1ª ASCENSIÓN A “PEÑAS LAS ÁGUILAS”, “ALTO DE LA CURISCADA”, “PAXARÍN”, “PEÑA LAS FANAS” Y “MIRO DE LA LAGUNA”. (Lazado).
29-05-21 (Sábado)
Nos acercamos este último sábado de mes a Lazado, pueblo omañés desde el que iniciamos el recorrido circular por las sierras cercanas y sus numerosas cumbres, siendo la primera vez que las exploraba. La ruta se alargó en tiempo aprovechando la buena climatología que tuvimos durante toda la jornada, aunque acechando estuvieron las tormentas buena parte de la misma.
Con 12º C marcando un termómetro cercano salimos Álvaro, Mª Jesús y yo de Armunia a las 8:20 horas en busca de José Luis para continuar juntos el viaje hacia el inicio de la ruta en Lazado. Paramos a tomar un café en Canales antes de retomar el mismo con el cielo solo moteado por algunas nubes sueltas. A las 9:45 horas entramos en este pueblo de Omaña encontrando enseguida una fuente en la que algunos cargaron agua. Aparcamos en una de las calles y nos preparamos para la ruta con el sol radiante y una temperatura bastante agradable ya.
Nos hicimos una foto de grupo y a las 10:15 horas comenzamos la caminata a una altitud de 1283 metros. Avanzamos por dicha calle hasta llegar al desvío del camino que teníamos que coger y que encontramos cerrado por una cerca y con ganado tras ella. Íbamos a buscar alternativa cuando un vecino nos dijo que se podía abrir sin problema y pasar entre las vacas para enlazar con el camino ya más limpio tras ello. Cruzamos un puente sobre el arroyo Valdeyeguas encontrando una caseta a la vera de dicho arroyo y que en algunos mapas figura como molino. Enseguida comenzamos a ganar altura sobre el cauce dejando un ramal del camino que subía a la derecha por la loma del valle. La primavera en pleno esplendor se mostraba con las escobas y otros arbustos floridos y con diferentes colores tapizando estas lomas.
El valle se dividía más arriba siguiendo nosotros la vaguada de la derecha por la que descendía el arroyo de la Curiscada ya muchos metros por debajo. Vimos cerca del camino algunos regatos que se precipitaban en cascadinas hacia el principal. Cuando llevábamos 1,300 km hechos y a una altura de 1428 metros tomamos otro ramal a la derecha que dio un brusco giro enseguida hacia atrás mientras seguía ganando altura. No tardando nos cruzamos con un todoterreno que descendía y unos metros más adelante dejamos atrás una fuente con pilón bastante deteriorado. Trazamos algunos zigzag más entre algo de arboleda y cruzamos algunas praderas mientras nos acercábamos a la parte alta de la sierra.
A las 11:20 horas, tras 3,300 km recorridos por el camino y a una altitud de 1626 metros, alcanzamos esta cimera donde abandonamos el mismo para echarnos a la loma herbosa por senderos medio visibles entre las escobas. Mientras, las nubes se hacían más espesas por encima de nosotros movidas por el viento del Noroeste. Nos metimos poco a poco entre escobas más altas y floridas acercándonos a unas formaciones rocosas que atravesamos por su parte alta. De nuevo el terreno se volvió montano con matorral bajo en este siguiente tramo desde el que no tardamos en divisar el Corral de la Curiscada, un pequeño refugio en la cabecera del valle al lado del cual acertamos a divisar a dos personas con el zoom de la cámara. Por el Este aparecían en otro valle los pueblos de Villabandín y Rodicol.
Delante teníamos un nuevo macizo rocoso al que llegamos en pocos minutos cruzando en medio de las formaciones pétreas de cantos redondos. Algunas de ellas semejaban figuras, como era el caso de la que se parecía a un caracol. Dejamos atrás este rincón para continuar de nuevo entre matojos siempre por el alto de la sierra hacia el Nordeste. Desde esa orientación y hacia el Sur comenzamos a divisar varias cimas de la sierra de La Cañada y otras más lejanas.
Así llegamos a otra parte rocosa en la que se emplazan las Peñas Las Águilas, pequeños peñones diseminados en la cresta con pocos metros de diferencia en su altitud entre ellos. Nos dirigimos hacia el que nos marcaba el GPS como principal comprobando al llegar que otro algo más atrás parecía más alto. Volví sobre mis pasos y me encaramé al mismo comprobando que así era por tan solo 4 metros de diferencia y avisé al resto de compañeros que se acercaron para sacarnos una foto en el mismo. Eran las 13:00 horas, llevábamos 5,600 km y estábamos a 1845 metros de altitud. No había señal alguna de cumbre y no dejamos tarjeta, aunque luego nos arrepentimos ya que en el resto de cimas sí lo hicimos.
Retomamos la marcha ahora encontrando más rocas por la cresta. Al lado de una de ellas vimos los restos de una pequeña hoguera. Aunque el track del GPS que llevábamos rodeaba las más altas, nosotros fuimos cresteándolas por encima trepando algunos tramos sin mayores dificultades. Hacía rato que teníamos a la vista la cumbre principal del Alto de la Curiscada al final de la sierra así como el Paxarín más al Noroeste. También las demás cimas que luego haríamos en la Sierra de las Matas al Oeste con una loma divisoria de valles en medio. Nos parecía raro que las cimas de atrás más bajas tenían nombre en los mapas y éstas más altas y destacadas no.
