que nos encontramos con numerosas tallas y figuras de madera y piedra artesanales decorando las casas, calles, etc. Duendes, aves, animales e incluso unas bonitas y diminutas viviendas hechas de piedras se repartían por este entorno idílico sacado de un cuento de hadas. No es el único pueblo en el que hemos visto este tipo de decoración, en muchos de la Maragatería y el Bierzo se pueden contemplar, como el recién visitado Rimor, cerca de Ponferrada.
Abandonamos la población por un camino entre robles que subía hacia el Norte y que no tardando giró al Este. Llevábamos como referencia de la ruta a seguir, cuyo objetivo principal era el Cerro Becerril, un par de track en el GPS que íbamos a combinar para nuestro trayecto. Ya sabíamos que el primer tramo lo podíamos encontrar algo cerrado de maleza, como así fue. Enseguida el camino fue desapareciendo comido por las altas escobas obligándonos a abandonarlo ya que se subía mejor por fuera del mismo. Aún así poco mejor avanzamos por la loma esquivando los arbustos mientras comenzaba a nevar. Rodeamos un pinar y llegamos a un bosque de robles que atravesamos para enlazar con un camino que no tardó en perderse también.
Una hora después de iniciar la marcha, y a una altura de 1391 metros, llegamos al enlace con el cortafuegos que buscábamos. Nevaba con ímpetu en esos momentos cuando iniciamos un corto descenso por el mismo hacia un collado de 1384 metros antes de remontar ya la continua y recta subida por éste entre robles. Se veía que era un cortafuegos bastante antiguo ya que también las escobas y otros arbustos se apoderaban del mismo. A pesar de ello se subía cómodamente por la fuerte pendiente que tenía. El viento ya se comenzaba a notar cada vez más fuerte a la par que ganábamos altura. Llegados a un punto emplazado a 1600 m, el cortafuegos se despejó bastante de dicha maleza y dio un giro al Este para continuar subiendo hacia la cercana cumbre del Cerro Cueto.
A las 12:52 horas, tras 2,500 Km recorridos, alcanzamos esta cumbre de 1617 metros sin señal alguna de cima. El terreno ya estaba cubierto por la nieve que caía, en esos momentos más suavemente. Nos sacamos una foto de grupo, pero no dejamos tarjeta al no haber un lugar específico ni resaltado para ello. Apenas estuvimos unos minutos en ella antes de retomar la marcha descendiendo ahora hacia el siguiente collado, el de Los Chanos, emplazado a 1521 metros de altitud. Desde él se emprende la última y más larga subida hacia la cumbre del Cerro Becerril por el mismo cortafuegos que traíamos.
Aunque sin apenas visibilidad en unos pocos metros, sabíamos por el GPS que por la izquierda, al Este, caía el valle que desciende a Carracedo de Compludo. El valle contrario, al Oeste, era el del arroyo Tegeo que baja a Palacios de Compludo de donde habíamos partido. Ambos como digo, totalmente invisibles por la niebla. El cortafuegos subía por la misma cresta entre ellos con pendiente constante pero tampoco excesivamente empinada. José Luis y yo fuimos quedando por detrás mientras el resto se adelantaba y les perdimos de vista. El frío viento seguía soplando con fuerza por el Oeste y obligaba a abrigarnos contundentemente.
A una altitud de 1856 metros el track que seguíamos se desviaba hacia el Este por otro cortafuegos perpendicular al que traíamos, que continuaba frente a nosotros. De los compañeros no sabíamos nada, si se habían desviado también o habían seguido para adelante. No tardando vimos José Luis y yo el hito del vértice geodésico al que llegamos cuando eran las 14:20 horas y tras 5,300 Km hechos. La cumbre del Becerril tiene dos cotas, y aunque la que habíamos alcanzado nosotros con 1862 m era la que tenía dicho vértice, la mayor con 1872 m se emplaza algo más Oeste. Hablando con Álvaro por teléfono me dijo que ellos estaban allí y que se acercaban donde nosotros. Al Sur de esta cima está Pobladura de la Sierra, pueblo desde el que hace unos años hicimos una ruta pasando por Bouzas, cerca de Compludo y Palacios de Compludo. Leyendo el resumen de aquel día he comprobado que desde este pueblo también subimos a la cresta por caminos y cortafuegos, sin subir al Becerril, y bajando de nuevo a Pobladura de la Sierra, donde llegamos ya anochecido.
Cuando llegaron nos sacamos unas fotos como pudimos. El grupo completo fue imposible ya que no había donde colocar bien la cámara sin que saliese volando o con mal ángulo. Tampoco dejamos tarjeta alguna al no haber lugar para ello y no estaba la cosa como para detenerse mucho. Repito que el viento era fortísimo acompañado por la nieve helada que nos lanzaba y que en la cara parecían auténticas agujas...y no exagero. Retomamos la marcha hacia la cumbre principal, marcada con un monolito de rocas apiladas y una especie de mástil en ella. Ni siquiera me acerqué, ni nos detuvimos, siguiendo la marcha y enlazando con el cortafuegos-pista que transcurre por el alto de la sierra en la que no tardamos en encontrar los molinos eólicos que la cruzan por esta línea cimera. Entre la niebla y a su lado, eran impresionantes. En este tramo tuve que cambiar la cámara de fotos y coger la de agua ya que la lente de la otra se había empañado por completo. La calidad de las fotos no tiene comparación, pero.....
