lunes, 27 de marzo de 2006

"PEÑA ABACEDO" Y "ARROYO LECHADA" (Puerto de San Glorio) 26-03-06

 


INTENTO DE ASCENSIÓN A “PEÑA PRIETA”.

2ª TRAVESÍA “SAN GLORIO- BOQUERÓN DE BOBIAS-PEÑA ABACEDO (1ª Ascensión)- ARROYO DE LECHADA- PORTILLA DE LA REINA”.

26-03-06           (Domingo)

De nuevo la climatología de este invierno y principios de primavera nos ha impedido alcanzar otro objetivo marcado por el club. En esta ocasión fue la nieve acumulada, pero sobre todo el fortísimo viento que sufrimos durante la actividad. Aún así, unos de una manera y otros de otra, disfrutamos de esta salida de cuyo transcurso doy fe a continuación.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán: Luis, José Antonio, Álvaro, Ricardo y yo. En los coches de los dos primeros nos dirigimos hasta el aparcamiento de La Granja donde nos esperaban Roberto y Javi F. Por último en Villaobispo, se añadieron al grupo Ramón y Corín, una amiga suya, completando los nueve participantes en esta excursión.
Salimos por la carretera de Villanueva del Árbol y sin novedades llegamos a Barrios de Nuestra Señora. Antes de Boñar volvimos a cambiar de carretera para dirigirnos a Cistierna. Yo sigo pensando que no es el trayecto mas adecuado, pero insisten en que sí lo es. Por fin cogimos la carretera de Riaño mientras el cielo continuaba oscurecido por las nubes. Bordeamos el pantano y en Llánaves hicimos una pequeña parada antes de continuar hacia el alto del puerto San Glorio, límite con Cantabria, (1684 m.)
A éste llegamos poco antes de las 10:00 horas. El panorama era bastante negro, y nunca mejor dicho. El cielo cubierto por completo y las nieblas se cerraban en las cumbres. Por mi parte, considerando que la ruta en sí era larga hasta alcanzar la cumbre y que la nieve, ya desde allí se veía bastante abundante, propuse cambiar los planes y ascender al cercano y fácil Coriscao. El personal estaba decidido a todo y con estas opiniones, a las 10:15 horas emprendimos la marcha.
Alguna chispa de agua se escapaba sin mayores consecuencias. Entramos así en la vega de Tarna cubierta en parte por la blanca nieve y encharcada de agua y ascendimos suavemente sorteando difícilmente los numerosos arroyuelos. En mitad de dicha vega encontramos unos cables paralelos de lo que podía ser un futuro remonte. Apuntaré aquí que toda esta zona está siendo objeto de estudio para una futura estación de esquí que está trayendo una gran polémica.
Poco a poco nos fuimos acercando hacia el Boquerón de Tarna, (1600 m), estrecho paso entre las peñas Devesa y La Nave. El paso del arroyo principal no fue sencillo del todo por la gran cantidad de agua que por él bajaba. Por delante iban tres jóvenes con esquíes. Al pasar por este lugar vimos un par de rebecos encaramados en las rocas. Por el sendero en descenso entramos en la vega del Naranco, que baja directamente a Llanaves de la Reina. En esta vega hay un par de edificaciones, una de ellas el refugio de montaña Tajahierro. De nuevo los arroyos nos hicieron dar algunos rodeos y saltos “arriesgados”. En el cielo se iban abriendo claros y el sol reflejado en la nieve me hizo poner las gafas de sol y me di protección solar.
Tras haber alcanzado el fondo de la vega, emprendimos el remontado hacia el Boquerón de Bobias. La nieve ya lo cubría todo y además era blanda, lo que dificultaba el avance. La parte baja era suave, pero poco a poco la pendiente se hizo pronunciada. Echando la vista atrás tuvimos una bella vista de la vega y cimas circundantes. En Abril hará un año que algunos hicimos esta misma ruta en una marcha regional. Desde San Glorio alcanzamos el Boquerón de Bobias y bajamos por el arroyo de Lechada a Portilla, lo mismo que ahora algunos repetiríamos.
Como digo, poco a poco y “luchando” con la nieve blanda fuimos ganando altura acercándonos al collado. Algunos ya se habían adelantado y cuando los últimos llegamos arriba estaban ya por debajo en la parte contraria. Eran las 12:55 horas. Lo primero que sufrimos al alcanzar esta altura de 1800 metros fue el viento. Rachas exageradas del suroeste casi nos tumbaban. Por mi parte ya iba bastante agotado por el esfuerzo de la pendiente cargada de nieve blanda. Desde allí “solo” nos quedaba un desnivel de otros 735 metros cuando llevábamos poco más de 100.
