lunes, 14 de julio de 2008

PEÑA LABRA (Piedrasluengas -Palencia) - 12/13-07-08

 


1ª ASCENSIÓN A “PEÑA LABRA”. (Palencia).

12/13-07-08

Con casi tres meses de retraso hemos realizado esta ascensión a Peña Labra, cumbre situada en Palencia y que limita a su vez con Cantabria. Tras estudiarlo, propuse ir de acampada el día antes y así el siguiente tener mayor margen de tiempo para realizar la ruta, que luego resultó sencilla y relativamente corta. Apunto que dicha actividad la había propuesto yo en el mes de abril y que la mala climatología nos había frustrado incluso el acercamiento. Tan solo dos compañeros se animaron a participar, lo cual no impidió para nada que lo pasásemos estupendamente y que, como digo, alcanzásemos el objetivo cómodamente.

SÁBADO 12
Pocos minutos antes de las seis de la tarde salí de Armunia hacia Guzmán donde habíamos quedado. En mi furgoneta nos acomodamos Álvaro, Vicente y yo emprendiendo el viaje minutos después de las 18:00 horas. Hacia la montaña se veían nubes, aunque hacia donde íbamos, a 130 Km. no podíamos adivinar que haría.
Por la nacional llegamos a Mansilla de las Mulas donde giramos hacia Cistierna. Al llegar a Sahechores de Rueda abandonamos esta segunda vía para dirigirnos a Almanza por una carretera de curvas pero arreglada. Llegado a éste pueblo continuamos con dirección Puente Almuhey viendo de continuo la cara Sureste de Peña Corada. En dicho pueblo volvimos a cambiar el rumbo tomando la carretera hacia Guardo. Tras pasar por La Espina entramos en la provincia palentina en pocos minutos. En este último pueblo nos llevamos un pequeño susto. Yo iba un poco mas rápido de lo marcado, cosa que no suelo hacer en las travesías, cuando nos encontramos a la Guardia Civil de frente y uno de ellos que se mueve hacia la carretera. Por suerte nos dejan pasar parando justo a otro coche que nos sigue a poca distancia.
Ya en Palencia comenzamos el descenso hacia Guardo parando por encima de él para disfrutar de una bonita vista del Espigüete con la cumbre medio metida entre niebla. Eran las 19:10 horas. Seguidamente decidimos entrar en Guardo unos minutos y tomar un refrigerio en una cafetería. A continuación preguntamos por el supermercado “El Árbol” a unas jóvenes que nos lo indicaron. En una de las calles vimos un SEAT “600” plastificado de negro y círculos rojos y con flores de atrás adelante. Estuvimos sacándonos unas fotos a su lado y en el supermercado compramos algunas cosas.
Sobre las ocho de la tarde retomamos el viaje hacia Cervera de Pisuerga. La carretera atravesaba varios pueblos de la zona de “La Peña” teniendo a nuestra izquierda la Sierra del Brezo que transcurre paralela a la misma. Unos kilómetros antes de Cervera enlazamos con la comarcal que sube de Saldaña y por la que entramos en dicho pueblo a las 20:25 horas tras 130 Km. recorridos.
En la calle principal nos detuvieron debido a un desfile que tenía lugar con motivo de las fiestas de San Cristóbal. Recogimos algunos caramelos de los que tiraban al paso los cabezudos y desde el camión engalanado al que seguía un buen número de participantes. Aprovechamos para preguntar por la situación del camping al cual nos dirigimos seguidamente.
Justo antes del puente de piedra que sale de Cervera giramos a la izquierda y dicha calle nos llevó a la entrada. Tras inscribirnos en recepción y abonar la estancia nos dirigimos a la parcela para colocar la tienda de campaña. Comprobamos que estas no tenían delimitación alguna y cada uno se colocaba como mejor le parecía, lo cual nos extrañó. Nosotros nos pusimos entre dos tiendas ya montadas con la furgoneta delante de la nuestra.
No sé como me dio por mirar la factura cuando comprobé que se había equivocado la chica y nos había cobrado tres personas tres noches. Lo cierto es que no caí en la cuenta al pagar y menos mal que lo hice estando allí. De 39,2 € quedó reducido a casi la mitad, 18,20 €. Como dato apuntaré que las tasas eran: 3,50 € por coche, 4,20 € por tienda y 3,50 € por persona y noche.
Salimos luego con la furgoneta a dar una vuelta por el pueblo. Aparcamos en el centro y pasamos por cerca de la iglesia, construida sobre una formación rocosa de la ladera. Estando allí me llamó Jorge, antiguo compañero del club, para preguntarme sobre la visita mía a la Expo de Zaragoza hace unos días y a la que ellos tenían intención de ir.
Subimos por una ladera entre pinos hasta un alto donde antiguamente se ubicaba un castillo del que no vimos resto alguno. Sí tuvimos una bonita vista de Cervera e incluso comprobamos que en la lejanía se veía lo que podía ser Peña Labra por su curiosa forma. La mayoría de las cumbres se encontraban cubiertas de nieblas que esperábamos se disiparan al día siguiente. Allí se estaba bastante fresco.
Bajamos de nuevo al centro del pueblo donde vimos algunas atracciones y puestos de mercadillo en sus calles. En la plaza estaba el camión-escenario de una orquesta que nos dijeron que comenzaba a las 23:30 horas. Estuvimos tomando unos vasos en algunos bares de la zona hasta la hora en que comenzó la orquesta. El problema era doble: por un lado teníamos que madrugar al día siguiente y por otro, a partir de las doce no podíamos entrar con la furgoneta al camping. Con algo de pesar, pero con sentido común, nos retiramos enseguida hacia éste. Aquí estuvimos cenando un poco antes de acostarnos casi a la una de la madrugada.

DOMINGO 13
Puse a tocar el reloj a las 7:30 horas levantándonos poco después. Comprobamos como los cristales de la furgoneta tenían un delgada capa de hielo que los cubría. En pleno julio.
Desmontamos la tienda y la pusimos a secar tendida de la verja a la que comenzaba a dar el sol. Mientras se secaba un poco fuimos desayunando y recogiendo el resto de cosas. También fuimos preparando las mochilas para la ruta.
A las 8:45 horas abandonamos las instalaciones tras devolver una placa identificativa de la tienda. Salimos de Cervera por la carretera hacia el puerto de Piedrasluengas distante 30 Km. En el cercano mirador de Las Matas paramos un momento para ver la panorámica desde el mismo. El día estaba despejado y se veían numerosas cumbres. En unos paneles señalaban los nombres de todas ellas entre las que se encontraba el Curavacas.
Continuamos el trayecto por una carretera plagada de curvas entre bonitos bosques de donde podían salir animales sueltos, según nos indicaban varias señales de tráfico. Llegamos así al embalse de Requejada que bordeamos para llegar luego al desvío del valle de Los Redondos desde donde se hace la ruta de la Fuente de Cobre, alternativa que teníamos en el caso de no disfrutar de un tiempo apropiado para la ascensión a Peña Labra. Tras él comenzamos el ascenso del puerto pasando un pequeño pero bonito desfiladero a escasos metros del pueblo de Piedrasluengas, por encima del cual se veía claramente Peña Labra.
A las 9:20 horas llegamos a dicho pueblo aparcando la furgoneta al lado de una parada de bus. Por detrás de la iglesia se alzaba la cumbre del pico. Con ella de fondo nos hicimos unas fotos y al revisar la hoja de ruta nos dimos cuenta de que ésta comenzaba en el puerto, no en el pueblo. Éste se situaba unos 500 metros mas arriba y decidimos acercarnos con el coche hasta él para seguir la ruta bien desde el comienzo.
Desde este paso de 1355 metros de altitud se puede contemplar los valles cantabros de Polaciones y Liébana asomándonos al mirador de madera que cuelga sobre los hayedos. Las nubes nos impedían ver los Picos de Europa con claridad. Estas nubes corrían de noroeste e iban cerrando el cielo claro que hasta ahora teníamos.
A las 9:35 horas emprendimos la marcha por un camino que salía de la parte contraria de la carretera y que transcurría entre praderas donde las vacas pastaban a su antojo. Dejamos atrás un caseto de cemento al que habían forrado de troncos de madera. De frente salía del terreno una roca con forma de cuernos hacia la que nos encaminamos para bordearla. Por allí se fue perdiendo el camino mientras contemplamos una bonita vista del pueblo situado bajo nosotros. En la parte alta de otras rocas veíamos el repetidor al que había que llegar según la ruta marcada. Poco a poco fueron apareciendo en el horizonte las cumbres del suroeste, entre ellas el Curavacas.
