lunes, 26 de enero de 2009

CUETO POLLEDÍN - (Carretera Pendilla) 25-01-09

 


1ª ASCENSIÓN AL “CUETO POLLEDÍN”.


25-01-09   (Domingo)
 
La climatología de este duro invierno nos ha hecho cambiar la ascensión prevista al Estorvín por otra cumbre mas baja de la misma zona, el Cueto Polledín. Incluso no nos dejó alcanzar La Pájara, cima de 2002 metros a la que teníamos intención de llegar en su lugar. Al menos una parte de la jornada nos dejó disfrutar del bello paisaje invernal de la zona.
  A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán los seis participantes de esta excursión: Nati, José Antonio, José Luis, Álvaro, Antonio y yo. Llovía cuando salimos en los coches de José Luis y el mío por la carretera de Asturias. En la gasolinera del alto de La Copona paré a llenar el depósito y el dependiente me dijo que en el Rabizo estaba nevando. No tardamos en comprobarlo cerrándose por completo el paisaje y nos cruzamos con una quitanieves. Ya bajando este puerto había que tener precaución con la resbaladiza capa de nieve que cubría la calzada. Tras dejar La Robla atrás abrió un poco y con nubes y claros llegamos al desvío de Tonín y Pendilla hacia los que entramos. La estrecha carretera estaba cubierta con más nieve pero se circulaba bien de momento. En la segunda bifurcación giramos hacia Pendilla y ya empeoraba el firme. El problema era que José Luis no llevaba cadenas y si se ponía peor a lo largo del día podía estar en apuros. Tras estudiar las posibilidades decidimos retroceder hasta el cruce de Tonín y allí aparcamos los dos coches al lado de la carretera. En el cielo seguían los claros y las nubes de las que se escapaba agua-nieve.     
Para subir al Estorvín había un buen trecho y un desnivel de unos 900 metros. Por parte de José Antonio se nos propuso subir una cumbre más cercana y baja, La Pájara, a la que casi se accedía por pista. Aceptamos la propuesta y salvo Nati, que se decidió por dar un paseo hacia los pueblos, el resto nos encaminamos hacia dicha cumbre. A las 9:50 horas comenzamos a caminar por el ramal hacia Pendilla atravesando un puente sobre el río Camplongo. Escasos metros después abandonamos la carretera y entramos en una pista cargada de nieve cuya capa inferior estaba helada. Paralelos a la carretera fuimos ganando altura mientras se abrían grandes claros en el cielo. Las laderas repobladas de pinares pequeños formaban verdaderas estampas en el paisaje. Dejamos atrás una cancilla casi enterrada en la nieve y poco a poco tuvimos una bonita vista del valle de Pendilla con el pueblo al fondo. En pocos minutos apenas si quedaron nubes por encima de nosotros y el sol se reflejaba en la capa de nieve. No era muy molesto ya que nos daba de espaldas y estaba aún muy oblicuo sobre el terreno.
A la izquierda dejamos unas antenas y siguiendo la pista dimos algunos zigzag en la ladera del Cueto Polledín. Los que iban delante abandonaron la pista que daba rodeos y se echaron directamente a la ladera. Por ella comenzamos a subir prácticamente “a saco”. José Luis iba marcando el camino, pero como está en forma, no hacía ni un zigzag y subía en línea recta. Lo cierto es que no se ascendía mal a pesar de la pendiente que había y siguiendo sus huellas. En los pequeños pinos y matorrales se acumulaba la nieve creando verdaderas postales.
Poco a poco fuimos viendo las numerosas cumbres de la sierra que bordea aquellos valles: El Brañacaballo, Estorvín, Tres Concejos, Robequeras, etc. Incluso al Sur asomaba ya la cima del Fontún y el Machamedio. El viento creaba sobre la nieve pequeños tornados y la llevaba de las cumbres en forma de polvo. Lo cierto es que disfrutábamos de un paisaje espectacular. Tras entrar de nuevo en otro camino que se intuía en el manto de nieve, alcanzamos por fin la cresta cuando eran las 11:45 horas.   
Allí había un mojón de piedra con una inscripción. El viento era fortísimo del Noroeste, zona ahora cubierta por negros nubarrones que no tardaron en disiparse para dejarnos ver la estación invernal de pajares y todas las cumbres cercanas. En el fondo de valle Oeste corría la carretera de Asturias atravesando Busdongo. Algo mas al Sur se elevaban las verticales paredes de Peña Lasa. Allí nos hicimos unas fotos antes de proseguir el ascenso, ahora algo más suave, hacia La Pájara. La ventisca levantaba la nieve en forma de polvo cerrándonos a ratos la vista. Por delante se veía la cumbre de La Pájara y antes de ella otra más baja, la del Cueto Polledín. Incluso detrás salía la del Cellón con sus 2035 metros.
En este cresteo nos encontramos zonas completamente heladas donde dimos algún patinazo que otro, y otras donde metíamos la pierna hasta el fondo. Al menos, como la pendiente no era pronunciada, se subía bastante bien. También tuvimos que sortear algunas formaciones rocosas para evitar precisamente meter la pierna entre las afiladas rocas en los huecos tapados. En un arbusto vimos como sus ramas tenían la nieve pegada por uno de sus lados y formando una especie cepillo. Como verlo no hay, lógicamente.
Así alcanzamos la cima de Cueto Polledín con 1801 metros de altitud. Esta cumbre no es significativa y no tenía señal alguna. La vista sí que era espectacular contemplando más ampliamente lo antes mencionado. Eran las 12:30 horas.        
Desde allí nos quedaban 200 metros de desnivel a La Pájara. José Antonio se había adelantado unos metros hacia el collado y nos esperaba. El resto no lo veíamos muy claro ya que por el Oeste se cerraba a pasos agigantados y ya ni se veía Pajares. Se lo hicimos saber y mientras lo decidíamos, la misma climatología nos los resolvió al comenzar a nevar allí mismo. En pocos minutos se cerró el paisaje completamente y dejamos de ver cumbres y valles. A las 12:50 horas emprendimos el descenso decidiendo bajar hacia la collada entre las dos cumbres y enlazar luego con un camino que pasaba por debajo de la misma en su cara Este. Llegamos luego a dicho collado y bajamos en dirección contraria en busca del camino; en esos momentos nevaba copiosamente.
No tardamos en llegar a la pista que subía de nuevo hacia la cresta. No era muy aconsejable salirse de ella ya que por esa zona había un pequeño bosque de abedules y la arboleda con nieve no es muy recomendable para caminar. Subimos muy suavemente hasta alcanzar la cresta por la que antes había subido al pico. Siguiendo las misma huellas comenzamos a descender con una vista de escasos 200 metros por delante. El viento seguía fuerte del Oeste trayendo la nieve a ráfagas. Así llegamos al hito de piedra donde antes habíamos alcanzado la sierra. Algunos nos acercamos al borde de la ladera desde donde vimos algo el valle del sur entre los pequeños claros que se abrían.
Comenzamos entonces a bajar desde allí pero no lo hicimos por el mismo lugar. Nos desviamos un poco a la derecha siguiendo las lindes de un pinar por lo que parecía un cortafuegos. De frente podíamos ver ahora algo de los valles de Tonín y Pendilla, aunque no las cumbres totalmente ocultas tras la niebla. Otra bonita postal era la formada por el pinar y el circulo del sol en el cielo nublado.
Yo me fui quedando rezagado sacando fotos y grabando todo ello. El cortafuegos era bastante empinado aunque se bajaba bien por la nieve. Por pereza no saqué el plástico para bajar haciendo “culoskí”. Desde un determinado punto a modo de atalaya vimos los coches bajo nosotros. Como suele pasar, ahora que bajábamos se iban abriendo bastantes claros de nuevo. Ya en la parte baja pasamos una alambrada y salimos a un camino. Por él recorrimos unos metros y de nuevo los adelantados se echaron ladera abajo directamente hasta enlazar ya con la pista por la que habíamos subido paralelos a la carretera. Escasos metros nos separaban de ésta a la cual salimos en pocos minutos.
A las 14:40 horas llegamos a los coches donde ya estaba también Nati. Ahora lucía incluso el sol. Tras tratar un poco los posibles planes a seguir, se decidió al final volver directamente a León y comer ya en casa. Nos cambiamos la ropa húmeda y poco antes de las 15:00 horas emprendimos el regreso. Un trecho antes de llegar a Villamanín paré un minuto a sacar una bonita foto del Fontún nevado. Sin novedades hicimos el resto del viaje hasta la capital donde llegamos sobre las 15:30 horas. Allí bajaron los compañeros y sin mas regresé yo a casa.
Tras las previsiones climatológicas que había, no pudo resultar mejor la jornada. Solo por los paisajes contemplados ya mereció la pena esta salida. A ver si en las sucesivas nos acompaña un poco mejor el tiempo.          