El desnivel hacia el valle del Este se hizo cada vez más vertical y en algunos lugares incluso había canales de gran caída. No lejos de la Curiscada había otro gran peñón al que algunos nos encaramamos también comprobando la existencia de esos cortados en su vertiente Este. En uno de ellos nos estuvimos sacando unas fotos y daba un cierto vértigo. Retrocedimos unos metros y una última loma entre más matorral nos llevó al Alto de la Curiscada cuando eran las 14:25 horas tras 6,900 km totales desde Lazado.
La altitud de esta cima es de 1889 metros y en ella, entre un hito de rocas, encontramos una tarjeta de cumbres de un grupo asturiano dejada en julio del pasado año. La recogimos y dejamos una nuestra en su lugar. Estando allí se le posó una abeja a Álvaro en la sudadera y luego en la visera y pude sacarle unas fotos con el macro de la cámara. La vista desde esa cota era amplia con varias cumbres emergiendo en redondo. Allí mismo, al Nordeste teníamos la sierra de La Cañada con la cima principal del mismo nombre, el Rabinalto y La Arena. Tras ella, Peña Correa y la Sierra de La Filera. Mas al Norte, numerosas cumbres de Babia, que no voy a enumerar por evitar errores de identificación. Sí eran inconfundibles el Cornón y Muxiven y creemos que el Cueto Arbás en Leitariegos. Por el Oeste, el Nevadín, Tambarón y más al Sur, Arcos de Agua, Peña Cefera o Suspirón, por nombrar algunos.
Nos sacamos unas fotos e iniciamos el descenso una media hora después de llegar. Nos echamos por la ladera Oeste desde donde se veía el refugio bajo nosotros en la cabecera del valle de La Curiscada. Las escobas eran algo más altas que en el tramo de subida, pero no se pasaba mal entre ellas. Hacia el Norte bajaban los valles al final de los cuales vimos Quintanilla de Babia. Las laderas de estos valles tenían también un tono morado de las escobas floridas que contrastaban con el verde de las praderías. Salimos de entre la maleza y enlazamos con un sendero marcado que continuaba por la cresta a través de algunas colladinas. La más baja de ellas estaba a 1744 metros de altitud y desde allí iniciamos la subida ya continua hacia el Paxarín, en cuya cumbre veíamos el vértice geodésico.
Paralelos a una alambrada fuimos ganando altura hasta llegar a un punto en el que encontramos los restos de una torreta metálica caída y la base de hormigón. Ya no lejos de la cumbre, encima de una boñiga de vaca, crecía una curiosa seta con forma de campana y de buen tamaño. A las 16:10 horas llegamos a la cima del Paxarín, cuya altitud es de 1885 metros, y habiendo hecho 9,800 km. En torno al hito geodésico nos acomodamos para comer, que iba siendo hora. Entre unas rocas encontramos la tarjeta dejada por un compañero nuestro, José Carlos, hace varios meses ya. Esta cumbre y su espolón Sudeste es la que divide los valles de La Curiscada y Valdeyeguas. Apenas algunas rocas pueden verse en la misma, siendo más bien montana.
Los nubarrones se iban cerrando por el Este y no tardamos en oír los primeros truenos. Unas fotos de grupo y a las 17:30 horas retomamos la marcha por la loma de la Sierra de las Matas, más al Suroeste. De nuevo la alambrada transcurría por el alto de la misma siendo complicado cruzarla entre las cuatro alambres, algunas con espinos. Descendimos hacia el collado Valdeyeguas, con 1803 metros, antes de iniciar la remontada hacia la Peña de Las Fanas. Entre más escobas subimos la corta loma hasta llegar a dicha cumbre a las 18:00 horas. La Peña de Las Fanas tiene 1849 metros de altitud y su cumbre sí es rocosa. Al Oeste divisamos la carretera del puerto de La Magdalena y Vivero en un valle lateral de la misma. Entre algunas piedras apiladas dejamos una nueva tarjeta de cumbres y nos sacamos la foto de grupo habitual antes de proseguir la ruta. 10,900 km totales marcaba el GPS hasta allí.
La alambrada seguía acompañándonos desde esa cima por toda la parte alta de la sierra con tramos de camperas y otros de escobas, muchas de ellas floridas. El sendero muy marcado se mantenía paralelo a ella y por él fuimos bajando poco a poco antes de volver a subir casi imperceptiblemente hacia otra cima de esa Sierra de Las Matas, al Miro de la Laguna. Un gran hito de rocas apiladas señalaba esta cumbre a la que tuvimos que pasar agachándonos bajo las estiradas y juntas alambres del vallado, incluso quitando las mochilas para ello. Su altitud es de 1774 metros y también dejamos una tarjeta en la misma, haciendo una nueva foto de grupo. Al Sudeste el cielo estaba oscuro por completo y los truenos se dejaban oír de vez en cuando así como algún rayo que otro. Cuatro gotas habían caído sin apenas darnos cuenta de las mismas, pero nos preocupaba que se nos pusiese encima. A mí la lluvia no me daba más, pero las tormentas en la montaña no son de mi agrado precisamente. 12,000 km llevábamos hasta ese punto y eran las 19:00 horas.