La pendiente se hizo mas pronunciada en una vaguada que nos llevó bajo las peñas del repetidor. Vicente había decidido ir por la parte contraria mientras Álvaro y yo seguíamos un sendero que se intuía en la misma base. Las rocas nos tapaban el sol en aquel tramo hasta alcanzar la parte alta del verde en una especie de collado entre vaguadas. Encima de las rocas, a escasos metros, se veía la antena y unas casetas de bloques de cemento. Estuvimos esperando por Vicente unos minutos y al ver que no llegaba pensamos que podía estar ya por delante. Eran las 10:05 horas.
Siguiendo dicho sendero continuamos subiendo los dos por la pradera hasta meternos entre altas escobas. Poco después vimos a Vicente aparecer por detrás y nos alcanzó en poco tiempo. Los tres juntos continuamos avanzando con la mole de Peña Labra frente a nosotros. A la vista teníamos las caras sur y oeste que caían a plomo sobre la ladera.
Llegamos no tardando a un bebedero de ganado largo y estrecho al que surtía un pequeño tubo por una esquina. Tapado por cemento, vimos como bajaba desde unos metros más arriba donde captaba el manantial. En la ladera se veía una gran manta de escobas que no sabíamos por donde atacar. Fuimos bordeando la misma por la parte baja hasta llegar a una vaguada donde no nos quedó mas remedio que meternos en medio. Hicimos una breve parada y retomamos la marcha por el alto de la loma sorteando los matorrales que dificultaban el avance. Al otro lado de la vaguada se veía un sendero subir serpenteante e intentamos llegar a él pasando la vallina por la parte mas alta posible. Abandonamos el alto de la loma y sin perder mucha altura nos metimos en la ladera donde nos encontramos con trozos de tierra pelada en los que se resbalaba fácilmente. Viendo el mal terreno que había decidimos subir “a saco” la fuerte pendiente hasta el alto de la loma de nuevo. Justo antes de llegar a la cimera vi entre los matorrales un pequeño pájaro que apenas volaba y que conseguí atrapar. Le estaba sacando unas fotos cuando se me escapó cayendo en otro matorral cercano. Aunque fui a ver si lo encontraba, no fui capaz de dar con él.
Ya otra vez en lo alto de la loma frente a la cara sur de Peña Labra vimos una pareja subir por delante de nosotros. Enseguida vimos que seguían un sendero marcado con hitos por el que sin pensarlo continuamos también nosotros la ascensión. En lo alto vimos volar una gran rapaz a la que se oía el planeo. Pasamos entre enormes moles de piedra desprendidas del macizo y en algunas hicimos paradas de descanso. La pendiente se hizo más pronunciada según nos acercábamos a las paredes verticales. En ellas se veían grandes canales desde la misma cresta. Las nubes se alternaban con los claros y la temperatura era ideal. Algunas vacas pastaban por debajo mismo de la peña.
A las 11:30 horas nos situamos bajo la peña misma. Veíamos una canal que nos hizo dudar del camino a seguir. A la pareja les habíamos perdido de vista y no sabíamos por donde habían subido. El comienzo de la canal no era malo del todo, pero luego no estaba claro como seguía. Enseguida vimos los hitos marcando el sendero bajo la peña hacia el este. Siguiéndolo pasamos por debajo de un techo de roca donde había restos de guarecerse ganado. El sendero se dirigía hacia el final del macizo por donde el mapa marcaba la subida. Antes de llegar a dicho punto vimos otra canal mas sencilla por la que decidimos arriesgarnos a subir. Era estrecha y en algunos lugares había que echar las manos, pero sin dificultad alguna. Menos de diez minutos nos llevó alcanzar la parte alta donde comprobamos como la niebla espesa cubría absolutamente todos los valles cántabros hacia el norte. Eran las 11:45 horas.
En esos momentos nos alcanzó la pareja aquella, de unos 50 años, y que habían subido por la ruta marcada. La niebla nos envolvió a todos en un momento aunque no había ahora pérdida alguna hasta la cumbre. Así como la cara sur era un corte vertical, esta cara norte bajaba suavemente en ladera y un sendero bien marcado y con apenas desnivel nos llevó a la cruz en pocos minutos cuando eran las 11:47 horas.
