lunes, 19 de junio de 2006

NOCTURNA "PEÑA CORADA". (Cistierna). 17/18-06-06

 


X TRAVESÍA NOCTURNA.

4º ASCENSIÓN A “PEÑA CORADA”.

17/18-06-06       (Sábado / Domingo)

Siguiendo la tradición comenzada hace ya varios años, hemos programado para este verano un par de actividades nocturnas, siendo la primera esta ascensión a Peña Corada, en la zona de Cistierna. La previsión inicial era ascender desde la collada situada en el camino que une Fuentes de Peña Corada con La Mata de Monteagudo, pero al final, fiándonos de Fernando, que es de aquella zona, lo hicimos desde el mismo Cistierna a través de una pista y senderos que nos llevaron cómodamente a la cresta y luego a la cumbre. Pero vamos por partes.
El tiempo tormentoso de los últimos días y de esa misma tarde hizo plantearnos hasta el último momento la conveniencia o no de realizar la salida. Al final, visto la ligera mejoría del mismo y puestos en contacto con Fernando, que ya estaba en Cistierna, optamos por arriesgarnos a lo que fuera. Cuatro fuimos los animados a esta excursión: Luis, Álvaro, Fernando y yo. A las 21:00 horas del sábado pasó Luis a recogerme en casa para seguidamente hacer lo mismo con Álvaro en Villaobispo. Por la carretera de Santander avanzamos hacia Boñar continuando luego hacia Sabero y Cistierna. En el surtidor de este pueblo nos esperaba Fernando. Desde él nos dirigimos hasta un parque para cenar un poco antes de emprender la marcha. En una fuente cargamos agua y cerca de ésta cenamos tranquilamente. A continuación entramos en un bar a tomar un café. Seguidamente cogimos los coches y salimos de Cistierna hacia Riaño parando a unos dos kilómetros cerca de una nave de muebles o algo parecido. Allí nos preparamos para la ruta y a las 23:15 horas comenzamos a caminar.
Anduvimos unos 200 metros por la carretera hasta el desvío donde un indicador señalaba hacia el Mirador de los Rejos. Aquí entramos en un camino que nos llevó en pocos minutos hasta unas naves cerca de las cuales pasamos. Poco a poco se fue inclinando la pendiente en algunos tramos y yo me lo comencé a tomar con calma. Caminábamos entre arboleda dejando a nuestra derecha un arroyo. El cielo se encontraba completamente despejado y Luis nos dio unas explicaciones de las constelaciones. Al lado del camino pude ver una luciérnaga.
Ya mas arriba cambiamos de rumbo y giramos 180 grados hasta alcanzar un cruce en el cual un indicador señalaba la dirección hacia el Mirador de los Rejos, cuyo desvío habíamos dejado ya antes, y hacia Peña Corada. Hacia este último nos dirigimos mientras poco a poco iban apareciendo las luces de los pueblos en los valles. De nuevo se adelantaron ellos mientras yo caminaba despacio e iba sacando fotos con el flash o con alta exposición para que saliesen las luces mencionadas.
Así avanzamos hasta que terminó el camino en una campera. Tuve que fijarme un poco para ver al resto en una collada cercana. Por la misma pasaba una alambrada y en una señal vertical indicaba la prohibición de recolectar setas sin permiso. Eran las 00:40 horas. Allí sacamos una foto antes de continuar por un sendero de fuerte pendiente entre pinos. El terreno era además resbaladizo, por lo que se avanzaba con dificultad. La hierba estaba húmeda del rocío nocturno. En unas rocas estuvimos un rato parados antes de continuar. Por la parte izquierda había ahora un fuerte desnivel hacia el valle de Fuentes de Peña Corada, pueblo que ya veíamos.
