II MARCHA PROVINCIAL POR PICOS DE EUROPA.
1ª TRAVESÍA “PUERTO DE PANDERRUEDAS- MIRADOR DE PIEDRASHITAS - PICO JARIO (1ª ASCENSIÓN)- VEGABAÑO-OSEJA DE SAJAMBRE”.
27-06-05 (Domingo)
Siguiendo la línea de las últimas excursiones, de nuevo aproveché una actividad de la Delegación Leonesa de Montañismo para unirme a ellos, en esta ocasión de forma particular sin relación alguna con el club. Dado la anulación por falta de participantes de la salida al Cerezales, en Soria, prevista para el día 12 este mes, decidí por mi cuenta apuntarme a esta II Marcha Provincial por Picos de Europa que transcurría desde el puerto de Panderruedas a Oseja de Sajambre. Un aliciente personal para hacer la misma era la ascensión al pico Jario, programado durante varios años por el club sin haber conseguido intentarlo por unas causas u otras, estando prevista incluso la misma para el mes de octubre de este año. Como digo, personalmente ya llevo por adelantada dicha actividad que de alguna forma u otra tenía pendiente de realizar.
Con la furgoneta pasé a recoger a Constantino en Villacedré y junto con mi hermana, que iba a trabajar, nos acercamos hasta las cercanías de Bomberos donde dejamos la furgoneta. Constantino y yo nos dirigimos hacia Guzmán de donde tenían previsto salir los autocares, uno grande y un microbús, a las 7:00 horas. Allí me reuní con Álvaro, socio del club a quien había apuntado yo. Por otro lado iban también otros dos compañeros, Carmen y José F., así como Loli Rodil, que alguna vez salió con nosotros. Minutos después de la hora prevista emprendimos el viaje y no tardamos en parar en Santa Ana a recoger a más personal. Entre éste se hallaba Roberto Vega, ex-compañero nuestro del club que se encuentra fuera y que vino para las fiestas de León.
Sin más salimos de la ciudad hacia Mansilla para continuar luego dirección a Riaño. En Cistierna recogimos a un grupo de Sahagún y en Las Salas a alguien más. El cielo se cubrió por completo y la niebla era cerrada cuando llegamos a Riaño. Allí paramos unos minutos en los que ni siquiera bajé del autocar. Allí tomamos el desvío hacia Tarna y poco después hacia el Pontón. Cerca del alto del mismo volvimos a girar hacia el puerto de Panderruedas, 1459 m, comienzo de la ruta. El cielo se fue abriendo milagrosamente y cuando bajamos del autocar, sobre las 9:40 horas, pudimos disfrutar de un bello mar de nubes tanto hacia Sajambre como hacia Valdeón. Impresionante era ver el que inundaba el valle de Valdeón entrando por el Cares y con el Macizo Central de Picos de Europa emergiendo en la parte contraria.
Poco después de las diez de la mañana emprendimos la marcha por un camino ascendente hacia el cercano mirador de Piedrashitas situado a 300 metros según un indicador. Antes de alcanzarlo nos encontramos un gran tronco al que probablemente le había caído un rayo por su centro ya que estaba hueco y quemado su interior. En escasos diez minutos llegamos al impresionante balcón sobre Valdeón. Imposible es describir la vista que tuvimos desde aquella altura. Comenzando por el sur, la cumbre del Gildar y la sierra que baja hacia Santa Marina de Valdeón. A continuación, como apunté antes, el Macizo Central de Picos emergiendo del mar de nubes que cubría todo el valle de Posada adentrándose por la garganta del río Cares. Luego el Macizo Occidental, en el que estábamos entrando, con Torre Bermeja en primer plano y tras ella Torre Santa. Literalmente este mirador es un balcón sobre el valle y además sin protección alguna, lo que en mi opinión no vi muy claro. La caída es en vertical unos cuantos metros.
Tras unos minutos admirando esta postal continuamos ahora por sendero con dirección norte entre alguna arboleda que otra y atravesando algunos arroyos. Por la izquierda subían las laderas del pico Camborisco mientras que por la derecha seguían los fuertes desniveles hacia el valle. De esa manera alcanzamos la vega de Guayes, por debajo del pico Piedrashitas. Eran las 10:20 horas.
Aquí el sendero dio un brusco giro hacia el Oeste para comenzar a subir hacia el Collado Viejo. La flora abundaba allí en forma de floridos matorrales y verdes arbustos. En el sendero vi un gran abejorro que fotografié como pude. Según íbamos ganando altura volvíamos a ver de nuevo el mar de nubes y los macizos. Repito que es muy difícil relatar la sensación de placer al disfrutar de toda aquella maravilla visual.
Tras haber recorrido 1,600 Km y cuando eran las 10:40 horas, alcanzamos el Collado Viejo, 1638 m. Desde él contemplamos por primera vez la cima del pico Jario, para el que aún quedaba un buen trecho. Igualmente vimos los valles asturianos con el mar de nubes similar a los anteriores. Un indicador de madera con dos señales marcaban las direcciones, hacia Vegabaño y Panderruedas. Por un sendero nos encaminamos hacia unos riscos, la Cerra Centenal, por los que se veía a numerosos participantes. A partir de allí el sendero transcurría ya por la vertiente Oeste siguiendo la forma de la ladera del pico Guadañas y la Cerra de Dobres. En este bonito tramo atravesamos alguna pequeña zona boscosa y desde la Cerra de Dobres contemplamos ahora una bella vista de la parte abrupta del Macizo Occidental de Picos de Europa en el que nos encontrábamos. Pudimos distinguir Vega Llos, el Frade, la canal del Perro y la collada del Burro que dan paso a Vega Huerta, situada en la base de la imponente Torre Santa.
Yo me fui adelantando y así alcancé la collada de Dobres, 1772 m, a las 11:40 horas y tras 3,900 Km. En ella estaban algunos montañeros acomodados y disfrutando de la vista. A partir de aquí cabían dos posibilidades, bajar valle abajo directamente hacia Vegabaño, o ascender al pico Jario. La mayoría del personal optaba por esta última opción, aunque algunos habían bajado desde allí mismo. Nosotros nos encaminamos hacia la cima del pico. Un sendero ascendía por la ladera después de bajar ligeramente unos metros. Álvaro y yo optamos por atravesar un pedrero y no perder nada de altura y así atajamos unos metros hacia el sendero que cogimos más arriba. Desde la collada hasta la cumbre se encuentran varios picachos entre cuyas vaguadas fuimos pasando. Uno de los tramos de la ladera sur estaba bastante invadido por las escobas entre la que ascendimos en hilera.
Ya bastante arriba nos encontramos una gran pradera empinada antes de alcanzar el último tramo rocoso a la cima. A ella llegamos cuando eran las 12:50 horas y habiendo recorrido 5,800 Km según mi podómetro, 7,000 Km según el mapa de rutas. En la cumbre había varios compañeros de actividad, entre ellos Constantino. Cuando llegaron Carmen y José sacamos una foto en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta de cumbres antes de comer. Tras ello disfrutamos de la amplísima vista que se nos ofrecía hacia cualquier lado que mirásemos. Haciendo un pequeño resumen, y sabiendo que se quedan unos cuantos, enumeraré varios picos conocidos que desde aquella altitud de 1913 m contemplábamos. Por un lado, Los Mapodres, Parme y Pozúa, Yordas, Gildar, Espigüete, Tres Provincias y Peña Prieta, Coriscao y por supuesto, la mayoría de las cumbres importantes de los dos macizos de Picos de Europa que teníamos a la vista. También distinguíamos los riscos en los que se emplaza el mirador de Ordiales así como Peña Beza y parte de la Senda del Arcediano que pasa por su base. Acercándonos a una cima más baja hacia el sur vimos el pueblo de Oseja de Sajambre con la Pica Ten cercana a él. Un poco por debajo, en unas praderas como las que habíamos atravesado, varias vacas pastaban a escasos metros de verticales acantilados.
Una hora después de alcanzar la cima emprendimos el descenso los últimos, Álvaro, Roberto y yo. Por la división de vertientes hacia el norte perdimos altura rápidamente. Por la parte derecha caían a plomo las paredes con curiosas formaciones pétreas en su base. Así llegamos al collado que separa el Jario del Neón desde el cual un sendero bajaba con dirección hacia el bosque que rodea Vegabaño. De nuevo atravesamos pendientes praderas y en un nevero nos hicimos una foto con Peña Santa de fondo. De nuevo nos encontramos metidos en otro entorno idílico. Hacia arriba contrastaban las rocosas paredes de la cumbre con los verdes prados bajo ella. Hacia abajo, una vega con un refugio en medio y el bosque tras ella. Todo ello dominado aún por las altas cumbres del Macizo Occidental de Picos de Europa, en cuya parte más suave nos encontrábamos.
Descendimos hasta aquel refugio siguiendo el sendero por el que no tardamos en entrar en el bosque. En el mismo encontramos ganado entre la arboleda cuyo colorido era espectacular. Abundaban en él los helechos y el verde musgo así como infinidad de especies arbóreas en cuya materia no soy docto. Por bajar a sacar una foto de una pequeña cascada en un arroyo sufrí las consecuencias. Dos veces caí al resbalar con las hojas húmedas del suelo. En una de ellas me ortigué el brazo y en la otra me di un golpe en el estómago que aún me duele después de dos días.
De nuevo en el camino, dolorido por los golpes, alcancé a los compañeros para recorrer el último tramo antes de llegar a Vegabaño (1315 m). Todavía en el bosque salimos a otro camino más ancho y usado por algunos vehículos ganaderos y del refugio. Por el mismo bajamos unos metros más y atravesamos el arroyo anterior para llegar al refugio de montaña de Vegabaño donde se concentraban todos los participantes de la actividad. Eran las tres de la tarde aproximadamente y llevábamos 9,800 Km. El personal se resguardaba del sol bajo la arboleda cercana. Allí estaba Carmen y José F. Desde hacía 10 años no había estado yo en Vegabaño y me acordaba poco de la zona.
Aquí había previsto un acto de homenaje a Calleja, el primer leonés que ha alcanzado la cumbre del Everest, y que no pudo asistir al mismo como estaba preparado. Sí nos convidaron a unos aperitivos y café, que personalmente, y tras haber comido hacía poco, apenas probé.
Poco después de las 16:00 horas emprendimos el último tramo de la ruta hacia Oseja. Atravesamos la fastuosa vega moteada por algunas cabañas y con Peña Beza presidiendo todo el frente mientras hacia detrás contemplamos la cima del pico Jario. Así entramos en el camino que habíamos dejado para atajar por la pradera poco después del refugio. Yo iba sin agua y la fuente que había quedaba algo alejada, por lo que decidí aguantar sin ella.
Por el camino fuimos entrando en la pista que sube desde Soto de Sajambre a Vegabaño y que transcurre por un bello bosque cuyo ramaje, iluminado por el sol, tenía un aspecto realmente de cuento. Por las laderas caían algunas cascadas y en una de ellas cargué la cantimplora de agua. En uno de los puntos del camino que atravesaba un reguero habían echado recientemente cemento y lo tenían tapado con lonas. Otros tramos se encontraban embarrados y había que procurar esquivarlos para no mancharse demasiado.
Así llegamos a un punto donde se bifurcaba el camino, uno hacia Soto y otro hacia Oseja. Los dos tramos juntos forman parte de la Senda del Arcediano. De allí mismo sale un pequeño tramo de camino de unos 100 metros que llega al mirador de Los Porros, 1120 m, balcón sobre Oseja de Sajambre, hacia el que nos desviamos para disfrutar de otra bella panorámica en la ruta. Además de ver Oseja contemplamos la cima del pico Jario. Eran las 17:30 horas y llevábamos 14, 500 Km.
Tras sacar algunas fotos desandamos aquellos escasos metros hasta el camino principal para comenzar a bazar el último tramo zigzagueante hacia Oseja. En él seguimos viendo troncos de árboles con formas curiosas así como injertos naturales como el de un acebo saliendo de un haya. Ya bastante abajo encontramos una fuente con un pequeño pilón. Desde allí pudimos ver la imagen más conocida de Oseja de Sajambre con la Pica Ten piramidal detrás. Poco a poco fuimos descendiendo y girando siguiendo la forma del valle paralelos a la carretera que muy cerca de allí entra en Asturias a través del impresionante desfiladero de Los Bellos. Al otro lado de la misma se alzaba, ahora cubierta de niebla, la cumbre del pico Niajo, 1773 m.
Entrando prácticamente en el pueblo, al lado de unos corrales, encontramos unas matas de fresas silvestres con algunos frutos que comimos. A la entrada de Oseja pasamos al lado de la ermita de San Roque y no tardando salimos a la carretera en el medio del pueblo, 725m. Eran las 18:35 horas y mi podómetro marcaba 19 Km, tres más que el mapa.
Del autocar cogí la ropa para cambiarme y luego tomamos un refrigerio en un bar cercano. En esos momentos la cima del pico Jario se encontraba cerrada por la niebla totalmente, lo que indica la suerte que nos había acompañado durante la jornada. No tardamos en subirnos a los autocares para comenzar el regreso a León. Sobre las 19:00 horas emprendimos el mismo saliendo del pueblo hacia el puerto Pontón.
Subimos éste bordeando la Pica Ten y ganando altura rápidamente hasta alcanzar su punto más alto a 1290 m a partir del cual se comienza el descenso hacia el pantano de Riaño. Bordeamos éste pasando por Riaño y el largo puente cercano para tener luego a la vista el siempre destacado Espigüete. Santiago Morán, el montañero quizás más conocedor de la montaña leonesa, nos iba instruyendo sobre los diferentes picos, valles etc. que íbamos contemplando y sus accesos más recomendados.
En Las Salas y Cistierna volvimos a detenernos y bajaron algunos acompañantes. Sin más novedades nos encaminamos hacia Mansilla y seguidamente hacia la capital donde entramos poco después. Yo había mandado un mensaje para que mi hermana fuese a buscarme. Como no me lo confirmaba, la llamé al móvil y ya estaba de camino. Eran las 21:15 horas cuando llegamos a Guzmán donde terminaba el trayecto. Tras despedirme de los compañeros, acercamos a Constantino hasta casa y poco después llegué a la mía.
Sin duda fue otra de esas jornadas destacadas por lo complaciente y agraciada en cuanto a paisaje de las que he disfrutado hasta ahora. Además me queda la grata satisfacción de haber cumplido con un objetivo que desde hace años tenía programado como era la ascensión al Jario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario