lunes, 30 de octubre de 2006

II MAGOSTO MONTAÑERO. “BAJAS - CRUZ DO COTO - HAYEDO DE BUSMAYOR - BARJAS”. 29-10-06

 


II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN.

1ª TRAVESÍA “BAJAS-CRUZ DO COTO- HAYEDO DE BUSMAYOR-BARJAS”.

29-10-06    (Domingo)

Por segundo año consecutivo, y tratando de convertirlo en tradición, se ha celebrado el “II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN” organizado por la Delegación Leonesa y en esta ocasión con la colaboración del Ayuntamiento de Barjas.
La participación en la misma fue particular fuera aparte del club de montaña. Del mismo participamos cuatro socios: José Fernández, José Antonio, que además había participado en la organización del mismo, Luis y yo. Por su parte Álvaro, que también estaba apuntado, no pudo asistir por una causa familiar de última hora.
A Las 7:00 horas salimos de Guzmán en dos autocares parando a recoger en La Virgen del Camino a varios participantes antes de continuar por la nacional hacia Astorga. Sin entrar en el mismo cogimos la autovía por la que avanzamos subiendo el Manzanal y dejando detrás Ponferrada poco después. Más allá de Villafranca del Bierzo, en Vega de Valcarce, paramos veinte minutos, hasta las 9:30 horas, a estirar las piernas y tomar algo el que lo desease.
De nuevo en marcha entramos en una estrecha y serpenteante carretera de 11 kilómetros hasta llegar a Barjas poco antes de las 10:00 horas. Para entrar en dicho pueblo los autocares pasaron a escasos centímetros de dos casas en esquina. En él nos reunimos con varios participantes que habían ido por su cuenta así como con los compañeros del grupo La Salle de Astorga, que lo habían hecho en un microbús. Allí nos preparamos para la ruta que comenzamos a las 10:20 horas.
Salimos de Barjas (840 m) por la misma carretera de entrada entre numerosos castaños de los que el personal recogía el fruto caído. No tardando nos desviamos por otra hacia Corrales subiendo por ella ligeramente a lo largo de aproximadamente kilómetro y medio. En este tramo vimos una fuente de piedra con pilón al lado de la carretera. A la vez que subíamos íbamos contemplando el pueblo más ampliamente así como las cumbres del Faro o Capelo.
En el fondo de otro valle veíamos ahora el pueblo de Vegas do Seo. Tras un giro de la carretera la abandonamos para meternos en la ladera por un camino ascendente. Entre escobas fuimos subiendo siguiendo más o menos la línea de cumbres que dividen el valle de Barjas del de Quintela. El sol lucía claro y ya calentaba lo suyo. Además la sombra era escasa en esta zona pillando solo de vez en cuando algún grupo de árboles. Lo que sí vimos fueron numeroso ejemplares de setas de diferentes variedades, colores y formas. No faltó quien se dedicó a recolectarlas.
Aquí apuntaré que como Luis había llevado la cámara casi sin batería, me dejó las tarjetas a mí para sacar yo más fotos con la mía, por lo que aproveché para dejar plasmada casi toda la ruta en imágenes. Yo había salido con él, pero ya le había perdido e iba a mi aire. Cuando hablo en plural me refiero a los participantes que iban mas o menos junto a mí.
El primer punto destacado de la ruta era el Teso de Quintela, un alto de 1343 metros con fuertes pendientes en el camino. Cualquier sombra era aprovechada para hacer una paradita y descansar. El paisaje no desmerecía y era cada vez más amplio. Por detrás de nosotros comenzó a emerger la cumbre de la Peña del Seo, a la que he ascendido en dos ocasiones, una de ellas nocturna.
En unos indicadores que encontrábamos se leía: RUTA: “Herrería de Serviz - Hayedo de Busmayor”. La Herrería de Serviz, cercana a Barjas, era el punto desde el cual estaba previsto el comienzo, pero fue modificado debido al mal estado del terreno del tramo primero hasta alcanzar la cresta por la que íbamos ahora. Siguiendo el camino empinado llegamos al Teso de Quintela, lugar privilegiado ya que vimos por primera vez los pueblos de Busmayor y Campo de Liebre en las laderas de las cumbres. Un poco por debajo había una caseta con unas antenas. El podómetro marcaba 5,500 Km y eran las 12:10 horas.
De nuevo nos tocaba subir siguiendo el ancho camino que describía algunas cerradas curvas para salvar el fuerte desnivel de varios tramos. Así alcanzamos una “llanura” limpia de arboleda completamente donde nada nos protegía del cálido sol de este día de otoño. Por detrás me pillaron Cundi e Irene, que casi venía cerrando la marcha con Buzzi. Al lado de la pista había una gran excavadora usada seguramente para las repoblaciones de pinos que vimos por allí. No tardamos en alcanzar el punto donde se bifurcaban las dos pistas, la que continuaba por las crestas y que se dirigía al pico Faro, opción larga de la marcha, y otra que ladeaba el mismo por la derecha hacia el Hayedo de Busmayor. Eran las 13:00 horas y llevábamos 8 Km.
Comenzamos entonces a descender suavemente por dicho camino bordeando La Cruz do Coto entre campos de helechos con un bonito color marronáceo. En una curva cerrada atajé por el medio de los mismos hasta salir a la pista más abajo. Ahora estábamos en la parte contraria de la ladera y ya veíamos el hayedo con los colores otoñales dignos de postal. Igualmente comenzamos a entrar en una zona de acebos completamente cargados de frutos rojos que destacaban sobre el verdor de las hojas.
A las 13:55 horas llegué a la entrada “oficial” del Hayedo de Busmayor, marcado por una señal. Justo en ese punto pude disfrutar de uno de los rincones más bellos de la ruta. Se trataba de un tramo de unos 20 metros rodeado de arboleda con las hojas completamente marrones y el suelo tapizado por las mismas. Igualmente pasamos entre enormes zonas de helechos que se mezclaban con el resto de vegetación bajo el bosque. Otra especie abundante eran las setas, las cuales veníamos viendo durante todo el camino encontrándose de diferentes tipos, tamaños y colores. Con el macro de la cámara conseguí sacar una bonita foto de una diminuta araña en su tela.
Ya más abajo se encuentra el desvío señalizado a una cascada situada a 150 metros. Tras vadear el arroyo de la misma y subir un poco, llegamos a su altura. Se trataba de una cascada de “cola de caballo” de unos 8 ó 10 metros por la que bajaba un buen chorro de agua. Allí estuve sacando algunas fotos y me reuní con José Antonio, que había subido al pico Faro, y otro compañero con los que continué el descenso por el camino. Así llegamos a un punto donde otro indicador señalaba a la derecha “Hayedo”, aunque la ruta oficial seguía de frente hasta un gran depósito de agua de repostaje para helicópteros antiincendios. Nos internamos entonces en un sendero poco destacado con dirección a la masa de hayas. Pocos metros después, cuando eran las tres de la tarde, nos detuvimos para comer.
Escasos 15 minutos dedicamos a ello antes de retomar la marcha por aquel bosque de belleza indescriptible. Entre helechales y pisando la alfombra de hojarasca marrón fuimos bajando hasta alcanzar el cauce de un arroyo donde nos sacamos una foto los tres. Allí vimos a otro joven qua estaba sacando fotos y al que ya habíamos visto en la cascada grande.
Poco más abajo salimos a un sendero más definido por el que caminamos unos metros antes de volver a desviarnos a una zona de altos helechos por la que salimos a la orilla de otro cauce con más cascadas. Pasamos por encima de una de ellas y encontramos un puente de madera sobre el arroyo por el que atravesamos. A partir de allí vimos numerosas marcas blancas y rojas del sendero que atravesaba el hayedo. Siguiendo el arroyo vimos lo más bonito de la ruta, una sucesión de cascadas y saltos entre bosque y algo de piedra que formaban un espectáculo realmente bonito. La razón de que la ruta oficial no fuese por allí era la escasa señalización de la misma y la alta posibilidad de despiste entre tantos participantes como éramos.
Así llegamos a los restos de un antiguo generador eléctrico saliendo poco después a los verdes prados de Busmayor. Atravesamos los mismos encontrando algunos tramos encharcados y enseguida entroncamos con la pista por la que se hubiese tenido que bajar de haber seguido la ruta marcada. En escasos minutos entramos en Busmayor, (1100 m), cuando eran las cuatro de la tarde y el podómetro marcaba 13,700 Km.
Por su calle principal lo cruzamos contemplando la bella arquitectura de sus casas de piedra y pizarra. Aquí me volví a quedar solo ya que José Antonio y el compañero aceleraron carretera adelante hacia Barjas, distante algo menos de cuatro kilómetros. En este tramo me encontré con Cundi e Irene de nuevo que ya iban las últimas. Yo apreté también el paso y fui adelantando a varios participantes. Seguía no obstante disfrutando del bello entorno con un colorido otoñal extraordinario. Los verdes prados en los que pastaba el ganado contrastaban con los tonos amarillentos de los bosques de hayas y otras especies arbóreas. Al lado de la carretera se encuentra el cementerio y no lejos, una fuente.
En este tramo la carretera serpentea varias veces y tiene alguna subida corta, aunque generalmente va descendiendo. Ya cerca de Barjas se atraviesa un puente de hormigón y pueden contemplarse unos gruesos ejemplares de castaños. A las cinco de la tarde entré en dicho pueblo pasando al lado de una huerta con numerosas berzas sembradas. Poco después lo hice al lado de la iglesia y el cementerio adjunto para terminar donde los autocares tras 18 Km según el podómetro, 12 según la ruta oficial.
Sin detenerme me acerqué al polideportivo cercano donde tenían montada una carpa para el magosto. Allí cogí un “bollo preñao” y volví al autocar para cambiarme antes de regresar al recinto. En unos bidones giratorios estaban asando las castañas mientras que en la carpa había mesas con refrescos, vino y empanada. Además, una charanga amenizaba la fiesta con su música.
Antes de finalizar la fiesta se rindió un homenaje póstumo al montañero y escritor berciano D. Francisco Pérez Caramés, entregando a su viuda Marisa una placa recuerdo. José Antonio leyó unos versos en su memoria y tanto el Alcalde de Barjas como Buzzi, el delegado de montañismo, también tuvieron unas palabras. A todos los clubes participantes se nos obsequió con dos libros del este escritor.
Poco después de las 18:30 horas emprendimos el regreso a León. Tras el cambio de hora de la noche anterior, ya casi anochecía cuando salimos del pueblo. Siguiendo la misma carretera de llegada salimos a la autovía en Vega de Valcarce. Por ella, y sin novedades, llegamos a Astorga donde la abandonamos hacia la capital por la nacional entrando en León poco antes de las 21:30 horas. Aquí nos apeamos en Guzmán y Luis vino conmigo a casa para descargar las fotos realizadas durante la jornada. Luego le llevé e hicimos lo mismo en su casa.
Con ello finalizamos esta jornada especial de montaña celebrando el “II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN”, que como ya apunté, trata de instituirse como tradición dentro del montañismo leonés al igual que ya lo son los “Encuentros de Montañeros Leoneses”.



































lunes, 16 de octubre de 2006

BARCENA MAYOR- Cdo. OZCABA- LOS TOJOS- BARCENA MAYOR. (Cantabria) 14/15-10-06

 


1ª TRAVESÍA “BARCENA MAYOR- Cdo. OZCABA- LOS TOJOS- BARCENA MAYOR”. (Cantabria).

14/15-10-06

Una vez más nos hemos desplazado a la vecina Cantabria para realizar una bonita travesía por el ya conocido Valle de Saja. En esta ocasión nos acercamos hasta Barcena Mayor, bello pueblo declarado conjunto histórico en 1979, en el que comienza la ruta conocida como “Camino Viejo de Barcena Mayor”. El grupo de 11 personas se dividió a la hora de hacer el viaje y mientras algunos lo hacían el viernes, otros lo hacíamos el sábado. Luis, Eva, José Antonio y su mujer Chelo y su hijo Fernando fueron en un coche el viernes así como Javi, su mujer Isabel, Ramón y Corin. Álvaro y yo marchamos el sábado por la tarde.
Antes de nada quiero hacer un apunte de lo que no me gustó desde un principio como presidente del club, y lo cual dejé claro a pesar de seguir adelante. La ruta en sí era solo hasta el collado de Ozcaba y regreso, siendo unos 20 kilómetros. Pues bien, los que marcharon antes decidieron que se podía hacer por la mañana y llegar a comer en un restaurante de Barcena. A mí me convencía poco el tema pero accedí. Por otro lado, parte del grupo se fue por su cuenta sin avisarme para nada, lo que me mosqueó aún más. Claro, ellos aprovecharon el sábado para ir a la playa y alguna otra cosa más mientras que nosotros íbamos a hacer un viaje de 250 Km. para hacer una ruta de medio día. Eso, unido a algún detalle más que luego añadiré, fue lo negativo de esta salida que después de todo la considero todo un éxito por su transcurso y resultado final.

