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lunes, 25 de febrero de 2013

CASCADA Y LAGUNA DE SOTILLO DE SANABRIA - (Zamora) 24-02-13

 


3ª TRAVESÍA A LA “CASCADA DE SOTILLO DE SANABRIA”. Y 1ª TRAVESÍA A LA “LAGUNA DE SOTILLO”.

24-02-13               (Domingo)

Por fin hemos cumplido una de las actividades previstas dentro del calendario de este año. En el mismo figuraba como una ruta sin definir en Sanabria y en la última reunión del club se acordó realizar ésta.
En Guzmán nos reunimos los 9 participantes en la misma: Mª Jesús, Nati, Cundi, Álvaro, Tiquio con Rex, José Luis, Marcial, Carmen y yo. En los coches de Marcial y Tiquio emprendimos el viaje a las 8:00 horas saliendo por el nuevo enlace Sur de la ciudad hacia la autovía de Benavente. Desde ella conectamos con la de Orense hacia Sanabria hasta salir en Puebla. En El Puente nos detuvimos unos 20 minutos a tomar un café cuando eran las 9:30 horas. Nos restaban 7 kilómetros a Sotillo, 1090 m, al que llegamos cuando eran las 9:55 horas y tras 160 Km. recorridos.
Nos preparamos para la ruta al lado de la iglesia y emprendimos la marcha a las 10:15 horas. Un indicador nos señaló el camino a seguir saliendo del pueblo entre prados y huertas. Cruzamos un puente sobre el arroyo de Truchas y llegamos a un área recreativa en el que unos carteles nos informaban de la ruta, trazado, altitudes, distancias, etc. A la cascada teníamos unos 2,5 Km. con un desnivel aproximado de 250 metros.
El camino seguía ahora encajonado entre taludes de tierra y tapiales de rocas. En varios tramos encontramos agua y barro, por lo que decidimos salirnos hacia la pradera. No faltaban también una gran diversidad de árboles, entre los que abundaban los castaños y robles. Encontramos varios tocones de gran grosor tumbados a las márgenes del camino. En algunos lugares se podían ver las raíces en la tierra excavada y de ellas colgaban chupiteles de hielo.
Seguimos avanzando y subiendo casi de continuo mientras el bosque se hacía más frondoso. El suelo estaba cubierto totalmente por la gran cantidad de hojarasca marrón del mismo. Cruzamos numerosos arroyos que bajaban por nuestra derecha formando además bonitos saltos entre el verde musgo. El camino se volvió pedregoso y había que tener cuidado en algunas partes para no patinar. En uno de los arroyos encontramos una curiosa cortina de chupiteles colgando de un tronco y allí nos sacamos varias fotos. En medio del bosque pudimos ver también grandes moles de roca cubiertas del verde manto y con carámbanos helados. Poco a poco comenzamos a pisar algunos vestigios de nieve. Así llegamos a la bifurcación de la cascada y la laguna cuando eran las 11:55 horas.
Seguimos de frente hacia la cascada comenzando a bajar un tramo con algunos escalones de troncos cruzados. Desde allí tuvimos una amplia vista del valle y del sendero por el que luego bajaríamos en la ladera contraria. En pocos minutos divisamos el salto de agua entre la arboleda. Para llegar a él bajamos unos metros de fuerte inclinación y con roca un tanto resbaladiza. A las 12:05 h. llegamos a este bello rincón en el que nos esperaba un espectáculo visual increíble. El salto, formado en el arroyo Pingón, se encontraba parcialmente helado y formando numerosas formaciones en su caída. Realmente era una postal digna de admirar de la que sacamos varias fotos, también con el grupo delante. La altitud allí es de unos 1340 metros.
