lunes, 31 de mayo de 2010

XIV ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES - "POLVOREDA (CORRECILLAS) Y VIA BARDAYA" - 30-05-10

 


XIV ENCUENTRO DE MONTAÑEROS LEONESES. MEMORIAL “FERNANDO ALGORRI”.

7ª ASCENSIÓN AL “CORRECILLAS” Y “VIA BARDAYA”.

30-05-10        (Domingo)

Como cada mes de mayo hemos celebrado el Encuentro de Montañeros Leoneses que llegó a la decimocuarta edición. En esta ocasión fue organizado, además de por la Delegación Leonesa de Montañismo, por la Sección de Montaña de la Casa Asturias en León. La zona escogida para el evento fue el valle del Torío y la actividad consistía en ascender al pico Correcillas o Polvoreda y regresar a La Estación de Matallana por la Vía Bardaya. La segunda opción era eliminar la ascensión y hacer una ruta de ida y vuelta hasta el pueblo de Correcillas para unirse luego en el regreso a Matallana.
Tras recoger a Arancha en casa nos dirigimos a Guzmán de donde salían los autocares a las 8:00 horas. De nuestro club íbamos 13 socios: Álvaro, José Luis, Adelino, Roberto, José Antonio, Juan, Piedad, Gabriela, Arancha, Miguel Ángel, Cundi, Mª Jesús y yo. Además vimos a numerosos conocidos con los que coincidimos en estos eventos regularmente.
Sin novedades hicimos el recorrido hacia Villalfeide, 1030 m, parando los autocares a la entrada del pueblo cerca de la iglesia de San Félix. Como es habitual, había unos seis o siete vehículos de toda la provincia. Nos sacamos una foto los compañeros de nuestro club y poco después de las 9:00 horas emprendimos la marcha por un camino que atravesaba la carretera por una pasarela sobre la misma. Enseguida contemplamos el pueblo con la cumbre de fondo. Recorrimos unos 300 metros antes de entrar en Villalfeide y comenzamos a atravesarlo por sus calles mientras sobre nosotros planeaba un parapente a motor. En el cruce de la carretera a Correcillas había una fuente donde algunos cargaron agua.
Dejamos atrás las últimas casas de Villalfeide saliendo por un camino entre algo de arboleda cuya sombra ya se agradecía. Frente a nosotros se alzaba la mole del pico casi a contraluz a esas horas. El camino estaba bastante embarrado en varios puntos y había que sortear el barro por donde se podía. Dejamos atrás un depósito de agua del que rebosaba el líquido por un tubo y más adelante llegamos a la bifurcación de caminos. Allí nos separábamos los participantes de la travesía y los de la ascensión. Los primeros continuaban de frente mientras el resto girábamos para seguir subiendo entre arboleda hacia la falda del pico.
No tardamos en dejar atrás este tramo y salir a cielo abierto a una zona de praderas pendientes por las que transcurría el sendero. De las seis veces anteriores que he subido esta cumbre, sólo las tres primeras lo he hecho por esta parte. Las demás fueron desde Rodillazo o Correcillas, una de ellas incluso nocturna.
Por la ladera íbamos subiendo la hilera de participantes acercándonos a las paredes rocosas que abundan en esta cumbre. Poco a poco fuimos teniendo una amplia y bonita vista del pueblo en el valle. Llegamos a la roca y comenzamos a subir por la misma siguiendo los hitos que marcaban la ruta. Tuvimos que hacer una breve parada ya que a Arancha le habían rozado las botas provocándole ampollas en el talón. Se puso una venda y pudo continuar más cómodamente.
Más arriba pasamos al lado de la Cueva de Los Pastores y dimos un giro por encima de los primeros riscos que forman las terrazas de la ladera del Correcillas. En algunos lugares había que echar la mano para medio “trepar” por ellas. A continuación llegó otro tramo de ladera pelada y herbosa que cuesta más subir. Allí comencé a notar el dolor en el muslo que ya he sufrido en más ocasiones y que me hace detenerme. Roberto abrió un bote de aceitunas y bebí el agua salada que ayuda a combatir estos tirones. No sé si fue ello o no, pero luego me noté mejor. Aún nos quedaba un buen trecho de ladera y ahora era pendiente y herbosa, lo cual a mí me revienta.
Sobre las doce del mediodía alcanzamos el collado que da paso al Valle del Marqués. Desde allí nos quedaban unos 150 metros de desnivel por la última loma a la cumbre de la que ya bajaba personal. Procuramos meternos un poco hacia la roca y así evitar la ladera de hierba. En media hora llegamos a la cima del Correcillas o Polvoreda cuya altura actualizada es de 2007 metros. En los antiguos mapas siempre marcó 1998 m. Según el gráfico de la ruta llevábamos 4,5 Km. recorridos.