Desde poco antes ya había decidido abandonar el objetivo y si alguien me acompañaba, ascender a la cumbre situada a la derecha del collado conocida como El Abacedo. Allí estábamos Roberto, Ricardo, Álvaro y yo, mientras el resto ya se encaminaban ladera arriba hacia el siguiente collado situado junto al Tres Provincias. Como ninguno de los otros tres compañeros estaban decididos a seguir al resto, optamos por emprender el ascenso a la cumbre mencionada. Por la parte derecha teníamos cortados hacia el valle del Naranco con voladizos de nieve de los que había que separarse prudentemente. La pendiente era bastante suave y a pesar del fuerte viento avanzamos cómodamente hasta alcanzar una pequeña cima. La cumbre principal estaba pocos metros por encima y para llegar a ella bajamos una corta pendiente a un collado para subir a continuación por el siguiente repecho.
A las 14:00 horas alcanzamos la cumbre del Abacedo con 2020 metros de altitud. En la cima totalmente nevada no había indicio alguno de buzón ni otra señal de cumbres. Por ello, y dado que el viento seguía bufando fuertemente, sacamos una foto y no tardamos en emprender el descenso. Sí nos dio tiempo a contemplar algunas de las cumbres que desde allí se veían, como la del cercano Coriscao, Vallines, Cubil del Can o Tres Provincias al que el resto se dirigía. Intentamos en vano ponernos en contacto con ellos para informarles de que íbamos a bajar por el arroyo de Lechada a Portilla y que nos recogiesen allí. O no tenían cobertura o no cogían el teléfono.
Como digo, escasos minutos estuvimos allí antes de comenzar el descenso directamente al valle. Por la nieve blanda descendimos hasta la vega del arroyo Hoyas de Santiaguín. Ricardo y Roberto se habían adelantado y estaban ya comiendo en unas rocas. Allí nos acomodamos Álvaro y yo para hacer lo mismo. Ya antes me había dado cuenta de que me faltaban las gafas de sol y aquí, después de revisarlo todo, comprobé que efectivamente las había perdido. Desde allí vimos como bajaban algunos hacia el Boquerón de Bobias y pensamos que eran ellos. Con los prismáticos comprobamos que se trataba de tres esquiadores.
No tardamos en reemprender la marcha por la pista que baja por el valle hasta la confluencia con el de Lechada. En la ocasión anterior, Luis y yo habíamos abandonado la pista y habíamos descendido hasta el arroyo para seguir a su lado. Ahora, la gran cantidad de agua que bajaba por él y lo encharcado de las praderías no lo hacían aconsejable. Poco a poco fuimos girando y cambiamos de dirección suroeste a noroeste. Al fondo del valle de Lechada en el que entrábamos pudimos ver un alto pico que Roberto apuntó como el Murcia y que ahora comprobando el mapa lo confirmo. La vista del valle abajo era realmente bonita sobre todo cuando el sol lucía y hacía destacar el verdor entre la nieve.
Suavemente íbamos descendiendo por el camino moteado de nieve disfrutando de todas aquellas vistas maravillosas. El viento seguía haciéndose notar a pesar de estar ya bastante bajos. Por las laderas de nuestra derecha, que eran las del macizo en el que habíamos estado, bajaban infinidad de arroyos, algunos de los cuales formaban bellas cascaditas. Los tubos colocados bajo la pista para desaguar los mismos no daban abasto y se desbordaba por encima de ellos. Igualmente vimos en una zona de la ladera como la parte derecha de una vaguada era completamente pedregosa mientras que la otra estaba cubierta de vegetación habiendo una línea divisoria bien definida.
Así pasamos al lado de un refugio, la Casa del Pico de la Canal, cerca del cual habíamos comido la vez anterior. No tardando llegamos a la bonita cascada que ya conocíamos Álvaro y yo de dicha ocasión. Está en el arroyo principal y, a pesar de no ser muy alta, el entorno y la gran cantidad de agua que caía en por ella la hacía espectacular. Yo decidí bajar unos metros por la empinada ladera para sacar unas fotos y grabarla mas de cerca. Era impresionante la fuerza con que caía el caudal del arroyo Lechada.