Media hora más tarde retomamos la marcha por el mismo sendero de llegada remontando el desnivel hasta la bifurcación. En esos momentos llegaba Nati a ese punto. Nosotros nos encaminamos por el ramal de la laguna con fuerte desnivel en algunos tramos. El sendero serpenteaba entre el bosque y comenzamos a ver más nieve. Ahora las estacas eran bicolor, marrón y amarillo. No tardamos en dejar el grueso de la arboleda atrás y nos metimos en una zona rocosa en el que el sendero se intuía más que verse. Había que ir con cuidado para no resbalar con la nieve y el hielo que se acumulaba en la piedra. Nos encontramos un tronco caído al que algunos se encaramaron.
Llegamos a un punto en el que el sendero pasaba a pocos metros del arroyo en el que vislumbré otra catarata entre el matorral. Me acerqué a ella y pude ver otro bonito salto. Echando la vista abajo intuí otra cascada y hacia ella me encaminé no sin antes pelear con las escobas. Estaba justo encima de la cascada principal que habíamos visto desde abajo anteriormente. Algunos compañeros también se acercaron a verlas.
De nuevo en el sendero se suavizó la pendiente entre arboleda y grandes moles de roca hasta llegar a un curioso puente de troncos de abedul muy deteriorado y en forma de “L” con un letrero que recomendaba no usar. Con tiento fuimos pasando por él hasta la margen contraria del arroyo Pingón para salir luego a una gran explanada en la que éste formaba numerosos meandros. En algunos lugares se formaban lagunillas que encontramos totalmente heladas.
El sendero transcurría por la parte derecha de dicha llanura describiendo varios vaivenes en el trazado. Unas veces bajaba casi al fondo del valle y otras se mantenía en la ladera, unos metros por encima. La cumbres que rodeaban el valle se encontraban moteadas por la nieve.
Llegados a un punto, el sendero ascendía con más brusquedad por la ladera. Hubo quien siguió de frente y tuvo que atajar luego, o como José Luis, que siguió adelante metiéndose en una zona de roca que estrechaba el valle y en la que el arroyo formaba varias cascadas.
En el cielo se abrieron algunos claros tras haberse escapado anteriormente chispas de nieve. Así llegamos a un punto en el que había otra bifurcación señalada con estacas amarillas correspondientes a otra ruta desde Ribadelago a Sotillo. Desde allí ya era visible parte de la laguna y la presa que la retiene, ya que se trata de un embalse medio artificial. Poco a poco nos fuimos acercando al mismo llegando a su altura a las 14:50 horas. Su altitud es de 1600 metros y desde Sotillo llevábamos unos 5 Km. recorridos.
Lo primero que vimos fue la capa de unos 5 cm de hielo que se formaba en la superficie del lago y que se extendía varios metros desde la presa hacia el interior. Nos metimos caminando por encima del muro de piedra de ésta y saqué algunas panorámicas del embalse. Por la parte contraria llegaba José Luis caminando por las formaciones rocosas de esa zona.
