lunes, 20 de junio de 2011

ESTORVÍN, CUADRO, CUÉRRABO Y ROBEQUERAS (Pendilla) - 19-06-11

 


1ª ASCENSIÓN A LOS PICOS “ROBEQUERAS”, “ESTORVIN”, “CUADRO” Y “CUÉRRABO”.

19-06-11           (Domingo)

A la tercera va la vencida.
Tras aplazar la marcha nocturna de este fin de semana, hemos intentado un año más la ascensión al pico Estorvín, consiguiéndolo esta vez y ampliándolo con otras tres cumbres cercanas al mismo. Nos animamos a ello cuatro socos del club: Nati, Álvaro, Gabriela y yo. Salimos de León a las 8:00 horas por la nacional hacia Asturias desviándonos en la carretera de Tonín. Unos kilómetros más adelante se encuentra Pendilla, 1337 m, donde aparcamos la furgoneta y nos preparamos para la ruta.
A las 9:15 horas emprendimos la marcha por el valle de Bustamores siguiendo un camino que se adentra en él con dirección Noroeste. Paralelos al río de las Vegas, y entre verdes prados, fuimos ganando altura suavemente comenzando a divisar las laderas del pico Tres Concejos no tardando. Las grandes escobas se encontraban cargadas de multitud de flores amarillas que moteaban el verde paisaje. Nati iba quedando rezagada cogiendo algunas de ellas y otras similares de diferente colorido.
Llegamos así a una cuadra de ganado cerca de la cual había varias reses. Allí abandonamos el ancho camino para entrar en las praderías por las que cruzaba un estrecho sendero hacia la cabecera del valle. Por el camino subían un par de jóvenes que iban hacia la collada de Propinde, por debajo del pico Tres Concejos. La última vez que intentamos esta cumbre nos equivocamos al irnos por dicho camino en vez de seguir el valle arriba al lado del río.
No tardando dejamos atrás un refugio con un cercado adjunto y más adelante otro más pequeño, ambos cerrados. Allí cerca había otra vaquería y algunos caballos con potros. De la parte alta vimos como bajaban algunos más así como vacas y crías. Un gran mastín vigilaba desde media ladera.
En la loma izquierda empezamos a ver un gran hayedo por debajo del cual bajaba el río al que en varias ocasiones se acercaba la senda. Ésta se metía a tramos entre las altas escobas dificultando un poco el avance. En el cauce vimos algunos pequeños saltos entre rocas y maleza. Pasamos luego entre otro rebaño de vacas y terneros subiendo ahora por la parte alta de un pequeño cañón formado por el río. Frente a nosotros teníamos a la vista la cabecera del valle con la collada del Cuadro en lo alto así como el pico del mismo nombre. Algo más al Norte se emplazaba la cumbre del Robequeras y siguiendo la cresta, el Camparón o Pisones y el Tres Concejos, justo encima de nosotros.
Ya en la parte baja de la cabecera estudiamos la mejor ruta para alcanzar la cresta. Eran las 11:00 de la mañana y el sol ya apretaba lo suyo. Al final nos echamos hacia la izquierda para subir la pendiente ladera del pico Camparón. La idea era hacerlo algo en diagonal hacia la collada del Puerto, pero las escobas cerraban el paso y tuvimos que hacerlo “a saco” por una estrecha vaguada de terreno arenoso que patinaba en algunos tramos más inclinados. Procurábamos zigzaguear un poco, aunque tampoco había mucho margen para ello.
Como apunte señalo que aquí se me terminó de estropear la cámara de fotos y tuve que sacar la de repuesto, que tiene el fallo de lente y salen algo borrosas en el centro, pero algo es algo.
Poco a poco fuimos ganando altura entre matorral algo más bajo en esa zona alta. En otra vaguada cercana veíamos un nevero y por debajo pastaba un gran toro. Siguiendo los senderos del ganado alcanzamos por fin la collada del Puerto o Morterúa cuando eran las 12:10 horas. Desde esta altura de 1950 metros contemplamos los valles asturianos, en cuyo límite provincial nos encontrábamos. Estábamos entre las cumbres del Camparón y el Robequeras. En la misma nos detuvimos unos minutos y tomamos un tentempié retomando luego la marcha por la misma cresta hacia este último pico. Por allí encontramos más roca, aunque el sendero subía pegado a ella unos metros por debajo. Delante teníamos el nevero que nos quedó por debajo antes de alcanzar un picacho que según el mapa era el Robequeras, aunque en él no había señal alguna. Desde allí ya se veía el Estorvín algo más al Este y tras otra collada. En él dejamos una tarjeta y sacamos una foto antes de proseguir hacia otra cumbre más alta con el nombre de Cueto Los Barriales, según este mismo mapa, o más bien según los dos que llevábamos.
En poco minutos alcanzamos esta altitud de 2110 metros en cuya cumbre había un buzón con el nombre de Robequeras, lo cual nos desconcentró un poco. Comprobamos que es el “fallo” que se comete en varios documentos al nombrar cumbres o situarlas en determinados puntos que luego no son exactos. En el buzón encontramos una tarjeta dejada por dos compañeros de nuestro club, Mª Jesús y Miguel Ángel, el pasado abril. También nos sacamos una foto de grupo y dejamos la nuestra antes de emprender el paso hacia el Estorvín.
Por la misma cresta descendimos unos 80 metros hasta el collado de Estrella de Cuanxa mientras veíamos subir a más montañeros por el valle del Cuadro desde Tonín, pueblo que no tardamos en divisar en el mismo. Pasamos este collado y comenzamos la subida al pico tan deseado desde hace mucho tiempo ya. A las dos de la tarde alcanzamos esta cota de 2123 metros con excelentes vistas en redondo. Numerosas eran las cumbres divisadas desde el mismo: Ubiñas, Picos de Europa, Espigüete, el cercano Brañacaballo, Cellón, Bodón, etc, etc. también se veía Tonín, aunque no Pendilla. Por supuesto contemplábamos las cumbres de la misma sierra como el Tres Concejos, Camparón, Robequeras, El Cuadro, Aguazones o La Carba, entre otros.
El sol le pegaba fuerte, aunque soplaba un vientecillo que lo contrarrestaba un poco. Nos acomodamos en la cumbre, de la que marcharon dos parejas que estaban a nuestra llegada, y nos dispusimos a comer tranquilamente disfrutando de este amplio paisaje. Algunos se tumbaron al sol un rato. En el buzón encontramos otra tarjeta de cumbres que recogimos de un bote entre piedras. Yo bajé unos metros hacia el Norte para ver las impresionantes paredes que caían a plomo por la parte Este de la cumbre.
A las 15:25 horas retomamos la marcha desandando el primer tramo hasta la collada. En vez de subir al Robequeras, nos dirigimos diagonalmente hacia el collado del Cuadro, entre esta cumbre y el pico del mismo nombre. Desde este paso de 1992 metros comenzamos la subida al Cuadro también ladeando las pequeñas cimas anteriores al mismo por la cara Oeste con caída hacia Bustamores. A las 16:10 horas llegamos a este pico con 2090 metros de altura y en el que había un hito de piedras con un bote y tarjeta dentro. No se veía ninguno de los pueblos cercanos desde allí. Sacamos una foto en él y retomamos el descenso por la cresta hacia el último de los picos principales de ese cresteo, el Cuérravo, de 2023 metros. En poco minutos bajamos al mismo en el que también encontramos tarjeta y donde dejé la nuestra, una que llevo de repuesto en la cartera, ya que con tanta cumbre se me habían terminado. Desde ella veíamos las demás cumbres subidas salvo el Estorvín, oculto tras el Cuadro. Sí se veía desde allí Pendilla en la confluencia del valle de La Hoz y el de Bustamores.
La idea era bajar ahora por el primero de ellos y estudiábamos la mejor opción de todas. Se veía a media altura una pradera con ganado a la que decidimos bajar. Cresteamos un poco más pasando por al alto de Sierras Negras y nos echamos luego ladera abajo por senderos más o menos marcados. Frente a nosotros en la lejanía seguían perfilándose las siluetas de Peña Ubiña y el resto de la sierra.