Sin más continuamos avanzando por la pista mientras yo iba de vez en cuando llamando al resto y mandando mensajes para decirles donde íbamos. Pasado este tramo vimos por encima de nosotros grandes pedreros que terminaban en el mismo camino. También un bonito rincón lleno de musgo por el que bajaban regatos de agua. Mas adelante cruzamos un paso canadiense para el ganado. Allí las grandes rocas escoltaban el camino y el arroyo a ambos lados en un estrecho pasadizo. A partir de allí el valle se estrechaba y la vegetación era más abundante. Al otro lado del arroyo vimos unas formaciones rocosas con curiosos penachos de roca conglomerada que tanto abunda en la zona. Formaban una bella postal que no dudé en fotografiar aprovechando la salida del sol entre las nubes. Allí el valle daba un doble giro en zigzag y enseguida vimos la carretera. Aún nos quedaban unos 500 metros para salir a ésta después de pasar al lado de una zona recreativa. En un cartel informativo pudimos comprobar más o menos los kilómetros recorridos, que podían ser unos 16. Del podómetro no podía fiarme ya que entre la nieve, ascensión, etc., no marcaba lo real.
Tras salir a la carretera aún nos quedaba poco más de 500 metros para llegar a Portilla de la Reina. Aquí entramos cuando eran las 17:40 horas. Nos dirigimos al bar donde tomamos un refrigerio mientras continuaba intentando comunicarme con el resto. Yo veía el problema de que no hubiesen visto los mensajes y al llegar al puerto y no vernos se preocupasen. Por ello decidí para a alguien que subiese hacia allí y me llevase. Unos jóvenes lo hicieron tras explicarles el tema, aunque con algún reparo, como es normal visto como está el panorama hoy en día. Además creo que hay una ley que prohíbe hacer autostop.
Con ellos subí los 9 Km. que hay hasta el alto del puerto comprobando que allí no había llegado nadie aún. Aproveché para sacar unas bonitas fotos hacia Cantabria y León, de donde comenzaban a llegar negros nubarrones de nuevo.
Ya eran las 19:00 horas cuando aparecieron por el mismo lugar de la ida. Enseguida me enteré de que el fuerte viento fue el principal factor que les hizo retroceder cerca de la collada del Tres Provincias. Tras cambiarnos emprendimos el descenso. Desde la carretera tuvimos una bonita vista de Los Vallines, a los que también la climatología nos impidió ascender en enero.
En Portilla nos reunimos todos en el bar donde sacamos la única foto del grupo al completo. Allí hicimos las cuentas de la salida y sobre las 20:00 horas emprendimos el regreso a León. Las negras nubes no tardaron en dejar escapar la lluvia. Al llegar a Riaño me gustó mucho la vista de las cumbres del Yordas y otras cercanas con el fondo tremendamente ennegrecido. Luis no quiso parar para sacar una foto y la saqué en marcha. Así avanzamos hasta poco antes de Cistierna donde nos volvimos a meter hacia Boñar por Sabero. Pues bien, siguiendo a José Antonio vimos que se desviaba luego hacia La Vecilla, lo que a mí no me cuadraba. Total que terminamos por venir por el peor sitio, a mi parecer, ya que me sigue pareciendo un retraso no venir por la nacional en vez de atravesar tantas carreteras. En La Vecilla vimos además que se desviaba por otra calle y decidimos olvidarnos de él y continuar a nuestro ritmo. De allí nos dirigimos a Robles de la Valcueva y por el Torío a la capital.
Casi a las 22:00 horas entramos en León donde en esos momentos no llovía. Pues bien, fue coger la moto y descargar un chaparrón de escasos dos minutos que me puso empapado. No me había mojado en todo el día y lo hago camino de casa. Me puso de mala leche este episodio.
De esa forma di por finalizada esta jornada que después de todo no resultó tal mala. A pesar de no conseguir el objetivo, la aprovechamos lo mejor que se pudo. A ver cuando tenemos por fin buen tiempo y podemos realizar las actividades previstas sin al menos obstáculos climatológicos.

























lunes, 13 de marzo de 2006

"SUSARÓN" (Puebla de Lillo) 12-03-06

 


2ª ASCENSIÓN AL “SUSARÓN”.

12-03-06       (Domingo)

Siguiendo con el calendario previsto para este año, hemos realizado esta ascensión a una bonita cumbre cercana a Puebla de Lillo. Por fin tuvimos un día prácticamente primaveral y disfrutamos realmente de los impresionantes paisajes que se nos ofrecía a la vista.
En Guzmán nos reunimos cinco de los seis participantes de esta actividad: José Luis, Luis, Roberto, Antonio y yo. Poco después de las 8:30 horas emprendimos el viaje en los coches de José Luis y de Luis. Íbamos a ir por la nacional hasta Puente Villarente, pero en el último momento cambiaron de parecer y lo hicimos por Villanueva del Árbol, lo cual a mí me parece un atraso. Así lo hicimos y llegamos a Barrio de Nuestra Señora donde se enlazan las dos carreteras. Tras pasar por Boñar nos encaminamos hacia el pantano del Porma desde el cual ya divisamos plenamente el pico Susarón. Bordeamos éste y sobre las 9:40 horas entramos en Puebla de Lillo donde nos esperaba ya Álvaro, que tiene una casa en Solle y allí había pasado la noche.
Nos preparamos entonces para la ruta y en un bar cercano tomamos un café antes de emprenderla a las 10:00 horas mas o menos. En el cielo se alternaban los claros y las nubes y no sabíamos a ciencia cierta la progresión que habría, aunque las predicciones eran a mejorar, como así se cumplieron.
Salimos del pueblo por una pista con ruta marcada de cuyo nombre no me acuerdo. Delante se alzaba el Susarón que íbamos a atacar por la derecha siguiendo las indicaciones de Álvaro. Yo lo había intentado desde la misma carretera hace años sin conseguirlo y posteriormente sí lo hicimos directamente desde Lillo, hace unos siete años. A la salida del pueblo vimos un merendero con numerosos árboles con el tronco cortado a media altura. Al lado transcurre el río del Celorno que más arriba se va ramificando a los diversos manantiales. Poco a poco avanzamos por el camino algo embarrado por la lluvia caída el día antes y que se había llevado mucha nieve de las laderas. Me sorprendió ver la escasez de ésta cuando realmente me esperaba encontrar una buena capa. Incluso en la cumbre apenas pisamos algunos neveros.
Según nos adentrábamos en el valle se hacía más espacioso y la vista era más amplia y bonita. Hacia atrás dejábamos el pueblo y empezaban a emerger por detrás las cumbres de los Mampodres. El verdor de los prados contrastaba con la vegetación y las motas blancas de nieve. De esa manera llegamos a un punto donde había que atravesar el río para emprender la ascensión hacia una vaguada. Cada uno por donde mejor le pareció, pasamos este caudal y entramos en la ladera del Susarón. De pronto nos dimos cuenta de que José Luis, por no variar, se había ido por su cuenta sin avisar a nadie. En unas rocas nos reunimos el resto y ya pudimos contemplar ampliamente todo el valle y el pueblo al fondo.
Sin mas reemprendimos la subida y nos metimos de lleno en la bonita vaguada donde algunos arbustos de tono marrón destacaban sobre la roca. Mientras ellos subían por el medio de la misma, yo opté por desviarme un poco y hacerlo algo más por la ladera evitando la fuerte pendiente y la nieve que en algunos lugares se acumulaba. Estábamos ahora en la parte noroeste del pico y el sol quedaba tapado por éste.
Yo me lo tomaba con calma ya que las piernas comenzaban a cansárseme, por lo que me sacaron bastante ventaja. Durante un tramo me metí también en el medio de la vaguada por la cual bajaba un torrente de agua entre la nieve. Según habían comentado, había que llegar a una collada desde la cual se comenzaba a ascender ya ladera arriba sin tener que alcanzar otra collada más alta. Pues bien, cuando llegué a la altura de la primera collada no vi a nadie en ella ni en la ladera, por lo que supuse que estaban subiendo ya por la loma y me quedaban ocultos tras una cresta cercana. Decidí entonces, viendo un sendero que subía por dicha cresta, seguir por él. Se alternaba la roca y la ladera con vegetación mientras iba ganando altura. Seguía sin verles y ya les suponía por encima de mí. De José Luis no sabía nada tampoco.
Al lado de aquella cresta había un pequeño desplome bajo el cual vi una gran pala de nieve. Más o menos cómodamente iba ganando altura mientras el sol comenzaba a aparecer por delante de mí. Pasé algo más arriba cerca de una roca moldeada con forma de caldero que bien podía servir de pequeño refugio. En la parte alta distinguí un par de rebecos que fotografié con el zoom de la cámara. El paisaje era cada vez más amplio y luego enumeraré las cimas que poco a poco iban apareciendo a la vista.
