lunes, 26 de noviembre de 2007

LOS PUERTOS DE VERANO (CABORNERA) - 25-11-07

 


1ª TRAVESÍA “LOS PUERTOS DE VERANO”.

25-11-07        (Domingo)

A una semana de la última salida continuamos rematando el calendario anual del club. En esta ocasión nos hemos acercado a la cercana zona de Gordón, concretamente a Cabornera, para recorrer una de las rutas señalizadas por “Cuatro Valles”, la de “Los Puertos de Verano”.
A las 8:30 horas nos reunimos en Guzmán los cuatro participantes de la misma: Luis, Marisa, Álvaro y yo. En el coche de Luis emprendimos el viaje por la carretera de Asturias acercándonos a la montaña cubierta de negros nubarrones. Dejamos atrás La Robla y ya en Pola de Gordón nos desviamos hacia la collada de Aralla. A cuatro Km se encuentra Cabornera, (1090 m), donde llegamos sobre las 9:05 horas. Por allí aún se mantenían los claros en el cielo aunque del norte aparecían nubes de mal aspecto. De hecho en pajares estaba nevando.
Aparcamos el coche al lado de la carretera y nos preparamos para comenzar la ruta. Las cumbres se veían completamente blancas por la nieve caída estos días de atrás. A las 9:15 horas emprendimos la marcha retrocediendo unos metros por la carretera hasta un puente sobre el río Casares que bajaba bastante caudaloso. Una primera estaca nos indicaba la ruta correcta. Al poco encontramos una bifurcación y Luis giraba hacia la izquierda cuando el camino mas ancho lo hacía al lado contrario. Él ya había hecho la ruta, pero a mí no me convencía por la situación del mapa.
Mientras ellos investigaban aquel ramal, yo me desvié por el camino ancho hasta comprobar que sí era el bueno ya que entraba poco después en un desfiladero que marcaba el mapa. Les avisé y nos reunimos minutos después. El camino dio un brusco giro bordeando una loma. Fue justo en ese momento cuando al ver los bastones de Luis en la mochila me di cuenta de que había dejado los míos apoyados al lado del coche. Mientras Álvaro me cogía la mochila emprendí una carrera cuesta abajo a lo largo del medio kilómetro ya recorrido desde la carretera. Sorteando el hielo del camino volví a pasar el puente encontrando los bastones apoyados en la pared cercana al coche. De nuevo me puse en marcha algo agotado por la carrera y además ahora cuesta arriba.
Les pillé unos metros por encima de donde les había dejado. Allí salía el atajo que Luis quería haber cogido. Entre algo de arboleda nos fuimos acercando a la Foz del Calero. Antes de la misma encontramos un trecho del camino cementado a causa de la fuerte pendiente y para evitar su destrozo por las lluvias. Ya entrando en el desfiladero el cemento se convirtió en un buen empedrado de losas bien dispuestas y conservadas. Por los laterales bajaban numerosos pedreros por las laderas calizas. Este desfiladero tiene una longitud de unos 700 metros y al final del mismo encontramos una valla metálica de cierre para el ganado.
Dejando atrás este bonito enclave salimos a una pequeña vega por encima de la cual abundaban las sabinas en las laderas de nuestra derecha. El camino continuaba ascendiendo suavemente hacia el puerto de Fonfrea mientras por detrás iban apareciendo algunas cumbres mas lejanas como la del Cueto San Mateo de Pola de Gordón.
A las 10:20 horas alcanzamos este puerto de Fonfrea en el que pastaban numerosas reses. Desde aquel collado de 1346 metros teníamos una bonita vista del macizo de los Llamargones por el sureste. Hasta allí llevábamos 2,500 Km recorridos.
Nos sacamos unas fotos antes de retomar la marcha descendiendo ahora unos metros por la ladera norte de la sierra del Altico y Llamargones. Al lado del camino había un pilón con una fuente. Un cartel mas adelante nos situaba en el puerto de Espineo. Por nuestra derecha bajaba la ladera que se metía en otro desfiladero hacia la carretera del puerto Aralla. Incluso al fondo podíamos ver la ladera con el camino por el que mas tarde regresaríamos a Cabornera desde Paradilla.
De nuevo ascendiendo por la sombra encontramos trozos del camino nevados. También por nuestra izquierda bajaban varias gargantas con arroyos de la nieve que arriba abundaba. Por encima de nosotros el cielo se iba cubriendo cada vez más y por el norte ya se encontraba completamente cerrado. Incluso veíamos como la cumbre del Fontún se iba oscureciendo por las nubes cada vez más bajas. Tras 3,200 Km alcanzamos la parte alta del puerto Espineo con 1359 metros de altitud. Allí estaba parado un hombre al que habíamos visto subir con una moto y que iba a dar de comer a los caballos que tenía en aquel paraje. Eran las 10:50 horas.
Retomamos la caminata bajando de nuevo unos metros muy suavemente. Justo al sur teníamos ahora la cumbre del pico Altico con 1844 metros y ya ascendido por alguno de nosotros. Con ella de fondo nos sacamos una foto de grupo. Hacia el norte volvíamos a ver otra gran vaguada bajando con dirección a la carretera, que no se llegaba a ver al estar bastante abajo. Por encima teníamos un bosque con árboles en los que aún quedaban mucha hoja.
De nuevo subiendo pasamos al lado de una caseta situada a la derecha del camino. Los tramos con nieve eran cada vez más abundantes, aunque no llegaban a cubrir todo el camino. Nos dirigíamos ahora hacia el último puerto de la ruta, el de Santa Cruz. Zigzagueando por la pista alcanzamos el mismo cuando eran las 11:45 horas. Se sitúa a una altitud de 1477 metros y a 5 Km de Cabornera. Por el norte caían cercanas las paredes de Los Llamargones cubiertas por la nieve. El cielo estaba ahora totalmente nublado y parecía un día plenamente invernal. Incluso se escapaba algo de agua-nieve. En aquel puerto puede verse una majada y corrales de ganado. En un trozo de vega bajo los riscos parecía verse una pequeña laguna helada, aunque pudiera ser solamente la nieve congelada. Desde aquella altitud, la mas elevada de la ruta, podíamos ver hacia el noroeste las cumbres del Fontún, Machamedio, Correcillas, Cueto San Mateo y Peña Galicia. Las nieblas impedían ver mucho más.
Tras unos minutos allí parados comenzamos a descender entre grandes escobas por un sendero que rodeaba otra pequeña vaguada y en el que encontramos algunas estacas con la señal de la ruta. Poco a poco nos fuimos metiendo en la cabecera de otro desfiladero, el de la Foz Escura. Aquí tuvimos que pasar el arroyo en varias ocasiones antes de que desapareciese bajo los pedreros que inundaban este desfiladero. Al comienzo del mismo, y como señalaba la hoja de ruta, encontramos varios restos de antiguos chozos de pastores. Al igual que en la del Calero, por la laderas caían infinidad de canchales cuyas rocas formaban el firme de la senda. En algunos lugares había que “hacer números” para pasar entre troncos caídos, piedras que se movían o tramos resbaladizos por el hielo y el barro. Poco antes de salir del mismo pasamos un pequeño tramo de gran belleza donde la roca y la vegetación se combinaban de forma espectacular.
Seguidamente entramos en un hayedo donde las hojas caídas tapizaban el suelo combinándose con el verdor del musgo y los troncos ya pelados de los árboles. Unas enormes rocas en medio del mismo dibujaban un rincón idílico en medio del ya por sí bello entorno. El sendero apenas si se dibujaba en medio de todo ello, aunque no había pérdida alguna. No tardó en hacerse más notorio según avanzábamos hacia la salida del bosque. Ya con el final a la vista decidimos que era buen sitio para comer y nos acomodamos en el suelo y rocas para ello. Eran las 13:20 horas y habíamos caminado 6,500 Km, un poco más de la mitad de la ruta total de 12 Km.
Al lado nuestro había unas pequeñas pero curiosas setas que estuvimos fotografiando. A las dos de la tarde nos pusimos en camino entre matorrales ya fuera del bosque. De frente podíamos ver la iglesia de Paradilla de Gordón en lo alto de una loma. Siguiendo el sendero fuimos girando a la derecha hasta que vimos como la dirección que llevaba no nos convencía. No encontrábamos señal alguna y comenzaba a subir cuando teníamos que bajar hasta la carretera. Por la izquierda bajaba una vaguada que se veía cerrada de maleza. En la ladera de un cerro nos pareció ver un sendero armado y subimos hacia él encontrándonos con que solo eran rocas sin más. Yo continué subiendo hasta casi alcanzar la cumbre del mismo desde donde comprobé como otro sendero bajaba por la parte contraria metiéndose a una vaguada hacia la misma carretera.
Ellos habían ido retrocediendo y bajé para reunirme en el sendero. De nuevo la nula señalización donde realmente hace falta fue la culpable de aquel despiste ya que el ramal que salía hacia abajo apenas era perceptible en la ladera. Por la misma bajamos con dirección a la carretera que se veía al final de otro pequeño desfiladero, el de La Puente. Antes de llegar al asfalto tuvimos otra pequeña duda. Por un efecto óptico, veíamos como el camino, ahora ancho, subía de nuevo por la ladera arriba. Yo vi otro que bajaba hacia el río Casares e iba a meterme en él cuando los demás, que se habían adelantado me indicaron que sí salía a la carretera más adelante y era un desvío del mismo que no veíamos antes el que subía ladera arriba. A las 14:35 horas después de atravesar un puente sobre el río Casares y tras 8 Km recorridos, salimos a la carretera a 2,500 Km. por encima de Cabornera.
Por ella avanzamos hacia arriba escasos 400 metros mientras nos poníamos en fila tapando el ancho de la calzada y sacándonos una foto con la cámara en medio del asfalto. Menos mal que el tráfico era muy escaso por allí. Llegamos entonces al desvío de Paradilla de Gordón, pueblo situado a un kilómetro y medio carretera arriba. Por una estrecha calzada zigzagueante y pendiente, en la que dos coches no podrían cruzarse salvo en lugares estratégicos, fuimos ascendiendo hacia este pueblo emplazado a 1239 metros de altitud. Ya con él a la vista vimos en un prado una gran cantidad de matas con lo que nos parecieron andrinos. A la entrada de Paradilla un indicador de la ruta nos marcaba a Cabornera 3 kilómetros en 1 hora de tiempo. Eran entonces las tres de la tarde.
Nos dirigimos hacia la iglesia situada en el alto de un cerro cercano al que se subía por una pista de hormigón bastante irregular. La misma consiste en un pequeño edificio con bastante antigüedad por el estado de los materiales. Adyacente a la misma sube una escalera de piedras pegada a la espiga donde se emplaza la campana de la que colgaba una larga cuerda. Saqué allí una bonita foto de la misma con la cumbre de Los Llamargones al fondo. También adjunto al edificio se encontraba un pequeño recinto donde se ubicaba el cementerio. Desde allí se tenía una amplia vista de todo el pueblo.
Luis y Marisa nos habían dicho que se adelantaban y quedamos Álvaro y yo por detrás. En el pueblo pudimos ver algunas casas con bastantes años de antigüedad y otras mas recientes. No faltaban otras muchas en estado totalmente ruinoso.
Nos cruzamos con una vaca que salió detrás de una esquina donde vimos un contenedor de basuras con el escudo y la inscripción “Diputación Provincial de Soria”, lo cual nos dejó un tanto sorprendidos. Bromeamos comentando lo mucho que habíamos caminado en poco tiempo y sin apenas cansancio.
Salimos poco después del pueblo por un camino ascendente al lado del cual había un recinto cerrado por alambres en el que contamos 38 colmenas. Fuimos subiendo por él disfrutando de la vista que teníamos del pueblo y las cumbres más alejadas hacia el Oeste. Continuábamos con el cielo alternado de nubes y claros. Pasamos entre algunos árboles, entre ellos un manzano con frutos diminutos. Alcanzamos luego un pequeño collado que daba paso a otra vaguada donde ya dejamos de ver Paradilla. En las laderas se podían ver ahora bosques de robles de pequeña estatura.