Estuvimos unos minutos allí y nos encaminamos por la margen de la laguna hacia su parte contraria, aunque enseguida dimos la vuelta. El frío no podía ser más intenso y se calaba hasta los huesos. Retrocedimos hacia la bifurcación anterior y cogimos el ramal de la izquierda marcado por estacas amarillas. Allí cerca había unas grandes moles de rocas a las que nos acercamos para comer, aunque no entrábamos todos cómodamente y seguimos avanzando subiendo unos metros hasta alcanzar la parte alta entre los dos valles desde dónde emprendimos el descenso hacia el contiguo. Pocos metros después vimos a la derecha unos riscos hacia los que nos desviamos para acomodarnos a su resguardo. Eran las 15:20 horas.
Aún estando resguardados del viento, el frío era intenso, por lo que no nos entretuvimos mucho más de lo necesario para comer y escasa media hora después retomamos la marcha. Cruzamos unos meandros para entrar de nuevo al sendero cargado de nieve que nos metió de lleno a un pequeño bosque de arbustos entre los que ahora se colaba el sol que aparecía entre los nubarrones. Descendimos por éste hacia el valle del arroyo de Truchas bordeando el mismo por su cabecera. En varios tramos nos topamos con charcos completamente helados.
Poco a poco nos metimos en la ladera contraria por la que continuaba el sendero a media ladera. A su vera había numerosos ejemplares de árboles de altos y gruesos troncos. Entre esta arboleda vimos a lo lejos una población grande y cerca de la autovía que no identificamos. Cruzamos luego una zona llana en una vaguada y volvimos a subir por un tramo empedrado desde el cual ya vimos la cascada principal en la que habíamos estado a la parte contraria del valle. Antes era invisible por una loma intermedia que ya quedaba por detrás.
Volvimos a entrar en otro bosque más tupido con algunas zonas de grandes rocas entre las que cruzaba el sendero. Algunas de éstas parecían encontrarse en equilibrio sobre otras. Aunque íbamos bajando principalmente, encontrábamos algunos repechos hacia arriba. El cielo se había despejado bastante y el sol lucía la mayor parte del tiempo.
Nos encontramos un tocón serrado en el que nos entretuvimos unos minutos contando los aros que tenía para saber los años. Unos metros después había otro gran árbol de tronco retorcido y grueso lleno de recovecos. Dejamos luego un estanque de piedra lleno de agua y con una fuente desde dónde ya vimos las primeras casas del pueblo a escasos 300 metros. A las 18:30 horas llegamos a Sotillo encontrando otro enorme árbol, castaño, como muchos de los anteriores, en el cual nos paramos a hacer unas fotos rodeándolo. Unas seis personas hacían falta para ello.
Por las calles nos encaminamos hacia los coches a los que llegamos los últimos a las 18:55 horas y tras unos 12 Km. recorridos. Nos cambiamos allí mismo y minutos más tarde emprendíamos el regreso. En El Puente de Sanabria volvimos a detenernos, tomamos un refrigerio e hicimos cuentas de la salida.
A las 19:55 horas nos poníamos en marcha ya hacia la capital. En pocos minutos entramos en la autovía hacia Benavente enlazando de seguido con la de León. Durante este trayecto tuvimos una sesión musical de lo más variado con algo de karaoke. A las 21:20 horas llegábamos a Guzmán dónde terminábamos esta nueva actividad del club de montaña.


















