lunes, 9 de febrero de 2009

PUERTO EL ANGLIRU (Asturias) - 08-02-09

 


1ª TRAVESÍA “SUBIDA AL ANGLIRU”. (Asturias).

08-02-09         (Domingo)

Lo programado para esta jornada era la ascensión a cinco cimas del macizo del Angliru, en Asturias. Pues bien, al final no pudimos alcanzar ni tan siquiera una de ellas y algunos no llegamos ni a la base de las mismas. Una vez más sufrimos los envites de este fuerte invierno que nos está obligando a modificar las rutas previstas en el calendario de actividades. En esta ocasión apenas si nos dejó realizar una pequeña marcha por carretera, aunque como se podrá comprobar podía haber sido camino, pista, senda, etc, ya que la nieve cubría totalmente el terreno. Al menos disfrutamos un poco de las vistas y pasamos la jornada algo entretenida.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán varios de los componentes del grupo. Nos dirigimos hacia la gasolinera del alto de La Copona donde estuvimos un rato esperando por el otro coche. En el de Ramón y el mío se acomodaron además Nati, José Antonio, Álvaro, José Luis, Javi F., Cundi y Roberto. El panorama no era alentador ya que las nubes cubrían totalmente el cielo. A pesar de ello se decidió seguir con los planes y nos encaminamos hacia Pajares.
Al llegar a dicho alto me detuve y volvimos a considerar el tema sin cambio alguno en los planes. Comenzamos el descenso del puerto que se encontraba limpio de nieve. El día antes había estado con cadenas unas horas. Ya en Campomanes entramos en la autopista por la que circulamos hasta salir en Pola de Lena. Allí comenzamos a subir un puerto lleno de curvas y carretera estrecha. Desde su punto más alto comenzamos el descenso hacia La Vega desde donde ya se emprende la subida del Angliru. Seguía lloviznando y las nubes cubrían algunas cimas. Por mi parte iba totalmente despistado en la orientación que llevábamos y estaba creído que nos dirigíamos al sur cuando era completamente al contrario.
En este tramo nos cruzamos con Ramón, que volvía a llenar el depósito de gasolina. Nos indicó una zona de descanso más arriba donde dejar el coche y como vimos que aún se podía seguir algo más, avanzamos carretera arriba otros dos kilómetros más o menos. Así llegamos a un punto donde la nieve ya cubría parte del asfalto y decidimos dar la vuelta y aparcar en un camino lateral cerca de un caserío. Para que se comprenda bien la situación tengo que apuntar que esta carretera sube hasta el puerto del Angliru donde finaliza en un aparcamiento. Por ello, durante el invierno no hacen barridos de nieve y solo se puede llegar hasta donde lo permita ésta. Como dato apunto que estábamos en el Km. 6, a una altitud de 717 metros y a 6,500 Km. de la cima. Asimismo es archi-conocida por la subida que realizan los ciclistas de la Vuelta a España. Hasta allí llevábamos 114 Km.
Mientras esperábamos por el resto nos fuimos cambiando mientras las nieblas se cerraban en las cimas. Delante corría toda la sierra del Aramo de la que no se veía ninguna de las cinco cimas programadas: La Gamonal, Moncuevu, Xistras, Barriscal y Gamoniteiro. La primera de ellas era la más fácil con tan solo 200 metros de desnivel desde el aparcamiento, para el cual teníamos como digo, 6,500 Km. y 800 metros de desnivel. Sí que se veía el pico Mostayal, de 1304 metros, tras el cual compruebo ahora en el mapa que se emplaza Pedroveya, pueblo final del desfiladero de Las Xanas. En la ladera era visible la carretera serpenteante por la que teníamos que subir.
Tras llegar Ramón y el resto de compañeros nos pusimos en marcha cuando ya pasaban 10 minutos de las once de la mañana. Comenzamos a caminar por la carretera y no tardamos en desviarnos hacia un camino de la izquierda señalado como PR. Por él fuimos ganando altura poco a poco ya pisando algo de nieve. A la izquierda teníamos una tapia de piedras tras la cual bajaba la ladera. Lo que estábamos haciendo era atajar un trozo antes de volver a salir a la carretera que daba un rodeo por detrás de una loma que ya nos quedaba detrás. Como ya es habitual, el grupo se fue dividiendo y por detrás quedamos Roberto, Álvaro y yo. También José Antonio, pero no tardó en adelantarnos. Por su parte, Nati y Cundi habían quedado atrás a su aire. Álvaro se había mareado en el coche e iba un poco bajo de forma.
A lo largo de todo el puerto había numerosos carteles informativos en los que se anotaba el nombre de cada tramo de cuesta, su longitud, altitud, las pendientes máxima y mínima y la distancia a la cima. Todo ello con referencias al ciclismo y con el nombre del Ayuntamiento de Riosa.
No tardamos en tener una amplia vista de los valles y comprobamos como se podía ver perfectamente Oviedo bajo el monte Naranco. Nos cruzamos con un par de jóvenes que ya bajaban de la cima y nos dijeron el nombre de varias de las cumbres visibles. Así mismo nos comentaron que arriba soplaba un viento exagerado y que la niebla estaba cerrada.
Poco a poco fuimos ganando altura y zigzagueando por las curvas y recurvas que daba la carretera. Abajo aún se veía la casa y los coches aparcados cerca de ella. Ahora también veíamos otra furgoneta blanca. Por las laderas caían a veces pequeñas bolas de nieve rodando. Vimos una muy curiosa en forma de rollo e incluso con el agujero en el centro. En la nieve se veían las rodadas de algún vehículo que había subido el día anterior, ya que no vimos ninguno luego por arriba.
En la parte alta, por debajo de un pico de paredes escarpadas, se veía la carretera por la que subían los compañeros adelantados. Nosotros tres lo tomamos con calma y solo teníamos como objetivo principal el llegar a la parte alta del puerto. La nieve abundaba cada vez más y no tardamos en comprobar que allí ya no se podría subir ni con cadenas. El asfalto estaba cubierto todo él por mas de 30 cm de nieve. Solo se sabía que íbamos por carretera por la presencia del quitamiedos.
Poco a poco íbamos ganado altura y restando kilómetros hacia la cima. Tras uno de los tramos rectos vimos unas cabañas frente a nosotros. Antes de llegar a ellas Roberto y Álvaro tuvieron la tentación de atajar por la ladera, pero pronto se convencieron de que no era buena idea.
A las 13:20 horas llegamos a la altura de dichas cabañas y corrales. Un indicador marcaba 1237 metros de altitud, Km. 10, 17,5 % de pendiente y 2,5 Km. a la cima. Álvaro se acercó a una de ellas comprobando que estaba cerrada. Allí comenzaba el tramo largo y relativamente recto en el que habíamos visto antes a los demás. Transcurría parte de él bajo las rocas y en algunos lugares la nieve superaba la altura de la barandilla de protección de la carretera. Pegada a ella había un pequeño corredor por el que habían hecho pasillo los predecesores. En este tramo nos cruzamos con un par de jóvenes que bajaban con esquís.
El paisaje se había ido cerrando y apenas se veía entre la neblina. La lluvia no era intensa y a ratos incluso cesaba un poco, pero en general no estaba para mejorar. Tras llegar al final de este trecho nos detuvimos a decidir si merecía la pena seguir o no. Eran las 13:50 horas y nos quedaban casi dos Km. aún. Al final optamos por continuar un poco más a ver como se ponía el tema.
Seguimos avanzando por la nieve y dimos un par de curvas más allí cerca. Ya en otro tramo recto vimos aparecer a lo lejos a Ramón, Javi y José Luis. Enseguida llegaron donde estábamos nosotros y nos comentaron la situación. Arriba no se veía nada y el viento era fortísimo, por lo que habían dado la vuelta desde allí. Además no había refugio alguno donde guarecerse. Se habían cruzado con José Antonio que tenía intención de llegar arriba, para lo cual quedaba poco más de 1 Km.