Sorpresa la mía fue ver aparecer a Luis por la parte derecha y algo por debajo. Cuando se unió a mí me dijo que los demás estaban aún en la segunda collada esperándome. Le dije lo antes comentado, que porqué habían ido a ella si dijeron que no hacía falta. No tardamos en verles comenzar a subir desde la misma. Roberto se dirigía hacia nosotros mientras Álvaro y Antonio ascendía directamente. Por otra parte, mirando hacia la cumbre ya visible, vimos en ella a José Luis.
Por la arista noroeste continuamos ascendiendo mientras el cielo se había ido despejando por completo. Roberto no tardó en alcanzar también la misma mientras los otros dos quedaban ahora ocultos. Luis se adelantó también y yo solo alcancé la cumbre del Susarón a las 12:35 horas.
La vista desde aquella altitud de 1879 m fue tremendamente espectacular. Si hay cumbres con panorámicas especialmente amplias, esta es una de ellas. Situada en medio de un valle y aislada, no hay picos cercanos que oculten paisaje alguno en muchos kilómetros. Solo por dejar constancia, enumeraré todos los visibles que yo he ascendido siguiendo más o menos un orden panorámico. Peña Corada, Moro, Rionda, Peñas Pintas, Espigüete, Peña Prieta, Tres Provincias, Vallines, Peña la Cruz, Lago, Remelende, Peña Ten, Rapaona, Torres, Toneo, Agujas, Ausente, Cellón, Brañacaballo, Currillines, Tres Marías, Fontún, Bodón de Lugueros, Cueto Aucino, Valdorria, Correcillas, Peña Galicia, Cueto de Boñar, Mahón, Peña San Pedro y alguno más que seguro me dejo.
Precisamente, a la misma hora que estábamos nosotros contemplando de todo este sinfín de cumbres, en el Espigüete ocurría un accidente mortal, según me enteré por la noche por la tele.
Debajo de nosotros se emplazaba el pantano y al lado contrario Puebla de Lillo. También otros pueblos como Solle, Redipollos, Cofiñal, etc. Antes de ponernos a comer sacamos las fotos en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta. El buzón lo habían colocado los del club Susarón, en el que está nuestro ex-compañero Antelmo. Acomodados en la cumbre comimos tranquilamente disfrutando de un día realmente excepcional. José Luis dijo que se quedaba frío y que comenzaba a bajar. Nosotros estuvimos disfrutando de todo ello hasta las 15:20 horas que comenzamos a descender por la cresta que algunos habíamos subido. Según habían dicho Álvaro y Antonio, por donde ellos habían subido, la pendiente era bastante pronunciada e incluso con algo de trepada.
No tardaron en sobrar las cazadoras e incluso alguno bajaba en manga corta. La primavera comenzaba a notarse algo antes de su comienzo. Seguíamos demorándonos en la bajada ante la contemplación del paisaje que se contemplaba. Así alcanzamos la collada desde la que yo había subido y que daba paso a la vaguada. Justo abajo se podía ver Puebla de Lillo al fondo del valle y las cumbres de los Mampodres detrás en una estampa única. En la vaguada encontramos la nieva aún más blanda que en la subida y había que tener cuidado de no meter el pie hasta el arroyo. Antonio se había adelantado un poco y se apoyó en un tronco de unos arbustos. Pues bien, Álvaro y Luis pasaron de largo sin verle y yo de casualidad, y eso que no estaba escondido, pero se había camuflado bien.
Poco a poco perdimos altitud y salimos de la vaguada en sí. En las praderías pastaban numerosos caballos. Pasamos al lado de un refugio de metal para salir al camino principal por donde Roberto había pasado antes el arroyo. Nos metimos entre algunas escobas y sorteamos algunos arroyuelos sin dificultad antes de entrar en dicha pista. El camino estaba mas embarrado debido al deshielo por el sol. Al lado de la misma se alzaban unas rocas bajo las cuales, del suelo mismo, manaba un buen chorro de cristalina agua que paramos a beber.
Sin más novedades nos fuimos acercando al pueblo y en el jardín de una casa a la entrada vimos una cabra con tres bellos cabritillos que fotografié tras borrar alguna foto anterior por falta de espacio en la tarjeta. A las 17:30 horas entramos en Puebla de Lillo donde ya estaba José Luis desde hacía hora y media según dijo. Como tenía prisa para marchar pasamos todo para el coche de Luis y nos despedimos. El resto nos cambiamos y entramos en el bar a tomar un refrigerio.
Poco antes de las 19:00 horas emprendimos e regreso. Nos despedimos de Álvaro, que quedaba en Solle, y salimos hacia León. Bordeando el pantano tuvimos una bella vista del pico al que paramos a fotografiar. Su reflejo simétrico en el agua formaba una bonita postal. Sin mas detenciones continuamos el viaje, esta vez por Puente Villarente. Antes de llegar a León encontramos una pequeña retención que no supuso gran retraso. Tras dejar a Roberto en La Serna y a Antonio en Álvaro López Núñez, bajé yo por último en Guzmán sobre las 20:15 horas. Allí cogí la moto y en pocos minutos llegué a casa finalizando esta completa y grata jornada de montaña.






















lunes, 6 de marzo de 2006

"POLA DE GORDÓN - LOS BARRIOS - ARROYO DE LOS BARRIOS" 05-03-06

 


1ª TRAVESÍA “LA POLA DE GORDÓN-BARRIOS DE GORDÓN-ARROYO DE LOS BARRIOS”.

05-03-06        (Domingo)

Tras suspender el fin de semana pasado una travesía nuestra por causa de la mala climatología que este año estamos padeciendo, este fin de semana actual nos ha ocurrido algo semejante. Las malas previsiones nos hicieron cambiar los planes ya que para salir con coches no estaba muy recomendable. Al final, sabiendo que el grupo Collado Jermoso organizaba una excursión para ascender al pico Estorvín de Valverde, algunos optamos por intentar añadirnos a ellos en el último momento si había plazas disponibles y dependiendo también de cómo se presentase el día. Apuntado solo estaba Luis, mientras el resto iríamos a la aventura y en último caso con coches particulares, si el tiempo lo permitía, como digo.
Pues bien, ese día, tras levantarme y prepararlo todo, vi como de pronto comenzaba a nevar copiosamente. Tras ponerme en contacto con José Antonio, Ricardo y Luis, acordé acercarme hasta las cercanías de la FEVE de donde salían éstos. Con Antonio me fue imposible comunicarme. Resumiendo, tras estas llamadas, al final solo Luis y yo nos presentamos a las 8:30 horas en la salida. Por su parte, José F. también se había apuntado por su cuenta. Solo yo era el que no tenía plaza, cosa que no fue problemática al sobrar asientos libres en los dos autocares. Algunos claros se abrían en el cielo mientras emprendimos el viaje poco después de la hora acordada.
Salimos por la carretera de Asturias completamente cubierta de nieve, por lo que la velocidad se redujo considerablemente. Tras bajar el Rabizo con precaución, pasamos La Robla y poco después nos detuvimos o nos detuvo la Guardia Civil de Tráfico. Al poco reanudamos el viaje y dejamos atrás La Pola de Gordón. Cómo ya nos habían dicho, los planes iniciales de la subida al Estorvín habían cambiado dado el mal estado de la ruta con demasiada nieve. Por el contrario, íbamos a hacer otra por las cercanías de Villamanín y el pico Fontún. Pues bien, antes de llegar a éste nos volvió a parar la patrulla de tráfico cerca de un restaurante de la carretera. Allí estuvimos bien a gusto vente o treinta minutos sin que nos diesen solución alguna. Lo cierto es que hacia el norte se veía más cerrado, pero en cambio la carretera estaba mejor que el tramo anterior. Decían que esperásemos a que pasase una quitanieves, pero allí no aparecía nadie.
Sobre las 10:10 horas, visto que no nos dejaban continuar, se decidió dar la vuelta y aprovechar la jornada haciendo una ruta cercana a La Pola de Gordón. Regresamos a éste donde hubo que hacer algunas maniobras con los autocares hasta aparcar por fin cerca de la estación de RENFE. Eran las 10:30 horas mas o menos. Allí nos apeamos y preparamos para la ruta. Está iba a transcurrir desde este pueblo hasta Los Barrios de Gordón y ascensión por el valle del arroyo de Los Barrios hasta una collada entre La Miezca y el pico Santiago.
Poco antes de las 11:00 horas comenzamos la marcha atravesando un puente sobre la vía férrea con dirección a Los Barrios, distantes dos kilómetros. El cielo se había cerrado de nuevo y comenzó a nevar copiosamente. Con este panorama ascendimos poco a poco por la carretera que une los dos pueblos. Desde los 1000 metros de altitud de La Pola de Gordón se ganan 100 metros hasta Los Barrios. En hilera caminamos el grupo de unas 60 personas participantes en esta salida. Así llegamos a este pueblo dividido en dos barrios, el de Abajo y el de Arriba. Pasamos nosotros por el primero de ellos sin apenas ver vecinos en la calle. Según avanzábamos por sus calles iba cesando de nevar y se abrían claros azules en el cielo.