Al llegar a un alto nos indicó Fernando que en la parte contraria había una campera para poder acampar en caso necesario. Nosotros llevamos una tienda repartida entre tres y él otra pequeña. Poco nos quedaba ya para la cresta, aunque un buen trecho para la cumbre. El sendero estaba bastante bien marcado e incluso de vez en cuando vimos marcas blancas y amarillas pintadas en la roca o en altas estacas. En el suelo vimos numerosas flores y grandes mantos de matorral bajo cubierto del rocío. No tardando contemplamos una amplia y bonita vista de varios pueblos iluminados hacia la parte de la carretera de donde habíamos partido, entre ellos Sotillos de Sabero de donde es Fernando. La roca empezó a abundar y el sendero serpenteaba entre la misma. Luis y Fernando se adelantaron y por detrás quedamos Álvaro y yo. Es curioso, y así lo comentamos, como la experiencia en montaña hacía que caminásemos tan ágilmente de noche como en una ascensión normal diurna. Lógicamente con algo más de precaución en lugares un poco más escabrosos que otros.
Atravesamos varias camperas y zonas rocosas. Igualmente bajamos y subimos alguna collada que otra, siempre más o menos por la cresta. Algunos tramos eran más empinados que otros, pero todos bastante cómodos de caminar. La pareja que nos precedía llevaban tres linternas y al alumbrarnos con ellas, con diferentes tonos de luz, parecía un ovni. Ah! Por debajo habíamos visto otro par de linternas que podían ser de cazadores furtivos. Poco antes de llegar a la cumbre apareció la luna por detrás de ésta. Con la cámara y el trípode pude sacar una bonita foto de la misma poniendo una exposición larga.
A las 3:25 horas alcanzamos la cumbre Álvaro y yo. En la misma vimos un hito, un buzón y dos placas. En los valles pudimos ver numerosos pueblos iluminados. Realmente se trata una experiencia inolvidable. La noche estaba inmejorable, aunque tuvimos que abrigarnos un poco para no quedarnos fríos. Sin tardar bajamos unos metros hasta un lugar donde se podían colocar las tiendas. Estaba en el medio del sendero y algo inclinado, pero no había otro. Tuvimos que quitar varias piedras y alguna todavía quedó debajo. La de Fernando, de dos plazas, la puso al comienzo de una canal y no quedó bien asentada que digamos. Tras quedar montadas subimos de nuevo a la cumbre, unos 10 metros por encima, y sacamos unas fotos en torno al hito y las placas con el nombre de la cima, Peña Corada, y su altitud 1835 metros. Cistierna está a 940 metros.
Poco a poco fue pasando el tiempo y llegaron las cinco. Ellos se metieron en las tiendas mientras a mí no me apetecía para nada. Ya comenzaba a verse la línea del amanecer y decidí quedar a verlo. Resumiré más o menos las siguientes cuatro horas hasta que se fueron levantando.
Los valles despejados comenzaron a llenarse de niebla formando impresionantes mares de nubes. Era realmente extraordinario ver pasar la niebla del valle de Cistierna al de La Mata de Monteagudo “lamiendo” las laderas. Los picos como el Moro, Rionda, Mampodres y otros muchos más asomaban sus cumbres como islas de ese inmerso océano blanquecino. Yo solo hacía que sacar fotos y grabar todo ello para dejar plasmada todo aquella maravilla visual. A las 6:48 horas vi el primer rayo de sol aparecer tras un alto pico que no he localizado. Aún a riesgo de equivocarme, podía ser el Arbillos de Besande y también dudo entre el Espigüete, pero me parece más difícil.
Poco a poco fue amarilleando el paisaje y la cumbre en la que me encontraba. Si me sentaba me daba el sueño y por ello anduve por la cima de un lado a otro. Bajé por ambos lados unos metros mientras la niebla comenzaba a subir y pasaba por la misma cima de Peña Corada. En el fondo del valle vi el camino que une Fuentes de Peña Corada con La Mata y desde el cual teníamos pensado subir en principio como yo lo había hecho en mas ocasiones. Asimismo vi todo el cresteo que habíamos subido de noche y que bajaríamos poco después.
A las nueve se levantó Fernando y algo después Luis y Álvaro. Mientras desayunamos y recogimos las tiendas se cerró completamente la niebla en la cumbre. Antes de emprender el descenso nos sacamos otra foto en la cumbre y a las 11:15 horas nos encaminamos hacia abajo siguiendo el mismo sendero por el que habíamos subido. La niebla se iba disipando según perdíamos altura y el sol comenzó a calentar. Yo tuve que sacar la gorra para evitarlo. Atravesamos de nuevo algunas praderas en una de las cuales pastaban varios caballos. Más abajo vimos setas enormes y una cigarra. Así llegamos al final del cresteo y comenzamos a bajar el tramo de mayor inclinación y resbaladizo por la tierra del sendero. La arboleda y las escobas floridas contrastaban con el verdor de la hierba. Atravesamos la alambrada y no tardamos en entrar al camino.
En vez de seguirlo, optamos por coger un atajo que la noche antes no habíamos hecho al ser hacia arriba. Por allí encontramos una fuente con pilón donde cogimos agua y bebimos. El sendero se metió entre maleza pero estaba bastante marcado. Por él salimos de nuevo al camino en el desvío hacia el mirador de los Rejos. Ya habíamos decidido ir hasta él y comenzamos a subir por la pista entre arboleda. A mí me quedaban pocas fotos en las tarjetas y no pude sacar las que quise. Luego me ha pasado Luis las suyas. Camino de este mirador había un grueso tronco con un gran hueco en el que entraba una persona y allí nos sacamos algunas fotos.
A las 13:25 horas y tras recorrer un kilómetro largo desde el desvío, llegamos a este mirador desde el cual se tiene una bonita vista de todo los valles de Cistierna, Sabero y Fuentes de Peña Corada. La caída desde allí es vertical del todo y de varios metros. Sacamos una foto y emprendimos el regreso hacia el mismo cruce. En el camino nos encontramos con un conocido de Fernando que subía en busca de los caballos que habíamos visto antes y gracias a este cruce no tuvo que ir en vano hasta el mirador.
Ya solo nos restaba el tramo de camino hasta la carretera. El sol seguía dándole fuerte y buscábamos la sombra de los árboles. A mí ya me dolían las rodillas de tanto descenso. Ya bastante abajo pasamos al lado de unas naves y cuando eran las 14:30 horas salimos a la carretera. Solo unos 200 metros por ésta nos separaban de los coches donde llegamos por fin después de este descenso acalorado.
A la poca sombra del edificio cercano nos cambiamos y nos recuperamos un poco. Para comer nos dijo Fernando que podíamos hacerlo en un bar situado algo más arriba. Hacia allí nos dirigimos con los coches y tomamos un refrigerio bien merecido. Mientras él pedía un plato, el resto teníamos comida de sobra que consumimos sentados en la terraza. Desde allí teníamos a la vista el mirador de los Rejos y ahora mirando las fotos he visto desde él este bar.
Sobre una hora más tarde nos despedimos de Fernando y emprendimos el regreso a León. Lo hicimos esta vez por la carretera hacia Mansilla donde nos desviamos hacia la capital. Primero fuimos a dejar a Álvaro en Villaobispo y seguidamente me acercó a mí a casa donde estuve descargando sus fotos y las mías para que las llevase él. Ahora mismo no me acuerdo de la hora que era, pero le calculo que sobre las seis.
Sin duda fue otra de las mejores experiencias de montaña que he tenido. Estas salidas nocturnas, si salen bien, son realmente destacables en todos los sentidos. Para este año tenemos otra más a Sanabria y una acampada en lo alto del Brañacaballo. A ver como resultan. Como siempre, la poca participación fue la nota predominante, lo que no impidió el disfrute total de la misma.




































