lunes, 30 de marzo de 2009

PORCARIZAS - LAS CHARCAS - CAMPO DEL AGUA -PORCARIZAS 29-03-09

 


1ª TRAVESÍA “PORCARIZAS- LAS CHARCAS- CAMPO DEL AGUA- PORCARIZAS”.

29-03-09              (Domingo)

Una vez más la climatología nos ha obligado a modificar la ruta prevista para esta jornada. La actividad programada era la ascensión al pico Tapinón, en Tuiza, Asturias. Justo dos días antes ha entrado una borrasca de nieve que se ha mantenido precisamente en todo el norte de la cordillera. Eso, y la distancia nada desdeñable que teníamos hasta Tuiza, nos decidió a modificar los planes y en la misma salida improvisamos otra ruta en la zona de Los Ancares, tampoco cerca, pero con menor posibilidad de nieve ya que la altitud no era tan elevada.
A las 8:00 horas del nuevo horario de verano, nos reunimos en Guzmán los 10 participantes de esta ocasión: Cundi, Álvaro, José Antonio, Piedad, Miguel Ángel, Nati, una amigo de éstos llamado Toño, Mª Jesús, Adelino y yo. Tras comentar un poco las alternativas, escogimos ésta propuesta de José Antonio y en los coches de Miguel Ángel y el mío emprendimos el viaje hacia Astorga. Aquí entramos en la autovía que nos condujo hasta Villafranca del Bierzo donde la abandonamos. En las cumbres se cerraban las nieblas quedando el resto despejado. En un bar de esta localidad paramos a tomar un café antes de retomar el último tramo de 23 Km. a Porcarizas. La carretera se estrechó y redujimos la velocidad. Atravesamos el bonito cañón del río Porcarizas y dejamos atrás el desvío a Tejéira, donde intentamos el año pasado la ascensión a Peñarrubia y Tres Obispos. Casi a las once de la mañana llegamos por fin a Porcarizas tras 161 Km. recorridos. Aparcamos a la entrada del pueblo y nos preparamos para la ruta. El cielo se mantenía casi despejado, pero del norte llegaban nubes que dejaban escapar chispas de nieve. Nos sacamos una foto de grupo con la iglesia de fondo y a las 11:00 horas comenzamos a caminar.
Atravesamos el pueblo con casas de piedra y pizarra, algunas de ellas en ruinas. En una fuente en la que había una hornacina con una figura de un santo cogimos agua. En un corral vimos un bonito gallo con varias gallinas. Así dejamos atrás el pueblo por un camino que transcurría por el valle de Porcarizas hacia la sierra cubierta de nubes. Al lado del camino vimos un merendero con una casa al lado.
Dejando siempre el arroyo a nuestra derecha fuimos avanzando por el camino ascendiendo suavemente por él. Algunos tramos estaban encharcados, pero como estaba empedrado se caminaba cómodamente. A los lados había prados cargados de flores amarillas. Algunos chopos se alzaban en las orillas. También comenzamos a pisar algunos neveros sueltos. En unas praderías de la parte baja había varios caballos pastando. Por el otro lado subía una pista en la que vimos un vehículo.
Tras una hora de caminata salimos a una ancha pista de la parte izquierda del valle. Ésta incluso descendía un poco aunque continuaba con la misma dirección. De frente vimos ahora algunas cumbres de la sierra que bien podía ser el Campo Longo. Al llegar a una curva cerrada nos encontramos de frente al todoterreno que habíamos visto antes. Pues bien, en el camino había un tramo con nieve alta que no fue capaz de atravesar aún con ayuda nuestra. Le pegaba en los bajos y no cogía tracción. Iban a ver los caballos que habíamos dejado atrás en los prados y al final tuvieron que seguir andando.
Tras atravesar un puente sobre el arroyo, abandonamos la pista para meternos en un camino entre bosque. En él pudimos ver gran cantidad de acebos y muchos robles, algunos de ellos de enorme tronco. Pasamos luego una pradera y nos internamos de nuevo en la arboleda. Cada vez era más abundante la nieve, aunque aún no lo cubría todo. Las ramas formaban un bello arco por encima de nosotros. En un gran roble de tronco descomunal nos sacamos una foto. La sorpresa fue verlo por detrás y encontrarlo casi hueco. En otro nos sacamos una foto de grupo con la nueva cámara que ya tengo y que es igual a la anterior. Por cierto, llevaba también aquella por si se echaba a llover o nevar no arriesgar la nueva.
Mas adelante atravesamos un arroyo donde pudimos ver algunos chupiteles de hielo. El camino serpenteaba por el medio de la arboleda nevada. Por encima de ellas se veían las cumbres bajo las cuales iba otra pista que luego tomaríamos hacia el Campo del Agua. No tardando perdimos el camino y comenzamos a subir directamente por la ladera pisando bastante nieve. Ahora se hacía pesado el avance por la misma. Algunos ya iban por delante y no les veíamos. Siguiendo sus huellas íbamos ganando altura poco a poco. En algunos lugares metíamos la pierna hasta la rodilla.
Por fin salimos del bosque y las huellas se dividieron. Por suerte vimos el refugio del que había hablado José y nos dirigimos a él donde ya estaba la mayoría. Solo faltaba Mª Jesús que había seguido de frente pero que llegó enseguida. Eran las 14:00 horas.
Por encima del refugio de Las Charcas se alzaba el pico Tres Obispos al que comentamos la posibilidad de subir. Viendo aún lo que faltaba, no menos de hora y media o dos horas, y la nieve que se acumulaba en sus laderas, desistimos de intentarlo. En cambio decidimos comer allí y marchar hasta Campo del Agua por la pista que pasaba allí cerca. En la fachada nos hicimos una foto con el pico de fondo.
Dentro del refugio había una chimenea en la que prendimos fuego y una mesa con bancos donde nos acomodamos para comer salvo José Antonio, que se fue a investigar por allí cerca. Tampoco estaban Nati y Cundi, que ya habían quedado por detrás en el valle. El humo salía más hacia el cuarto que por la chimenea. Alguien llevó limonada para comenzar ya a “matar judíos”.
Cuando terminamos y salimos una hora después para retomar la marcha estaban las cumbres totalmente ocultas por las nubes y se escapaba la nieve. Desde allí teníamos una amplia vista del valle e incluso podíamos ver al fondo el rascacielos de Ponferrada así como las sierras del Teleno, Vizcodillo y Trevinca. Entramos en el camino que antes habíamos perdido y que ahora subía suavemente por la falda de la sierra por debajo del Cuerno Maldito. Durante un rato se cerró la niebla arriba y casi ocultó la vista del valle también. Ahora estábamos rodeando toda la cabecera del valle de Porcarizas para llegar a Campo del Agua, situado en una altiplanicie de aquel valle. En el camino encontramos trechos donde había caído la nieve de arriba tapando completamente el firme.
Así como se había cubierto, volvió a despejar y quedaron las cumbres de nuevo a la vista con el cielo azul de fondo. Tuvimos allí una bella panorámica de toda la sierra y no tardando apareció la cumbre de Peñarrubia tras unas lomas de este primer valle. También comenzamos a ver el pueblo en el fondo del mismo.
Al llegar a un determinado punto José Antonio, Miguel y Mª Jesús marcharon a su bola por la ladera arriba. El resto continuamos por la pista que subía suavemente hasta encontrarnos de frente con una loma encima de la cual se veía una caseta. Pues bien, poco más adelante había una bifurcación de la pista y no sabíamos por cual de ellas continuar, por lo que tuve que llamar a José Antonio para que nos sacara de dudas. Ellos venían por la parte alta de la misma loma que nosotros.
Seguimos avanzando, yo con la creencia de que el Campo del Agua estaba justo en la parte contraria a la que realmente se emplazaba. No tardamos en verlo a nuestra derecha por debajo de nosotros y para llegar a él la pista daba un buen rodeo. Desde una collada se podía ver el valle contrario con el camino que viene de Burbia y la carretera que llega a éste. Fue Álvaro el que no dudó en echarse ladera abajo entre las escobas para bajar directamente al pueblo. Los demás nos lo pensamos pero al final le seguimos.
Más que las escobas, que no eran muy altas, lo que molestaban eran los hoyos del terreno en los que había replantados pinos. Como además no se veían, corríamos el riesgo de caer de bruces. Poco a poco fuimos descendiendo y atravesamos también otra replantación de árboles metidos en tubos de plástico. De esa forma llegamos a las 17:20 horas al barrio de Las Valiñas, en el cual se pueden ver algunas pallozas de las restauradas hace unos años. Hablando con un par de jóvenes nos contaron como de aquella, tras haberse restaurado unas 30 pallozas, las quemaron al poco tiempo. También nos comentaron que ellos mismos restauraron la iglesia que se emplaza entre dos barrios.
Campo del Agua consta de tres barrios, éste de Las Valiñas, otro adyacente, el de El Regueiral, y Campo del Agua. Tras hacernos unas fotos con alguna palloza bajamos al segundo barrio y por el camino llegamos a la iglesia situada en un cerro antes de Campo del Agua. Aquí se unieron los otros compañeros a nosotros. En el 2002 esta iglesia estaba totalmente en ruinas y derruida. Ahora se encuentra restaurada por completo. Desde allí se veía en otro alto lo que parecía una pequeña ermita. Con la cámara saqué una foto y a mí me parecía una caseta con antenas. Miguel se decidió a subir y de regreso dijo que era una pequeña capilla de piedra con una imagen dentro y una cruz fuera.
Nos encaminamos hacia el último barrio en el que hay varias casas y pallozas, muchas de ellas en ruinas. Subimos entonces por un camino hasta un alto desde el cual seguía éste bajando por el valle de Porcarizas siendo la misma pista que habíamos abandonado por la mañana antes del bosque. Para bajar a Porcarizas por camino solo se podía por allí o por otra que nos habían comentado en Las Valiñas. Fue Miguel Ángel quien dijo que se podía también desde la ermita enlazando con otro camino más abajo, o eso le entendimos. Nos encaminamos hacia la capilla por el alto de la loma teniendo una amplia vista del Campo del Agua. Yo ya había estado en éste lugar en dos ocasiones.
Llegamos así a la cima donde se emplaza esta capilla en la que dentro hay una imagen de un santo que no recuerdo. Allí nos sacamos unas fotos y emprendimos el descenso por el medio de la loma entre los dos valles siguiendo a Miguel. Hacia el Oeste se podía ver un bello contraluz de nubes sobre Peñarrubia. Eran las 18:40 horas.
En la creencia de que había algún camino bueno fuimos bajando hasta divisar Porcarizas bajo nosotros. Lo malo era que para llegar a él teníamos un desnivel casi vertical con maleza y algunas zonas casi de destrepe. Por detrás quedamos Adelino, Mª Jesús y yo mientras que el resto, salvo José que no se sabía donde había quedado, iba por delante. Tuvimos que sortear algunos pasos no muy fáciles y agarrarnos a las escobas como ayuda. Así fuimos perdiendo altura y llegamos por fin a la parte baja. El resto ya estaba por detrás del río y José también. Para pasar éste tuvimos que retroceder casi un kilómetro hasta un puente. Ya con dirección al pueblo pasamos al lado del merendero y a las 19:50 horas entramos en Porcarizas. Nos dirigimos a los coches y allí nos cambiamos. Nati había recogido varios ramos de flores que repartió luego.
Sin más, a las 20:20 horas emprendimos el regreso a León. Paré a sacar algunas fotos del cañón y otras de una antigua explotación aurífera similar a Las Médulas. En 45 minutos recorrimos los 23 Km. a Villafranca del Bierzo. Paramos de nuevo en el mismo bar a tomar un refrigerio e hicimos las cuentas. A las 21:30 horas retomamos el viaje por la autovía hasta Astorga donde salimos a la nacional. Por ella recorrimos los últimos kilómetros hasta entrar en la capital sobre las 23:15 horas. En Guzmán dejé a los compañeros y minutos después terminaba el viaje en casa.
Después de todo resultó una jornada de lo más gratificante. Al final lo que cuenta es hacer algo, aunque no sea lo programado.


