lunes, 26 de agosto de 2002

NOCTURNA "CASCADA DE SOTILLO DE SANABRIA" 24/25-08-02

 



VI TRAVESÍA NOCTURNA.
3ª TRAVESÍA A LA "CASCADA DE SOTILLO DE SANABRIA" (Zamora)
24/25-08-02

De nuevo otro año más hemos realizado una marcha nocturna aprovechando el relativo buen tiempo de esta época estival. Y digo relativo ya que, tras varios días más o menos buenos, al fin tuvimos la compañía de la lluvia, que por fortuna fue suave.
Al final fuimos los siguientes componentes tras el abandono de Miguel a última hora: Toño, José F., José B., María, Jorge, Sonia, Carlos Gil y yo.
Con todo ello, y tras acordar un poco el transcurso de la misma, el resultado fue el siguiente.

SÁBADO 24
Alrededor de las 17.30 horas pasó José B. a recogerme por casa donde ya le esperaba con todo preparado. Seguidamente marchamos en busca de Carlos a San Andrés para luego dirigirnos hacia Ardón donde habíamos quedado en encontrarnos en casa de Toño. Aquí llegó también José F. con el resto y dejó el coche en la cochera de Toño ya que éste llevaba el suyo. Como íbamos siete de aquí no pudimos acercarnos en un solo coche, y a Toño no le íbamos hacer venir cuando llevábamos aquella dirección.
Sobre las 18:30 horas emprendimos el viaje hacia Sanabria donde teníamos que buscar lugar donde dormir. Los negros nubarrones amenazaban lluvia como luego comprobamos en camino. Yendo por la autovía de Benavente hacia Puebla de Sanabria nos descargaron tres o cuatro aguaceros considerables. En Puebla dejamos esta vía y salimos con dirección al lago. Algo más arriba de Galende se encuentra el camping “Peña Gullón”, en el que ya estuvimos una vez acampados. Allí preguntamos si tenían algún bungalow o caravana que alquilasen ya que no se presentaba muy buena la noche para dormir en las tiendas. Tras la respuesta negativa, nos indicaron otro de ellos mismos situado cerca de Vigo de Sanabria, el “Folgoso”, donde sí tenían bungalows.
Hacia este nos dirigimos y nos encontramos con que estaban todos ocupados. Decidimos entonces acercarnos hasta Vigo donde sabíamos que alquilan unas cabañas de madera. Aquí, tras dar con dos de estos alojamientos, nos dijeron lo mismo de antes, que estaban ocupados. Por último nos indicaron un bar cercano que alquilaba habitaciones y en él nos informamos. Tenía cuatro dobles libres a 18´00 € cada una, lo que nos parecía un poco caro ya que además solo íbamos a pasar parte de la noche.
Viendo que era un riesgo montar las tiendas y nos cayese un chaparrón o tormenta, y que además íbamos a venir a mitad de la noche, cansados e igual mojados, optamos por quedarnos allí mismo. Subimos con lo que íbamos a necesitar para cenar y demás y nos repartimos las cuatro habitaciones. Dos tenían dos camas y otras dos una grande. En otro cuarto estaba el servicio y lo mejor, una terraza con una mesa y sillas donde nos acomodamos para cenar. De esa forma fue anocheciendo y al menos se contenía sin llover, aunque veíamos algunos relámpagos lejanos.
Terminado de cenar recogimos y nos preparamos para irnos. En los coches metimos solamente las mochilas que íbamos a llevar cada uno y emprendimos el trayecto hacia Sotillo de Sanabria donde comenzaríamos la ruta. Para llegar a él volvimos a salir a la carretera del lago, en cuyo cruce vimos una autocaravana que se había metido por encima de una isleta y estaban haciendo maniobras para salir sin rozar mucho los bajos. En El Puente giramos hacia una estrecha carretera llena de curvas que nos llevó directamente a Sotillo. Tras atravesar este bonito pueblo salimos por una pista de cemento hasta un merendero donde comienza la ruta. Aquí aparcamos los coches y echamos las mochilas al hombro con lo mínimo indispensable, cámara de fotos, chubasquero y poco más, ya que habíamos cenado antes.