lunes, 12 de junio de 2006

"BUFONES DE PRÍA" (Asturias) 11-06-06

 


1ª TRAVESÍA “BUFONES DE PRÍA”. (Asturias).

11-06-06    (Domingo)

Primera salida del club de este año fuera de nuestra provincia. Nos hemos desplazado en esta ocasión a la vecina Asturias para realizar una travesía costera y ver los Bufones de Pría, lo cual no nos fue posible dado el buen estado del tiempo y del mar, que por una vez podía haber sido un poco más revuelto. Los bufones son unas “tuberías” que comunican la parte baja de los acantilados con chimeneas en la superficie. Al entrar el fuerte oleaje por ellas, salen chorros de agua pulverizada por la parte alta haciendo a la vez fuerte ruido formando un bonito espectáculo visual. Como digo, no tuvimos suerte en esta ocasión para ver dicho fenómeno, aunque las vistas panorámicas y demás paisajes costeros compensaron este contratiempo.
Comenzamos el día con no muy buen pié. A las 8:00 horas nos encontramos en Guzmán Luis, Álvaro y yo. Cundi me había dicho que si no estaba allí a la hora que no la esperásemos. Pues bien, justo cuando arrancábamos nos llama para decir que se ha retrasado y que pasemos a buscarla. Con las mismas tuvimos que atravesar León hasta Pendón de Baeza a por ella. En principio teníamos pensado ir por la autopista, pero desde allí optamos por hacer el viaje por el puerto. Así, casi a las 8:30 horas, salimos de León por la carretera de Asturias. Sin novedades fuimos avanzando por la misma hasta llegar al puerto donde entramos en la provincia vecina. Tras bajar el fuerte desnivel del mismo nos metimos en la autopista hasta la altura de Mieres donde cambiamos de vía hacia la “minero”. Pues bien, a pesar de ir con cuidado y atentos, debido como siempre a la pésima señalización que tenemos, nos pasamos el desvío hacia la autovía de Santander. Total que tuvimos que continuar hasta la salida de Pola de Siero y atravesar esta población para entrar en dicha vía rápida. Por fin ya encaminados fuimos restando kilómetros con dirección Santander atentos a la salida de Nueva, entre Ribadesella y Llanes. Dimos bien con la misma y abandonamos la autovía hacia esta población donde, poco antes de llegar nos adelantó Javi con su coche.
Muy cerca de Nueva se encuentra la playa de Cuevas del Mar en la cual estuvimos el pasado año de regreso de la ruta por Saja. Allí llegamos poco después de las 10:30 horas reuniéndonos con Javi F., Isabel, José Antonio, Ramón y Corín, que ya habían ido el viernes y el sábado. Sin más nos preparamos para la ruta y sobre las 10:40 horas salimos de allí por la carretera de acceso a la playa. Ésta atraviesa un corto túnel y tras recorrer unos 500 metros cogimos un desvío a la derecha hacia unas casetas y corrales. Poco después nos metimos en un prado por el que continuaba un camino que nos llevó cerca de una hórreo y unas viejas casas. Entre vegetación caminamos varios metros y dejamos atrás un corral con vacas y un hombre a su cuidado. Un poco más adelante, ya cerca de Villanueva, nos desviamos por otro camino hacia la costa de nuevo. En un prado vimos un bonito caballo blanco y negro. Siguiendo el camino en dirección norte y entre varios prados con ganado pastando nos acercamos a la costa hasta ver un indicador de la playa de Villanueva. Bajamos varios metros hacia la misma encontrándonos una estrecha y bella ensenada donde se ubicaba la pequeña playa. Allí había varios buceadores con una barca que luego veríamos por la costa haciendo buceo.
Tras disfrutar de este bonito paraje desandamos unos metros para coger de nuevo el camino y retomar la ruta. Cuando veíamos que el camino se desviaba de la costa, tomábamos alguno de los numerosos senderos que cruzaban los prados acercándonos a los acantilados desde los cuales tuvimos impresionantes vistas de las verticales paredes con el mar batiendo sobre ellas. Tan pronto estábamos al mismo borde como nos separábamos varios metros del mismo. Hacia la parte contraria íbamos viendo los pueblos de Villanueva y Garaña con las altas cumbres de la sierra de Escapa
Como la belleza de este lugar es imposible de describir en palabras y de continuo fuimos disfrutando de esta maravilla, no repetiré sin cesar lo mismo salvo algunos detalles destacables.
