2ª ASCENSIÓN AL “SUSARÓN”.
12-03-06 (Domingo)
Siguiendo con el calendario previsto para este año, hemos realizado esta ascensión a una bonita cumbre cercana a Puebla de Lillo. Por fin tuvimos un día prácticamente primaveral y disfrutamos realmente de los impresionantes paisajes que se nos ofrecía a la vista.
En Guzmán nos reunimos cinco de los seis participantes de esta actividad: José Luis, Luis, Roberto, Antonio y yo. Poco después de las 8:30 horas emprendimos el viaje en los coches de José Luis y de Luis. Íbamos a ir por la nacional hasta Puente Villarente, pero en el último momento cambiaron de parecer y lo hicimos por Villanueva del Árbol, lo cual a mí me parece un atraso. Así lo hicimos y llegamos a Barrio de Nuestra Señora donde se enlazan las dos carreteras. Tras pasar por Boñar nos encaminamos hacia el pantano del Porma desde el cual ya divisamos plenamente el pico Susarón. Bordeamos éste y sobre las 9:40 horas entramos en Puebla de Lillo donde nos esperaba ya Álvaro, que tiene una casa en Solle y allí había pasado la noche.
Nos preparamos entonces para la ruta y en un bar cercano tomamos un café antes de emprenderla a las 10:00 horas mas o menos. En el cielo se alternaban los claros y las nubes y no sabíamos a ciencia cierta la progresión que habría, aunque las predicciones eran a mejorar, como así se cumplieron.
Salimos del pueblo por una pista con ruta marcada de cuyo nombre no me acuerdo. Delante se alzaba el Susarón que íbamos a atacar por la derecha siguiendo las indicaciones de Álvaro. Yo lo había intentado desde la misma carretera hace años sin conseguirlo y posteriormente sí lo hicimos directamente desde Lillo, hace unos siete años. A la salida del pueblo vimos un merendero con numerosos árboles con el tronco cortado a media altura. Al lado transcurre el río del Celorno que más arriba se va ramificando a los diversos manantiales. Poco a poco avanzamos por el camino algo embarrado por la lluvia caída el día antes y que se había llevado mucha nieve de las laderas. Me sorprendió ver la escasez de ésta cuando realmente me esperaba encontrar una buena capa. Incluso en la cumbre apenas pisamos algunos neveros.
Según nos adentrábamos en el valle se hacía más espacioso y la vista era más amplia y bonita. Hacia atrás dejábamos el pueblo y empezaban a emerger por detrás las cumbres de los Mampodres. El verdor de los prados contrastaba con la vegetación y las motas blancas de nieve. De esa manera llegamos a un punto donde había que atravesar el río para emprender la ascensión hacia una vaguada. Cada uno por donde mejor le pareció, pasamos este caudal y entramos en la ladera del Susarón. De pronto nos dimos cuenta de que José Luis, por no variar, se había ido por su cuenta sin avisar a nadie. En unas rocas nos reunimos el resto y ya pudimos contemplar ampliamente todo el valle y el pueblo al fondo.
Sin mas reemprendimos la subida y nos metimos de lleno en la bonita vaguada donde algunos arbustos de tono marrón destacaban sobre la roca. Mientras ellos subían por el medio de la misma, yo opté por desviarme un poco y hacerlo algo más por la ladera evitando la fuerte pendiente y la nieve que en algunos lugares se acumulaba. Estábamos ahora en la parte noroeste del pico y el sol quedaba tapado por éste.
Yo me lo tomaba con calma ya que las piernas comenzaban a cansárseme, por lo que me sacaron bastante ventaja. Durante un tramo me metí también en el medio de la vaguada por la cual bajaba un torrente de agua entre la nieve. Según habían comentado, había que llegar a una collada desde la cual se comenzaba a ascender ya ladera arriba sin tener que alcanzar otra collada más alta. Pues bien, cuando llegué a la altura de la primera collada no vi a nadie en ella ni en la ladera, por lo que supuse que estaban subiendo ya por la loma y me quedaban ocultos tras una cresta cercana. Decidí entonces, viendo un sendero que subía por dicha cresta, seguir por él. Se alternaba la roca y la ladera con vegetación mientras iba ganando altura. Seguía sin verles y ya les suponía por encima de mí. De José Luis no sabía nada tampoco.
Al lado de aquella cresta había un pequeño desplome bajo el cual vi una gran pala de nieve. Más o menos cómodamente iba ganando altura mientras el sol comenzaba a aparecer por delante de mí. Pasé algo más arriba cerca de una roca moldeada con forma de caldero que bien podía servir de pequeño refugio. En la parte alta distinguí un par de rebecos que fotografié con el zoom de la cámara. El paisaje era cada vez más amplio y luego enumeraré las cimas que poco a poco iban apareciendo a la vista.
