lunes, 10 de abril de 2006

CUMBRES Y BRAÑAS DE FARO 09-04-06

 


1ª TRAVESÍA “FARO- PEÑAS BLANCAS (1ª Ascensión)-

LA GUBIA (1ª Ascensión)- BRAÑAS DE FARO- FARO”.

09-04-06          (Domingo)

Siguiendo el calendario marcado por el club, nos hemos acercado a otra bonita zona de nuestra provincia para disfrutar de los bellos paisajes que en toda ella abundan. En esta ocasión nos fuimos hasta Faro, pueblo recóndito situado en el valle de Fornela, concretamente en uno de los ramales del mismo. El objetivo de la travesía era la visita a las Brañas de Faro ampliado posteriormente con la ascensión de un par de cimas cercanas de no mucha altitud pero con espléndidas vistas a pesar del tiempo irregular que este año nos está afectando sistemáticamente. Con todo ello, y a pesar de la escasa participación, tan solo tres socios, pudimos disfrutar de esta completa jornada de montaña.
Tras acordarlo de antemano, Luis y José Antonio me recogieron a las 8:05 horas frente a Agrícolas dado que estaba dentro de la ruta de salida. En el coche de Luis emprendimos el largo trayecto hasta este rincón del Bierzo alto ya limitando con Ancares. Por la nacional llegamos a Astorga donde entramos en la autovía. Por ella recorrimos varios Km hasta desviarnos en Bembibre hacia Toreno. El cielo se iba ennegreciendo cada vez más según avanzábamos hacia este pueblo por el que pasamos para continuar con dirección a Fabero. Tras dejar éste atrás, y siguiendo la cuenca del río Cua, entramos en el valle de Fornela. No tardó en comenzar a llover y así lo hizo hasta que llegamos a Faro sobre las 10:00 horas.
Aparcamos en un espacio usado como aparcamiento y polideportivo y nos resguardamos bajo un soportal de una entrada de vivienda. Con la dueña de la casa estuvimos conversando un poco mientras hacíamos tiempo a ver si escampaba. Cuando lo hizo comenzamos la marcha. En una pequeña plaza encontramos una bonita fuente en la que, como en muchas otras, existe la tradición de echar monedas, como hizo José. Las casas del pueblo son en su mayoría de piedra y pizarra, aunque hay varias que desentonan con sus elementos modernos.
A las 10:30 horas salimos de Faro por un camino ascendente y con algunos zigzag con dirección al alto de la Esquilarda. Pronto comenzó a sobrar la ropa, aunque aún se escapaba de vez en cuando algo de lluvia. Poco a poco fuimos ganando altura teniendo el pueblo casi siempre a la vista por debajo de nosotros. Desde algunos puntos veíamos tanto el comienzo del valle como la parte que se adentraba en él y por la que luego volveríamos. La ruta prevista era circular y se trataba de ascender a la parte alta para continuar por ella hasta la altura de las brañas, bajar a ellas y volver por el valle.
No tardamos en divisar en lo alto de la loma una gran estructura metálica que José Antonio aclaró era parte de los antiguos teleféricos mineros de la zona. A las 11:15 horas y tras 1,540 Km, alcanzamos el collado de La Esquilarda, que da paso al valle principal donde se encuentran los pueblos de Trascastro o Peranzanes, divisados desde allí. Igualmente, al otro lado del valle se alzaba la cumbre del Mollaneo así como otras muchas mas que rodean dicho valle de Fornela.
Los claros se alternaban con las nubes aunque por el noroeste estaba muy cerrado y negro. Una pista continuaba por el alto hacia nuestra derecha y por ella reemprendimos la marcha. La pendiente era mucho más suave que la anterior y se hizo más cómodo el caminar. Echando la vista al otro lado del valle de Vegas Verdes, que así se llama el que sube a las brañas, pudimos ver la cercana cima del pico Miro, ya ascendido por mí hace varios años ya.
Yo me fui rezagando y me lo tomé a mi ritmo mientras José y Luis se aceleraban varios metros por delante. En una pequeña campa que atravesamos estuve sacándome una fotos con el disparador automático, pero no tenía buen apoyo y no salía el paisaje que yo quería. Después de ésta venía una ladera hacia la cima de Peñas Blancas donde llegué a las 12:25 horas. En la cumbre había un hito de piedras algunas de ellas blancas, haciendo honor a su nombre. José Antonio se empeñaba en apilarlas en lo alto y cuanto más lo hacía más se le caían.
Esta cumbre tiene tan solo 1595 m de altitud, pero viene reflejada en los mapas con vértice geodésico. En ella nos sacamos una foto y dejamos tarjeta de cumbres en un bote entre las piedras. Desde ella se veían también los dos pueblos antes mencionados así como la parte del Valle de Fornela por el que también hace unos años hicimos una travesía. Las cumbres de esta parte cada vez se oscurecían más y temíamos lo que luego nos esperaba. Por el camino que habíamos dejado un poco más abajo pasó un todoterreno de cazadores con quienes habló José.
Sin más nos pusimos de nuevo en marcha bajando a dicha pista que no tardó en terminarse. A partir de allí continuaba un sendero que iba bordeando otras cumbres por la parte oeste con vistas al valle del Trayecto que sube desde Peranzanes hasta la misma collada a la que nos dirigíamos. Las cumbres aquellas son poco pedregosas y abunda el matojo bajo por el que transcurría la senda. Fue en este tramo donde oímos el primer trueno, aviso de lo que luego vendría.
Alcanzamos enseguida un collado que daba paso entre los dos valles. Allí vimos el primer nevero de la ruta. Siguiendo el sendero pasamos a la parte contraria, la del valle de Vegas Verdes, para bordear otra pequeña cima del macizo. De nuevo en la cresta encontramos un trozo más rocoso por el que comenzamos a subir a la vez que vimos como la niebla de la parte asturiana se metía a pasos agigantados y no tardó en envolvernos haciéndonos abrigarnos de nuevo.
El viento no la dejaba estacionar mucho y por ello pudimos divisar por fin las brañas de Faro en el fondo de la vaguada. Eran las 13:55 horas. En vez de comenzar a descender hacia ellas, continuamos hacia una cumbre visible en la que había un hito. Tras subir un trecho empinado con algunos neveros que sorteamos pasamos un collado de herboso y no tardamos en alcanzar la cima de aquel pico. Eran las 14:20 horas.
En ella había un punto geodésico y entre una piedras un bote con una tarjeta de un club asturiano. En ella constaba el nombre de la cima, La Gubia del Portillón, y su altitud, 1846 metros, aunque este último dato no se corresponde con el de los mapas, cuya altitud consta como 1758 metros. Estábamos en el límite de Asturias y León a la altura del pueblo asturiano de Degaña.
Tras sopesar las opciones de comer allí mismo o bajar a las brañas, optamos por hacerlo allí. Nos acomodamos en torno al hito y nos dispusimos a ello. La niebla se abría y cerraba aunque por la parte leonesa cada vez se ponía más feo. No tardamos en escuchar de nuevo la tormenta y esta vez prácticamente encima. Para colmo comenzó a llover de nuevo, la cual completaba todos los elementos de riesgo: tormenta, humedad y la altura a la que estábamos. Sin perder un minuto recogimos y emprendimos el descenso. De vez en cuando se oía un trueno seco y fuerte que a mí personalmente me ponía en tensión. Solo en otra ocasión, bajando de los Mampodres, me ha pillado una tormenta así, y en aquella ocasión fue todavía peor.
Por el sendero bajamos al collado primero y, en vez de bajar por allí, bordeamos una pequeña cima para hacerlo por la vaguada desde la que habíamos visto las brañas antes. Por ésta no se veía sendero alguno y cada uno fue bajando por donde mejor le vino. La cuestión era perder altura cuanto antes y llegar a las brañas. Nos metimos por un reguero en el que encontramos algo de maleza por entre la cual pasamos como pudimos.
Poco a poco fue remitiendo la lluvia y la tormenta lo cual me relajó visiblemente. En el arroyo encontramos algunos bonitos rincones que fotografié. Pasamos entre algunos matorrales, entre ellos varios verdes acebos. Y así llegamos a las Brañas de Faro cuando eran las 15:50 horas y tras haber caminado unos 10 Km. Estas brañas, unas cinco o seis, se encuentran en bastante mal estado ya y salvo un par de ellas que mantienen el tejado, las demás están derruidas. Yo entré en una y saqué algunas fotos. También, y siendo el objetivo principal de la travesía, sacamos una foto de grupo en dicho lugar. En esos momentos no llovía, pero la niebla comenzaba a bajar rápidamente vaguada abajo.
José Antonio se separó yéndose por una senda de la ladera. No nos sobraba mucho tiempo ya que el camino de regreso era largo, mucho más de lo que esperábamos como comprobamos. Seguimos a José hasta llegar a la confluencia de las vaguadas que subían desde el final del valle donde nos encontrábamos. Por las laderas bajaban numerosos arroyos que formaban bellos rincones entre la vegetación verde y rojiza del suelo y la escasa arboleda en fase de brotación.
