1ª TRAVESÍA “NACEDERO DEL RÍO UREDERRA”. (Navarra).
10-06-13 (Lunes)
Dentro de las vacaciones estivales de este año he ido a pasar unos días a Asturias y otros a Logroño con mis hermanas y la familia. Desde esta última capital nos hemos acercado hasta Baquedano, población navarra en la que comienza esta sencilla ruta de media mañana. El Nacedero del Urederra se emplaza en la sierra de Urbasa y la ruta hasta el mismo transcurre por un bonito valle, arbolado en su mayor parte. A la misma hemos ido 5 personas, mi hermana Merce, mi cuñado Fernando, mis sobrinas Yoli y Bea y yo.
Eran ya las 11:10 horas cuando salimos de casa para atravesar poco después el puente sobre el Ebro. La ciudad de Logroño hace límite también con la Comunidad Foral de Navarra donde poco después cogimos la autovía hacia Pamplona. Por ella circulamos hasta salir en Estella para seguir luego por otra carretera secundaria de la que también nos desviamos más tarde hacia Baquedano, 654 m, al que llegamos a las 12:10 horas tras unos 66 Km. recorridos. A la entrada del pueblo hay un gran aparcamiento, de pago económico en determinados días o épocas, en el que dejamos los coches. Ese día no cobraban.
Nos preparamos para la ruta de 10 Km. totales, ida y vuelta, y a las 12:15 horas la comenzamos. Atravesamos el pueblo con numerosas casas típicas montañesas de piedra. Dejamos atrás la gran iglesia y el frontón municipal para salir por un ancho camino que nos metía de lleno en el valle. Por nuestra izquierda y alejado bajaba el río y entre medias vimos varias huertas. Por la derecha subían las verdes laderas en las que vimos poco después un merendero. Echando la vista atrás se podía ver el amplio valle que se iba abriendo. Cruzamos luego una verja para el ganado desde la cual nos internamos de lleno en el bonito bosque donde vimos numerosas plantas de fresas silvestres, algunas con frutos aún muy verdes por la tardía primavera.
El camino trazó una serie de curvas mientras descendía, ya que la ruta describía una especie de vaivén con bajada al comienzo y subida al final. Por la ladera bajaban varios arroyos con buena cantidad de agua y vimos también algún manantial. Poco a poco fuimos viendo como el terreno era invadido por estos regatos creando un firme embarrado y cubierto por el agua. En algunos lugares pudimos salir un poco por fuera, pero en otros había que evitarlos saltando como podíamos. Incluso en algunos cogimos a cuestas a las niñas, y no tan niñas.... No éramos los únicos en hacer dicha ruta, se veían bastantes familias haciendo también lo mismo.
Llegamos de esa forma a una caseta antes de las cuales el camino se encontraba prácticamente abnegado por el agua y barro. Como pudimos, cogimos una especie de atajo entre ramaje que nos evitó mojarnos por completo. El río estaba ahora a pocos metros de nosotros y vimos su caudal exageradamente elevado. En fotos de Internet puede verse como en época de poco caudal el agua calmada está cristalina y con tonos verdosos como las playas caribeñas.
Tras unos metros más por el ancho camino, llegamos a otra valla de madera que cruzamos para seguir ahora un sendero más estrecho entre la arboleda. Comenzábamos a ascender visiblemente y encontramos varios lugares con la senda delimitada por una barandilla de troncos o alambrada. En el paisaje se mezclaba la piedra y la vegetación creando unos bellos rincones. Subimos algunas partes un tanto resbaladizas mientras de continuo nos acercábamos y alejábamos del río. Algunos troncos tenían raíces que se extendían por el terreno a modo de serpientes. Dejamos atrás formaciones rocosas en las que se creaban cavidades abiertas de gran tamaño. Cruzamos luego por un murete de cemento que protegía el sendero del agua que caía por una cascada.