Sorpresa la mía fue ver aparecer a Luis por la parte derecha y algo por debajo. Cuando se unió a mí me dijo que los demás estaban aún en la segunda collada esperándome. Le dije lo antes comentado, que porqué habían ido a ella si dijeron que no hacía falta. No tardamos en verles comenzar a subir desde la misma. Roberto se dirigía hacia nosotros mientras Álvaro y Antonio ascendía directamente. Por otra parte, mirando hacia la cumbre ya visible, vimos en ella a José Luis.
Por la arista noroeste continuamos ascendiendo mientras el cielo se había ido despejando por completo. Roberto no tardó en alcanzar también la misma mientras los otros dos quedaban ahora ocultos. Luis se adelantó también y yo solo alcancé la cumbre del Susarón a las 12:35 horas.
La vista desde aquella altitud de 1879 m fue tremendamente espectacular. Si hay cumbres con panorámicas especialmente amplias, esta es una de ellas. Situada en medio de un valle y aislada, no hay picos cercanos que oculten paisaje alguno en muchos kilómetros. Solo por dejar constancia, enumeraré todos los visibles que yo he ascendido siguiendo más o menos un orden panorámico. Peña Corada, Moro, Rionda, Peñas Pintas, Espigüete, Peña Prieta, Tres Provincias, Vallines, Peña la Cruz, Lago, Remelende, Peña Ten, Rapaona, Torres, Toneo, Agujas, Ausente, Cellón, Brañacaballo, Currillines, Tres Marías, Fontún, Bodón de Lugueros, Cueto Aucino, Valdorria, Correcillas, Peña Galicia, Cueto de Boñar, Mahón, Peña San Pedro y alguno más que seguro me dejo.
Precisamente, a la misma hora que estábamos nosotros contemplando de todo este sinfín de cumbres, en el Espigüete ocurría un accidente mortal, según me enteré por la noche por la tele.
Debajo de nosotros se emplazaba el pantano y al lado contrario Puebla de Lillo. También otros pueblos como Solle, Redipollos, Cofiñal, etc. Antes de ponernos a comer sacamos las fotos en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta. El buzón lo habían colocado los del club Susarón, en el que está nuestro ex-compañero Antelmo. Acomodados en la cumbre comimos tranquilamente disfrutando de un día realmente excepcional. José Luis dijo que se quedaba frío y que comenzaba a bajar. Nosotros estuvimos disfrutando de todo ello hasta las 15:20 horas que comenzamos a descender por la cresta que algunos habíamos subido. Según habían dicho Álvaro y Antonio, por donde ellos habían subido, la pendiente era bastante pronunciada e incluso con algo de trepada.
No tardaron en sobrar las cazadoras e incluso alguno bajaba en manga corta. La primavera comenzaba a notarse algo antes de su comienzo. Seguíamos demorándonos en la bajada ante la contemplación del paisaje que se contemplaba. Así alcanzamos la collada desde la que yo había subido y que daba paso a la vaguada. Justo abajo se podía ver Puebla de Lillo al fondo del valle y las cumbres de los Mampodres detrás en una estampa única. En la vaguada encontramos la nieva aún más blanda que en la subida y había que tener cuidado de no meter el pie hasta el arroyo. Antonio se había adelantado un poco y se apoyó en un tronco de unos arbustos. Pues bien, Álvaro y Luis pasaron de largo sin verle y yo de casualidad, y eso que no estaba escondido, pero se había camuflado bien.
Poco a poco perdimos altitud y salimos de la vaguada en sí. En las praderías pastaban numerosos caballos. Pasamos al lado de un refugio de metal para salir al camino principal por donde Roberto había pasado antes el arroyo. Nos metimos entre algunas escobas y sorteamos algunos arroyuelos sin dificultad antes de entrar en dicha pista. El camino estaba mas embarrado debido al deshielo por el sol. Al lado de la misma se alzaban unas rocas bajo las cuales, del suelo mismo, manaba un buen chorro de cristalina agua que paramos a beber.
Sin más novedades nos fuimos acercando al pueblo y en el jardín de una casa a la entrada vimos una cabra con tres bellos cabritillos que fotografié tras borrar alguna foto anterior por falta de espacio en la tarjeta. A las 17:30 horas entramos en Puebla de Lillo donde ya estaba José Luis desde hacía hora y media según dijo. Como tenía prisa para marchar pasamos todo para el coche de Luis y nos despedimos. El resto nos cambiamos y entramos en el bar a tomar un refrigerio.
Poco antes de las 19:00 horas emprendimos e regreso. Nos despedimos de Álvaro, que quedaba en Solle, y salimos hacia León. Bordeando el pantano tuvimos una bella vista del pico al que paramos a fotografiar. Su reflejo simétrico en el agua formaba una bonita postal. Sin mas detenciones continuamos el viaje, esta vez por Puente Villarente. Antes de llegar a León encontramos una pequeña retención que no supuso gran retraso. Tras dejar a Roberto en La Serna y a Antonio en Álvaro López Núñez, bajé yo por último en Guzmán sobre las 20:15 horas. Allí cogí la moto y en pocos minutos llegué a casa finalizando esta completa y grata jornada de montaña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario