miércoles, 19 de mayo de 2021

LA LASTRONA - (Robledo de Caldas) 15-05-21


1ª ASCENSIÓN A LA “LASTRONA”. (Robledo de Caldas).

15-05-21                        (Sábado)


Hemos vuelto a salir un sábado más para ascender a una cumbre pendiente desde hace algo más de dos años cuando, en un Belén de Cumbres, se nos complicó la misma al desviarnos por un cresterío demasiado abrupto y un tanto complicado. En aquella ocasión iniciamos la marcha en la ermita de Pruneda, en la carretera del pantano de Luna, y como apunto, solo llegamos a alcanzar la cima de La Serrona en la que celebramos dicho evento con un descenso igualmente no exento de incidencias. Esta vez sí alcanzamos dicho objetivo, aunque la climatología adversa de la jornada nos impidió disfrutarla como se merecía.

Sobre las 8:15 horas llegaba Álvaro a mi casa de donde salimos ambos en mi furgoneta para recoger seguidamente a José Luis en otro punto acordado. En otro coche iban Guiomar y José Antonio a quienes ya vimos en el punto de inicio de la ruta. La lluvia no tardó en aparecer camino de La Magdalena cerrándose por completo el cielo ya gris de por sí. En el bar cercano a la presa del pantano paramos a tomar un café rápido antes de rodear al mismo viendo como su capacidad se mantenía al límite. Antes del viaducto cercano al puente colgante se encuentra el desvío a Robledo de Caldas donde llegamos a las 9:50 horas tras 70 km hechos.

En este pueblo, emplazado a 1192 m de altitud, nos reunimos con los dos compañeros restantes y nos preparamos para la marcha mientras la lluvia seguía persistente. Avanzo aquí que así se mantuvo durante casi toda la ruta salvo algún rato que otro y el tramo final de bajada.  Nos sacamos una foto de grupo y a las 10:15 horas iniciamos la caminata por las calles de Robledo hasta salir del mismo por el camino cementado hacia el cementerio. Tuvimos desde ese punto una amplia panorámica del pueblo con las cumbres de La Silla y el Cirbanal ocultas por las nieblas de fondo.

El cemento fue sustituido por tierra en el camino que continuaba ascendiendo por la ladera hacia el Suroeste entre praderas con escobas floridas que en un día soleado hubiesen destacado entre el verdor. Trazamos algunas pequeñas curvas antes de abandonar dicho camino hacia una vaguada también de verdes praderas empapadas por la lluvia. Se me había olvidado impermeabilizar las botas y no tardé en notar la humedad en los pies, que se fue acrecentando a cada paso hasta que a lo largo de la ruta ya tenía más agua dentro que fuera. Al menos no hacía frío alguno, y eso era de agradecer.

Nos encontramos con una fuente de piedra con pilón en la que una inscripción marcaba su construcción en el año 1957. Estaba seca y bastante abandonada ya. La dejamos atrás para meternos en un tramo más estrecho de la vaguada con el sendero muy embarrado y algo resbaladizo. Por encima comenzamos a ver las torres metálicas de un tendido eléctrico que pasaba por la collada hacia la que nos encaminábamos. Los laterales de dicha hondonada no eran menos resbaladizos al estar cubiertos por gravilla.

Alcanzamos este collado entre valles un poco por encima de la cota más baja, 1456 m, a las 11:10 horas. Estábamos situados entre el pico de La Seita (1636 m) al Norte y la sierra del Cabachín (1726 m) al Sur. Por debajo, al Oeste veíamos el valle principal de Luna con un tramo de carretera entre Sena de Luna y la ermita de Pruneda, ambos ocultos. La niebla impedía ver mucho más, tan solo algunas pequeñas lomas tras la misma.

Comenzamos a rodear La Seita por el Oeste hacia otro collado entre esta y otra pequeña cima en esa misma orientación. El sendero transcurría ahora por el medio de la pradera a media ladera sin apenas desnivel. No tardando apareció en el fondo del valle la cola del pantano de Luna tras la carretera. Seguía lloviendo y mis pies ya hacían “chof chof” dentro de la botas. Tras pasar bajo La Seita, y de otro par de cumbres cercanas a la misma por su cara Oeste, iniciamos una fuerte subida hacia un collado por la pendiente loma de una vaguada siguiendo un sendero que se medio perdía en la misma. La niebla nos envolvió por completo en este tramo y la ayuda del track que llevábamos en el GPS se hizo imprescindible. Eran las 12:05 horas cuando alcanzamos esta cota de 1640 m tras 3,100 km hechos desde el pueblo.