lunes, 2 de marzo de 2009

FUENTES DE NOCEDA (Noceda del Bierzo) - 01-03-09

 


2ª TRAVESÍA POR “LAS FUENTES MEDICINALES DE NOCEDA”.

01-03-09            (Domingo)

Siguiendo el calendario programado, hemos hecho esta travesía en la zona berciana de Noceda para recorrer la ruta de las Fuentes Medicinales, la cual hace tres años hicimos coincidiendo con un magosto celebrado por la delegación.
Con una mala previsión del tiempo, que se cumplió, nos reunimos los diez participantes en Guzmán a las 8:30 horas. La lluvia arreciante caía cuando salimos de la ciudad por la nacional hacia Astorga. En los coches de José Antonio y el mío iban además Piedad, Nati, Roberto, Adelino, Álvaro, Mateo, Mª Jesús y Merce. En Astorga entramos en la autovía para continuar por ella hasta salir en Bembibre. En un bar del centro paramos unos minutos a tomar un café antes de proseguir por la carretera secundaria hacia Noceda. La cumbres estaban totalmente cubiertas de nieblas y la lluvia, aunque más suave, seguía cayendo. Avanzo aquí que durante el resto de la jornada tuvimos algún rato que cesó ésta, pero la mayoría del tiempo se mantuvo presente aunque no muy fuerte.
Ya eran las 10:30 pasadas cuando llegamos a Noceda, (850 m), atravesando los numerosos barrios que tiene hasta llegar al más alto. Por una estrecha calle subimos unos metros hasta el comienzo de la ruta aparcando allí mismo los coches. Nos preparamos para comenzar la caminata, pero antes quise sacar una foto de grupo. Pues bien, en ese momento se me terminaron las pilas y otras que puse recargables también estaban agotadas, lo cual me dio mala espina. Ya me ha pasado más veces y no sé si están mal las pilas o el cargador, pero tengo que comprobarlo. Total que no pude sacar esa primera foto. Menos mal que llevo más de repuesto.
Poco antes de las 11:00 horas comenzamos la ruta subiendo por un camino entre enormes castaños. La pista zigzagueaba por la ladera derecha del valle y por encima del pueblo. Esta ruta está señalizada como “PRC-LE 44” y tiene una longitud completa de unos 10 Km. con 523 metros de desnivel. Atrás dejamos un edificio en construcción que parecía ser un depósito de aguas.
No tardamos en encontrar la primera fuente de la ruta, la de “Juan Álvarez”, situada a 1002 metros de altitud. Esta fuente consistía en un chorro entre helechos y roca con dos tubos metálicos por encima de ella. Siguiendo la marcha fuimos dejando atrás los castaños y entramos en zona de robles y hayas. Llegamos así al final del ancho camino en un punto cercano al arroyo, uno de los varios que abastecen más abajo al ya río Noceda. Allí había un colector de recogida de aguas que rebosaba por todas las juntas.
La ruta seguía ahora por un sendero que subía serpenteando ladera arriba hasta coger un buen desnivel con el cauce. Luego se suavizó la pendiente e incluso bajamos ligeramente hasta situarnos de nuevo al nivel del arroyo, el cual también subía más alto ya que íbamos en su contra. En el cauce vimos algunas bonitas cascadas presagio de las más grandes que luego encontraríamos.
Tras atravesar un puente de madera sobre el arroyo nos encontramos una zona rocosa donde podía resbalarse uno con la piedra mojada. No tardamos en llegar a la segunda fuente, ésta unos metros desviada del sendero, pero bien señalizada. Allí nos encontramos con varios de los compañeros adelantados. Para acceder a esta fuente, la del “Azufre”, hay que bajar unos metros hacia el nivel del arroyo encontrándonos con un bello rincón. Una pasarela metálica nos acercó al manantial que sale de la roca y resbala por ella dejando un reguero naranjado hasta fundirse con el arroyo principal. En una placa de granito se inscribe el nombre y las propiedades del agua: “Ferruginosa y Bicarbonatada Mixta”. Allí mismo cae otro bello salto en el arroyo principal. Eran las 12:20 horas y llevábamos 4,200 Km.
