lunes, 27 de marzo de 2006

"PEÑA ABACEDO" Y "ARROYO LECHADA" (Puerto de San Glorio) 26-03-06

 


INTENTO DE ASCENSIÓN A “PEÑA PRIETA”.

2ª TRAVESÍA “SAN GLORIO- BOQUERÓN DE BOBIAS-PEÑA ABACEDO (1ª Ascensión)- ARROYO DE LECHADA- PORTILLA DE LA REINA”.

26-03-06           (Domingo)

De nuevo la climatología de este invierno y principios de primavera nos ha impedido alcanzar otro objetivo marcado por el club. En esta ocasión fue la nieve acumulada, pero sobre todo el fortísimo viento que sufrimos durante la actividad. Aún así, unos de una manera y otros de otra, disfrutamos de esta salida de cuyo transcurso doy fe a continuación.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán: Luis, José Antonio, Álvaro, Ricardo y yo. En los coches de los dos primeros nos dirigimos hasta el aparcamiento de La Granja donde nos esperaban Roberto y Javi F. Por último en Villaobispo, se añadieron al grupo Ramón y Corín, una amiga suya, completando los nueve participantes en esta excursión.
Salimos por la carretera de Villanueva del Árbol y sin novedades llegamos a Barrios de Nuestra Señora. Antes de Boñar volvimos a cambiar de carretera para dirigirnos a Cistierna. Yo sigo pensando que no es el trayecto mas adecuado, pero insisten en que sí lo es. Por fin cogimos la carretera de Riaño mientras el cielo continuaba oscurecido por las nubes. Bordeamos el pantano y en Llánaves hicimos una pequeña parada antes de continuar hacia el alto del puerto San Glorio, límite con Cantabria, (1684 m.)
A éste llegamos poco antes de las 10:00 horas. El panorama era bastante negro, y nunca mejor dicho. El cielo cubierto por completo y las nieblas se cerraban en las cumbres. Por mi parte, considerando que la ruta en sí era larga hasta alcanzar la cumbre y que la nieve, ya desde allí se veía bastante abundante, propuse cambiar los planes y ascender al cercano y fácil Coriscao. El personal estaba decidido a todo y con estas opiniones, a las 10:15 horas emprendimos la marcha.
Alguna chispa de agua se escapaba sin mayores consecuencias. Entramos así en la vega de Tarna cubierta en parte por la blanca nieve y encharcada de agua y ascendimos suavemente sorteando difícilmente los numerosos arroyuelos. En mitad de dicha vega encontramos unos cables paralelos de lo que podía ser un futuro remonte. Apuntaré aquí que toda esta zona está siendo objeto de estudio para una futura estación de esquí que está trayendo una gran polémica.
Poco a poco nos fuimos acercando hacia el Boquerón de Tarna, (1600 m), estrecho paso entre las peñas Devesa y La Nave. El paso del arroyo principal no fue sencillo del todo por la gran cantidad de agua que por él bajaba. Por delante iban tres jóvenes con esquíes. Al pasar por este lugar vimos un par de rebecos encaramados en las rocas. Por el sendero en descenso entramos en la vega del Naranco, que baja directamente a Llanaves de la Reina. En esta vega hay un par de edificaciones, una de ellas el refugio de montaña Tajahierro. De nuevo los arroyos nos hicieron dar algunos rodeos y saltos “arriesgados”. En el cielo se iban abriendo claros y el sol reflejado en la nieve me hizo poner las gafas de sol y me di protección solar.
Tras haber alcanzado el fondo de la vega, emprendimos el remontado hacia el Boquerón de Bobias. La nieve ya lo cubría todo y además era blanda, lo que dificultaba el avance. La parte baja era suave, pero poco a poco la pendiente se hizo pronunciada. Echando la vista atrás tuvimos una bella vista de la vega y cimas circundantes. En Abril hará un año que algunos hicimos esta misma ruta en una marcha regional. Desde San Glorio alcanzamos el Boquerón de Bobias y bajamos por el arroyo de Lechada a Portilla, lo mismo que ahora algunos repetiríamos.
Como digo, poco a poco y “luchando” con la nieve blanda fuimos ganando altura acercándonos al collado. Algunos ya se habían adelantado y cuando los últimos llegamos arriba estaban ya por debajo en la parte contraria. Eran las 12:55 horas. Lo primero que sufrimos al alcanzar esta altura de 1800 metros fue el viento. Rachas exageradas del suroeste casi nos tumbaban. Por mi parte ya iba bastante agotado por el esfuerzo de la pendiente cargada de nieve blanda. Desde allí “solo” nos quedaba un desnivel de otros 735 metros cuando llevábamos poco más de 100.
Desde poco antes ya había decidido abandonar el objetivo y si alguien me acompañaba, ascender a la cumbre situada a la derecha del collado conocida como El Abacedo. Allí estábamos Roberto, Ricardo, Álvaro y yo, mientras el resto ya se encaminaban ladera arriba hacia el siguiente collado situado junto al Tres Provincias. Como ninguno de los otros tres compañeros estaban decididos a seguir al resto, optamos por emprender el ascenso a la cumbre mencionada. Por la parte derecha teníamos cortados hacia el valle del Naranco con voladizos de nieve de los que había que separarse prudentemente. La pendiente era bastante suave y a pesar del fuerte viento avanzamos cómodamente hasta alcanzar una pequeña cima. La cumbre principal estaba pocos metros por encima y para llegar a ella bajamos una corta pendiente a un collado para subir a continuación por el siguiente repecho.
A las 14:00 horas alcanzamos la cumbre del Abacedo con 2020 metros de altitud. En la cima totalmente nevada no había indicio alguno de buzón ni otra señal de cumbres. Por ello, y dado que el viento seguía bufando fuertemente, sacamos una foto y no tardamos en emprender el descenso. Sí nos dio tiempo a contemplar algunas de las cumbres que desde allí se veían, como la del cercano Coriscao, Vallines, Cubil del Can o Tres Provincias al que el resto se dirigía. Intentamos en vano ponernos en contacto con ellos para informarles de que íbamos a bajar por el arroyo de Lechada a Portilla y que nos recogiesen allí. O no tenían cobertura o no cogían el teléfono.
Como digo, escasos minutos estuvimos allí antes de comenzar el descenso directamente al valle. Por la nieve blanda descendimos hasta la vega del arroyo Hoyas de Santiaguín. Ricardo y Roberto se habían adelantado y estaban ya comiendo en unas rocas. Allí nos acomodamos Álvaro y yo para hacer lo mismo. Ya antes me había dado cuenta de que me faltaban las gafas de sol y aquí, después de revisarlo todo, comprobé que efectivamente las había perdido. Desde allí vimos como bajaban algunos hacia el Boquerón de Bobias y pensamos que eran ellos. Con los prismáticos comprobamos que se trataba de tres esquiadores.
No tardamos en reemprender la marcha por la pista que baja por el valle hasta la confluencia con el de Lechada. En la ocasión anterior, Luis y yo habíamos abandonado la pista y habíamos descendido hasta el arroyo para seguir a su lado. Ahora, la gran cantidad de agua que bajaba por él y lo encharcado de las praderías no lo hacían aconsejable. Poco a poco fuimos girando y cambiamos de dirección suroeste a noroeste. Al fondo del valle de Lechada en el que entrábamos pudimos ver un alto pico que Roberto apuntó como el Murcia y que ahora comprobando el mapa lo confirmo. La vista del valle abajo era realmente bonita sobre todo cuando el sol lucía y hacía destacar el verdor entre la nieve.
Suavemente íbamos descendiendo por el camino moteado de nieve disfrutando de todas aquellas vistas maravillosas. El viento seguía haciéndose notar a pesar de estar ya bastante bajos. Por las laderas de nuestra derecha, que eran las del macizo en el que habíamos estado, bajaban infinidad de arroyos, algunos de los cuales formaban bellas cascaditas. Los tubos colocados bajo la pista para desaguar los mismos no daban abasto y se desbordaba por encima de ellos. Igualmente vimos en una zona de la ladera como la parte derecha de una vaguada era completamente pedregosa mientras que la otra estaba cubierta de vegetación habiendo una línea divisoria bien definida.
Así pasamos al lado de un refugio, la Casa del Pico de la Canal, cerca del cual habíamos comido la vez anterior. No tardando llegamos a la bonita cascada que ya conocíamos Álvaro y yo de dicha ocasión. Está en el arroyo principal y, a pesar de no ser muy alta, el entorno y la gran cantidad de agua que caía en por ella la hacía espectacular. Yo decidí bajar unos metros por la empinada ladera para sacar unas fotos y grabarla mas de cerca. Era impresionante la fuerza con que caía el caudal del arroyo Lechada.
