XXXVII TRAVESÍA NOCTURNA. 5ª ASCENSIÓN AL “BRAÑACABALLO”
Y 1ª ASCENSIÓN A
“LA FOYA” Y “LA PIZARRA” (Millaró de la Tercia)
03/04-07-20
Casi improvisada de un día
para otro hemos preparado esta ruta nocturna en la que coronamos tres cumbres
de la sierra en la que se emplaza el Brañacaballo, la principal de todas ellas.
La luna llena contribuyó a que el paisaje del que disfrutamos por la noche
fuese aún más espectacular. Tan solo tres participantes nos animamos a realizar
la misma, Mª Jesús, José Luis y yo, resultando toda una experiencia
satisfactoria.
VIERNES 03
Sobre las 21:40 horas salí
de casa para recoger a Mª Jesús y a José Luis en las suyas. Unos 40 minutos más
tarde dejábamos atrás León hacia el Norte por la carretera de Asturias con el
sol ya oculto y la luna casi llena ya mostrándose en el firmamento. Las
siluetas de las cumbres se perfilaban sobre el fondo anaranjado del cielo del
atardecer sin una nube que lo tapase. Por delante, casi desde la misma salida
de la ciudad, vimos el perfil redondeado del Brañacaballo al Oeste del pico
Fontún o Machacao. Bajamos el Rabizo con dirección a La Robla, que dejamos
atrás antes de llegar a Huergas de Gordón donde nos detuvimos a cargar agua. En
una fuente de piedra y con pilón cercana a la carretera con la llave del grifo
en forma de un pato bebimos y cogimos agua antes de retomar el viaje ya casi
anochecido.
Antes de Villamanín
encontramos un tramo de obras con semáforos de paso alternativo y ya en esta
localidad nos detuvimos en un bar a tomar un refrigerio. La luna ahora ya
brillaba clara y casi llena, al día siguiente tendría este estado. Apenas 20
minutos estuvimos allí antes de volver al asfalto para recorrer el corto trecho
que restaba a Millaró. Nada más pasar Villanueva de la Tercia está el desvío a
dicho pueblo al que se accede tras 2,500 Km por una estrecha carretera entre
algunos desfiladeros de roca.
A las 23:35 horas, tras 63
Km desde casa, llegamos a Millaró de la Tercia subiendo por una de las calles
hasta la parte alta donde había una pequeña explanada en la que dimos la vuelta
pero no pudimos aparcar ya que había más vehículos que acababan de llegar
también según comprobamos. Bajamos un poco hasta otra zona de la calle más
amplia en la que aparcamos minutos después. En un banco pegado a la pared de
una vivienda nos acomodamos para cenar un poco y luego nos preparamos para la ruta.
SÁBADO 04
Nos sacamos una foto del
pequeño grupo y a las 00:45 horas ya del sábado iniciamos la marcha a una
altitud de 1383 metros. Por una pendiente calle cementada salimos de Millaró
hacia el Noroeste entrando enseguida en un ancho camino de tierra. La luna nos
evitaba incluso encender los frontales salvo en algunos determinados momentos.
Algunos árboles y arbustos escoltaban este camino desde el que veíamos las
praderías de la parte baja cerca de un arroyo que venía marcado en el GPS. Tras
recorrer unos 870 metros llegamos a una fuente con pilón en la que paramos un
momento. Por encima, en la otra margen del camino, se veía el cercado de un
corral de ganado. No mucho más arriba, a una altitud de 1511 metros, se
encuentra el collado de Carrozal cerca del cual encontramos una vieja furgoneta
abandonada en medio de un prado y maleza. Con ella nos sacamos unas fotos. Eran
las 1:25 horas y llevábamos 970 metros recorridos.