El camino aquel trascurría por la falda sur del pico El Cuerno en la ladera conocida como La Solana. Iba siguiendo la orografía de las vallinas que subían desde la carretera que veíamos en varias ocasiones 200 metros por debajo de nosotros. Por la pista nos cruzamos con un todoterreno de cazadores. Hacia el sur continuábamos viendo la cumbre de Los Llamargones y el Altico. Casi paralela a nosotros trascurría una línea de alta tensión, que por los apoyos que vimos en algunas torretas, no tenía mucho tiempo.
Poco a poco nos fuimos acercando a Cabornera que no tardamos en ver por debajo de nosotros. De frente también veíamos el Cueto San Mateo. En esos momentos solo algunas nubes cubrían el cielo hacia esa parte Este. Igualmente íbamos situándonos cada vez más en frente del valle por el que habíamos subido teniendo una amplia vista de la Foz del Calero e incluso parte de la vega que subía hacia el primero de los puertos, el de Fonfrea. Comprobamos desde allí como hubiese sido posible el atajo que Luis quería haber cogido al salir de Cabornera rodeando la peña por el lado contrario al camino principal.
Otro indicador de dirección nos señalaba una vaguada de descenso directo a Cabornera en 10 minutos. Abandonamos entonces el camino que seguía por la ladera entre robles para echarnos vaguada abajo por un sendero apenas visible. La pendiente era bastante pronunciada aunque se bajaba cómodamente. En ella encontramos una vieja bañera usada como bebedero para el ganado. Cuando creíamos que Luis y Marisa ya estarían en el pueblo, les vimos aparecer por detrás de nosotros. Como se habían adelantado bastante, habían caminado unos metros más camino adelante.
Más abajo pasamos una zona entre grandes moles calizas en las que vimos una bonita cavidad donde la humedad hacía crecer un verde musgo. Era el lugar idóneo para un gran portal de Belén. Allí les esperamos y bajamos juntos los escasos metros que nos restaban hasta Cabornera donde entramos a las 16:30 horas. En un corral con pradera había numerosas gallinas picando la hierba. Por una calle cementada nos dirigimos hacia el coche. En un pilón anterior estuvimos limpiando un poco el barro de las botas.
14 Km. marcaba el podómetro cuando terminé la ruta al lado del coche, aunque hay que restarle al menos uno y medio del regreso a por los bastones y el despiste tras el hayedo. En total salen justos los 12,200 Km. que marca oficialmente la ruta.
Al ir a cerrar los bastones comprobé que uno de ellos no entraba bien ya que lo había doblado al meterse entre unas rocas en una de las hoces. Luis estuvo enderezándolo un poco como “un profesional” sobre una pared.
Sin más emprendimos el regreso a León optando por hacerlo por la collada de Aralla hacia Luna. Según íbamos subiendo se iba cerrando más las nieblas y comenzó a lloviznar. Desde la collada no se veían apenas los dos valles que daba paso. Por la carretera serpenteante bajamos hacia Aralla enlazando luego con la del pantano de Luna. Hacia el noroeste era nula la vista y comentamos como estaría la zona de Peña Ubiña. Bordeamos el pantano hasta llegar a la presa parando en el bar cercano a la misma. Mientras ellos entraban yo me acerqué un momento a sacar cuatro fotos que me quedaban en la tarjeta al pantano, que está recuperándose ya del escaso caudal que ha tenido durante el verano, y a Barrios de Luna. Eran las 17:30 horas.
En el bar tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas. 15 minutos más tarde retomamos el viaje hacia León llegando sobre las 18:45 horas. Comprobamos como a la ida habíamos hecho 38 Km y ahora por Luna unos 75 Km. Más del doble.
Sin más cogí la furgoneta allí aparcada para regresar a casa en pocos minutos terminando esta penúltima excursión del club a falta del Belén de Cumbres en el Cueto de Prioro el día dos.




























