lunes, 20 de agosto de 2012

NOCTURNA "SALGUERÓN" (Fontún) 18/19-08-12

 


XXIII TRAVESÍA NOCTURNA. 2ª ASCENSIÓN AL “SALGUERÓN”. (Fontún).

18/19-08-12

Siguiendo el calendario previsto, habíamos programado para este mes de agosto una ascensión nocturna. Tras estudiar las posibles alternativas, nos decidimos por hacer la subida al pico Salguerón, en Villamanín, cumbre sencilla y sin dificultad alguna. Mi idea era haberlo hecho por el valle de Formigoso, que fue por el que yo la había hecho antaño, aunque al final optamos por hacerlo al revés y subir desde Fontún. Salvo algunas incidencias de orientación, la marcha resultó perfecta y toda otra experiencia nocturna. En esta ocasión nos animamos 4 componentes del club: Álvaro, Tiquio, Santiago y yo, acompañados por Rex.

SÁBADO 18
A las 20:00 horas llegó Tiquio a recogerme saliendo hacia Villaobispo en busca de Álvaro. Minutos más tarde emprendíamos el viaje por la carretera de Asturias contemplando la gran humareda del incendio que estos días ha asolado gran parte de monte y bosque en la zona de Castrocontrigo y que ha cubierto toda la provincia. A las 21:10 horas llegamos a Villamanín desviándonos hacia Fontún dónde cogimos un camino bajo la falda del pico Machacao o Fontún. Por él llegamos a las inmediaciones de una nave ganadera y un pequeño refugio cerrado. Santiago, que había llegado en su coche poco más tarde, subió andando desde Fontún.
El paisaje era amplio y bonito viendo el valle de Arbás con las Tres Marías de fondo recortándose a contraluz. Las luces de los pueblos se iban encendiendo y destacaban también en la perspectiva. No tardamos en ver el resplandor de un incendio en la zona de Busdongo con una gran humareda. Anoto aquí que en estas semanas se han producido varios en toda la provincia siendo el de Castrocontrigo el más grave con casi 10.000 Ha. quemadas.
Cerca del refugio había una fuente con pilón en la que llenamos las cantimploras. A la vera del refugio nos acomodamos para cenar tranquilamente mientras oscurecía por completo. Por debajo oíamos voces de gente no muy lejos.