Continuamos subiendo y
empezamos a ver unas luces al Noroeste que en principio equivocamos con Tonín
pero que enseguida confirmamos eran de Busdongo con los semáforos de la
estación de tren. Las matas floridas cubrían los laterales del camino y vimos
un pequeño regato bajar por uno de ellos. Cruzamos una alambrada electrificada
para el ganado y enlazamos con otro camino por el que seguimos ganando altura a
la vez que empezaban a emerger al Sur las luces de la llanura así como de
Millaró en el valle. A mi me podía el cansancio y el sueño y comenzaba a
caminar “por inercia”, aunque esperaba llegar arriba.
En otro desvío decidimos
coger el ramal que bajaba unos metros hasta la fuente de Lasprión. No tardamos
en escuchar los ladridos de unos perros que estaban con ganado y que enseguida
se acercaron corriendo a nosotros defendiéndolo. Como aún teníamos que pasar
más cerca para llegar a la fuente mencionada, optamos por dar la vuelta y no
tentar a la suerte con aquellos mastines. De nuevo en la ruta marcada en el GPS
seguimos un pequeño tramo más hasta que ésta se desviaba directamente a la
ladera del Brañacaballo. Eran las 3:15 horas, llevábamos 3,700 Km y estábamos a
1841 m.
Nos metimos entonces
directamente a la loma Sur del pico, que desde allí se veía perfectamente
dibujada a la luz de la luna. Yo había despejado un poco y me encontraba mejor.
Esquivando las escobas ganamos altura por la misma sin mucha dificultad hasta
que dimos con un sendero que nos facilitó la subida. Algunas veces se perdía
entre la maleza, pero mas o menos, con la ayuda también de la ruta del GPS que llevaba
como guía, lo íbamos recuperando. La vista era cada vez mas amplia hacia atrás
y ya se vislumbraban las luces de los pueblos de la meseta hasta la misma
ciudad de León. Nos estuvimos sacando algunas fotos y una de ellas hicimos el
experimento de poner el flash y quitarnos enseguida para que la exposición
larga siguiese capturando la imagen. El resultado es una imagen de nosotros
medio transparentes con el paisaje muy definido detrás. Para algunas fotos
improvisamos un trípode con los bastones para elevar la cámara. Además de la
luna se veían algunos de los planetas más luminosos así como las constelaciones
principales. También vimos pasar satélites artificiales y lo que nos pareció un
avión.
A las 4:26 horas llegábamos
a los 2000 metros de altitud tras 4,400 Km hechos. Poco a poco fuimos
encontrando más zonas rocosas y en una de ellas nos encaramamos a un peñasco
para sacarnos otra foto de grupo. José Luis se fue adelantando y veíamos la luz
de su frontal moverse por la ladera. A las 5:15 horas distinguimos las primeras
luces del alba que aparecían por el Noroeste así como el lucero del alba, el
planeta Venus. La luna seguía visible, pero su luminosidad había menguado
considerablemente. Cinco minutos más tarde alcanzamos a ver la silueta del
vértice geodésico y a José Luis cerca de ella.
Por fin, a las 5:27 horas,
tras 5,100 Km, alcanzamos Mª Jesús y yo la cima del Brañacaballo, o Cueto
Millaró, como también es conocido, con sus 2181 metros de altitud. En él se
encuentra el punto geodésico con un pequeño “portalito” de piedra en su base en
el que más tarde dejaríamos nuestra tarjeta de cumbres. Al Este ya se
perfilaban las cumbres con la luz del alba que poco a poco iba ganando a la
noche. La luna había tornado a un color mas anaranjado y unas nubecillas la
cruzaban en esos momentos. Nos sacamos unas fotos en torno al hito de hormigón
sin el flash destacando las siluetas a contraluz. A las 5:57 horas se ocultó la
luna por el Oeste.