lunes, 19 de noviembre de 2007

"PARME Y POZÚA" (Retuerto) - 18-11-07

 


2ª ASCENSIÓN A LOS PICOS “PARME” Y “POZÚA”.

18-11-07           (Domingo)

Ya finalizando el año hemos salido en esta ocasión para ascender a los picos Parme y Pozúa, en la zona de Retuerto cercana a Riaño. Tan solo tres participantes nos animamos a participar, siendo los mismos: José Antonio, Antonio y yo. Dichas ascensiones las había realizado yo hace 9 años y de hecho fui el que las propuse para repetirlas este año.
A las 8:00 horas nos reunimos José Antonio y yo en Guzmán. Aquí nos surgió la duda al ver que Antonio no llegaba de sí habíamos quedado allí o cerca de su casa. Como no aparecía tras diez minutos de espera, nos dirigimos hacia la avenida Mariano Andrés donde sí estaba ya esperándonos.
Decidimos hacer el viaje por la carretera del Torío hasta Robles de la Valcueva para seguir luego a La Vecilla, Boñar y salir a la carretera de Riaño por encima de Cistierna. Con Riaño a la vista paramos unos minutos para sacar una foto del pantano con la neblina levantándose del mismo. Por allí andaban un par de perros que se nos acercaron.
Sin más continuamos rodando hasta este pueblo donde giramos a la izquierda hacia el puerto Pontón. Antes de llegar a este se encuentra la entrada a Retuerto donde llegamos sobre las 9:50 horas tras 113 Km recorridos. Buscando un sitio para aparcar y al hacer una maniobra, rocé un poco la defensa de la furgoneta con unas piedras altas. La dejamos a la orilla de un camino a las afueras del pueblo.
Nos preparamos para la ruta con una blanca helada bajo nuestros pies. Salimos por un sendero no muy definido hacia la parte derecha del valle. Atravesamos luego algunos prados en los que pastaban algunas vacas, una de ellas con unos cuernos enormes y otra a la que le faltaba un trozo de oreja y tenía la herida reciente. En ellos vimos algunos acebos y lo que parecía un antiguo camino cegado por la maleza. También vimos numerosos corros de helechos ya secos y de color marrón destacando en la verde hierba. Igualmente había bosques de hayas ya deshojadas en las laderas del valle. Cerca de este bosque vimos una caseta elevada de vigilancia forestal. Hacia atrás podíamos ver la cumbre del pico Redondo con la cara norte ya algo nevada.
De esa forma salimos a una pista de la parte derecha del valle que subía por el mismo con dirección al pico Pozúa, situado en la cabecera del ramal derecho del Río Retuerto. El Parme se alzaba justo en la cabecera contraria del mismo valle y en su cumbre se podía distinguir el punto geodésico. En la pista habían echado piedras como las de las vías de ferrocarril en los tramos más inclinados. Por ella subimos varios metros antes de abandonarla y subir ladera arriba hacia la vaguada que bajaba directamente del Pozúa. Aquí nos separamos Antonio y yo de José A. Él decidió subir por la ladera mientras que nosotros continuamos por un sendero de la parte baja. Yo no estaba convencido de que la loma por la que iba él continuara hacia la cumbre y que hubiese que bajar. Antonio se adelantó unos metros y yo me quedé rezagado unos minutos viendo una pequeña cascada helada en el arroyo. Retomé la marcha subiendo un tramo de mayor pendiente hasta un falso llano a media ladera. Aquí me saqué unas fotos con ambas cumbres de fondo. Por la ladera del pico subía un numeroso grupo de montañeros algunos de los cuales ya estaban en la cumbre.
Por delante de mí, y ya en la parte alta de la loma, vi a alguien haciéndome señas y oí que me llamaban. Estaba convencido de que era Antonio hasta que lo vi aparecer detrás de mí. El de arriba era José Antonio, pero el que me llamaba sí había sido él. Había quedado esperándome mientras yo pasaba por debajo de él sin vernos.
