lunes, 21 de febrero de 2011

PICO UNGRÍO O FRESNEDA (Vegacervera) - 20-02-11

 


(Nota aclaratoria: Esta cumbre viene denominada en los mapas como Pico Ungrío)

2ª ASCENSIÓN AL “FRESNEDA”.

20-02-11    (Domingo)

Este domingo nos hemos acercado a Vegacervera para realizar una ruta señalizada como “Los Sierros Negros y el Cardayal” y que al final quedó en una ascensión al pico Fresneda, cumbre cercana a la misma a la que ya en otra ocasión ascendí. En el mapa realmente viene denominada como Pico Ungría, siendo el Fresneda o Fresnera, el grupo de cumbres de esa zona.
Tras la baja de última hora de Mª Jesús, 7 fuimos los que al final participamos en esta excursión: Mateo, José Antonio, José Luis, Nati, Álvaro, Tiquio y yo, acompañados de Rex. A las 8:30 horas salimos de León en mi coche y el de José Luis hacia Vegacervera por la carretera del Torío. En unos 45 minutos llegamos a este pueblo aparcando los coches en la carretera que se dirige al camping de esta localidad. Allí ya encontramos nieve helada en el asfalto. Nos preparamos para la ruta y a las 9:45 horas emprendimos la marcha por un camino hacia el noreste. La ruta en sí no comenzaba allí, si no en otro punto poco antes de Vegacervera. Nuestra intención era hacer la ruta ampliándola con la subida al Fresneda y Enrasadas. Al final solo hicimos la ascensión del primero ya que el estado de la subida y la climatología nos impidió realizar las otras dos opciones.
Por el ancho camino pasamos enseguida debajo de un puente del que no supimos la finalidad de momento. Hacía mucho frío y aún tardó un rato en darnos el sol. Poco a poco fuimos ganando altura dejando atrás un rebaño de vacas por encima de nosotros. Tras unos 500 metros recorridos abandonamos el camino para echarnos a la ladera izquierda para comenzar la ascensión hacia la collada entre las dos cumbres. La nieve seguía cubriendo el terreno y nos metimos entre arbustos y escobas en algunos tramos. Enseguida nos separamos unos de otros quedando Mateo, Álvaro y yo juntos hasta la cumbre. El resto se había echado más a la izquierda por otra ladera paralela. Por su parte, Nati quedaba por detrás a su paso tranquilamente.
Avanzamos siguiendo una pequeña vaguada en la que también encontramos varios robles y otras especies arbóreas. Al final de la misma nos encontramos con una gran nave ganadera de piedra, vacía en esos momentos. La dejamos atrás y seguimos subiendo mientras cambiábamos un poco el rumbo a la derecha siempre con dirección a la collada entre el Fresneda y el Enrasadas. Nos metimos bajo unas paredes rocosas bordeando las mismas mientras sorteábamos los numerosos huecos cubiertos de nieve que encontrábamos entre las rocas.
Poco a poco nos fuimos metiendo en la vaguada principal hacia la collada, aunque no llegamos al centro de la misma. Decidimos avanzar por una pequeña cresta de piedras que al final no resultó del todo acertado. De nuevo los huecos cubiertos de nieve se convertían en trampas donde metíamos las piernas con el riesgo de hacernos daño. Álvaro tuvo una caída en la que se mancó un poco.
Aquella cresta nos desviaba de la collada, pero iba hacia la cumbre más directamente. La pendiente se hizo cada vez más pronunciada y costaba avanzar por el mismo motivo, la nieve acumulada entre las rocas. Por otro lado, el cielo se había ido cubriendo cumpliéndose las previsiones que anunciaban lluvia por la tarde. El paisaje se hacía más amplio y empezamos a vez las numerosas cumbres del norte. En algunos tramos había que ayudarse de las manos para avanzar más seguros. Por los walkies nos comunicábamos unos con otros. Tiquio, que en principio había ido por la otra ladera, había retrocedido para meterse a la vaguada y ahora iba por detrás de nosotros. Enseguida vimos a José Luis por encima y ya había estado en la cumbre. José Antonio había subido por otra loma también y estaba en la cima.