SÁBADO 14
Minutos antes de marchar recibía la llamada de Cundi, que el día antes me había dicho que no podía ir y ahora había cambiado de planes. Como ya estábamos apurados de tiempo y además no tenía nada preparado, no fue factible esperar por ella.
Sobre las 17:30 horas llegó Álvaro a mí casa donde dejó el coche en el garaje para salir poco después con el mío. En Ribaseca entramos en la autovía hacia Benavente enlazando poco después con la de Burgos. Por ella recorrimos los 110 Km hasta Osorno donde salimos para coger la nacional 611 hacia Santander. En una Gasolinera cercana a Alar del Rey llené el depósito antes de continuar hacia Aguilar de Campoo, tras el cual se encuentra un tramo abierto de la nueva autovía Santander - Palencia. Por el mismo circulamos varios kilómetros hasta llegar a Reinosa donde la dejamos con dirección a Alto Campoo. En Espinilla giramos hacia el Valle de Cabuérniga comenzando a subir el puerto de Palombera mientras anochecía. Este tramo y toda la bajada la hicimos a velocidad moderada debido a la incomprensible presencia de numerosos caballos por la carretera.
A las 21:10 horas llegamos a Sopeña tras 252 Km. recorridos. Nos dirigimos al camping “Molino de Cabuérniga” donde nos registramos y entramos para montar la tienda. Los demás estaban en Cabezón de la Sal donde quedamos con ellos para cenar. A 12 Km. de allí se encuentra este pueblo donde llegamos pasadas las diez de la noche. Tras varias vueltas por sus calles en fiestas aparcamos y nos reunimos con el resto de compañeros en el mismo restaurante donde habíamos estado el año pasado. Allí cenamos y algunos salimos a tomar algo en otro bar ya conocido. Era ya la una y pico cuando regresamos al camping. Algunos tenían alquilado un apartamento del mismo mientras que otros lo habían hecho en otro pueblo cercano. Nosotros nos metimos en la tienda donde yo, por no variar, tardé en dormirme por culpa de la almohada. Y eso que había llevado una de una silla. Me desperté varias veces durante la noche.