lunes, 12 de enero de 2009

COFIÑAL - PICO LOS NEGROS - TRONISCO 11-01-09

 


1ª TRAVESÍA “COFIÑAL-LOS NEGROS (1ª ASCENSIÓN)-VALLE TRONISCO-COFIÑAL”.

11-01-09           (Domingo)

Primera excursión de montaña del club de este 2009. Comenzamos el calendario programado con esta excursión en la zona de Puebla de Lillo, concretamente en Cofiñal, pueblo cercano a dicha localidad. A la misma nos animamos siete personas; Álvaro, José Antonio, Antonio, Nati, Mateo, Isidoro y yo.
A las 8:00 horas, aún de noche con luna llena, salimos de Guzmán en los coches de José y el mío. Por la carretera llegamos a Puente Villarente donde giramos hacia Boñar mientras clareaba el día. No se veía ni una nube, lo cual nos animaba tras la semana de temporal que habíamos tenido. Solo en la zona del pantano encontramos algunas nieblas que dejamos atrás enseguida. En Puebla de Lillo paramos y no pude por menos de fotografiar un termómetro que marcaba -13º C a las 9:30 horas. En un bar tomamos unos cafés y proseguimos el viaje hasta Cofiñal (1185 m), dos kilómetros más arriba. A las afueras del pueblo aparcamos los coches en un pequeño hueco al lado de la carretera. El frío era intenso y la nieve cubría todo el paisaje. Nos preparamos para la marcha comenzando la misma a las 10:10 horas.
La ruta prevista inicialmente y propuesta por José Antonio, partía de Cofiñal subiendo hasta la collada de Maraña bordeando luego la peña Fontesquera hasta el collado Tronisco y bajando por el valle del mismo nombre hasta regresar al pueblo. Hace dos años la tuvimos que suspender por otro gran temporal de nieve caído días antes. En la ruta actual se varió la previsión sobre la marcha y terminamos haciendo la que resumo a continuación.
Retrocedimos hacia el centro del pueblo desviándonos por la calle que sube a la iglesia. Pasamos por detrás de la misma encontrándonos un trozo helado donde se podía resbalar. Entramos enseguida en un camino cargado de nieve dejando a la derecha el cementerio de la localidad. Allí giramos 180 grados teniendo de frente ahora el pico Los Negros en cuya cima se veían varias antenas. Isidoro no tardó en colocarse las raquetas que llevaba. Por debajo veíamos una amplia panorámica del pueblo con las peñas Runción y San Justo de fondo. Hacia la parte contraria se elevaba el Susarón cargado de nieve también.
Con dirección Norte avanzamos por la pista hasta salir de la sombra. De nuevo dio un giro el camino alcanzando luego un llano, La Llena el Agua, una prolongación de la loma de Los Negros. Encontramos allí una ladera cargada de nieve por el medio de la cual bajaba un arroyo. Sin dificultad la subimos hasta llegar a un collado en la zona de El Castión. Eran las 11:00 horas.
Allí nos detuvimos unos minutos contemplando el valle que subía hacia la collada de Maraña no visible tras el Cueto Juracao. El camino continuaba por la ladera de la izquierda siguiendo la loma de Los Negros. Perdimos un poco de altura y se allanó la pista. El sol lucía en todo su esplendor y no se veía nube alguna. Sacamos las gafas para evitar el reflejo del mismo en la nieve. Por cierto, yo pensé que no las había metido aún ya que en verano no las llevo.
Así llegamos a un punto donde decidimos dejar el camino para meternos en la ladera. Por parte de José Antonio se propuso abandonar la idea de llegar a la collada y en cambio subir La Fontesquera para bajar luego por Tronisco directamente. Nati decidió seguir por el camino mientras el resto nos desviábamos a la loma sur de Los Negros cargada de nieve. En ella encontramos lugares donde se mantenía blanda y mas arriba otros donde casi era hielo. Como no era muy pendiente se subía más o menos cómodamente.