De continuo íbamos atravesando alambradas de los pastos muy preparadas con pasos adecuados para las personas pero no para el ganado. Más adelante atravesamos un gran helechal que casi nos cubría por completo. Aquí me desvié del resto y me metí entre maleza que me rozó las piernas y brazos dándome un buen masaje. Ya los tojos que abundaban por doquier iban dejándonos marcas a los que llevábamos pantalón corto. Tras salir de este laberinto me dirigí al borde desde el cual continué viendo bonitas ensenadas y abruptos acantilados. En el sendero encontré, al igual que luego, cáscaras pintas rotas de huevos. Supongo que fueran de gaviotas, las cuales también vimos en gran cantidad. Algo menos agradable fue encontrar numerosos restos de basura esparcidos entre las rocas. Al lado del precipicio estuve un rato y me saqué una foto con el disparador. Poco después vi aparecer a Ramón y al rato al resto. Allí cerca vimos los primeros bufones en los que se oía resoplar el aire y el agua abajo, aunque como digo, no tuvimos la suerte de verla salir por ellos.
Ya reunidos continuamos la marcha por los senderos y pasamos al lado de un prado con la hierba segada en él. Desde otro punto vimos a los buceadores sumergirse cerca de los acantilados. A continuación atravesamos una zona de matorral quemado que además de rozarnos las piernas, nos entiznaban. De frente vimos venir un numeroso grupo de personas entre ellas varios niños. Resultó ser un grupo del colegio Luis Vives de León y entre ellos había conocidos de varios de nosotros.
Ya cerca de Llames nos encontramos con un paraje realmente espectacular. El mar se infiltraba por debajo del suelo y formaba luego una laguna de agua calmada y bonito color azulado. Bajamos unos metros y atravesamos un puente natural entre esta laguna y otra abertura sobre el mar. Otros bordearon la laguna y subieron por la parte contraria. Ya arriba nos encaminamos hacia Llames y el Bramadoriu, lugar de la ruta donde más bufones se concentran y donde de nuevo nos tuvimos que conformar con oír el mar a través de ellos. Varios caminos se acercaban hasta los acantilados cerca de los cuales vimos algunos vehículos. No tardando contemplamos la bonita playa de Aguamía situada al final de otra bella ensenada y rodeada de altos eucaliptos. Eran las 14:00 horas y llevábamos 5,700 Km.
En un bar situado encima de dicha playa estuvimos tomando un refrigerio para combatir el sofocante calor que hacía. La ruta ahora volvía por la carretera de los pueblos. Una media hora después de llegar retomamos la marcha por el mismo camino de llegada. Pasamos al lado de la zona de los bufones y nos desviamos entonces por otro camino que nos llevó directamente hasta la laguna anterior. La bordeamos por la parte alta y nos dirigimos hacia los pueblos entre prados y verdes helechales. Nos fuimos separando y yo me quedé con Cundi, Isabel y Corín. Por dicho camino entramos en Garaña y salimos a la carretera por la que haríamos el resto de la ruta.
Atravesamos este pueblo y nos encaminamos hacia Villanueva de Pría tras desviarnos en un cruce que lo indicaba. En ese momento llamé a casa y hablé con mi hermana Juli. Entre sol y sombra fuimos avanzando hasta dicho pueblo. Durante el trayecto y en los pueblos vimos varias casas y chalets de atractivas líneas y estilos. En uno de ellos había un limonero cargado de frutos.
Así llegamos al cruce de la carretera que entra desde Nueva a la playa de Cuevas del Mar. Poco más de un kilómetro nos quedaba para la misma. Pasamos por el primer desvío que habíamos tomado por la mañana y atravesamos el corto túnel antes de terminar la ruta a las 16:00 horas más o menos. Habíamos recorrido 11,100 Km.
Allí estábamos todos salvo José Antonio y Ramón, que luego vinieron por otro camino de la parte alta. Tras comentar los planes que había, algunos optaron por comer ya mientras que otros decidimos meternos un rato en el agua. Estaba bastante fresca y después de venir de ruta al sol se notaba aún más. Poco a poco me fui metiendo hasta mojarme del todo. A la entrada del agua estaba lleno de piedras con las que me di algunos golpes en los dedos del pie. Dentro venían corrientes alternativas de agua templada y otras bastante fría. En la playa había numeroso personal, entre ellos los de la excursión de León.