En pocos minutos alcanzamos también nosotros la parte alta de la loma disfrutando desde allí de una amplia vista de Picos de Europa y otras cumbres de la zona. Por la parte contraria bajaba un valle con otro monte que llegaba hasta el mismo puerto del Pontón desde donde subía el grupo que veíamos. Por la loma aquella transcurría una alambrada al lado de la cual subimos un buen rato. Nos metimos entre algunas escobas siguiendo el sendero más o menos bien marcado hacia la cumbre en la que ya estaba José Antonio con algunos miembros del grupo aquel. Salvo algunas rocas, el Pozúa es un pico poco pedregoso.
A las 12:15 horas alcanzamos la cumbre cuya altitud depende del mapa en el que se mire. Por mi parte lo tengo registrado con 1914 metros. En ella había una cruz con un buzón del que recogimos una tarjeta de cumbres. La vista era realmente espectacular y los picos casi infinitos de relatar. Destacaban los macizos Central y Occidental de Picos de Europa al norte cubiertos ya cor una capa blanca de nieve. Cercana teníamos Peña Ten, Yordas, Redondo, Corcadas o el Gildar. Mas alejados estaban las cumbres del Coriscao, Peña Prieta, Espigüete o Murcia así como la del Pienzu en Asturias o Peña Ubiña a varios kilómetros hacia el oeste.
Detrás del Pienzu acertamos a distinguir la línea del mar Cantábrico y entre las brumas lo que parecía una embarcación. Debajo de nosotros, al noroeste, se emplazaban Oseja de Sajambre y Ribota. Al lado contrario Retuerto de donde veníamos. Amplio era realmente el paisaje desde aquella altitud en la que nos encontrábamos. De todo ello disfrutamos mientras conversamos con los del grupo y reponíamos algunas fuerzas tomando un pincho. Nos sacaron algunas fotos y nosotros a ellos.
A las 13:30 horas emprendimos el descenso hacia la collada de Becenes con intención de pasar al Parme, para el que aún nos quedaban un buen trecho. Entre el matorral bajo encontramos algunos pequeños corros de nieve, la primera de la temporada. Con nosotros bajaban dos jóvenes de aquel grupo que también tenían intención de llegar hasta el Parme antes de bajar a coger el autocar en Pío.
A partir del collado nos metimos un trecho por debajo de otro de los varios picachos que habían en medio de las dos cumbres principales. Situada a la sombra, esta parte se encontraba aun con la helada encima. El siguiente tramo lo hicimos por la misma cresta del macizo hasta el siguiente paso rocoso donde de nuevo el hielo en la piedra nos hizo extremar la precaución para nos resbalar. Por la parte izquierda, la que caía hacia el valle de Retuerto, había varias zonas donde el desplome era casi vertical. Mas adelante encontramos una línea de pequeñas torres escarpadas donde el sendero descendía varios metros para sortearlas. Franqueado este trozo pasamos a la ladera contraria y entre escobas bajas nos dirigimos hacia la última collada antes del Parme.
Eran las tres de la tarde cuando alcanzamos este collado. Antonio ya se había adelantado y se le veía loma arriba. También en ella vimos restos de las primeras nieves caídas estos días pasados. De momento disfrutábamos de un estupendo día. Y solo algunas brumas cubrían el cielo, aunque por el noroeste se iba cerrando tal como habían anunciado que entraría una borrasca.
Los últimos metros hasta la cumbre están formados por infinidad de enormes rocas donde de nuevo el hielo pegado a ellas nos ponía en peligro. Había que andar con sumo cuidado para no pegar un resbalón y hacerse daño con los cortes afilados que algunas tenían. Cuando eran las 15:20 horas llegué a esta cumbre del pico Parme con una altitud de 1908 metros. En la misma había un hito geodésico pero ningún tipo de buzón. Bajo el mismo dejamos una tarjeta nuestra en un bote.
Nos acomodamos en torno a él para comer tranquilamente mientras poco a poco iban llegando más nubes por el noroeste; las cumbres mas alejadas de esa zona ya no se veían. Sí que disfrutamos de unos bonitos contraluces con las nubes tapando el sol y las sombras sobre los picos lejanos. La temperatura también iba bajando notablemente y no tardamos en emprender el descenso.