No tardando llegamos a un puente sobre el río cerca del cual se formaban numerosos rápidos y sucesivas cascadas en el cauce. La pendiente desde ese punto se hizo más pronunciada y el terreno resbaladizo. La barandilla protegía la caída hacia el río que se precipitaba bruscamente en dicho tramo. No tardamos en divisar entre el ramaje las cascadas finales de la ruta delante de unos impresionantes riscos. Aún tuvimos que cruzar otro puente sobre el río desde el cual se tiene una vista un tanto espectacular. A escasos 5 metros del mismo el agua se precipita en una gran cascada dando una gran impresión de vacío difícil de describir.
Tras este puente se cruza otro más pequeño bajo el cual corre otro regato formado por el agua de otro salto de gran altura pero poco caudal. Nada más cruzarlo se llega al final de la ruta desde donde se pueden ver las grandes cascadas que van cayendo por los altos riscos de este circo. Eran las 14:00 horas y llevábamos 5 Km recorridos. La altitud allí era de unos 790 m.
Nos acomodamos en uno de los troncos que hay dispuestos para cortar el paso a las zonas altas de la cascada y allí comimos el bocata tranquilamente como lo hacía más personal que llegaba. Yo me decidí luego a subir unos metros por la zona “prohibida” para acercarme hasta las cascadas superiores. Era realmente impactante el caudal de agua que bajaba entre la roca formando rápidos y saltos. Encontré una pequeña cueva por la que también bajaba un regato subterráneo. De regreso a la parte baja nos hicimos una foto todos. Por cierto, que de las dos cámaras que llevaba, de ninguna me han salido bien éstas.
A las 14:40 horas emprendíamos el regreso por el mismo sendero de ida. Volvimos a cruzar el puente y descendimos el tramo más empinado. Ahora, un paso que habíamos subido regular, se nos complicó un poco más, aunque lo pasamos más o menos bien. En el cielo se habían abierto algunos claros por los que se colaba el sol, ya que la subida la habíamos hecho con él nublado.
Siguiendo el mismo sendero pasamos lo más pendiente y nos situamos a la vera del río durante un tramo. En algunos lugares éste se mantenía calmado, aunque en la mayoría del cauce podía comprobarse la fuerza con la que bajaba el gran caudal de agua. Entre la arboleda fuimos perdiendo altura hasta que se suavizó el terreno volviendo a encontrarnos los tramos embarrados. Una vez más los evitamos en la zona de la caseta pasando entre las escobas y saliendo ya al ancho camino. En este punto más bajo de la ruta podíamos estar a unos 600 metros de altura. El sol calentaba bien en los lugares sin sombra y además comenzábamos a subir hacia el pueblo.
El río ya se había alejado y la diferencia de altura con él se incrementaba. Ahora el paisaje tenía un tono totalmente diferente con el sol claro. Beatriz se iba quedando por detrás y la animaba a seguir poco a poco. Cruzamos mas trechos encharcados sorteándolos como mejor pudimos y así llegamos al merendero. Por delante ya veíamos algunas casas de Baquedano.
A las 16:05 horas entrábamos en el pueblo hasta llegar a la plaza en la que había unos lavaderos con un pilón al lado en el que nos limpiamos un poco el calzado. Sin más proseguimos la marcha atravesando el resto del pueblo hasta las afueras en dónde se emplaza el aparcamiento al que llegamos a las 16:20 horas y tras unos 10 Km recorridos. Minutos más tarde nos poníamos en viaje hacia Logroño contemplando de nuevo el macizo de la Sierra de Urbasa alejándose. Esta vez nos incorporamos a la autovía en otro punto y por ella recorrimos el tramo hasta casi el límite con La Rioja que finaliza. Por la carretera nacional hicimos los últimos kilómetros deteniéndonos en un centro comercial a hacer unas compran antes de llegar a casa.
Así finalizamos esta media jornada con una ruta muy sencilla pero nada desmerecedora por su belleza y espectacularidad.
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