A las 11:40 horas dejamos atrás las últimas casas del pueblo para meternos en un camino embarrado y con nieve. El podómetro mío marcaba casi tres kilómetros. Delante se alzaban las cumbres de los macizos antes mencionados de los cuales saqué una panorámica de fotos. El cielo azul y prácticamente despejado permitía distinguir todas las cumbres nevadas.
Poco apoco no metimos en el valle del arroyo de Los Barrios y la nieve en el camino comenzó a hacerse abundante en algunos tramos. Por otro lado, el blanco de la misma contrastaba con el colorido de la vegetación, tanto el verde como los tonos marrones de los diferentes árboles, dando al paisaje un aspecto realmente de postal. El sol contribuía a realzar este efecto tan hermoso.
La pendiente era suave y se llevaba cómodamente el caminar. Además, los que iban delante ya habían ido abriendo camino, lo que facilitaba aún más el avance.
Así llegamos, aunque tengo que decir llegué, ya que me había separado de Luis e iba yo solo, a un punto donde el valle se abría un poco más y había una caseta con un corral cercano. En ella habían parado algunos mientras otros habían atravesado el arroyo para subir ahora por el camino de la ladera izquierda y en sentido contrario al que traíamos. Era curioso ver la hilera de personal avanzar entre la blanca nieve. Eran las 12:40 horas.
Yo no paré y continué sin mas tras atravesar también el arroyo en el que se podían ver algunos rincones bonitos con algo de vegetación entre la nieve. La pendiente se hizo algo más pronunciada aunque se continuaba caminando bien. Por delante me precedía un grupo a unos 300 metros mientras que por detrás apenas me seguían dos o tres personas. Poco a poco se fue ampliando el paisaje y vi al fondo del valle Los Barrios de Gordón. Aproveché para sacar otra panorámica de fotos. Al llegar a un pequeño collado se unió esta pista con otra que bajaba de arriba hacia el valle contiguo. Por ella habíamos bajado hacia Pola de Gordón en el Encuentro de Montañeros de hace dos años cuando se hizo la travesía desde Aralla a Pola. Ahora nos incorporábamos a ella para subir hacia el collado situado bajo el pico La Miezca, que durante buena parte de la ruta consideramos como el Fontañan.
El viento soplaba aún mas que antes levantando remolinos en la nieve. En la pista algunos tramos estaban helados y otros cubierto por una gran capa de nieve que acumulaba el viento en montones. Aún así repito, se caminaba cómodamente y a las 13:10 horas alcancé por fin el collado cuyo nombre no viene en los mapas pero que bien podía ser el de Urdiales. En él se agrupaban unas 18 personas y por la falda de La Miezca había otras dos. Una de ellas regresó y la otra, que no era sino Luis, comenzaba a subir ladera arriba. El cielo se había cubierto y de nuevo nevaba, por lo que todos opinaban que no era lo más sensato subir. Él llevaba emisora y a través de ella se comunicaba con los organizadores. Tras un rato de subida, y viendo que no merecía la pena seguir, comenzó a descender. El resto comenzamos a bajar poco a poco por la pista mientras curiosamente volvía aclarase el cielo. Hasta la collada habíamos recorrido según el podómetro 6,360 Km.