A las 16:40 horas comenzamos a bajar por la parte contraria de llegada. Cresteamos unos metros antes de echarnos hacia la ladera Antonio y yo. Por su parte, José Antonio continuó por la línea de cumbre un trecho más antes de bajar también por la misma loma. En esos momento vimos pasar por debajo de las rocas una manada de cinco o seis corzos, o similares.
Entre escobas bajamos varios metros al lado de una alambrada que dividía la loma en dos. Hacia Picos de Europa se cerraba cada vez más la vista que a la vez se iba haciendo más bonita por los contrastes. Por detrás también continuaban los efectos luminosos del sol, las nubes y sombras sobre las cumbres. Llegamos a un punto donde la loma se bifurcaba por la izquierda llegando luego directamente hasta el pueblo. El problema era que no veíamos claro si estaría limpia o nos meteríamos entre maleza espesa. Optamos entonces por seguir por donde íbamos y enlazar con un camino que pasaba por una collada más baja.
Allí mismo entramos en un hayedo de belleza impresionante. Los árboles estaban sin hoja alguna, pero el suelo estaba tapizado por una alfombra formada por las mismas que tenían un tono rojizo vivo. En medio de la arboleda vimos un par de ejemplares de tronco descomunal, tanto de ancho como de alto. Nos sacamos unas fotos con los mismos y poco después salimos a campo abierto. Volvimos a ver de frente los Picos de Europa ya parcialmente tapados por los nubarrones que iban avanzando.
Escasos 100 metros más adelante había una caseta de vigilancia forestal como la del otro lado del valle. A ella se accedía por una escalera de troncos de madera de unos 6 metros por la que subimos. Vimos que tenía una ventana abierta y la cerramos para evitar daños en caso de lluvia y viento. De nuevo en el camino, y ya bastante oscurecido, comenzamos a bajar ya hacia el pueblo por el sendero marcado como “PR LE 21 Mirva-Rabanal”.
El bosque se extendía a ambos lados de la pista que en algunos ramos tenía una fuerte pendiente. Abajo ya se veía el pueblo iluminado por las farolas de las calles. Para salvar el gran desnivel, el camino zigzagueaba por la ladera del paraje marcado en el mapa como “Risueco”. En una señal vertical había tres indicadores que señalaban la dirección “Retuerto-Burón”.
Poco antes de entrar en el pueblo atravesamos una canaleta de cemento donde el agua helada formaba una pista de resbaladiza en la que casi me caigo al pasar por ella sin pensarlo. A las 18:30 horas, ya anochecido prácticamente del todo, llegamos a Retuerto. A la entrada nos esperaba una fuente de la que tomamos un trago. Atravesando algunas calles llegamos Antonio y yo donde teníamos la furgoneta mientras José Antonio quedaba de charla con unos vecinos. Después de unos minutos esperándole, y como no llegaba, nos pusimos en marcha a ver si le pillábamos de camino. Enseguida le recogimos a la salida del pueblo emprendiendo el regreso a León cuando eran las 19:50 horas.
Sin novedades bordeamos el pantano de Riaño dejando atrás esta población. Al llegar a Crémenes nos detuvimos a tomar un café en un bar y hacer las cuentas de la salida. Retomamos la marcha unos veinte minutos más tarde y al llegar al desvío hacia Boñar volvimos a coger esta carretera para volver por la misma ruta de por la mañana. En la rotonda cercana a Boñar tomamos el ramal hacia La Vecilla por la que pasamos poco después camino de Robles de la Valcueva donde ya giramos directos a la capital por el Torío abajo.
Sobre las nueve de la noche entramos en León y fue Antonio el que primero quedó en casa. Seguidamente me despedí de José Antonio para llegar a casa a las 21:15 horas con el cuentakilómetros marcando exactamente la misma distancia de vuelta que de ida.
Salvo cambios, en el club nos quedan dos últimas excursiones para finalizar el año. Con ellas y la cena de final de año, terminamos este ejercicio del 2007.