DOMINGO 15
A las 7:30 horas sonó el despertador. Aún estaba bastante oscurecido y el techo de la tienda empapado del rocío. La desarmamos y nos vestimos para la marcha antes de desayunar en la furgoneta. Poco antes de las nueve nos dirigimos a recepción a pagar y resultó que estaba aún cerrado. Como habíamos quedado a las nueve en Barcena Mayor, metimos el dinero en un papel a modo de sobre y se lo dejamos por debajo de la puerta del bar, ya que por la otra no entraba. A Javi le pasó otro tanto y él le dejó una nota diciéndole que le hará una transferencia al día siguiente.
Ya apurados de tiempo salimos de Sopeña hacia Barcena, distante 18 Km. A la entrada de este pueblo hay un aparcamiento donde ya estaba Javi con su mujer, Corin y Ramón. Del resto no había señales, y tras llamarles, nos dijeron que aún estaban de camino. Emprendimos entonces la marcha nosotros tranquilamente por un camino cementado y recorrimos algo menos de un kilómetro antes de entrar en Barcena Mayor (500 metros de altitud.)
Este bonito pueblo tiene todas sus calles empedradas al igual que sus casas con balconadas floridas y de madera. En una de las plazas estaba el restaurante donde luego algunos comerían el cocido montañés. A la salida del pueblo hay un puente sobre el arroyo Queriendo y una fuente donde cargamos agua. Allí sacamos una foto y tras el puente comienza la ruta hacia Ozcaba por un lado y hacia Los Tojos por donde regresaríamos.
A las 9:30 horas iniciamos la ruta en este punto por un camino de tierra pisada entre arbustos y bajas tapias de piedras de los prados. No tardó en cambiar el paisaje y entramos entre numerosos helechos amarillentos. A poco más de un kilómetro del pueblo la pista dio un giro brusco, pero no la ruta, que entraba por un camino empedrado señalado por un indicador. Escasos metros nos separaban de la ermita del Carmen, (585 m), un pequeño edificio dentro del cual se podía ver tras una reja, la imagen de la Virgen del Carmen y alguna más. Eran las 9:55 horas.
La pendiente se hizo más pronunciada mientras nos metíamos entre castaños y robles apareciendo por la derecha laderas de helechos y arbustos. Por delante de nosotros comenzamos a ver un pinar por el medio del cual atravesaríamos enseguida. Encima de él, por la derecha, se alzan las cimas del Coteruco de Mahilla, de 1240 metros, y del Alto de Buelna, con 1241 m, en cuyas laderas vimos algunos caballos y vacas. El sol ya comenzaba a calentar y se agradecía la sombra de los pinos. Por detrás nos pillaron Luis y Eva, antigua socia del club que se había añadido a esta salida.
Atravesamos el pinar con dirección a las casas de Avellanedo, unas cabañas a las que llegamos tras subir una pequeña pendiente entre acebos y otros arbustos. Eran las 11:50 horas y llevábamos 5,5 Km desde el aparcamiento, uno menos desde el comienzo de la ruta. Las referencias las daré desde ahora desde el aparcamiento, lo que marcaba el podómetro.
Aquí se unieron ahora José Antonio, Chelo y Fernando. Subimos entre helechos por una vaguada lateral del valle principal que bordeamos hasta atravesar un arroyo y meternos de nuevo en un bosque de roble del que no tardamos en salir de nuevo al helechal. Así alcanzamos un alto desde el cual tuvimos una amplia vista del valle con la ruta hecha por él, las cumbres y más adelante la venta de Mobejo. Para llegar a ella había que rodear otra vallina parecida a la anterior, en la cara sur helechales y por la norte además, bosque. En esta venta de Mobejo había un corral con caballos y algunas edificaciones a las que no nos acercamos. Eran entonces las 12:00 horas y llevábamos 7,5 Km.
Escasos metros mas adelante salimos a una pista tras pasar una cancilla. Por ella abandonamos el bosque saliendo en pocos minutos a una amplia vega con unas cuadras de techumbre “moderna” con forma de cúpula alargada. En los prados seguimos viendo ganado entre los árboles que moteaban el paisaje. De frente y en lo alto comenzamos a ver la carretera del puerto de Palombera e incluso la parte alta del mismo. A la derecha, en medio de un prado, había una pirámide de piedra con un árbol en medio formando una especie monumento. Nos cruzamos allí con Isabel y Corin que ya iban de regreso mientras que Javi y ramón habían continuado para hacer la circular. A escasos metros se situaba una caseta en el collado de Ozcaba, final de la ruta prevista. Eran las 12:45 horas y llevábamos 11 Km.
Poco por encima, siguiendo la pista, se alcanzaba la carretera de donde bajaban algunas personas. Mientras Luis, Eva, Chelo y Fernando daban la vuelta, nosotros tres quedamos un rato al lado de la cabaña comiendo un poco. Al final, creyendo que nos daba tiempo para llegar a comer abajo siguiendo la ruta circular, optamos por hacerla.
A la una de la tarde nos pusimos en marcha por una pista que marcaba 12 Km a Los Tojos. Por ella fuimos subiendo suavemente por la ladera de La Cardosa. Desde allí teníamos una amplia y bonita vista de numerosas cimas hacia el Oeste como la de Peña Labra, y algunas más de la montaña Palentina. Así alcanzamos un collado donde vimos un caballo muerto y medio comido ya. Nos metimos entonces en la cresta de la loma entre matojo bajo y tojos de afiladas púas. Hacia el Noroeste vimos una gran humareda y comprobamos que era un incendio en la falda de un monte. Por debajo de nosotros veíamos la pista que teníamos que seguir y a la que entramos minutos después. En otra collada más adelante se encontraba el refugio de Venta Vieja, al que llegamos cuando eran las 14:15 horas y tras 17 Km. recorridos. En el mismo vimos a dos jóvenes que miraban con un catalejo algo en el paisaje.