DOMINGO 19
Media hora antes de la medianoche emprendimos la marcha por el camino hacia la collada de Gete partiendo de una altitud de unos 1300 m. Enseguida nos encontramos con tres vehículos aparcados al lado del camino y oímos hablar a personal algo por debajo. Se oían niños, por lo que supusimos que había familias acampadas en el valle. Cruzamos algunos pasos cerrados para el ganado y varios regatos. En este camino vimos además numerosos “bichos” como arañas, chicharras, un sapo y una especie de saltamontes.
Poco a poco nos fuimos acercando a la zona de pinares donde el camino se empinaba un poco más. El arroyo que baja por el valle se llama Aguilorto y se une en Fontún al río del mismo nombre. El camino describía varios zigzag para evitar dicha pendiente que se hacía notar. Las luces de los pueblos seguían viéndose bajo nosotros y por detrás. Además de Villamanín y Fontún, destacaban las de Ventosilla y Rodiezmo. También aparecía en la lejanía un destello en la parte alta de la estación de Pajares, el Brañilín. El incendio seguía activo hacia Busdongo.
Entre pinares fuimos ganando altura contemplando todo ello y sacando algunas fotos. La idea primera, como comenté, era haber subido por Formigoso. Si el coche hubiese podido subir hasta casi la collada de Gete, hubiésemos montado la tienda, o haberla dejado por allí con todo lo de dormir, y haber bajado a Villamanín para comenzar allí la ruta. Al final lo dejamos todo en el coche para la vuelta montar la tienda allí mismo, cosa que no hicimos, como ya adelanto.
A la 1:20 horas llegamos a la collada de Gete, 1594 m, donde encontramos bastante ganadería cerca. Esta collada está justo entre los picos Fontún al Norte y Salguerón al Sur, nuestro objetivo. Como nadie había subido desde allí al mismo, no sabíamos como estaba el acceso, así que teníamos que bordearlo hacia la collada de Formigoso, al Sur. El camino comenzó a bordear el pico por el Este en cuyo valle veíamos Gete y Getino más al fondo. Enseguida llegamos a una fuente que manaba al lado del camino y de la que bebimos. La temperatura era ideal e íbamos en manga corta, nada comparado con los días antes en León que teníamos que ponernos jersey por la noche.
A la 1:50 horas llegábamos a la collada de Valporquero, 1675 m, tras la cual el camino se convertía en sendero entre escobas. Por él bajamos unos metros hasta que desapareció. Sabíamos que tenía que enlazar con el camino que subía desde Valporquero a la collada de Formigoso, pero no cuanto teníamos que bajar ni lo que quedaba. Esta fue la primera de las dos incidencias que nos encontramos durante la marcha.
Tras explorar y estudiar el terreno, decidimos comenzar a subir directamente por la ladera sorteando las escobas como mejor pudiésemos. Santiago aún siguió un poco más hacia abajo en busca de algún sendero que luego dijo haber encontrado. Como nosotros no subíamos mal del todo, le indicamos que se nos uniese. Para situarnos un poco, estábamos en la ladera Este del Salguerón, entre las colladas de Valporquero y Formigoso.
Por suerte no encontramos zonas muy cerradas y pudimos ir subiendo esquivando los matorrales más o menos bien. La pendiente era algo más pronunciada, pero tampoco exagerada. Pasamos algunos corros de roble de verdes hojas y fuimos encontrando zonas rocosas, lo cual nos animaba. A media altura nos sacamos una foto de grupo aprovechando un terreno rocoso de esos. Poco a poco la piedra fue dominando el terreno y se suavizó la cuesta. Así fue como alcanzamos la cumbre del pico Salguerón de 1796 metros a las 2:50 horas.
La vista hacia el Sur era amplia destacando al fondo la iluminación de la ciudad de León entre otras localidades. Al Norte seguíamos viendo Villamanín y pueblos colindantes. Del incendio veíamos ahora incluso alguna llama en la parte alta. En la cumbre no había señal alguna y dejamos la tarjeta entre un montón de piedras apiladas. Nos sacamos una foto de grupo con León de fondo jugando con el flash y la exposición larga de la cámara. No quedó mal una de ellas.
Tiquio había subido una sandía de su cosecha que nos comimos allí mismo. Abajo habíamos degustado un melón. Luego nos acomodamos en una piedras a descansar un rato y disfrutar de esa vista nocturna que pocas veces al año podemos ver. También vimos alguna fugaz durante la marcha. Ahora se notaba más fresco y nos abrigamos. Yo incluso había llevado la cazadora que no me sobró.
Sobre las 4:15 horas emprendimos el descenso. Teníamos que hacerlo ahora hacia el Sur, a la collada de Formigoso, pero no era tan fácil orientarse. Comenzamos a bajar por un lugar pendiente que además se cerraba de matorral alto que fuimos sorteando como pudimos. Sabíamos que bajábamos hacia el valle correcto, pero por lo que yo sabía de la vez anterior, la cuesta no era tan inclinada. Con Santiago y Tiquio por delante, fuimos perdiendo altura rápidamente y peleando a veces con las escobas y robles. Lo que más nos inquietaba era encontrarnos con algún corte o algo parecido que nos cerrase el paso o incluso la vegetación.
No fue así y sin demasiada complicación fuimos bajando hasta entrar en otro pinar de altos ejemplares donde el terreno se despejó de maleza. No tardamos en oír a Santiago diciéndonos que ya estaba en el camino. Nosotros tres habíamos parado unos minutos a disfrutar del cielo despejado y estrellado.
Tras otra zona de escobas y una pradería, salimos nosotros al ancho camino a las 5:50 horas. Estábamos muy por debajo de la collada de Formigoso a la que queríamos haber llegado, aunque en el valle correcto de bajada y del mismo nombre.
Por éste retomamos el descenso parando poco después ya que a algunos se les habían llenado las botas y calcetines de brozas. Yo aproveché para comer un trozo de bocata. Seguimos en pocos minutos por entre el pinar y atajando en una de las curvas cerradas que describía la pista. Además de pinos, seguía habiendo numerosos robles. No tardando dejamos atrás un corral y un refugio en no muy buenas condiciones de uso. Poco después también había una nave ganadera y un pequeño caseto de cemento de recogida de aguas.
Unos 15 minutos antes de las 7:00 horas comenzamos a ver los resquicios del alba. Comprobamos como se había cubierto en este último tramo de la noche y algunas nubes cubrían parcialmente el cielo. Poco a poco se fueron perfilando las siluetas de las cumbres, entre ellas la del Salguerón, bajo el cual vimos la collada de Formigoso en la cabecera del valle. No tardando apareció la carretera general por la que pasaron algunos vehículos. En pocos minutos nos situamos paralelos a ella y varios metros por encima.
Frente a nosotros ya se volvían a distinguir las luces de Villamanín con la sierra de Peña Lasa detrás. El camino nos situó encima de la localidad con una bonita panorámica de toda ella. No tardamos en ver el Valle de Arbás y las Tres Marías presidiendo al fondo. Tras ellas veíamos unas cortinas de lluvia de los nubarrones que cubrían esa zona. Encima de nosotros teníamos claros y nubes que no amenazaban lluvia de momento.
El camino se fue difuminando en las praderías de hierba seca mientras íbamos girando hacia el valle de Aguilorto. Quisimos coger un ramal que enlazaba con el camino de la collada de Gete algo por encima del coche, pero no dimos con él. Pasamos entre algo de ganado y un gran toro ya camino de Fontún. Poco antes del mismo encontramos una explotación ganadera abierta pero custodiada por perros que bordeamos por si acaso.
A las 7:55 horas entrábamos en Fontún, 1130 m, hasta llegar al comienzo del camino de la collada. Allí tenía Santiago el coche con el que subió a Tiquio por el suyo mientras Álvaro y yo esperábamos en la fuente cercana con Rex, que veía como se iba su dueño sin él.
Una de las alternativas para esta jornada era subir al Fontún, pero tras la larga noche que habíamos tenido, decidimos que ya habíamos hecho suficiente por esta vez. En pocos minutos regresaron y nos encaminamos hacia Villamanín donde decidimos desayunar en un bar. En él había gran cantidad de moteros que venían de Asturias y bajaban hacia La Bañeza donde se celebraba la carrera tradicional de las fiestas. El sol aparecía ahora tras el Fontún habiéndose despejado las nubes casi por completo.
A las 9:30 horas emprendíamos el regreso a León haciéndose raro recorrer un trayecto que a esas horas normalmente lo hubiésemos hecho al contrario. Poco más de media hora después quedaba Álvaro en Villaobispo y algo más tarde lo hacía yo en Armunia. Aún tenía casi toda la mañana para dormir.
Así finalizamos esta jornada nocturna de montaña en la que disfrutamos de forma diferente los paisajes a como los vemos habitualmente. Como ya he repetido alguna vez más, de noche sí se ven éstos aunque no lo parezca.



