Habíamos llegado en el
momento justo para disfrutar de estos momentos en la cima, la puesta de la luna
y el amanecer sin tener que esperar demasiado como en otras ocasiones. Soplaba
un vientecillo bastante fresco que nos hizo abrigar como en invierno. Después
de tantas rutas nocturnas ya hemos aprendido que en las cimas, y no en las
cimas, al amanecer incluso en verano suele hacer muchísimo frío. Sacamos más
fotos con la aurora de fondo y varias panorámicas de la misma. Poco a poco fue
abriendo el día y las siluetas planas cambiaron a “formato 3D”. A las 6:43
horas apareció el primer rayo de sol. Las cimas y valles se dieron a conocer y
pudimos ponerlos nombres, aunque a algunas ya las teníamos incluso de noche.
Como siempre apunto, muchas me dejo y nombraré las más destacadas siguiendo una
vista circular: Por el Norte, la sierra del Angliru en Asturias en la que, con
el zoom de la cámara acerté a distinguir las antenas enormes del Gamoniteiro.
Peña Rueda y todo el macizo de las Ubiñas, Cirbanal, la parte alta de la
estación de Pajares con los edificios en el Brañilín. Girando al Este, el Valle
de Arbás con Las Tres Marías y otras cimas cercanas así como Cubillas de Arbás,
si la orientación no me falló. También el embalse que cubre una parte del
mismo. El Cerro Pedroso, Santiago, Llamargones, Fontañán y otras tantas más de
la zona de Luna y La Magdalena. Más al Sur destacaban el Fontún o Machacao,
Machamedio o Polvoreda, entre otros. Girando al Este, el Bodón de Lugueros y la
cercana Forqueta de Arintero, al lado de los cuales habíamos estado en la ruta
anterior así como el Socellerón que subimos, Bodón de Cármenes, Morala o
Canales. En los valles, Villamanín, Busdongo, Cubillas de Arbas, Arbás del
Puerto, Piedrafita De La Mediana y Rodiezmo. Con el zoom de la cámara y
subiendo la resolución, saqué León y alrededores con algunos detalles y
edificios que destacaban, como la nave de Everest con su rótulo rojo, por
ejemplo, Oteruelo en lo alto o el hospital. Salen muy difuminados, pero en el
ordenador se distinguen algo mejor.
Sobre las 8:00 horas
iniciamos el descenso por la loma Sudeste entre matorral bajo y roca, siguiendo
el cresteo entre los valles de Millaró y Piedrafita. Más abajo pastaba un
rebaño de vacas y no muy lejos, en unas rocas, nos acomodamos para desayunar un
poco. Retomamos la marcha tras unos 45 minutos hacia el alto del Sexteo, una
pequeña cima intermedia que no la he considerado cumbre, no sé si acertadamente
o no, ya que apenas destaca en la ladera salvo por ser algo más rocosa. Por uno
de los laterales las rocas crean una curiosa forma de rostro con mentón puntiagudo...imaginación
al poder. Yo decidí rodearla por el Sur viendo abajo a media ladera un refugio.
Continuamos la bajada y
pasamos al lado de otro rebaño de vacas antes de remontar la suave loma del
pico La Foya. A las 9:55 horas llegamos a esta cima herbosa con 2017 metros de
altitud en la que encontramos un hito de piedras y un bote vacío en medio en el
que dejamos nuestra tarjeta de cumbres. Nos sacamos una foto allí y continuamos
por la senda paralela a una alambrada pasando ahora cerca de otro rebaño de
vacas y algunos caballos. Desde allí veíamos claramente el pueblo de Piedrafita
de La Mediana, desde el cual había ascendido la última vez el Brañacaballo con
nieve. Fue en este tramo cuando vi pasar por el sendero delante de mí una
culebra, posiblemente víbora por el color, y que se metió al matorral sin darme
tiempo a sacar una foto. Estuvimos moviendo el mismo a ver si salía, pero no
apareció.