Poco a poco fue haciéndose más amplio el paisaje y comenzamos a ver varias cumbres del Mampodre allí cercano. También hacia atrás aparecían mas cimas en la lejanía. Al llegar a lo alto de la loma encontramos algo de matorral entre el que tuvimos que pasar sin mucha dificultad. Lo malo era los huecos que había bajo la nieve y en los que se podía meter la pierna con el peligro de fractura.
La intención primera era llegar a la altura desde la que podíamos bajar unos metros hasta la collada Fontesquera para ascender desde allí a la cumbre. Luego según avanzábamos se cambió de opinión viendo que la subida nos iba a llevar un buen rato y que tampoco sabíamos el estado de la nieve de la cresta. Por ello, los que iban por delante se dirigieron hacia la cumbre de Los Negros sin abandonar la parte alta de la cresta por la que íbamos. Como digo, había que tener cuidado con los huecos ocultos bajo la nieve entre los matorrales. El paisaje era amplísimo y ya veíamos incluso varias cumbres de la zona de San Isidro como el puntiagudo pico Torres. También veíamos de nuevo Cofiñal por debajo de nosotros así como Puebla de Lillo bajo el Susarón.
Sorteando el ramaje fuimos avanzando por la loma de escaso desnivel hacia la cumbre en la que veíamos las antenas. Poco antes de llegar a ellas salimos a un camino en el que se veían en la nieve las huellas de un vehículo con alguna especie de cadenas. Siguiendo las mismas alcanzamos los últimos la cumbre cuando eran las 13:20 horas. En este pico Los Negros de tan solo 1631 metros hay instaladas varias antenas y casetas de telecomunicaciones. En unas peñas cercanas nos acomodamos para comer disfrutando del amplio y bonito paisaje que teníamos alrededor. Además el sol incluso calentaba un poco y no hacía ni falta ponerse la cazadora, que ya sobraba desde hacía rato. Desde aquel punto veíamos incluso los coches aparcados al lado de la carretera.
Hacia el Este se veía ahora la cumbre del pico Lago tras el collado de Tronisco al fondo del valle del mismo nombre. A la derecha de La Fontesquera se alzaban varias cumbres de Los Mampodres, sobre los cuales vimos sobrevolar un helicóptero. Pues bien, al día siguiente nos hemos enterado de la muerte de un joven de San Andrés tras caerle una avalancha de nieve a él y a los compañeros en las laderas de la peña La Cruz, en dicho macizo.
Tras la comida nos hemos sacado unas fotos de grupo allí mismo y a las 14:30 horas emprendimos el descenso. Seguimos ahora las rodadas que iban por el camino que nos metió en el hayedo de la ladera norte. Entre los árboles se veía el sol y saqué unos contraluces realmente bonitos. Apunto aquí que el día del belén de cumbres, de tanto limpiar la nieve de la lente, se me ha terminado rayando un poco en el medio y en las fotos y videos se ve una mancha borrosa. Tengo que consultar a ver si hay alguna manera de pulirla, si no me da que tengo que jubilarla muy a mi pesar.
Poco a poco fuimos perdiendo altura hacia el collado Fontesquera donde con sorpresa nos encontramos a Nati, que había llegado siguiendo el camino que habíamos abandonado nosotros hacia Los Negros. Por este collado de 1549 metros pasa el mismo bajando hacia el valle de Tronisco hacia el que nos dirigimos nosotros. En el camino pudimos comprobar como la nieve cubría por completo las cancillas de más de un metro que cierran el paso del ganado pasando nosotros por encima de ellas. Hay que apuntar que íbamos por la ladera norte entre el bonito hayedo de Tronisco en el que también se veían algunos ejemplares de roble. Los líquenes cubrían las ramas de muchos de ellos construyendo unas bellas formas. Algunas ramas se curvaban sobre el camino y bajo una de ellas nos sacamos una foto. La temperatura había bajado considerablemente y hubo que abrigarse de nuevo. La bota de vino de Nati también ayudó a combatir el frío de algunos.
Ya en la parte baja José Antonio se echó ladera abajo mientras el resto seguíamos el camino. Resulta que iba en busca de otro que continuaba por la misma ladera del valle bordeando Los Negros y que llegaba directamente a Cofiñal. Como no dijo nada, los demás fuimos avanzando hasta llegar al fondo del valle siguiendo de nuevo las huellas de aquel vehículo. Pasamos al lado de una casa y corral situados a la solana del valle. La nieve cubría todo el terreno y en ella vimos unas curiosas huellas que no acertamos identificar. Se trataba de unos óvalos, del tamaño de un pie, todos similares pero, y ahí está lo intrigante, abultados hacia arriba en vez de hundidos. Había varios surcos de ellos que atravesaban el valle en diferentes lugares y direcciones. Otra cosa curiosa es que estaban todos alineados aunque formaban curvas. Debajo de ellos no había mas que nieve. Quedamos con la intriga de saber quien o qué los había hecho.
Nos sacamos una foto de grupo en medio del valle y continuamos avanzando por el mismo pasando algunos montículos con matorral. Así llegamos a una zona alta donde se emplazaba una caseta de vigilancia forestal construida con troncos y elevada unos 6 metros sobre el suelo. Algunos subieron hasta ella. Desde allí bajaban las rodadas por una fuerte pendiente nevada a pesar de que estaba el camino a pocos metros. Decidimos seguir las mismas y bajamos dicha pendiente hasta llegar a una zona repoblada con plantas protegidas por tubos plásticos. Allí atajamos entre ellos para salir ahora a un camino donde volvimos a ver las rodadas. Nati metió la pierna en un hoyo de nieve y la ayudamos a salir de él.
Este camino nos llevaba hacia la carretera que sube al puerto de Las Señales a unos tres kilómetros por encima de Cofiñal. Ahora íbamos en dirección contraria al pueblo teniendo de frente la Peña San Justo, programada para noviembre de este año. A las 17:00 horas dejamos de ver el sol tras la cumbre del Runción. También en este camino encontramos cancillas cubiertas totalmente por la nieve.
A las 17:20 horas salimos algunos a la carretera. Álvaro se había adelantado y ya no le veíamos. Cambiamos totalmente de sentido para dirigirnos hacia Cofiñal. El podómetro marcaba 7,600 Km., aunque no es muy real porque un rato lo llevé suelto y en ascensión con nieve aún es menos fiable. A los lados de la carretera había un metro de nieve, aunque ésta estaba limpia. Hacia el Este aún vimos un momento la cumbre soleada de la Fontesquera. Por la derecha vimos el desvío del camino que se dirige a Isoba por el desfiladero de Entrevados. Antes de llegar a Cofiñal nos desviamos hacia un camino paralelo a la carretera por el que transcurre dicha ruta. En él nos cruzamos con una señora acompañada por varios perros. En los prados vimos algunos caballos. Eran las 17:55 horas cuando pasamos el indicador de Cofiñal. Dejamos atrás la zona recreativa y a las 18:00 horas terminamos la ruta al lado de los coches.
Yo no tenía los pies mojados y no me quité las botas ni ninguna prenda. Luego me arrepentí ya que en el viaje se me quedaron los pies helados. Nos acercamos hasta el bar donde estaba ya Nati. Allí nos tomamos un café y estuvimos un rato relajados. Cuando salimos, a las 18:40 horas, ya era de noche. En Puebla de Lillo nos detuvimos en otro bar en el que habíamos estado en la salida del Pileñes y donde Nati quería comprar unas rosquillas, aunque ya no les quedaban. Al pasar por el termómetro paré de nuevo a sacar una foto de la temperatura: -6º C y eran las 18:50 horas.
Así emprendimos el viaje de regreso bordeando el pantano del Porma y atravesando luego Boñar. Sin novedades avanzamos hacia Puente Villarente donde giramos hacia la capital entrando en ella a las 20:00 horas. Estando en Guzmán llegó José Antonio, que había venido por La Vecilla.
Concluimos de esta forma la primera salida del año. Aunque variando un poco lo programado el resultado fue sin duda inmejorable. Esperamos que el resto del año sea al menos tan bueno como el comienzo.