Nos hemos ido este primer sábado de marzo hasta Laciana para hacer una bonita travesía, a la que añadimos un par de ascensiones. Durante la misma disfrutamos de unos bellos paisajes en los que el invierno se iba fundiendo con la inminente primavera. Una jornada en la que la climatología nos acompañó con un brillante sol y una agradable temperatura de la que nos recreamos los 6 participantes que nos animamos a la misma: Mª Jesús, José Luis, Alex H., Carmen, Terry y yo.
A las 8:05 horas, con -5º C en los termómetros, salía de casa para recoger a Mª Jesús, Alex y José Luis antes de emprender el viaje hacia Villager de Laciana, punto de inicio de la ruta. En La Magdalena giramos hacia la carretera de Omaña para llegar minutos más tarde a Riello. A dicho pueblo llegaron poco después Carmen y Terry para seguir el viaje en los dos vehículos hasta llegar a Villablino a las 10:05 horas. En una cafetería - panadería desayunamos un poco y algunos compramos unos dulces. Nos dirigimos luego hacia Villager de Laciana para aparcar minutos más tarde en el polígono industrial de dicha localidad cuando eran las 10:45 h.
Nos preparamos para la ruta, y tras una foto de grupo, iniciamos la misma a las 11:05 horas a una altitud de 984 metros. El sol seguía radiante con tan solo algunas nubes aisladas en el cielo. Cruzamos enseguida el río de Orallo por un pequeño puente y nos metimos entre praderías durante un corto trecho antes de atravesar un nuevo puente sobre el río de Caboalles. Desde ese punto iniciaríamos una subida constante y de considerable pendiente hasta las brañas.
El ancho camino comenzó a subir entre matorral y arboleda a través de la cual se iba ampliando el paisaje del Valle de Laciana. Apenas habíamos recorrido un kilómetro cuando llegamos a un desvío en el que quedaban los restos de un indicador de “PR” donde habían marcado a mano un par de distancias, a un collado y a la braña. Por ese ramal volveríamos luego, ahora seguimos el camino principal que seguía ganando altura sin cesar por la ladera Este de la vaguada de la Reguera de la Oxa. Varios regatos bajaban por las lomas en las que vimos numerosos chupiteles de hielo y cruzaban el firme pedregoso. Atravesamos un paso canadiense para el ganado y enseguida vimos una cascada en la Reguera de la Oxa, por debajo de nosotros.
El camino trazó un zigzag y comenzamos a encontrarnos trozos helados donde los arroyos invadían el mismo. La pendiente seguía siendo importante y poco a poco la nieve fue apareciendo también en el terreno justo antes de llegar a la Braña de Chiburnial a las 11:55 horas y tras 2,200 km recorridos. Esta braña se emplaza a 1326 metros de altitud y la componen poco más de media docena de cabañas en diferentes estados de conservación, todas ellas de piedra y pizarra. El sol comenzaba a lucir en ese punto ya que habíamos subido por la umbría desde casi el inicio de la cuesta. El camino trazaba de nuevo una curva cerrada tras la cual nos encontramos una fuente de piedra con pilón y una inscripción en ella: “Tseburnial”. En otra cabaña medio derruida algo más arriba algunos nos sacamos asomados a un ventanuco que tenía.
Trazamos algunos zigzag más y salimos completamente al sol a la vez que dimos vista a la otra parte del valle en el que vimos Villablino, Rioscuro y Villaseca entre la arboleda. No tardamos en ver ya por delante la Braña de Buenverde encajonada en la bonita vega rodeada por la sierra del Miro de Tejedo. Poco antes de llegar a la misma hay una especie de mirador natural desde el cual se puede contemplar ampliamente el Valle de Laciana con Villaseca, Robles, Villablino, Villager y Orallo, que pueda identificar. Numerosas cumbres nevadas asomaban por encima de todo ello y que desde las cimas luego ascendidas reconoceríamos mejor. Escasos metros nos separaban de la Braña de Buenverde a la que llegamos a las 12:45 horas y habiendo hecho 4,000 km.
Esta braña, situada a 1545 metros de altitud, la componen unas 11 cabañas y una fuente con pilón. A escasos metros de este conjunto hay un pequeño lago conocido como La Laguna. La nieve cubría parte de la pradería en la que se emplazan estas cabañas, algunas medio derruidas, pero otras en muy buen estado, como la que se encontraba abierta y en la que entramos. En el piso bajo hallamos una chimenea, mesas, sillas, una cocina de leña, útiles de cocina, etc. etc. Unas escaleras daban acceso a un altillo usado como habitación abuhardillada. La piedra, madera y pizarra eran los materiales comunes usados en su construcción.
Nos sacamos una foto de grupo antes de retomar la marcha por un camino que se metía de nuevo entre arboleda y matorral. La nieve cubría aquí todo el terreno creando verdaderas postales invernales. El sol claro relanzaba más si cabe esa belleza. Fuimos ganando altura por el mismo hasta salir del bosque ya bajo la falda del Miro de Tejedo, nuestro principal objetivo. Éste se alzaba por nuestra izquierda, al Este, mientras que al Oeste teníamos la Peña Carraceo. En medio de ambos, por delante de nosotros, estaba el collado de Las Cogochas, hacia el cual nos dirigíamos. El último tramo antes del mismo se empinó un poco, alcanzando este paso de 1664 m a las 13:50 horas y tras 5,900 km hechos.
Contemplamos desde él los valles y cumbres hacia el Sur, divisando Tejedo del Sil bajo nosotros. El camino se bifurcaba en tres ramales allí mismo, uno bajaba hacia estos valles del Sur mientras que los otros ramales corrían por el alto de la sierra en ambos sentidos hacia las cimas. Como ya habíamos decidido, antes de dirigirnos hacia la cumbre principal, nos encaminamos a la Peña Carraceo, todos salvo Alex, que optó por ir directamente al Miro. El resto iniciamos la subida por el ancho camino cimero de fuerte pendiente en algunos tramos y medio cubierto por nieve. Algunos pinos de bajo tamaño poblaban la ladera Sur de la loma.
Eran las 14:10 horas cuando alcanzamos la cumbre de la Peña Carraceo y sus 1762 metros de altitud. El GPS nos marcaba 6,500 km hechos hasta ese punto. Esta cima apenas tenía apariencia de pico como tal dado que el camino pasaba por la misma y era muy llana. En un pequeño montículo a la vera de este camino, que bien podía ser también un cortafuegos, amontonamos algunas piedras más y entre ellas dejamos nuestra tarjeta de cumbres. Nos sacamos una foto de grupo e iniciamos el descenso de nuevo hacia el collado para desde él remontar la subida al Miro. Entre cumbres, en línea recta, hay 1,100 km.
Pasamos por el collado de Las Cogochas e iniciamos la subida por la siguiente loma sin abandonar el camino. Al contrario que el anterior que era recto, éste trazaba algún zigzag en la parte alta, bifurcándose de nuevo antes de la cima. Cogimos un sendero bastante pendiente que nos llevó a la cresta ya muy cerca de la cumbre a la que llegamos a las 15:20 horas y habiendo recorrido 8,100 km. Apenas llegamos, y como desde allí no se veía bien el valle principal de Laciana, Alex, Mª Jesús y yo decidimos acercarnos hasta una cota algo más baja al Norte. Por un sendero de la cresta caminamos a lo largo de algo más de 200 metros hacia esta cota desde la que sí se veía buena parte de este valle y algunos pueblos del mismo. Estando allí caí en la cuenta de lo innecesario de aquella acción ya que más tarde tendríamos que pasar por ese punto en el descenso. Regresamos entonces a la cima principal donde nos acomodamos para comer disfrutando del buen tiempo que teníamos.