Sin más continuamos avanzando por la pista mientras yo iba de vez en cuando llamando al resto y mandando mensajes para decirles donde íbamos. Pasado este tramo vimos por encima de nosotros grandes pedreros que terminaban en el mismo camino. También un bonito rincón lleno de musgo por el que bajaban regatos de agua. Mas adelante cruzamos un paso canadiense para el ganado. Allí las grandes rocas escoltaban el camino y el arroyo a ambos lados en un estrecho pasadizo. A partir de allí el valle se estrechaba y la vegetación era más abundante. Al otro lado del arroyo vimos unas formaciones rocosas con curiosos penachos de roca conglomerada que tanto abunda en la zona. Formaban una bella postal que no dudé en fotografiar aprovechando la salida del sol entre las nubes. Allí el valle daba un doble giro en zigzag y enseguida vimos la carretera. Aún nos quedaban unos 500 metros para salir a ésta después de pasar al lado de una zona recreativa. En un cartel informativo pudimos comprobar más o menos los kilómetros recorridos, que podían ser unos 16. Del podómetro no podía fiarme ya que entre la nieve, ascensión, etc., no marcaba lo real.
Tras salir a la carretera aún nos quedaba poco más de 500 metros para llegar a Portilla de la Reina. Aquí entramos cuando eran las 17:40 horas. Nos dirigimos al bar donde tomamos un refrigerio mientras continuaba intentando comunicarme con el resto. Yo veía el problema de que no hubiesen visto los mensajes y al llegar al puerto y no vernos se preocupasen. Por ello decidí para a alguien que subiese hacia allí y me llevase. Unos jóvenes lo hicieron tras explicarles el tema, aunque con algún reparo, como es normal visto como está el panorama hoy en día. Además creo que hay una ley que prohíbe hacer autostop.
Con ellos subí los 9 Km. que hay hasta el alto del puerto comprobando que allí no había llegado nadie aún. Aproveché para sacar unas bonitas fotos hacia Cantabria y León, de donde comenzaban a llegar negros nubarrones de nuevo.
Ya eran las 19:00 horas cuando aparecieron por el mismo lugar de la ida. Enseguida me enteré de que el fuerte viento fue el principal factor que les hizo retroceder cerca de la collada del Tres Provincias. Tras cambiarnos emprendimos el descenso. Desde la carretera tuvimos una bonita vista de Los Vallines, a los que también la climatología nos impidió ascender en enero.
En Portilla nos reunimos todos en el bar donde sacamos la única foto del grupo al completo. Allí hicimos las cuentas de la salida y sobre las 20:00 horas emprendimos el regreso a León. Las negras nubes no tardaron en dejar escapar la lluvia. Al llegar a Riaño me gustó mucho la vista de las cumbres del Yordas y otras cercanas con el fondo tremendamente ennegrecido. Luis no quiso parar para sacar una foto y la saqué en marcha. Así avanzamos hasta poco antes de Cistierna donde nos volvimos a meter hacia Boñar por Sabero. Pues bien, siguiendo a José Antonio vimos que se desviaba luego hacia La Vecilla, lo que a mí no me cuadraba. Total que terminamos por venir por el peor sitio, a mi parecer, ya que me sigue pareciendo un retraso no venir por la nacional en vez de atravesar tantas carreteras. En La Vecilla vimos además que se desviaba por otra calle y decidimos olvidarnos de él y continuar a nuestro ritmo. De allí nos dirigimos a Robles de la Valcueva y por el Torío a la capital.
Casi a las 22:00 horas entramos en León donde en esos momentos no llovía. Pues bien, fue coger la moto y descargar un chaparrón de escasos dos minutos que me puso empapado. No me había mojado en todo el día y lo hago camino de casa. Me puso de mala leche este episodio.
De esa forma di por finalizada esta jornada que después de todo no resultó tal mala. A pesar de no conseguir el objetivo, la aprovechamos lo mejor que se pudo. A ver cuando tenemos por fin buen tiempo y podemos realizar las actividades previstas sin al menos obstáculos climatológicos.

























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