Abandonamos este enclave y seguimos subiendo ahora más bruscamente entre escobas y roble bajo llegando enseguida a otro desvío a la “Fuente de La Salud”. Alguno de los que iban delante, no digo quien pero todos los sospechamos, había cubierto con ramas la indicación a esta fuente y en el suelo escribió la palabra “NO”. Como ellos iban más deprisa y nosotros lo tomamos con calma, querían que no nos retrasásemos entrando a este fuente, pero no coló.
Para llegar a ella había que bajar de nuevo unos 50 metros hacia otro pequeño ramal del arroyo. Sin duda, y de ello me acordaba, era la más bonita de todas. Esta fuente se emplaza en un pequeño hueco donde cae además otro salto del arroyo. Rodeada de helechos y otros vegetales, forma una bella estampa. Al contrario que las anteriores, ésta sale por un tubo aunque también a su alrededor está la roca amarillenta del óxido. Sus propiedades eran “Clorurada Oligomineral Sulfatada Mixta”. De esta sí que bebimos un poco y el sabor era fortísimo a óxido.
Tras unos minutos en este lugar retomamos la marcha subiendo entre matorral alto y entrando de nuevo en el bosque. Ahora la niebla yo nos envolvía totalmente y en una ladera enfrente vimos unos pequeños neveros. Llegamos así a otro puente de madera con solo una balaustrada. Escasos metros más arriba salimos al ancho camino que nos llevaría al mirador de la Gualta. Sí que se me quedó grabada de la vez anterior lo pesado y largo de este tramo. La pista es “fea” y además ahora no se veía apenas paisaje alguno. La misma transcurre bajo las peñas de La Gualta que forman parte de la Sierra de Gistredo, en cuyo límite estábamos. En varios tramos se ve la roca mellada por las máquinas que hicieron la pista.
Al llegar a un determinado punto, un indicador nos señalaba a la izquierda la cascada y el mirador. Abandonamos el ancho camino para dirigirnos hacia el mirador situado a no mas de 300 metros. En este tramo está el desvío a la cascada. Para alcanzar el mirador hay que subir un trecho rocoso tras el cual se encuentra este enclave. Allí nos reunimos todo el grupo, y aunque llovía suavemente, optamos por comer. Eran las 13:20 horas y llevábamos unos 5 Km. recorridos. Allí la altitud es de mas o menos 1400 metros.
Antes de nada nos sacamos una foto de grupo en torno a un banderín metálico con las siglas CIT, una organización turística de la zona. Acomodados en las rocas nos dispusimos a comer mientras seguía lloviendo. La vista era nula, lo cual era una pena ya que desde allí se veía todo el valle y el pueblo al fondo. Como postre algunos tomamos un chupito de café que llevaba Adelino, lo cual nos animó aún más y soltamos algún que otro desafine cantando. Tres jóvenes habían llegado allí también y estaba comiendo igualmente.
A las 14:15 horas emprendimos el descenso. Al llegar al desvío de la catarata comenzamos a bajar hacia ésta. Como ya sabíamos, este tramo tiene una fuerte pendiente y por ello han colocado unas estacas con una cuerda para ayudarse. Con lluvia aún es más peligroso en algunos tramos por lo resbaladizo del sendero. Unos escalones con maderas cruzadas impiden el desmoronamiento del mismo. En un punto hay un desvío hacia la cascada y nos metimos a él. Llegamos a un lugar desde donde se podía ver, pero no completamente. Adelino y Roberto bajaron unos metros más, pero comprobaron que era mejor seguir el sendero y verla desde la parte baja. Así lo hicimos y nos desviamos otra vez para llegar al lugar donde cae el salto. Con la gran cantidad de agua que bajaba era realmente impresionante. Esta cascada la forman dos saltos seguidos visibles desde aquel punto. Nos sacamos algunas fotos en ella, aunque con la lluvia se empaña la lente y se llena de gotas, por lo que salen borrosas.