Bajamos al arroyo y lo atravesamos dejándolo a nuestra izquierda entrando en un sendero entre matorral y helechales secos. Al contrario de lo que pensábamos, éste no iba al lado del río, sino que fue ganando altura considerablemente siguiendo el antiguo camino que llevaba a esas brañas. Dicho camino se encuentra ahora pedido entre la espesa vegetación, aunque más o menos bien le fuimos siguiendo. En numerosos lugares se ven las armaduras de piedras y pizarra que lo mantienen a nivel sobre la ladera. Estas mismas piedras resbaladizas me hicieron caer en dos ocasiones, una de ellas sobre los arbustos dándome entonces una risa tonta que me impedía levantarme siendo Luis quien me ayudó a ello. José Antonio también sufrió un golpe fuerte en la pierna con otra roca oculta entre los matojos.
Dicho camino iba siguiendo la orografía del valle, por lo que continuamente daba vueltas y revueltas por las diferentes vaguadas que bajaban de la parte alta por la que antes habíamos estado. Lo cierto es que, después de lo que ya llevábamos encima, era agotador caminar por entre toda esa maleza. Además, en vez de ir bajando, íbamos subiendo cada vez más.
Por fin dejamos atrás este tramo y tras atravesar un arroyo con bastante caudal entramos en lo que ya era un camino en condiciones. Cerca del mismo vimos un curioso tronco retorcido y cargado de verde musgo que no pude por menos de fotografiar. Ya me quedaban pocas fotos y tenía que seleccionarlas. De continuo íbamos subiendo y bajando pequeñas pendientes que a mí me agotaban cada vez más. La pista atravesó por encima de una loma hacia otra vaguada para salvar un tramo más empinado de la ladera. Lo que parecía iba a ser la última curva se convertía en otra más sin divisar el pueblo. En un determinado punto encontramos una máquina usada para allanar el camino hasta allí. En las cercanías caía una bonita cascada entre musgo y el tronco de un árbol.
De esa forma bajamos hasta el mismo nivel del río, y lo digo literalmente, ya que el caudal se metía en el mismo camino. Curiosamente vimos como en las orillas del río había también armaduras de piedra para evitar que esté se llevase los prados cercanos. A nuestra derecha la pendiente se hizo rocosa. Allí precisamente nos cruzamos con un todoterreno y José estuvo conversando un rato con los dos ocupantes. Por ellos nos enteramos que el camino está tan mal porque no les dejan arreglarlo.
Aún nos quedaba la última pendiente hasta el pueblo, situado a unos 100 metros sobre el río. Por fin, tras girar en una curva, divisamos Faro. Ya con pocas fuerzas por mi parte remontamos esta última pendiente. Pasamos por debajo del cementerio para salir a la pista de cemento que une éste con el pueblo. Escasos 200 metros nos restaban para entrar en él dejando el camino por el que antes habíamos subido a la Esquilarda a nuestra derecha.
Poco después de las 19:30 horas, y con 19 Km andados, entramos en dicha localidad. Luis se había adelantado y ya estaba en el coche. Nosotros nos metimos por otra calle hasta la fuente donde estuvimos conversando unos minutos con unos vecinos. Ya en el aparcamiento nos cambiamos la ropa húmeda y entramos al bar cercanos a tomar un refrigerio. Charlando con algunos lugareños se sorprendían de que nos hubiésemos metido por el camino del valle en el estado en el que se encuentra. Por lo visto ellos van siempre por arriba y bajan y suben de las brañas por un camino que nosotros habíamos visto desde ellas y que sube por otra vaguada diferente. Pero claro, eso sin verlo, ¿quién lo sabe?.
Pasadas las 20:30 horas emprendimos el regreso a casa. Por el estrecho valle salimos al principal de Fornela. Sin novedades pasamos Fabero y nos encaminamos hacia Toreno. Esta vez no llegamos a entrar ya que habíamos decidido volver por Ponferrada. Cogimos la nueva autovía que une las dos localidades, aunque no es del todo cierto, ya que termina a unos cuantos kilómetros de Ponferrada. En Columbrianos está el enlace con la autovía en la que entramos para dirigirnos hacia Astorga. Ya cerca de la cima del puerto Manzanal comenzó a llover fuertemente así llegamos a Astorga donde abandonamos esta vía para continuar por la nacional hacia León. Antes de entrar en éste nos desviamos por la calle del parque tecnológico para entrar en Armunia. A las 22:30 horas más o menos me dejaron frente a casa.
Terminé así esta primera salida de montaña de abril. De nuevo le climatología nos puso en apuros, como ya viene siendo habitual este año, y que esperemos cambié de aquí en adelante. Con todo ello, el resultado general lo damos por aceptable al no tener que destacar nada extremadamente negativo, que al fin y al cabo es lo principal.
































No hay comentarios:

Publicar un comentario