Siendo las 14:05 horas decidimos entonces emprender todos el regreso e ir a las cabañas a comer. Hasta allí habíamos caminado nosotros 6 Km. y subido un considerable desnivel de 700 metros. El paisaje seguía cerrado y continuaba lloviendo. En uno de los zigzag nos echamos a la ladera para atajar, aunque nos hundíamos por encima de la rodilla y alguno cayó de bruces. Una vez más nos sacaron ventaja y al poco les vimos bajo un tendejón de un corral. Pocos minutos después llegamos nosotros también y saltamos una valla de madera de una cerca que la nieve impedía abrir. Poco después de las 14:30 horas nos reunimos bajo aquel tejado para comer tranquilamente.
Tras media hora allí emprendimos de nuevo el descenso. Según íbamos perdiendo altura se abría más el paisaje e incluso se abrieron algunos claros momentáneos entre los que se colaba el sol. La nieve se había reblandecido con la lluvia y estaba aguada en muchos tramos. Con el valle de fondo nos sacamos una divertida secuencia de fotos en movimiento. Nos cruzamos con algunos caminantes que subían y algún esquiador más de bajada. Al lado de la carretera vimos una bonita fuente con pilón en la que a la ida no habíamos reparado.
De esa forma llegamos al desvío del atajo cerca del cual había un par de cabañas y varios coches. Decidimos ahora no meternos en él y seguir por la carretera que rodeaba poco más. Además, como teníamos que esperar por José Antonio, no teníamos prisa alguna. En el asfalto pudimos ver numerosas pintadas con los nombres de ciclistas conocidos.
A las 16:20 horas llegamos a los coches Álvaro, Roberto y yo. El resto ya lo había hecho mucho antes. Llamé a Cundi y me dijo que estaba con Nati en un bar de La Vega. Ramón y Javi optaron por bajar entonces hasta allí mientras nosotros nos cambiábamos y esperábamos a José Antonio. Ahora al menos no llovía. El podómetro marcaba 12 Km.
Saqué la furgoneta del camino y la aparqué al lado de la carretera para no encharcarnos los pies. A las 16:55 horas llegó el compañero y minutos después emprendimos la marcha puerto abajo. En uno de los pueblos que pasamos había un bonito hórreo que paré a fotografiar. Ya en La Vega paramos cerca del bar donde estaba el resto y allí tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas. A las 17:40 horas salimos para emprender el regreso a León. Se decidió ahora ir por otra carretera mejor hasta Mieres y coger la autopista allí. Atravesamos un bonito desfiladero de camino a esta población.
Ya por la vía rápida dejamos atrás Mieres y Pola de Lena. En Campomanes abandonamos la autopista y comenzamos la subida del puerto Pajares mientras llovía. Sin novedades ascendimos los 17 Km. del mismo y en su cumbre me detuve a sacar unas fotos. Eran las 18:31 horas.
Ya en la provincia leonesa seguía el cielo cubierto y así hicimos el resto del viaje. Hicimos otra parada en Arbás del Puerto donde por la mañana al pasar habíamos visto en el tejado de las casas unos enormes chupiteles de hielo que ahora estaban en su mayoría caídos. No nos detuvimos mucho retomando enseguida la marcha hacia la capital donde entramos sobre las 19:40 horas. En diferentes lugares fui dejando a los acompañantes y poco antes de las ocho llegué yo a casa.
De esta forma transcurrió una jornada más de montaña marcada por las inclemencias de este invierno que no nos da tregua. Al menos nos dejó disfrutar un poco el paisaje de los valles cercanos y la nieve que cubría la carretera quitaba esa artificialidad del asfalto. Para repetir con mejor tiempo.















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