Tardamos unos minutos en llegar a su altura y ver la cima en sí ya a pocos metros. El último tramo era menos pendiente pero estaba cubierto totalmente por la nieve. A las 12:45 horas alcanzamos esta cima con una altitud de 1685 metros. En la misma no había señal alguna de buzón, hito ni nada parecido. Como estaba cubierta de nieve, tampoco dejamos tarjeta alguna. Hablando con Tiquio, al que veíamos acompañado por Rex, nos dijo que quedaba en las rocas a las que se había encaramado algo más al norte y por debajo. Desde esta cima podíamos ver numerosas cumbres hacia cualquier punto cardinal. Destacaban entre otras el Brañacaballo, Fontún, el cercano Correcillas o el Sancenas. También los pueblos de Vegacervera, Matallana o Villalfeide camuflados en el paisaje moteado de nieve.
Nos sacamos unas fotos de grupo y apenas 20 minutos después de llegar emprendimos el descenso hacia el roquedal donde estaba Tiquio. En esta bajada no había que bajar la guardia por los mismos huecos en la nieve entre las rocas. Bordeamos en este tramo unos enormes hoyos de gran envergadura y de cierta profundidad en los que se acumulaba la nieve. Subimos luego unos metros hasta donde estaba el compañero y en ese punto decidimos comer cómodamente. El sol era cada vez menos visible y los nubarrones ganaban espacio por el oeste. La temperatura también comenzaba a descender y nos quedábamos fríos allí.
A las 14:00 horas comenzamos el descenso con intención de dirigirnos a la collada viendo que el cresteo era más suave hasta la misma. Al final los que iban por delante fueron desviándose ladera abajo metiéndose en una estrecha canal por la que había subido Tiquio. Aunque con precaución, no se bajaba del todo mal. En varios lugares había una buena capa de nieve que se hundía bajo nuestros pies. Había que ir sorteando los huecos que seguían abundando entre las rocas, aunque en menos numero por esa zona. Álvaro intentó hacer una gran bola de nieve para hacerla rodar, pero ya con buen tamaño se “cuadriculó” y tuvo que abandonarla.
Llegamos así a la vaguada principal por la que seguimos el descenso durante un tramo antes de desviarnos de nuevo bajo las paredes. Aunque nublado, no era tanta la amenaza de lluvia como minutos antes. Pasamos entre algunos arbustos pelados y cambiamos de vaguada. Allí me despisté del todo creyendo que habíamos variado la ruta de ascenso, aunque enseguida me convencí al ver la nave por la que antes habíamos pasado.
Por detrás quedamos Mateo, Álvaro y yo y decidimos acercarnos hasta un collado cercano desde el cual vimos la carretera que se metía en las hoces en ese punto. Luego, en vez de bajar por el sendero de subida, seguimos un ancho camino entre robles con una bifurcación que se dirigía a unas antenas y en la que nos reunimos de nuevo. Algo más adelante salía el sendero que atajaba hacia la nave por el que habíamos subido. Tras dejarlo atrás, algunos optaron por meterse a la vaguada mientras otros avanzamos por el camino unos metros. Cuando vimos que daba más rodeo hicimos lo mismo y les seguimos. Más o menos íbamos por la senda de subida, aunque unos metros desviados de ella. Por debajo se veía el ancho camino de la ruta señalada que íbamos a hacer en un principio y que con tan solo 5 Km. rodea un cerro cercano para volver al pueblo por la parte contraria. Arriba habíamos comentado la posibilidad de hacerla al bajar, pero el cielo estaba cada vez más gris y ahora sí volvía a amenazar lluvia. Además, yo al menos llevaba los pies empapados y ya solo me apetecía terminar para cambiarme.
Frente a nosotros vimos el rebaño de vacas y varios perros nos ladraron al acercarnos. Nos separamos en este tramo bajando cada uno por donde mejor le vino llegando al camino en pocos minutos. Al llegar al puente de piedras supimos que función tenía. Era el canal que recoge el agua en las Hoces de Vegacervera.
Escasos metros nos separaban del final de la ruta donde teníamos los coches. Antes de llegar a ellos comenzó a llover. La nieve y el hielo que cubría por la mañana el camino se había derretido en parte. A las 15:45 horas terminamos la marcha. Con los coches nos encaminamos hacia el bar en el que estaba Nati esperando y donde tomamos un refrigerio. Además nos cambiamos e hicimos las cuentas antes de emprender el viaje de regreso a la capital. Durante el mismo la lluvia fue muy arreciante bajando de intensidad ya cerca de León. En Guzmán dejé a los compañeros a las 17:20 horas antes de venir para casa.
Así finalizamos esta nueva salida del club de montaña. Por temas familiares no pude ir a la ascensión del Corral de los Diablos hace dos semanas, por lo que hacía un mes que no salía.