De nuevo en marcha seguimos el sendero que bajaba por el medio del bosque paralelo al arroyo. En él seguíamos viendo muchos más saltos de pequeño desnivel pero aún así de belleza destacada. Llegamos a un puente de madera similar al último atravesado, con una sola barandilla. Entre robles seguía la senda bien marcada que transcurría por un valle paralelo al de subida del que nos separaba una loma. En este tramo encontramos la fuente del “Canalijo”, un chorro de agua sin mucho interés visual. Marcaba la señal 1050 metros de altitud. Dejamos atrás esta fuente y avanzamos por el sendero cubierto de hojas. Era curioso ver los troncos de los robles tapizados totalmente por líquenes y musgo.
La ruta atravesaba luego otro puente sobre un arroyo. Este último tramo lo tengo muy embarullado en la mente. Siguiendo siempre las indicaciones, cambiamos de vaguada y de arroyo. Encontramos una señal que indicaba la cascada y el mirador por otro camino. Nos quedaba por ver la última fuente, la del “Rubio”, que la vez anterior no vi tampoco.
Siguiendo la flecha que nos indicaba su dirección llegamos a la Fuente “Mía” situada al otro lado del arroyo más adelante y en un plantío de chopos. Pues bien, en el mismo cartel nos indicaba la del Rubio hacia atrás, por lo que dedujimos que nos la habíamos pasado en ese medio tramo. Retrocedimos entonces unos 200 metros viendo ahora un cartel con su dirección. Siguiendo el sendero unos metros llegamos a una canal de agua imposible de atravesar. Con las mismas volvimos a desandar el sendero en la creencia de que el canal, que parecía no muy antiguo, había cortado el acceso a la misma.
Siguiendo la ruta de nuevo pasamos al lado de una pequeña presa de la que se abastecía una acequia. Entramos luego a un ancho camino que en pocos minutos nos llevó a la piscifactoría ya cercana al pueblo. Al lado había un viejo tractor al que no pudo por menos de subirse Álvaro. Al otro lado del valle se veía el camino por el que habíamos subido por la mañana y el depósito en construcción.
Antes de entrar en el pueblo encontramos un desvío con una señal que indicaba la dirección de la fuente del “Rubio” situada a 1 Km. Ahora que veo mejor el mapa sí que sale del mismo pueblo el ramal hacia ella. Creemos que el otro desvío que vimos pudo quedar cortado por el canal que abastece a la piscifactoría. Algunos decidieron subir a verla mientras otros optamos por seguir la marcha. A las 16:15 horas entramos en el pueblo tras unos 10,5 Km. recorridos.
Por un lado José Antonio, Merche y Piedad ya hacía un rato que habían llegado y estaban en un bar de la casa rural. Álvaro, María Jesús y Mateo se habían ido a la fuente y Roberto, Adelino, Nati y yo nos dirigíamos al coche. En una ermita quedaron Adelino y Roberto mientras Nati y yo subíamos a por éste. José Antonio ya había bajado el suyo al pueblo.
Tras recoger luego a los dos compañeros bajamos hacia donde estaban los otros tres. Por lo visto en el bar aquel no dejaban comer nada que fuese de fuera. Esto no nos hizo gracia y decidimos irnos a otro cercano a la ermita. Allí estuvimos tomando unas consumiciones y nos cambiamos. Yo estaba totalmente empapado, pero no de la lluvia, si no de no transpirar. Llevaba los pantalones impermeables y estaba más mojado que si nos los llevase.
Después de un rato llegaron los tres compañeros, a los que tuve que indicar por móvil donde estábamos. En el bar estuvimos unos minutos más y poco después de las 18:00 horas emprendimos el regreso a León. En esos momentos no caía ni una gota y hasta casi llegar a la capital no llovió. En el centro dejé a las compañeras que venían conmigo y unos minutos antes de las 20:00 horas llegaba yo a casa.