Ya cerca de las cinco salimos y tras buscar una sombra al lado de los acantilados de la playa, nos pusimos a comer Luis, Álvaro y yo. Al poco de terminar recibimos la llamada de Guiomar, que junto a Fernando, se habían acercado hasta allí. Los dos fueron compañeros nuestros del club y tras casarse el año pasado fueron a vivir cerca de Llanes. Ya el día antes habían estado con los demás y ahora estaban allí mismo en la playa buscándonos con Javi y José Antonio. Realmente fue muy gratificante volver a verlos tras varios meses desde su despedida.
Ellos mismos fueron los que propusieron ir a ver un par de curiosos lugares de la costa asturiana cercana a Llanes. Pasadas las seis de la tarde emprendimos la marcha en los cuatro coches que había, el de ellos, Luis, Javi y el de Ramón. Llevábamos hasta allí 233 Km. y aún nos íbamos a desviar más. Nos dirigimos a Naves, a escasos cinco kilómetros de allí aparcamos en un camino. Por el mimo, y entre prados, llegamos a la playa de Gulpiyuri, declarada Monumento Natural. Se trata de una pequeña playa situada en el interior de una ensenada cerrada en redondo por rocas y prados, entrando el agua por aberturas bajo los acantilados. En la misma se bañaba numeroso personal. Se accede bajando por un sendero desde los mismos prados superiores. Algunos subimos hasta el borde de los escarpados.
Tras disfrutar de ese bello entorno nos pusimos de nuevo en marcha. Nos dirigimos ahora a Buelna, a unos 25 Km. de allí. Con dirección a Santander dejamos atrás Llanes y a escasos 10 kilómetros de la provincia cántabra, llegamos a dicho pueblo. Aparcamos los coches cerca de la carretera y nos proveímos de linternas antes de atravesar el pueblo en el que vimos varias casas con floridas balconadas. Salimos luego por un camino entre prados hasta llegar al punto clave que nos querían enseñar. Tras pasar por un puente natural de piedra sobre el mismo mar nos encaminamos hacia la entrada de una cueva. Linternas en mano o frontales en cabeza, fuimos entrando en la cavidad pasando un primer tramo agachados. Con cuidado de no resbalar avanzamos por la oscuridad hasta comenzar a ver tras unos 200 metros la claridad. Realmente espectacular el interior de dicha cueva emplazada en el llamado Complejo de Cobijero. Rocas multiformes y especie de estalactitas y estalagmitas se distribuían por la misma entre hoyas llenas de agua de la marea alta que inunda la cueva. Yo me quedé fotografiando todo ello antes de seguir al resto que ya había salido, tras sortear como se pudo dos de estas hoyas, al exterior de la cavidad. Nos encontrábamos debajo de los acantilados a nivel del mar. En las rocas vimos gran número de percebes así como algunos erizos de mar. Yo estaba un poco “mosqueado” porque no me quedaba tarjeta para sacar las fotos que quería y menos aún grabar toda aquella maravilla.
Salimos de nuevo por la parte contraria y enseguida vimos otra playita al final de un entrante del mar. Por un sendero pasamos al lado de otra gran cavidad llena de rocas puntiagudas colgadas del techo de la entrada. Repito, ya no pude sacar foto alguna de ello. Sin más regresamos hacia los coches y ya en el pueblo saqué la última foto que había reservado para todo el grupo.
Con un poco de tristeza nos despedimos de Guiomar y Fernando y ya cuando eran las nueve de la tarde emprendimos el regreso a León. Nos esperaban ahora unos 260 kilómetros hasta casa. Resumiendo, tras algunos kilómetros por la nacional 634 entramos en la autovía hacia Oviedo. No sabemos cómo, pero nos pasamos el desvío para entrar en la de Mieres así que llegamos a Oviedo.
Allí ya no tuvimos problema alguno al coger la A-66 hacia León. Mientras anochecía fuimos descontando kilómetros hasta llegar a Campomanes. Ya habíamos decidido no abandonar allí la autopista, y tras pagar el peaje, 3´50 € como dato, emprendimos el ascenso hacia nuestra provincia. En el valle se veían numerosos pueblecitos iluminados dando un tono místico al paisaje nocturno. Tras varios túneles y el del Negrón, con sus 4,100 Km. entramos en León. Enseguida pasamos en puente colgante de Luna y ya en La Magdalena abandonamos la autopista tras abonar otros 2´55 €. Según nos dirigíamos a la capital vimos algunos relámpagos hacia la misma.
15 minutos antes de la media noche entramos en la ciudad y en Guzmán nos despedimos Luis, Cundi, Álvaro y yo. Con la moto volví a casa tras esta larga, pero bien aprovechada, jornada de........... montaña?