DOMINGO 25 (MADRUGADA)
Aquí comenzaré esta jornada del domingo aunque faltaban unos minutos para ser las 00:00 horas cuando nos pusimos en marcha.
Exactamente eran las 23:40 horas cuando comenzamos a caminar por un camino de tierra y piedras que partía del merendero donde terminaba la pista de cemento. Tras atravesar un puente sobre un arroyo llegamos poco después a una bifurcación del mismo donde una señal nos indicaba la dirección a seguir. El cielo se mantenía cubierto aunque no llovía aún. La pendiente era pronunciada a trozos y abundaban las piedras. Con los frontales y linternas íbamos alumbrando la ruta oscura por completo. La luna llena de esta semana quedaba tapada por las nubes antes citadas.
El personal se fue acelerando y tuve que ir parándoles de vez en cuando para descansar un poco y disfrutar de la ruta, ya que a pesar de ser de noche, también tenía su encanto. Por el lado izquierdo se elevaba la ladera llena de árboles mientras que a la derecha teníamos el valle por el que bajaba el arroyo que venía de la cascada hacia la que nos dirigíamos. Se alternaban los trechos suaves con algunos de pendiente pronunciada que costaba subir, aunque parece que si no se ve la cuesta supone menos esfuerzo.
De esa forma fuimos avanzando sin dificultad alguna ya que no tiene perdida esta ruta ni cruces en los que despistarse. Yo tuve que cambiar las pilas del frontal que apenas me alumbraban ya, y de las que llevaba tenía algunas desgastadas mezcladas con las nuevas. En el medio de la oscuridad también sacamos algunas fotos con el flash.
A mitad de camino comenzó a pintear y al final tuvimos que ponernos los chubasqueros. Los árboles nos cubrían bastante, pero ya se sabe el dicho de que “el que se mete debajo de hoja......”.
Ya bastante arriba el camino da una curva cerrada y poco después comienza a descender bruscamente. Unos metros después nos encontramos con un bonito mirador natural en una gran mole de piedra cara al valle. Aquí sí hubiese venido bien la luna llena para admirar el contraste de sombras en esta vaguada. Tras un tramo llano vuelve a bajar de nuevo fuertemente y para ello han colocado unos escalones hechos con troncos que evitan resbalones cuando está húmedo el camino. En los últimos metros del camino hay que pasar agachados bajo algunas ramas gruesas de árboles hasta que se llega al mirador desde el que pudimos ver por fin la cascada. Eran entonces las 1:15 horas.
Desde allí veíamos perfectamente la bonita cascada situada a unos 50 metros. En este mirador hay una barandilla de madera para evitar caídas al río ya que el desnivel es considerable. Desde allí parte un sendero que llega directamente debajo de la cascada. Como nadie se animaba a ir, lo hice yo solo. Era impresionante situarse casi de bajo de ella con el ruido que producía y las nubes de gotas de agua que se formaban. Además tenía el encanto y el “misterio” de la oscuridad de la noche. De regreso les intenté convencer y solo Jorge se acercó. Fui con él de nuevo y nos sacamos una foto mutuamente. Luego también fueron Sonia y María. La verdad es que era una sensación diferente la que se experimentaba en aquel lugar y a esa hora.
Como nadie más quiso acercarse, comenzamos el regreso tras unos 20 minutos allí. Volvimos a subir por aquellos troncos y llegamos a la gran roca donde paramos unos minutos y sacamos unas fotos. Apuntar que había parado de llover y que incluso hacía calor.
De nuevo nos pusimos en marcha subiendo un tramo antes de comenzar el descenso continuo hacia los coches. También ahora parece que llevaban prisa y no tardaron en coger carrerilla Carlos, José F., y Toño dejándonos al resto detrás durante todo el camino. Entre los árboles del lado del valle veíamos las luces de algunos pueblos al fondo.
Jorge y María llevaban unas linternas de tubo fluorescente que parecían farolas por la luz que daban. Los cinco fuimos descendiendo sin alcanzar a los otros que nos sacaron 20 minutos cuando llegamos abajo nosotros. Eran entonces las 3:15 horas.
Aquí lo metimos todo a los coches y comenzamos el regreso a Vigo, a 16 kilómetros de allí. Volvimos a atravesar Sotillo y luego pasamos por El Puente donde nos desviamos por la carretera del lago hasta el cruce a San Martín de Castañeda y luego a Vigo. Sobre las 3:45 horas llegamos a éste y subimos a las habitaciones para acostarnos. Yo lo hice con José B. en una de las cuatro que teníamos para nosotros. En ella había una cama grande, un armario, una mesita y un ventilador. Sobre las cuatro estábamos acostados ya.