lunes, 6 de agosto de 2012

NOCTURNA "SOLLE - VIOBA - LINARES - SOLLE" - 04/05-08-12

 


XXII TRAVESÍA NOCTURNA. 1ª TRAVESÍA “SOLLE- COLLADO VIOBA – COLLADO LINARES –

REFUGIO DE LINARES (Nocturno) – REFUGIO – SOLLE (Diurno)”.

04/05-08-12

Después de haber anulado la salida a la Sierra del Cuera, en Asturias, por la mala previsión climatológica, nos hemos decidido a realizar otra marcha nocturna este fin de semana. En principio se pensó en la ruta de Las Fuentes de Omaña, en Murias de Paredes, pero también allí la previsión anunciaba lluvia por la noche. Estudiando algunas alternativas más, y las zonas con mejores perspectivas del tiempo, nos decidimos por el pueblo de Álvaro, Solle. Avanzo ya que acertamos de lleno, ya que no cayó una gota durante toda la marcha y sí en cambio en la no lejana Cistierna, como luego he sabido.

SÁBADO 4
Al final hemos ido 5 participantes: Tiquio, Mª Jesús, Álvaro y yo. Nos acompañaba Luis, mi cuñado, que llevaba tiempo animado a hacer otra ruta nocturna. De Armunia salimos medio lloviendo en el coche de Tiquio a las 20:45 horas para recoger a continuación a Álvaro en Villaobispo. Poco después de las 21:00 horas emprendíamos el viaje por la carretera de Santander hacia el destino. La lluvia seguía cayendo a ratos aunque se veían también muchos claros. Enlazamos con la carretera de Boñar atravesando éste por el centro. Con todo el peso que llevábamos, el cajetín de Rex, colgado de la bola del coche, pegaba en los pasos elevados de las travesías.
Así fuimos avanzando hasta el pantano del Porma en el que paramos a sacar unas fotos. La lluvia había desaparecido casi por completo y solo caían algunas gotas, aunque el cielo seguía amenazando con algunos nubarrones.
A las 22:15 horas llegamos a Solle, 1190 m, aparcando al lado de la casa de los padres de Álvaro, los cuales salieron a recibirnos. Lo primero que hicimos fue cenar allí mismo sentados a la fresca. Alguno cenó lo suyo, y parte de lo mío aprovechando que fui a por agua a la fuente cercana. Si le cojo....... La luna aparecía entre las nubes queriendo poder con ellas. Nos preparamos luego con el equipo al hombro para la marcha que habíamos concretado con los consejos de los padres de Álvaro, y lo resumo.
La idea era subir hasta el collado de Vioba, bajar a Lois, subir al collado de Linares y dormir en el refugio que hay en lo puertos, algo por debajo, del que ellos tenían la llave. Luego por la mañana bajar a Solle de nuevo. Claro, desde el primer collado a Lois la bajada no estaba muy clara por la vaguada directamente, ya que está cerrada de maleza y demás, aunque sí por una pista que da más rodeo hasta bajar al pueblo. Luego detallaré también la incidencia de esta pista.