Desde allí contemplamos una amplia vista de todo el valle e incluso se distinguía el pueblo. De nuevo llegamos al desvío del camino que se divide hacia el valle del arroyo Villejo que baja a Pola, como dije anteriormente. Incluso se había comentado la posibilidad de haber bajado todos por él haciendo la ruta circular, pero sabíamos que pasaba cercano a las obras del túnel del AVE y no estaba claro cómo estaría el acceso.
Optamos entonces por regresar por el mismo valle y así llegamos a la caseta sobre las dos de la tarde. Allí quedaba aún personal y otros que llegamos y nos acomodamos para comer. Del tejado colgaban tres chupiteles de hielo que el viento había moldeado con curiosas formas. A la abrigada comimos cómodamente mientras otros lo hacían dentro del caseto. Al cabo de una media hora emprendimos Luis y yo el regreso. El cielo seguía despejado y de nuevo pudimos disfrutar enormemente del paisaje con el colorido espectacular entre la nieve. Íbamos sacando fotos y grabando todo ello para dejarlo bien plasmado. Algunos altos árboles escoltaban el camino y el arroyo se alejaba y acercaba de éste continuamente.
De esa forma nos fuimos aproximando al pueblo que vimos tras dar una curva la pista. En ésta la nieve se había derretido bastante y el barro y el agua lo inundaba todo. A las 15:15 horas entramos en Los Barrios de Gordón. Como ya habíamos visto, algunas edificaciones con antigüedad tenían balconadas de madera ya muy deteriorada. A la salida del pueblo, en una finca, se podían ver numerosas esculturas hechas con diferentes materiales y objetos de reciclaje. Luis se adelantó y de nuevo quedé yo solo caminando. Al poco de dejar las últimas casas eché una ojeada atrás y disfruté de una bella vista del pueblo con las cumbres por detrás de éste. Saqué otra foto panorámica de la misma.
Tranquilamente fui caminando por la carretera con la vista de frente del pico San Mateo. Trabé entonces conversación con otro compañero de ruta aficionado a la espeleología que me comentó algunos datos sobre las cuevas de la zona. Los dos juntos entramos en La Pola de Gordón cuando eran las 15:45 horas. En vez de ir al puente, atravesamos las vías de la estación al lado de la cual estaban los autocares. El podómetro marcaba 13,440 Km. tras un rato de charla con otros compañeros me cambié el calzado e hicimos tiempo hasta las 16:30 horas que estaba previsto el regreso.
A esa hora nos pusimos en marcha hacia la capital. Aquí apunto una incidencia que me mosqueó un poco. Resulta que si bien la salida por la mañana fue de la estación de FEVE, la parada de regreso la hacen en la plaza de La Inmaculada. Claro, yo encima tenía el coche cerca del cruce de la antigua Cruz Roja, lo cual como digo me fastidió un poco. Tras acercarme cargado a por éste, regresé a casa realmente satisfecho del resultado general de la jornada. Después de presentarse tan mal el panorama, no pudimos tener mejor suerte al final.
Lo cierto es que este año estamos teniendo una suerte bastante irregular en las salidas por culpa del tiempo. De tres programadas hasta ahora, solo se ha salvado la de Piedra Nidia, ya que a los Vallines no pudimos subir y la del Camino de los Frailes del domingo pasado también se ha aplazado por lo mismo. Esperemos que cambié la cosa y podamos ponernos en plan a partir de ahora.