Por delante se veía una vaguada que bajaba hacia el valle ya frente al pueblo, que no tardamos en divisar, y por ella teníamos pensado descender. El track del GPS lo habíamos abandonado en el Paxarín ya que volvía al collado anterior para bajar hacia el refugio y por el valle hacia Lazado. Nosotros habíamos decidido crestear esta Sierra de Las Matas hasta bajar casi directos al pueblo. Luego comprobamos que no era tan fácil.
Perdimos altura por la loma y no tardamos en divisar también Murias de Paredes al Suroeste. José Luis y Álvaro se fueron adelantando y al llegar al collado frente a la vaguada por la que queríamos bajar nos dijeron que estaba cerrada y sin senda alguna. Iniciaron la subida por la pendiente loma siguiente y Mª Jesús y yo les seguimos, pero algo más al Oeste. Llegamos a un camino que nos subió a un alto en el que había unas antenas situado a 1590 m y donde terminaba el mismo. Desde aquella atalaya veíamos Senra en el valle principal y la carretera general. Eran las 20:00 horas y llevábamos 14,000 km.
A José Luis y a Álvaro les vimos en otro punto aún más alto y al Este. Ni ellos ni nosotros veíamos senda para bajar. Nos encaminamos hacia ellos pero comenzamos a encontrar maleza alta y algunos riscos complicados de cruzar. Echando la vista hacia abajo y estudiando el terreno vimos un pequeño corredor algo más limpio por el que bajar, aunque justo antes de un collado que se veía más despejado y que daba paso al valle de Valdeyeguas que bajaba a Lazado, había una estrecha vaguada muy cargada de robles. Sin pensarlo más nos echamos por la pendiente ladera buscando ese corredor más despejado de maleza hasta que llegamos a la vaguada y entramos en el robledal. No lo encontramos tan mal como nos parecía y conseguimos cruzarlo más o menos bien, pero tras una campa limpia, se nos cerró el paso completamente con escobas tupidas y altas. Teníamos el collado allí mismo, pero no veíamos paso alguno a él. Peleando con esos altos y tupidos matorrales conseguimos salir a dicho collado que comunica el valle de Valdeyeguas con el que baja a Senra. Eran las 20:35 horas y estábamos a 1436 m.
Un sendero se metía al Norte por la vaguada entre matorrales que fuimos sorteando más o menos bien, comparado con lo anterior. Se veían excrementos de ganado a lo largo del mismo y eso da seguridad ya que por donde pasan las vacas, pasa cualquier persona. Eso sí, se veía un tanto en desuso ya.
Pudimos comunicarnos con los compañeros, que ya estaban cerca del pueblo, y no tardamos en enlazar nosotros con el camino principal del valle de Valdeyeguas por encima del arroyo homónimo. Algo más de 500 metros recorrimos por este camino antes de situarnos encima de Lazado. Un sendero bajaba hacia la carretera de entrada al mismo mientras que otro lo hacia por la parte alta del pueblo. Como teníamos la furgoneta al otro extremo, nos metimos por éste último, sin saber que nos llevaba a otra “aventura”. Pasamos justo por encima de una vivienda y luego de unos prados, pero sin acceso ninguno hacia la parte baja. Fuimos rodeando los mismos hasta llegar a unas cuadras y corral con el terreno enfangado de estiércol que intentamos sortear como mejor pudimos bajando algunos taludes resbaladizos. No era suficiente con ello cuando dimos de lleno con otra alambrada cerca del arroyo bajo la cual tuvimos que pasar para bajar al cauce y cruzarlo sin mucha dificultad muy cerca del molino que habíamos visto por la mañana. Cerramos de esa forma el lazo justo a la entrada del pueblo cuando eran las 21:20 horas. Cruzamos la misma cancilla por la que habíamos salido y a las 21:30 horas terminábamos nosotros la ruta donde ya estaban los compañeros desde hacía media hora. No lo habían tenido mucho más fácil que nosotros y también se habían encontrado con matorral cerrado que a alguno le costó un buen roto en el pantalón. El GPS me marcaba 16,900 km hechos y un desnivel acumulado de 975 m.
Nos cambiamos y a las 21:50 horas iniciamos el regreso a León. En el tramo hasta la Magdalena cruzamos algunos pequeños bancos de niebla y ya en ésta paramos a tomar un refrigerio unos minutos. Ya anochecido por completo retomamos el viaje llegando a León a las 23:15 horas. Dejé a José Luis y luego a Mª Jesús antes de terminar Álvaro y yo el trayecto a las 23:35 horas.
Larga jornada montañera, pero aprovechada al máximo, con varias cumbres ascendidas desde las que disfrutamos de los bonitos paisajes primaverales que se nos ofrecieron. El tiempo además nos respetó con la tormenta cercana pero contenida sin lluvia.
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