DOMINGO 5
A las doce en punto de la noche emprendíamos la marcha por las calles del pueblo dejando atrás la iglesia y pasando entre algunos perros del pueblo. Nos cruzamos con unos jóvenes que se quedaron extrañados al vernos cargados con mochilas a esas horas. Nos desviamos luego por el camino de la ermita cerca de la cual se emplaza el cementerio. Allí me detuve un poco sacando unas fotos con la exposición larga. Las nubes formaban un bonito empedrado que destacaba con la luna detrás. En el camino, paralelo al Río del Valle, encontramos algunos trozos encharcados, aunque se veía seco en general. Este valle se llama Reinamón y por él bajamos en otra ruta en el III Encuentro del club hace 6 años.
Pasamos entre arboleda y en unos matojos vimos brillar los ojos de un pequeño animal. Enseguida Rex notó la presencia del mismo y al acercarse salió un gato embalado entre las hierbas. En algunos lugares las ramas formaban un túnel sobre nosotros y en otros veíamos los prados segados al lado del ancho camino.
Más adelante cruzamos un puente sobre el río quedando ésta ahora a nuestra derecha. En varios tramos se juntaban casi a la par éste y el camino. Por detrás de él se veía la silueta de una sierra con varios picachos. En un momento en el que quedó clara la luna pude sacarla una bonita foto con el zoom. Estaba en la primera fase menguante y aún daba mucha luz. De hecho casi no hacía falta encender las linternas en muchos lugares. Había sitios en los que las ramas se cruzaban y había que sortearlas.
Encontramos el indicador que marcaba la dirección a Acebedo siguiendo un estrecho sendero hacia la ladera izquierda y más adelante otro hacia la collada de Murias en la misma dirección. A las 2:50 horas llegamos a una fuente seca con pilón en la que nos detuvimos unos minutos y sacamos unas fotos con la silueta del pico Susarón de fondo.
A partir de allí se terminaba el camino y entramos en un sendero cercano al lecho de arroyo. La pendiente ya se acentuó un poco en este tramo entre escobas y otros matorrales. Por encima oíamos ladrar unos perros y Álvaro nos comentó que había un pequeño chamizo a la vera de unas rocas por detrás de las que luego pasaríamos.
Ya con algo de esfuerzo fuimos ganando esos últimos metros hacia la collada de Vioba, lógicamente invisible en la oscuridad. De pronto apareció por detrás de nosotros un mastín de los que antes habíamos oído. Entre las escobas vimos además varias vacas. Cruzamos también el regato por unas piedras y a las 3:50 horas llegábamos a la collada de Vioba con 1712 metros de altitud. Por la misma atraviesa una alambrada que cruzamos no sin cuidado por los espinos de la misma. Unos metros por debajo, hacia el valle contrario, se encuentra el refugio de piedra en el que ya estaban Álvaro y Tiquio. A su vera había un pequeño tractor con remolque en el que nos sacamos unas fotos. Dentro del refugio había chimenea que habían prendido y un banco. Por el techo, entre las vigas de cemento, vimos revolotear un pájaro. Desde fuera se veía al fondo las siluetas de varias cumbres con la luz lunar.
A las 4:30 horas retomábamos la marcha por un ancho camino que ascendía hacia el Sur paralelo a la línea de cumbres y bordeándolas por la parte Este. Siguiendo el trazado del mismo serpenteamos por la parte alta del valle que cae a Lois y por el que no estaba muy clara la bajada. Llegamos así a un collado desde el cual vimos en la lejanía las luces de la presa del pantano del Porma. Allí cerca había una manada de caballos que se nos acercaban sin miedo alguno.
Fuimos dando una curva por la parte alta de dicha vaguada hasta que llegamos a la collada Hermosa, 1784 m, desde donde tuvimos una bella vista de un mar de nubes nocturno en el valle de Lois. En la lejanía se veían además varias luces de más pueblos. Eran las 5:30 horas y estábamos en la parte más alta de la ruta por debajo del pico Carbonera.
Ahora nos restaba la bajada a Lois, emplazado a 1238 metros, por un camino lleno de piedras sueltas con las que había que tener precaución. Éste describía numerosas curvas en la ladera desde la que vimos algún momento las luces de Lois. Tras varios metros de bajada llegamos a la incorporación de otro camino que subía hacia la derecha y que a Álvaro le pareció que era el que iba hacia la collada de Linares. Aquí surgió una duda.
Eran las 6:30 horas y ya se comenzaba a ver el alba. Lois había desaparecido de la vista y no sabíamos lo que nos restaba aún. Además no conocíamos lugares dónde poder dormir unas horas allí cerca del pueblo. Decidimos aún así seguir bajando hasta que comprobamos como el camino empezaba a subir de pronto tras el paso por una pequeña vaguada. Fue entonces cuando Mª Jesús decidió adelantarse y subir aquel repecho mientras la esperábamos a ver que nos contaba a la vuelta.
Unos minutos después regresaba y nos decía que aún había que subir un trecho y que el pueblo quedaba oculto pero varios metros por debajo. Ya con el cielo clareando decidimos dar la vuelta y emprender la subida directa a la collada de Linares. Podíamos estar allí a unos 1350 metros más o menos.
La niebla aparecía por las partes altas y comenzaba a descender por las laderas de las cumbres. Tras el valle de Lois emergían Los Llerenes y Las Pintas entre otros. El camino se suavizó luego e incluso bajamos unos metros hasta llegar a un refugio que encontramos cerrado. Desde el mismo retomamos la subida y no tardamos en divisar en el valle las dos torres de la iglesia de Lois, conocida como La Catedral de la Montaña por su amplitud. El repecho se hizo notar mientras describíamos varias curvas y el camino llegó a desaparecer en la pradera ya cercana al collado. Tan solo unas rodadas se distinguían en la misma y por ellas alcanzamos esta cota cuando la niebla nos cubría por completo. Estábamos en la collada de Linares, a 1571 metros y eran las 7:45 horas.