En esta cumbre del Miro de Tejedo hay un vértice geodésico y un gran buzón del que recogimos una tarjeta y dejamos la nuestra. Aparte había un cuaderno con más anotaciones. Eran infinitas las cimas que podíamos ver desde aquella altitud, de las cuales, y por enumerar algunas, destacaré la del Cornón, Muxivén, Nevadín, Cueto Arbás o el Valdeiglesia. La nieve cubría la mayor parte de las mismas, aunque solo las situadas más al Norte tenían el manto blanco muy cuantioso. En los valles veíamos parte del pueblo de Rabanal de Arriba, bajo el Cueto Nidio, algunos más alejados en el valle de Laciana o la presa del embalse de Las Rozas. En la falda del pico, al Este también, teníamos las Braña de Arriba.
Nos sacamos una foto de grupo antes de iniciar el descenso a las 17:05 horas siguiendo la cresta al Nordeste hacia la cota a la que antes nos habíamos acercado. Un sendero recorría la misma mientras perdía altura. Entre la nieve y el bajo matorral vimos ya algunas florecillas adelantadas a la cercana primavera. Poco a poco fue apareciendo la arboleda algo por debajo de la línea cimera y entre ella se metía el sendero.
Una de las opciones que habíamos barajado era bajar a la Braña de Arriba, y por ello íbamos viendo por donde se podría hacer mejor. La ladera se veía cargada de matorral y nieve y solo un camino más adelante parecía ser el mejor lugar. El problema era que desde ese punto ya había que retroceder a las mismas y la tarde avanzaba. Además, parte del grupo se había echado ya hacia la loma contraria más directamente a la Braña de Buenverde por la que teníamos que volver a pasar. Al final lo descartamos y seguimos bajando hacia ésta entrando en el bosque cargado de nieve pero por el que no se descendía mal. En la parte baja se enlaza con un ancho camino que une las dos brañas y ya por él nos encaminamos hacia la de Buenverde. De nuevo la nieve y el bosque formaron un conjunto de postal en muchos rincones de este tramo que nos llevó a la parte alta de la braña en pocos minutos entrando en ella a las 18:25 horas y tras un total de 11,400 km.
La cruzamos para salir ahora por otro camino diferente al de subida mucho más estrecho y de peor firme. También encontramos en él estacas de un sendero “PR”. Enseguida nos topamos con tramos totalmente congelados en los que había que extremar el cuidado para no patinar con las piedras cubiertas por ese hielo. Cruzamos un arroyo y salimos a otra senda que subía mas vertical y por la que nos echamos hacia abajo. En el arroyo que habíamos cruzado vimos varias cascadas en zonas rocosas.
Poco a poco la nieve y el hielo fueron desapareciendo y cruzamos una cancilla. Perdimos altura continuamente por entre la arboleda mientras atardecía y el cielo se coloreaba con bonitos tonos rojizos. La luna creciente aparecía también en lo alto. Ya muy abajo enlazamos con el ancho camino usado en la subida y que ahora tomamos en sentido contrario. De nuevo cruzamos los puentes sobre los ríos Caboalles y Orallo antes de meternos en el polígono industrial. Por una de las calles hicimos los últimos metros hasta donde teníamos los vehículos y donde terminamos la ruta a las 19:50 horas. 15,200 km y 1049 metros de desnivel acumulado daba como datos el GPS.
Nos cambiamos antes de dirigirnos hasta la misma cafetería de por la mañana en la que disfrutamos de una rica merienda con chocolate y bollería. A las 21:15 horas nos despedimos de Carmen y Terry antes de iniciar el viaje de regreso. A la salida de Villablino me despisté y cogí la carretera de Babia en vez de la de Omaña. Es un poco más largo el trayecto, pero mejor carretera. Al llegar al pantano de Luna decidí entrar en la autopista para rodearlo por ella hasta La Magdalena. De nuevo en carretera convencional dejamos atrás los varios pueblos anteriores a León en el que entramos sobre las 22:40 horas. Dejé a los compañeros de viaje antes de llegar a casa a las 23:10 horas y con 1º C en los termómetros exteriores.
Buena ruta la de este primer sábado de marzo en la que el invierno y la primavera se fusionaron en el paisaje y en la que la climatología nos acompañó con tan solo algunas nubes y brumas y una buena temperatura.