Tras pasar por un collado
intermedio de 1949 m iniciamos la subida a La Pizarra. No tardamos en comprobar
el por qué del origen del nombre al encontrarnos con numerosos corros cubiertos
por lajas sueltas de este material. Llegamos a esta cima de 1984 metros de
altitud a las 10:30 horas y tras haber caminado un total de 8,000 Km. Allí
había otro montón de pizarra entre el cual dejamos un bote con otra tarjeta y
nos sacamos una foto de grupo. La alambrada giraba ahora al Suroeste por la
loma que dividía el valle de Millaró al Este y de Villanueva de Pontedo al
Oeste, echándonos por un sendero paralelo a la misma entre más matorral que se
hacía cada vez más alto.
José Luis se fue adelantando
y quedamos Mª Jesús y yo por detrás bajando tranquilamente por la loma algo más
pendiente hasta llegar a la altura del pico Camino, otra cima de 1789 m que,
salvo por la mención en los mapas, puede pasar por una lomita más en la bajada.
Al Este vimos el pueblo de Villanueva de Pontedo en el Torío al final del valle
del arroyo de Los Canales. Nos hicimos una foto allí tras cruzar la alambrada
para seguir luego el descenso hacia el collado Farramedal, al que no llegamos
ya que nos echamos por la loma más directos al camino cercano. Apenas lo
cruzamos para seguir atajando y evitar las curvas que daba el mismo hasta
llegar a una pradería con mas ganado. José Luis ya iba por delante en dicho
camino al que no tardamos nosotros en incorporarnos cuando eran las 11:58 horas
tras 9,800 Km. Estábamos a 1656 metros de altitud.
Ya por el ancho vial
alcanzamos a José Luis, que había esperado, y nos sacamos unas fotos con los
Currilliles de fondo, cumbres emplazadas al Sur justo por encima de nosotros.
En el fondo del valle vimos otro vehículo desguazado y medio comido por la
maleza. Esta vez era un coche amarillo. Cruzamos una cerca para el ganado y en
la margen del camino vimos algunos regatos que caían entre vegetación formando
pequeñas pero guapas cascadas. Comenzamos a ver Millaró no tardando y tuvimos
una panorámica amplia y bonita de todas la cumbres ascendidas y collados.
Dicho camino comenzó a
describir una serie de curvas con tramos muy largos para facilitar la subida de
vehículos y que a nosotros ya se nos iban haciendo un tanto pesados. El sol
calentaba bastante y el cansancio hacía mella ya. Nos cruzamos con una familia
que por la noche estaba aparcando los coches en la explanada en la que dimos
vuelta nosotros en Millaró. Paramos unos minutos con ellos antes de retomar el
descenso en el que íbamos sacándonos algunas fotos con el Brañacaballo de
fondo. Ya cerca del pueblo había un puente de madera sobre un arroyo que
cruzamos evitando una cancilla cerrada. Poco más adelante vimos otro curioso
puente sobre el arroyo Millaró de un tronco con barandilla también de palos que
Mª Jesús decidió cruzar de ida y vuelta, yo ya no tenía ni ganas.......
A las 13:10 horas entramos
en Millaró de la Tercia y en pocos minutos, a las 13:13 horas, terminamos la
ruta en la furgoneta, en la que ya estaba José Luis que de nuevo se había
adelantado. El GPS daba estos datos: 949 metros de desnivel acumulado y 12,900
Km hechos.
Nos cambiamos y a las 13:30
horas emprendimos el regreso a León sin intención de hacer parada alguna. Sin
novedades hicimos el trayecto y de nuevo dejé a ambos en casa antes de llegar a
la mía a las 14:45 horas con 30º C en los termómetros cercanos.
Sin duda resultó una
experiencia para recordar en todos los sentidos. Si algo tengo que destacar en
“negativo” fue el rato de subida en el que me dio el bajón de cansancio y
sueño, pero compensado con creces por los paisajes de los que disfrutamos, la
luna llena, el amanecer y por supuesto, la compañía. Ojalá se animase algún
compañero más a hacer estas rutas en las que nos salimos de la rutina habitual
disfrutando de la montaña de forma diferente.
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