Pegado a la cruz había un buzón del que Vicente recogió un papel escrito a modo de tarjeta. En una placa rezaba su altitud, 2018 m, así como el nombre del montañero que la puso en 1962, Jesús Solana Monteálvaro. Escasos 30 centímetros separaban ésta del precipicio sur. Hacia esta parte aún podíamos ver algo de paisaje, siendo nulo hacia el norte. Aprovechando la estancia de esta pareja del País Vasco, nos sacaron unas fotos en la cumbre con el pueblo en el fondo. Entre algún pequeño claro vimos una cumbre de la parte cántabra. Comprobamos como siguiendo la cresta con la vista se podía observar un hito medio tapado por la niebla a unos 100 metros. Hacia él nos dirigimos todos pasando al lado de impresionantes canales de la pared sur. En pocos minutos llegamos a esta otra cota un poco más alta que la anterior a simple vista. Allí estaba el punto geodésico de cemento solamente.
En el fondo del valle se veía claramente el pueblo y el puerto de Piedrasluengas de donde habíamos partido. En la misma dirección, el suroeste, pero a varios kilómetros, contemplamos el macizo del Curavacas. Mas al sur terminaba la sierra del Brezo donde se emplazaba Cervera de Pisuerga a unos 25 Km. en línea recta. No era visible al situarse en un valle.
Poco a poco vimos como se abrían claros hacia el norte por los que empezamos a ver el valle de Polaciones. Con la esperanza de que terminase despejando, hicimos tiempo acercándonos hasta el final del macizo por el oeste. Desde allí se veía la carretera que baja por el puerto y que se bifurca en el límite de provincias, algo más abajo de Piedrasluengas. Una se dirige a Potes y la otra a Puente Nansa por Polaciones. A menos de 40 Km. en línea recta se encuentra el mar.
Vicente se tumbó por allí y Álvaro se sentó también. Yo anduve de un lado a otro contemplando el paisaje y aprovechando los claros para sacar fotos y vídeos. Poco a poco se fue despejando hasta ver completamente la parte cántabra con Peña Sagra y las lomas por las que hace unos años hicimos una ruta desde Cotillos. Realmente fue estimulante poder disfrutar de aquel paisaje que no esperábamos ver tras el panorama de unos minutos antes. Sacamos unas fotos con él de fondo y nos encaminamos hacia la cumbre. En el hito vimos a cuatro jóvenes que nos preguntaron si había bajada por el lado del que veníamos, contestándoles que se veía muy vertical.
Decidimos entonces al llegar a la altura de la cruz comer allí mismo antes de bajar. Sentados en las rocas nos dispusimos a ello mientras por el norte volvía a cerrarse la niebla. Al este podíamos ver claramente las cumbres del Tres Mares, Cuchillón y Cueto Mañin, todos en el mismo macizo de Peña Labra. Por detrás de ellos se emplaza la estación de ski de Alto Campoo. Al Cueto Mañin ya había subido yo anteriormente en una ocasión en la que nos equivocamos al coger la ruta de la Fuente de Cobre. Hace de esto 7 años.
A las 13:35 horas comenzamos el descenso. Por el sendero fuimos perdiendo altura paralelos al corte sur. En las rocas vimos una cantidad exagerada de mariquitas formando piñas. Optamos esta vez por llegar al final de la peña donde pasamos a la vertiente sur. El sendero giraba entonces hacia la derecha por debajo de la peña, aunque decidimos que íbamos a bajar por otra vaguada diferente por la que corría un arroyo. Campo a través fuimos descendiendo sorteando el bajo matorral y algunos pequeños pedreros. Nos encontramos con algunos manantiales que iban formando el arroyo. Poco a poco se fue estrechando la vaguada hasta convertirse en un barranco de laderas pendientes por las que bajamos en zigzag y con precaución. Así llegamos al lecho del arroyo cruzándolo para seguir unos metros a su orilla. Lo abandonamos luego para seguir a media ladera por debajo de una gran peña de 1812 metros de altura sin nombre en el mapa.
Atravesamos un gran pedrero en su base y entramos en un sendero por su parte sur. Las escobas eran altas en aquella zona, aunque por la senda se caminaba bien. De pronto vimos por encima un cervino que salió corriendo al vernos. Aún me dio tiempo a sacarle una foto rápida. Pocos metros después volvimos a ver la cumbre de Peña Labra, antes oculta por la peña cercana, y comprobamos como la niebla la envolvía a pasos agigantados.
Estábamos ahora situados en la vaguada que habíamos querido pasar por la mañana algo más arriba. Al lado contrario de ella veíamos una especie de collada hacia la que nos queríamos dirigir. Para ello fuimos buscando los senderos que menos desnivel nos hacían perder. Entre el alto matorral fuimos cambiando de vertiente y subiendo hacia dicha collada que no era otro punto que la loma a la que habíamos llegado al subir y donde habíamos entrado a las escobas. Desde allí vimos que ya la cumbre era invisible tras las nieblas. En los pastos seguían las vacas con algunos terneros a su vera.
Unos metros más adelante se encontraba el bebedero al lado del cual pasamos ya con vista al montículo de las antenas. Por el sendero entre prados y escobas nos encaminamos hacia éste. Echando la vista atrás comprobamos que ya no se veía ni un trozo de la peña e incluso bajaba la niebla por la ladera sur tras nosotros. De frente continuábamos viendo el Curavacas que también tenía una corona de nubes en la cumbre.
Nos metimos bajo la peña de las antenas y en vez de seguir la ruta de subida, cambiamos de vaguada siguiendo una por la que subía una línea eléctrica hacia las casetas. Por la pradera fuimos bajando paralelos a la línea comprobando como en la parte baja estaban rotos dos postes y el cable desnudo combaba demasiado bajo al alcance de la mano. Si llevaba corriente desde luego era un peligro.
Al final de la vaguada, ya en la carretera, se veía un grupo de casas. Si llegábamos a ellas teníamos que subir luego unos metros por la carretera, por lo que cambiamos de vaguada para bajar más directamente al puerto. Ahora Peña Labra y varios metros por debajo era totalmente invisible. A nosotros en cambio nos seguía dando el sol.
Llegamos al camino de subida poco por debajo de la caseta forrada de madera. Pasamos entre un gran rebaño de vacas y cuando eran las 15:30 horas, salimos a la carretera en el punto donde está el mirador de Piedrasluengas. Habíamos tardado 6 horas exactamente desde la salida por la mañana a las que hay que restar 2 horas de estancia en la cumbre.
En el mirador nos cambiamos y en 15 minutos emprendimos el viaje de regreso. La peña seguía cerrada por la niebla, lo que nos confirmaba la suerte que habíamos tenido después de todo. Dejamos atrás Piedrasluengas, pasamos por el pequeño desfiladero y al llegar a San Salvador de Cantamuda hicimos una parada. En el bar tomamos un refrigerio y salimos a dar una vuelta hasta la bonita iglesia del pueblo donde también estuvimos cuando hace años volvíamos del Valle de Pas, en Cantabria.
En este pueblo estuvimos 35 minutos y a las 16:50 horas retomamos el viaje de regreso. Poco después llegamos al embalse de Requejada y lo bordeamos. Desde la parte alta tuvimos una bonita panorámica del mismo con Peña Labra de fondo, que ahora se veía despejada de nieblas. Cinco minutos más tarde teníamos a la vista Cervera de Pisuerga. Paré un segundo a sacar una foto desde lo alto antes de bajar al valle de su ubicación. Pasamos éste sin detenernos y poco después enlazamos con la carretera hacia Guardo por el valle de La Peña. Veíamos como por el norte se iba nublando hasta que las nubes cubrieron todo el cielo.
A las 17:45 horas llegamos a Guardo y decidimos entrar de nuevo en él. Buscamos una cafetería para tomar otro refrigerio. Aquí es el momento de apuntar que era el cumpleaños de Álvaro y nos convidó a las consumiciones. 45 minutos más tarde volvimos a ponernos en marcha para hacer el último tramo a León. A la salida de Guardo paré un momento a sacar una foto del mismo con el Espigüete de fondo al que ahora lo cubrían las nieblas.
Sin más retomamos el viaje entrando en la provincia de León pocos minutos después. Pasamos por Puente Almuhey y Almanza cambiando de carretera hacia Sahechores de Rueda. Por la nacional nos dirigimos hacia Mansilla y de allí a la capital donde entramos a las 19:45 horas. En Guzmán terminamos el trayecto y nos despedimos unos de otros. Diez minutos más tarde llegaba a Armunia tras 320 Km recorridos en total. La mitad hasta Piedrasluengas.
Con esta salida completamos otro objetivo marcado para este año y retrasado de hace tres meses. Mas vale tarde que nunca.