El sendero embarrado se metía ahora por la cara Sudeste de la sierra varios metros por debajo de la cresta y paralela a ella. El terreno seguía siendo montano y la pradera dominaba la loma que se precipitaba hacia fondo del valle en el que seguramente teníamos que ver Robledo de Caldas de no ser por la niebla. Pasamos al lado de un pequeño manantial entre rocas colocadas a modo de fuente con piloncito y alcanzamos más adelante la cresta a una altitud de 1675 metros. Aunque apenas visible, desde ese punto se alejaba por el Oeste la Sierra de La Serrona por la que en aquella ocasión intentamos la subida sin éxito por lo abrupto de la misma.

Nosotros seguimos hacia el Nordeste caminando un tramo por la misma cresta ya pedregosa y ahora con caídas verticales hacia el valle del Este. Lo que antes era una loma, ahora eran canales y precipicios de varios metros. Con ese panorama fuimos cresteando y ladeando algunas cimas anteriores a La Lastrona, nuestro principal objetivo. Seguían la lluvia y la niebla persistentes, lo que provocaba además que la roca estuviese resbaladiza. Pasamos al lado de una grieta de unos 5 metros de profundidad en cuyo fondo acertamos a divisar un jabalí muerto. Sucesivas subidas y bajadas nos fueron acercando a la cima principal cuya situación solo sabíamos por el GPS. Una última subida por terreno pedregoso nos llevó a la misma cuando eran las 13:20 horas y tras 5,200 km hechos.

La Lastrona tiene una altitud de 1767 metros y desde la misma, entre algunos claros que se abrieron al Oeste, pudimos ver una gran vega por la que transcurre el río del Puerto y un camino paralelo al mismo. Hacia ella habíamos bajado tras la colocación del Belén de Cumbres en La Serrona en diciembre de 2018 por pendientes canales y sorteando varios cortados. Esta sierra la teníamos ahora al Sur. Hacia cualquier otro punto la visibilidad era totalmente nula.

Aprovechando que la lluvia era muy floja en esos momentos, comimos algo en la cima, nos sacamos una foto de grupo y dejamos nuestra tarjeta en un bote entre el hito de piedras que había. El frío no era intenso, pero la humedad y lo mojados que algunos estábamos, no invitaban a estar mucho tiempo allí. A las 14:05 horas iniciamos el descenso siguiendo el mismo trayecto hacia el cercano collado. Antes de llegar al mismo nos teníamos que echar al valle del Este por la fuerte pendiente de una estrecha vaguada entre rocas y paredes.

El sendero apenas era perceptible por aquella ladera en la que la roca y el terreno herboso se alternaban. En algunos puntos había que echar el culo al suelo para medio destrepar pequeños pasos rocosos. Además estaba el peligro de las piedras y rocas que se deslizaban o caían rodando, como una bastante grande que se fue ladera abajo cuando se pisó sobre ella. Convenía ir algo juntos y los de abajo un poco pendientes de esos posibles desprendimientos.

La niebla seguía sin dejarnos ver en pocos metros y teníamos la incertidumbre también de lo que podíamos encontrarnos más abajo. Es cierto que seguíamos el track del GPS, pero cuando no lo acompaña ninguna descripción, no sabes por donde se han podido meter él o los que lo publicaron. Las curvas de nivel se iban espaciando y eso significaba que se suavizaba la pendiente, pero.... Poco a poco la roca dio paso al terreno más herboso y cargado de escobas floridas. Entre medias nos encontrábamos algunos pedreros o zonas de gravilla resbaladiza como en la subida así como otras embarradas.

Sin darnos cuenta fuimos dejando la niebla atrás y la vista del valle se fue abriendo, dando vista al pueblo en el fondo del mismo. Nos dividimos durante un tramo en el que unos optamos por coger el alto de una loma entre vaguadas mientras otros seguían por el fondo de una de ellas. El terreno ya estaba completamente cubierto por las escobas cargadas de flores amarillas, que de haber tenido un día soleado, hubiesen creado verdaderas postales. La lluvia había cesado casi por completo.

El paisaje se fue abriendo e incluso la niebla ascendía dejando ver ya la primera collada a la que habíamos llegado con el Cabachín a continuación de la misma. Al otro lado subían la lomas hacia el pico La Silla de Calabillos y el Cirbanal, cuyas cumbres permanecían ocultas por las nieblas. Siguiendo la carretera que llega a Robledo de Caldas podíamos distinguir también parte de La Vega de Robledo. Como “anécdota” lingüística voy a dejar constancia de una particularidad de los tres pueblos emplazados en estos valles en los que estábamos, respecto a sus nombres, y es que los mismos se pueden encadenar uno tras otro: La Vega de Robledo, Robledo de Caldas, Caldas de Luna.

La pendiente se fue suavizando visiblemente según nos acercábamos al pueblo y cruzamos algunos muretes de piedras delimitando praderías en las que encontramos algunas setas. Nos incorporamos a un camino embarrado medio perdido entre la maleza y estas bajas paredes de rocas. Suele pasar, que entrando a los pueblos en días de lluvia, las botas nunca llegan limpias. Enseguida lo hicimos por las cercanías de una pista deportiva y una casa de la que solo quedaban las paredes. A las 16:20 horas entramos en Robledo dirigiéndonos hacia donde teníamos los vehículos, cerca de la iglesia y del bar, y donde ya habían llegado algunos compañeros. El resto terminamos la ruta cuando eran las 16:25 horas con el GPS marcando 7,600 km hechos y un desnivel acumulado de 676 metros.

La lluvia había cesado casi por completo durante la bajada y nos permitió cambiarnos cómodamente allí mismo. Nos acercamos luego hasta el bar a tomar un refrigerio, pero tanto el interior como la terraza estaban ocupados y desistimos. Emprendimos entonces el regreso a León acordando parar en algún otro lugar del trayecto. Volvimos a bordear el pantano y sin novedades llegamos a La Magdalena donde hicimos esa parada. De nuevo en marcha avanzamos hacia la capital mientras se abrían algunos claros en el cielo, aunque hacia ésta se mantenía muy cerrado. A las 18:20 horas entramos en León y me acerqué a dejar a José Luis antes de venir hacia casa donde terminábamos Álvaro yo el viaje a las 18:50 horas.

Sufrimos hoy las inclemencias del tiempo de esta primavera tan irregular que estamos teniendo con bruscos cambios que pasan de las altas temperaturas a incluso la nieve de no hace tantos días. Si bien no pudimos disfrutar de los bellos paisajes de esa comarca de Luna, al menos nos sirvió para hacer ejercicio y mantener la constancia en las rutas a realizar periódicamente.                

MAPA ESQUEMA
ENLACE RUTA WIKILOC:
VISTA SATÉLITE
ARMUNIA
TRAYECTO CON LLUVIA


EMBALSE DE LUNA



ROBLEDO DE LUNA (1192 m)




HACIA LA COLLADA



FUENTE


COLLADO
VALLE DE LUNA

BAJO EL PICO LA SEITA
BAJO LA CRESTA


MANANTIAL

POR LA CRESTA MISMA

CANALES Y SIMAS


LA CIMA ENTRE NIEBLAS

LA  LASTRONA (1767 m)


DESCENSO ENTRE NIEBLAS
ALGUNOS DESTREPES


....Y UN CUERNO....
POR LA VAGUADA


ROBLEDO APARECE ENTRE LA NIEBLA



DE FONDO EL CABACHÍN

ROBLEDO DE CALDAS





PRECIOSAS LADERAS FLORIDAS





SETAS




LLEGANDO AL PUEBLO




FIN DE RUTA

BUSTOS Y FIGURAS EN ROBLEDO DE CALDAS Y LA VEGA DE ROBLEDO




PANTANO DE LUNA



LEÓN
ARMUNIA



4 comentarios:

  1. Javi la que llamas la 'seita' se llama peña Forcada por los naturales del país.
    El tramo de carretera que se ve es entre Pobladura y Sena de Luna, (Rabanal no se llega a ver por la sierra, está ya cerca del límite de Babia o Pruneda)

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  2. Hay otra opción de subida que utilizé yo. Seguir el camino, sin salir a la dcha por la vaguada herbosa, y más adelante sale a contramano a la derecha una buena senda que lleva al collado.
    Os estuve esperando. Vi a Guiomar, pero estaba parada y no terminaba de arrancar, aunque creo que me veía o podía verme a unos 300 metros. Como había humedad y niebla terminé por seguir despacio adelante hasta la bifurcación donde seguí y retrocedí como un km; no vi a nadie y me dije estos han tirado por el cuenco de la vaguada, por donde también tiré en principio yo y retrocedí para tomar el buen camino que ya conocía de subir una vez. J. Antonio

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