El track giraba a un camino tras un tramo por esa parte alta, aunque antes de llegar a ese desvío vimos otro pendiente cortafuegos que se echaba al valle Norte y que según el GPS se cruzaba con dicho camino más abajo. Atajamos por él bajando bruscamente unos metros hasta enlazar con el mismo en el punto indicado y suavizándose la cuesta visiblemente. El entorno, al igual que el tiempo, era totalmente invernal. Ahora estábamos en un pinar nevado y el mismo camino estaba cubierto por una buena capa blanca. La niebla contribuía a esa impresión e impedía ver paisaje alguno más allá de unos metros.
El camino trazaba zizgzag con tramos muy largos entre giros para facilitar la subida y bajada de vehículos por él. Según perdíamos altura se abría la niebla y el viento disminuía en fuerza. Incluso a ratos paraba de nevar o ésta se convertía en lluvia. Llegó un momento en que comenzamos a distinguir Palacios de Compludo en el fondo del valle. De nuevo quedamos por detrás José Luis y yo llegando al cruce del arroyo Tegeo cerca de un depósito y estanque para recogida de agua. Los pinos fueron remplazados por robles en su mayor parte y otros arbustos más bajos. Algunos árboles salían horizontalmente entre la roca que formaba el talud del camino antes de enderezarse hacia arriba. Tras la “V” que formaba el fondo del valle emergía el Picueto, otra de las cimas destacadas de la zona, más que por su altitud, 1551 metros, por su ubicación casi aislada en el entorno.
Poco a poco nos situamos encima del pueblo y no tardamos en cerrar el lazo casi a la entrada del mismo cuando eran las 16:25 horas. Volvimos a cruzar entre las típicas edificaciones de piedra y las curiosas figuras talladas que escoltaban las calles. Nos encontramos con los compañeros y con ellos terminamos la ruta en la iglesia a las 16:32 horas. El GPS nos marcaba estos datos principales: 12,600 Km hechos y 980 m de desnivel acumulado.
No habíamos comido por falta de un lugar resguardado para ello, así que nos acomodamos en el pórtico de la iglesia para hacerlo cómodamente mientras la lluvia arreciaba fuera. Nos cambiamos también la ropa húmeda y lo recogimos todo a la furgoneta, que había acercado un poco más. Alberto y José Carlos tenían el coche a la entrada y hacia él marcharon.
A las 17:10 horas emprendimos nosotros el regreso por la estrecha carretera hasta llegar a Compludo. En este pueblo tuvimos un despiste al salir por un camino sin asfaltar. Algunos tramos del pueblo, e incluso de la carretera, estaban tan mal y casi sin el asfalto, que era difícil distinguir cual era la principal y cual no. Recibimos la llamada de José Carlos diciéndonos que estaban esperando en El Acebo para despedirnos y allí los encontramos cuando llegamos nosotros minutos después. Desde ese pueblo teníamos la posibilidad de volver por el mismo sitio de ida o por Ponferrada, aunque con bastante más rodeo. Fueron ellos los que nos avisaron de que en el puerto de Foncebadón podíamos encontrar nieve y que fuésemos con cuidado.
Nos despedimos de ambos a las 17:35 horas y cruzamos el pueblo para continuar por la carretera en la que cada vez había más nieve. Yo llevo ruedas de nieve en la furgoneta y además cadenas, por lo que iba más o menos seguro. Con esas ruedas he pasado varias veces tramos muy nevados sin problema alguno, si bien es cierto que ya están un poco desgastadas. Pues bien, a muy pocos metros de alcanzar la primera de las dos crestas de este puerto me comenzó a patinar en la poca capa de nieve que cubría el asfalto y no había manera de avanzar. Con la ayuda de Álvaro y José Luis, que se bajaron a empujar, logramos llegar a la cima de esta primera cresta. El percance vino en la bajada posterior. A pesar de bajar en primera, y sin acelerar, por supuesto, vimos como se deslizaba a la derecha dando de lleno con el guardarraíl, que por fortuna había en ese tramo. Estábamos a 6,000 Km de El Acebo y a 4,500 del alto de Foncebadón. Eran las 18:06 horas.
Lo primero que pensé fue que había rozado el lateral completo de atrás a delante. Viendo luego el daño no fue para tanto, aunque considerable. Aleta, defensa y un poco de la puerta. No quedó más remedio que sacar las cadenas y colocamos la izquierda para separar la furgoneta del guardarraíl. Notando que con solo una agarraba bien, retomamos el viaje unos 20 minutos después. Con mucha precaución aún así avanzamos viendo en muchos lugares marcas de patinazos de más vehículos, aunque es verdad que nos cruzamos con muy pocos. Entre Foncebadón y Rabanal del Camino paramos a quitar la cadena ya que la nieve había desaparecido casi por completo.
Con más tranquilidad hicimos este siguiente tramo hasta llegar a Astorga a las 19:20 horas, parando a tomar un café rápido en un bar de dicha localidad. De nuevo en marcha hicimos el resto del viaje sin más novedades llegado a León a las 20:15 horas. Dejé a José Luis en casa y a las 20:30 horas llegamos Álvaro y yo a Armunia donde tenía él el coche. Un termómetro cercano marcaba 3º C.
Así se resume esta jornada invernal de montaña en la que, como avancé al comienzo, disfrutamos de la misma a pesar de los rigores climáticos; y del percance final, que me tomaré como una incidencia anecdótica para recordar por lo “leve” que resultó finalmente.
NIEVA AL INICIO DEL CORTAFUEGOS