Poco a poco nos fue “comiendo” la maleza y las escobas nos impedían avanzar incluso cuesta abajo. Además en la parte baja estaban más altas, como suele suceder, por lo que desistimos de seguir descendiendo. Optamos por echarnos hacia la derecha con dirección a la cresta, que no teníamos que haber abandonado. En este tramo encontramos un manantial del que bebimos un poco de agua ya que se recogía mal.
Por fin salimos a campo abierto y comenzamos a bajar de nuevo más cómodamente hacia una formación rocosa en la que nos detuvimos unos minutos a la sombra, eso sí, pegados completamente a ellas para que nos cubriesen.
Seguimos el descenso hacia una collada anterior al Alto de las Hojas, un pequeño cerro del cresterío. En la misma había un solitario caballo pastando en una verde campera a la que bajamos. A partir de allí nos volvimos a meter en un auténtico infierno. No se veía sendero alguno por ninguna parte y de nuevo las altas escobas lo invadían todo. Sorteamos como pudimos un tramo de ellas y nos fuimos acercando a un arroyo marcado como Reguero de la Corralina. Era imposible el avance entre tanto matorral alto y además tojos de espinas que nos acribillaban los brazos y piernas a través incluso de la ropa. No sabíamos si cogerlo por un lado del arroyo o por el otro, ambos estaban igual de mal. Decidimos cruzarlo y salimos luego a un tramo mas abierto aunque por delante veíamos una zona de altos matorrales floridos. Al llegar a ellos no resultó estar tan cerrado como nos parecía desde arriba y los atravesamos cómodamente. Cercano teníamos el fondo del valle al que por fin llegamos a las siete de la tarde.
En una pradera descansamos unos minutos ya cerca del sendero del valle que bajaba más abierto, o eso nos parecía. Retomamos la marcha poco después por el mismo encontrándonos a los pocos metros con que de nuevo se nos cerraba la maleza impidiendo el paso. Bajamos a los prados por los que también se veía otra senda paralela al arroyo de La Hoz. Las delimitaciones de ellos estaban hechas con alambrada y como postes, losas de piedras clavadas en el terreno. Cerca del arroyo vimos un burro al que nos acercamos.
No tardando salimos de los prados al camino que ya se encontraba mas despejado. Una tapia de piedras con ramas encima delimitaba éste de los prados. En la ladera contraria vimos un grupo de pinos y otros arbustos más altos. Enseguida llegamos al encajonamiento del río donde el agua había moldeado la roca en forma de arco por debajo de los pinos. Ya con el pueblo a pocos metros vimos otro pollino en un prado cercano al camino.
A las 19:30 horas entrábamos en Pendilla donde estaba ya Nati, que había subido hasta la collada de Propinde y se había adentrado en Asturias un buen trecho más. En una fuente saciamos la sed, ya que no nos quedaba agua a ninguno. Hubo quien se metió al río a refrescarse y todo. En un corral vimos unas extrañas gallináceas con pico grande y rojo y también ocas que querían atacarnos.
Media hora más tarde emprendimos el regreso a León. En un bar de Ciñera nos detuvimos a tomar un refrigerio. En Santa Lucia encontramos retenciones por las obras de un puente que están ampliando teniendo un solo carril habilitado en ese tramo. Sin novedades recorrimos el resto del trayecto hasta la capital donde terminamos el viaje a las 21:50 horas.
Con esta salida algunos nos sacamos una espina pendiente desde hace tres años. La primera vez en invierno por la gran cantidad de nieve acumulada y el hielo. La segunda en pleno agosto encontramos una niebla cerrada como pleno invierno y además lluvia. A la tercera fue la vencida.