La pista cambió ahora de vertiente hacia el Este con vistas al valle de Barcena, pueblo que no tardamos en ver alejado en el fondo del mismo. Por delante la pista serpenteaba mientras ya descendía hacia Los Tojos. El sol calentaba lo suyo e iban apareciendo nubes por el Oeste. Al lado de la pista vimos un depósito y un corral de ganado. En algunas curvas de la pista atajamos por la ladera directamente hacia el pueblo ya visible y no lejano.
Aquí apunto otro de los detalles que no me convencieron y que tampoco voy a concretar mucho. Simplemente decir que hice una llamada para que los que habían llegado, o estaban a punto de hacerlo, nos viniesen a buscar a Los Tojos evitando así los 8 Km hasta Barcena. La respuesta fue que estaban apurados de tiempo para la comida ya concretada y que apurásemos el paso nosotros, mas o menos. Visto el tema, decidí allí mismo no llevarme un mal rato e ir a mi paso disfrutando del paisaje, que por cierto no tuvo desperdicio alguno. Eran las 15:30 horas y llevábamos 21 Km.
Atajamos por las laderas llenas de matorral y helechos sin entrar en el pueblo, saliendo a un camino donde nos indicaron la ruta hacia Barcena. Para ello teníamos que bajar otra pista mas abajo a la que llegamos tras pasar algunos prados donde encontramos un manzano cargado de frutas que probamos. Ya en la misma José Antonio se adelantó mientras Álvaro y yo quedamos por detrás tranquilamente. Los dos teníamos la comida que la noche antes no habíamos cenado.
El camino subía y bajaba amoldándose a las variantes del terreno. Pasamos entre arboleda por una especie de cortafuegos y atravesamos algunos arroyos. Vimos numerosos árboles de diferentes especies y formas curiosas que fotografié. También un gran número de acebos con infinidad de frutos rojos destacando sobre las verdes hojas punzantes. Así llegamos a una casa en medio de la ladera donde un lugareño nos indicó dos posibles rutas a seguir, por la carretera o por la senda marcada. Como ya no teníamos prisa y merecía la pena el paisaje, optamos por la segunda.
Eran las 16:35 horas cuando retomamos la marcha subiendo una fuerte pendiente por un sendero al lado de una tapia de piedras de baja altura. Más arriba se suavizó la misma mientras seguíamos viendo árboles de enormes troncos y raíces extravagantes. Así fuimos pasando el bosque aquel pasando al lado de otra casa y algunos corrales. Enseguida vimos Barcena Mayor entre el ramaje que nos envolvía y en pocos minutos, cuando eran las 17:30 horas entramos en él por el mismo cruce de donde partimos por la mañana. El podómetro marcaba 30 Km.
Dimos un paseo por el pueblo viendo la bella arquitectura de sus casas y calles y nos dirigimos al restaurante donde habían comido ellos para tomarnos un refrigerio y ver si seguían allí. Como ya habían marchado nos encaminamos hacia el aparcamiento donde teníamos el coche.
Allí nos encontramos al resto de compañeros, salvo a Javi y Ramón, que ahora habían ido en busca de nosotros por la carretera. A buenas horas. Cuando llegaron sacamos una foto del grupo y sobre las 18:15 horas emprendimos el regreso a León. Ellos salieron antes y por lo que supe luego, volvieron dando un rodeo por otra carretera, la del puerto de Piedrasluengas. Nosotros optamos por hacerlo por la misma y tras los 10 kilómetros primeros, salimos a la general del valle de Saja. Allí comenzamos la subida del puerto Palombera con atención al posible ganado suelto que pudiéramos encontrarnos y que por fortuna fue nulo.
Al llegar al Pozo del Amo, cerca del comienzo de la ruta de los Puertos de Sejos que hicimos el pasado año, paramos a ver unas bonitas cascadas del río Alberiza. Mas arriba nos detuvimos en el Balcón de Cardosa, un mirador sobre el valle desde el cual pudimos ver el tramo de pista recorrida desde el collado de Ozcaba hasta el mismo refugio de Venta Vieja. En dicho mirador nos encontramos un grupo con el que nos habíamos cruzado en la ruta. Igualmente paramos en el alto del puerto para sacar alguna foto más antes de emprender el descenso hacia Espinilla donde se coge la carretera Reinosa – Alto Campoo. Hacia el primero nos dirigimos parando antes de entrar para sacar una foto del cielo rojizo del atardecer sobre las cumbres.
En Reinosa cogimos la autovía por la que circulamos hasta poco antes de Aguilar de Campoo donde termina este tramo terminado. Ya por la nacional, en parte en obras por las de la autovía, continuamos hacia Herrera de Pisuerga llegando a las 20:30 horas a Osorno donde nos desviamos al centro para tomar otro refrigerio y estirar las piernas. Unos 20 minutos más tarde retomamos la marcha y al salir de allí nos equivocamos y lo hicimos hacia la nacional en vez de a la autovía, teniendo que retroceder 4 kilómetros para acceder a ella. Sin novedad, y tras 110 Km por la misma, la abandonamos hacia la capital llegando a Armunia a las 22:10 h de la noche y con un total de 558 kilómetros recorridos. Álvaro sacó el coche del garaje y sin más nos despedimos hasta la próxima salida.
Así, de esta manera, terminamos este fin de semana de transcurso irregular pero, para mí, con un buen resultado.