En la cumbre se concentraban numerosos participantes disfrutando del espléndido día que teníamos. Allí soplaba un ligero viento y hubo que ponerse la sudadera. Nos acomodamos para comer tranquilamente sentados viendo todo el amplio y bonito paisaje que teníamos alrededor. Por el Norte aparecían nubes que iban cubriendo algunas cimas como la del Brañacaballo y otras cercanas. En los valles podíamos ver varios pueblos como Correcillas, Villalfeide, Coladilla, Vegacervera, Valporquero etc. Las cumbres eran infinitas y no voy a nombrarlas. Al Sur podíamos ver León difuminado entre la calima así como el Valle del Torío con varios pueblos, entre ellos la Estación de Matallana donde terminaríamos la ruta.
Poco a poco fue despejando la cima de personal que ya bajaba quedando un pequeño grupo solamente. Aprovechamos para sacarnos una foto de grupo y dejar nuestra tarjeta de cumbres. Sacamos una serie de fotos moviéndonos para sorpresa y deleite de los que allí estaban. A las 13:50 horas emprendimos también nosotros el descenso. Apunto aquí que en el grupo que habíamos subido y bajábamos juntos estábamos Roberto, Adelino, Álvaro, Arancha, Gabriela, Juan y yo.
Siguiendo la misma ruta de ascenso fuimos perdiendo altura con la vista del bonito Valle del Marqués a la derecha bajo nosotros. La pradera estaba plagada de flores blancas y azules que destacaban entre el verde. Así llegamos a la collada y comenzamos el descenso directo al valle. Haciendo zigzag perdimos altura hacia éste por el mismo lugar de subida. Siempre que bajo una pendiente así pienso en lo mucho que se tarda en subirla y lo poco que lleva bajarla.
Llegamos a la primera zona rocosa que bajamos destrepando hasta la siguiente terraza. Allí se nos unió Constantino, que había cresteado el macizo hacia la zona del Enrasadas y Fresneda. Nos comentó que alguien había sufrido un pequeño accidente en el pie y que venía el helicóptero del GREIM a buscarlo. No tardamos en divisarlo acercándose desde el sur. Vimos cómo venía hacia la ladera en la que estábamos algo por debajo de nosotros. Algunos nos desplazamos un poco del sendero y vimos cómo descendía sobre unas rocas cercanas a recoger al accidentado elevándose enseguida. Por el walkie que tenía Constantino supimos que lo llevaban hacia Matallana. Pocos minutos después regresaba al helicóptero a dejar a los miembros del GREIM en una pradera del fondo del valle. Aprovecho para señalar que este cuerpo de la Guardia Civil cumple un gran servicio a los montañeros que no dudamos en mostrar el agradecimiento que bien se merecen.
Gabriela, Constantino, Arancha y yo nos habíamos desviado de la ruta por esta incidencia y tuvimos que ladear entre rocas para evitar los cortados que más abajo teníamos. Esta cumbre es muy popular entre los montañeros leoneses ya que es fácil y cercana a la capital, pero es cierto que fuera de los senderos de subida y descenso puede ponerte en apuros por las caídas que tiene en las zonas rocosas.
Enseguida enlazamos con la ruta de ascenso a la altura de la cueva. Poco más abajo nos reunimos con los compañeros que estaban a la sombra de unos matorrales al acecho como el “aberroncho”. Siguiendo el sendero ahora bien marcado fuimos bajando hacia las praderas del fondo del valle en la zona conocida como Majabudo. A la sombra de otros arbustos vimos un gran grupo al que se le oía cantar desde bastante arriba. En otra sombra cercana hicimos nosotros una breve parada. Eran las 15:45 horas.
Enseguida nos metimos entre la rala arboleda ya por camino ancho. En una cerrada curva algunos tomamos un atajo sin pasar por el desvío hacia Correcillas. Las praderas seguían cargadas de flores formando un bonito manto multicolor. Entre la arboleda se veía la cumbre y la falda del Correcillas. Al llegar al depósito de agua cargamos las cantimploras del chorro que salía por el tubo.
Recorrimos los últimos metros hasta entrar en Villalfeide a las 16:15 horas. Aprovechamos otra fuente para refrescarnos y empapamos los gorros. Yo no me había echado crema protectora y llevaba los brazos rojos. Mas adelante nos pasamos una calle y seguimos por la carretera teniendo que retroceder unos metros para rectificar. Dejamos atrás el bar y salimos del pueblo por un camino que daba un pequeño rodeo y del que no me acordaba de haber pasado por la mañana. Eso me hizo dudar hasta ver a más participantes volver por el otro ramal tras dar un brusco giro más adelante. Así llegamos a la pasarela sobre la carretera donde nos sacamos una foto con el pueblo y la cumbre tras él. Eran las 16:40 horas.
Allí estaba la iglesia de San Félix de donde habíamos partido por la mañana. Ahora entrábamos en la Vía Bardaya para recorrer los 5 Km. restantes hasta la Estación de Matallana por ella. Esta ruta transcurre por una antigua vía ferroviaria y va paralela a la carretera. Varias veces he hecho el trayecto desde La Estación de Matallana a Villalfeide, Valporquero, etc. cuando íbamos en FEVE a hacer rutas por la zona y siempre lo recorrí por carretera, así que era la primera vez que hacía esta ruta.
En otra fuente volvimos a detenernos a cargar agua y refrescarnos. El calor era sofocante aquí en el valle y apenas había arboleda en la ruta. Al ser una antigua vía ferroviaria, apenas tiene desnivel y se caminaba cómodamente salvo por ese calor casi infernal. La vista del valle era realmente bella con el verdor de la primavera inundándolo todo. No tardamos en llegar a Matallana de Torío pasando el pueblo por su parte alta sin entrar en él. En la ladera contraria veíamos también el pueblo de Serrilla. Atravesamos una pasarela y dejamos atrás unos caserones antes de llegar a la altura de unas antiguas minas de carbón de las que quedan los barracones. Más adelante había otra fuente, todas ellas con nombre en carteles.
No tardamos en divisar las primeras casas de La Estación de Matallana, pueblo muy largo como comprobamos enseguida. En una zona de riscos otro cartel informaba del yacimiento de corales que se encuentra en esta ruta. Arancha y Gabriela se detuvieron a buscar entre las piedras algún resto fósil que abundan en el lugar. Ya en las laderas del pico Correcillas algunos habían encontrado piedras con restos fosilizados.
Yo continué poco a poco ya paralelo a las casas del pueblo cerca de las cuales transcurren varios tramos de la ruta. El grupo se había ido disgregando y quedábamos Juan, Gabriela, Arancha y yo por detrás. Encontramos otros restos de lo que parecía un cargadero de mineral poco antes de llegar al final de esta ruta que termina en la carretera a la altura del paso a nivel del pueblo. Allí pueden verse aún los raíles del tren en el tramo final. A las 17:45 horas salimos a la carretera viendo que un termómetro marcaba 30 º C. Pasamos el paso a nivel camino del polideportivo, que por no variar estaba a las afueras del pueblo.
A las seis de la tarde llegamos por fin a éste recinto cubierto donde terminaba la ruta que según el mapa era de 12,500 Km. En él ya se concentraba numeroso personal para celebrar la parte festiva de la jornada. Por parte de Buzzi, delegado de montañismo de León, se hizo entrega de la placa y trofeos conmemorativos al club organizador, la Sección de Montaña de la Casa de Asturias, y entidades colaboradoras, ayuntamiento de Matallana, el de León, Cuatro Valles, etc. También se entregó a los clubes una bolsa con varios libros de montaña. El sonido era malo y apenas se entendía lo que decían por los altavoces. La merienda consistió en un bocata de chorizo entrecallado con un huevo cocido acompañado por sidra natural escanciada o refrescos. Un joven con un equipo ponía la nota musical al evento. Según fuimos terminando el pincho nos fuimos animando a bailar al ritmo de la música que sonaba a petición popular. Hubo temas de todo tipo, desde rumbas a música disco pasando cómo no por el ya archiconocido “Paquito el Chocolatero”. A mi me sirvió de poco haberme cambiado antes de camiseta ya que sudé tanto o más que en toda la ruta. No faltó un “espontáneo” que salió al ruedo ataviado solamente con un delantal y en gayumbos. No digo la risa que pasamos en ese rato viéndolo bailar.
Poco antes de las 20:00 horas comenzamos a retirarnos hacia los autocares para emprender el regreso a León. En él también pasamos un rato divertido con las ocurrencias y tonterías que se dicen. En media hora llegamos a la capital dejando en Santa Ana a algunos compañeros. Ya en Guzmán bajamos el resto poco después de las 20:30 horas dando por finalizada esta grata jornada compartida por todos los clubes de la provincia de León. Según lo anunciado anteriormente, el próximo año será el Club Teleno de La Bañeza el encargado de organizar este evento anual.


























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