Aprovechando como base una estaca de la alambrada que lo cruzaba nos sacamos unas fotos de grupo. Sin tardanza, y con paisaje casi nulo, emprendimos el descenso hacia el Oeste por el valle de Linares. Según perdíamos altura se abría el valle y las nieblas quedaban en la parte alta. El sendero era imperceptible en la pradera pero no tardando enlazamos con el ancho camino. Éste se metió entre escobas un tramo para salir luego a otra zona de praderías en las que pastaban varias reses de vacuno, los Puertos de Linares. Enseguida vimos el tejado rojo del refugio donde descansaríamos un poco. Para llegar a él el camino rodeaba una loma que Mª Jesús decidió atajar.
A las 8:30 horas llegamos a éste refugio con una cuadra de ganado cubierta adyacente. Antes habían llegado Álvaro y Tiquio que ya habían abierto el recinto. En el interior encontramos una mesa con sillas, chimenea que prendimos, una cocina de gas y varios colchones en condiciones poco utilizables. En la mesa nos acomodamos para ¿desayunar?. Mª Jesús se encargó de darle una pasada con un cepillo que había en la estancia de la que subía unas escaleras al piso superior que estaban reformando y arreglando.
Sin tardanza extendimos las esterillas y sacos en el suelo para dormir un rato. Mª Jesús se acostó encima de la mesa. Hubo que abrir alguna ventana para que saliese el humo que se había acumulado al encender la chimenea. Sin más retrasos nos acostamos poco antes de las 10:00 horas.
Eran las 12:30 horas más o menos cuando hemos ido levantándonos. En el cielo teníamos nubes y claros alternados y la temperatura era buena. En el exterior había un estanque de agua en cuyo centro se situaba el tubo por el que manaba un buen chorro de ella. El mastín, que a la llegada estaba en un recinto, había salido y se paseaba por las cercanías dónde también vimos numeroso ganado que antes no estaba. Había varias vacas y un gran toro al lado de la puerta. Del piso superior del refugio, en el que había un pastor eléctrico con batería, salía un alambre que recorría un tramo de valle. Tardé un poco en situarme dentro del mapa en el que no me cuadraba lo que Álvaro me decía. Según él, el arroyo que bajaba por este valle iba al de Reyero, no a Solle, situado en el contiguo, como yo creía.
Tras recogerlo todo y limpiar un poco la estancia, emprendimos la marcha a las 13:20 horas. el camino seguía por la ladera hacia el Noroeste bajando suavemente y paralelo a la alambrada. Cruzamos luego una cancilla y nos metimos entre escobas comenzando a subir enseguida hacia una collada en la parte Suroeste del Sextilón donde del mapa marca el Puerto de Linares con 1498 m. Allí comenzamos el descenso por el valle del arroyo de la Llosa. En este valle, bajo un gran peñón, vimos otra cabaña con una ganadería en un cercado. Frente a nosotros emergió el Susarón y a sus pies algunos edificios del desabitado Camposolillo.
Hacia la cabaña se dirigía el camino serpenteante, por lo que atajamos el último tramo a ella. Allí había otro perro que se nos acercó. Unos metros por debajo había una fuente con pilón de la que cargamos agua. Desde allí nos metimos en la misma vaguada sin seguir el camino y haciendo caso al oriundo de la zona. Entre unos árboles encontramos un grupo de caballos y un bonito potro. Enseguida enlazamos de nuevo con el camino cerca del cual vimos algunos manantiales. Este camino forma parte de la ruta señalada como “PR LE-30 Las Biescas” que recorre algunas de las cumbres de la parte sur de dicho valle entre Solle y Pallide. De hecho hace años hicimos una ruta por esas crestas desde este último pueblo.
El valle se fue estrechando hasta casi encajonarse con el arroyo paralelo al camino. En algunos prados había más ganado pastando y en el alto de la Peña Forcada vimos una bandera de España en un mástil. Encontramos unas zarzamoras con frutos que comimos y luego en un indicador marcaba dos opciones hacia el collado de Orones por la ruta de Las Biescas. No tardamos en divisar las primeras casas de Solle al final del desfiladero. En pocos minutos entrábamos en el pueblo cuando eran las tres en punto de la tarde. Por sus calles recorrimos los últimos metros de esta ruta y en diez minutos terminamos la misma donde teníamos el coche y dónde ya estaban algunos compañeros.
Nos cambiamos mientras la madre de Álvaro salía a convidarnos con unos trozos de riquísimo bizcocho que le agradecimos. El sol podía más que las nubes que rondaban aún en el cielo y calentaba bien. Estuvimos decidiendo donde comer y decidimos hacerlo en el merendero de Pardomino.
Nos despedimos de la familia de Álvaro y a las cuatro emprendimos el viaje. En el pantano nos detuvimos unos minutos a sacar unas fotos, y habiendo dejado la presa atrás, entramos en el camino de Pardomino. Unos metros mas adelante, y antes de entrar en la zona restringida, se encuentra este merendero en el que nos detuvimos y acomodamos a comer. En uno de los bancos del mismo nos sentamos cómodamente a la sombra y allí estuvimos hasta las 17:20 horas.
Retomamos el viaje de regreso a esa hora pasando poco después por Boñar y a la altura de Vegaquemada nos desviamos a tomar un refrigerio y hacer las cuentas de la salida. En la terraza de un bar estuvimos una hora antes de emprender el último trayecto a León a las 18:40 horas. En Barrio de Nuestra Señora nos desviamos para volver por la carretera de Santander al lado de la cual vimos varios huertos solares con numerosos paneles. A la entrada de Villaobispo circulaba por delante un bonito coche clásico. En esta localidad nos despedíamos a Álvaro a las 19:15 horas. Poco después hacíamos lo mismo con Mª Jesús y a las 19:35 horas quedábamos Luis y yo en casa.
Tras las previsiones meteorológicas que teníamos, y que no se cumplieron, no pudo resultar mejor esta marcha nocturna. Salvo la incidencia de la bajada a Lois, que desechamos, resultó una experiencia totalmente satisfactoria y todo lo inaudita que puede resultar siendo nocturna