(POR LA MAÑANA)
Aunque algunos se levantaron temprano, yo me quedé en la cama hasta las 11:00 horas. Luego desayunamos y decidimos lo que hacer ese día. Seguía nublado y llovía algo. Yo había comentado el día antes de acercarnos a ver el lago y luego lo que fuera. Carlos había propuesto comenzar el regreso y hacer de paso una ruta por unos pueblos con restos arqueológicos que él conocía. Otros querían parar también en El Puente donde el día antes habíamos visto que había una feria de cerámica y artesanía.
Ya pasadas las doce metimos todo a los coches y emprendimos el viaje. Yo pensé que íbamos a ir hasta el lago un rato, pero no, cogieron y giraron hacia el lado contrario. Esto me mosqueó un poco ya que yo tenía ganas de verlo de nuevo ya que estábamos allí al lado. Sí que pararon a ver la feria de cerámica, que por cierto era lo que a mí menos me interesaba. Allí cerca había una oficina de turismo donde cogimos algunos folletos. Una media hora después nos pusimos de nuevo en marcha con la intención de hacer esa ruta arqueológica.
Por la carretera llegamos a la glorieta del cruce hacia Puebla y entramos en la autovía. Por ella circulamos hasta la salida de Camarzana de Tera donde cogimos la carretera hacia La Bañeza. Poco después de Santibáñez de Vidriales se encuentran los primeros restos romanos, el campamento de Petavonium. Aquí vimos que están cercados y para verlos cobran 3´00 € por persona. Nos pareció que no merecía la pena y continuamos hasta el cruce de San Pedro de la Viña. Hacia este pueblo nos dirigimos para ver la Fontana Romana, una fuente de este estilo arquitectónico situada un poco a las afueras de la localidad.
Visto lo anterior volvimos a la carretera general y continuamos hacia el límite provincial de Zamora y León sin llegar a entrar en éste. En un merendero situado en un pinar decidimos parar a comer acomodándonos en las mesas dispuestas para ello. Cerca había un estanque excavado en el terreno y al que están vallando con alambrada. Supusimos que podía servir de depósito para recoger agua en caso de incendio.
Tras un buen rato allí sentados nos pusimos de nuevo en marcha. Esta vez nos dirigimos hacia Arrabalde, otro pueblo situado en la base de la sierra de Carpurias, desde el que sale una pista que sube por la ladera de esta sierra hasta el punto mas alto de la misma donde se sitúa otros restos de un poblado romano.
Con los coches subimos por dicho camino hasta que la pendiente y el estado del mismo aconsejaban no seguir. Aparcamos los mismos y comenzamos a caminar llegando en unos 25 minutos a la parte más alta. Aquí encontramos parte de la muralla reconstruida y algunos restos muy deteriorados de lo que fueron las viviendas. Varios carteles indicaban e informaban de todo lo que se podía ver en aquel lugar. Igualmente había una caseta de vigilancia forestal en la que estaba un joven y cerca de la misma el hito del punto geodésico. Como ya antes habíamos visto, enormes molinos de viento para generar electricidad se reparten por toda aquella sierra.
Desde aquella altitud de 977 metros pudimos divisar a lo lejos los pueblos leoneses de La Bañeza o Santa María del Páramo entre otros muchos más. También veíamos todo el macizo de Sanabria hacia el oeste y las llanuras del sur y del este.
Tras unos minutos contemplando aquel paisaje descendimos de nuevo hacia los coches y bajamos por el mismo camino hasta Arrabalde donde cogimos la carretera para ir hacia Pobladura del Valle y desde allí salir a la nacional de Benavente - León.
No fue así como salió el plan, ya que nos equivocamos en dos cruces y terminamos metiéndonos de nuevo en la autovía de Sanabria teniendo que recorrer varios kilómetros hacia atrás para encontrar un cambio de sentido, ya que como es habitual, no abundan.
Por fin, tras varios rodeos, salimos a la nacional por la circulamos hasta llegar al cruce de Ardón donde entramos para hacer el cambio de coches. De nuevo en marcha, al llegar a la altura de la autovía a Burgos se encuentra un concesionario de coches de ocasión en el que paramos un rato ya que Carlos quería ver alguno de los modelos que tienen fuera. Por casualidad estaban allí los que lo llevan y estuvimos un rato charlando con ellos. Sin más retrasos, cuando eran las 20:30 horas aproximadamente, llegamos a Armunia donde me dejaron a la puerta de casa.
Y este fue el final de otro grato fin de semana montañero en el que realizamos otra de las actividades programadas con optimo resultado, lo que por fortuna viene siendo habitual.