lunes, 31 de enero de 2005

POBLADURA DE LA SIERRA-BOUZAS-PALACIOS DE COMPLUDO-POBLADURA 30-01-05

 

1ª TRAVESÍA “POBLADURA DE LA SIERRA-BOUZAS-PALACIOS DE COMPLUDO-POBLADURA”.

30-01-05               (Domingo)

Dentro del calendario de actividades del club estaba previsto para enero esta travesía por la zona berciana de Compludo. La misma transcurrió con varias incidencias que a continuación quedan reflejadas en el relato. Después de todo, el resultado fue positivo a pesar de las mismas.
Comenzamos con la ausencia de dos participantes que no se presentaron en la salida. En Guzmán nos reunimos Jorge, Sonia, José F., José Luis, Luis, Guiomar, Alvaro, Cundi, Irene y yo. Tras esperar unos minutos por Roberto y Antonio, decidimos emprender el viaje al no llegar ni avisar de su ausencia. En El Crucero nos esperaba José Antonio, que al no estar federado aún, iba a ir con Fernando, un amigo suyo en el coche. Pues bien, tampoco éste se había presentado. El tema era que, al no estar federado, en teoría no podía ir en nuestros coches. Al final montó en uno de ellos y cuando estábamos en Trobajo recibió la llamada del compañero que se había retrasado, por lo que bajó allí a esperarle.
El resto continuamos la marcha en los coches de Luis, Jorge y el mío por la nacional hasta la entrada a Astorga, a la cual entramos, no sé por qué, por San Justo de la Vega. De esa forma atravesamos Astorga y salimos por la carretera de Castrillo de los Polvazares. Por la misma, y después de varios cruces y desvíos, llegamos a Pobladura de la Sierra (1260 m) tras recorrer 90 kilómetros desde León. Aquí cruzamos el pueblo y subimos por un trecho de camino hasta la ermita de Ntra. Sra. De las Nieves. En una explanada en su frente aparcamos los coches y nos dispusimos a comenzar la ruta. Antes de ello sacamos una foto del grupo con nuestro banderín.
Ya eran las 11:00 horas cuando emprendimos por fin la marcha por un ancho camino hacia el collado Piedrafita. Por el valle transcurre el arroyo del mismo nombre que nos quedaba a nuestra izquierda. La pendiente no era muy fuerte y se llevaba bien la marcha. Apunto aquí que yo estrenaba unos bastones que me había comprado recientemente y que adelanto, me dieron buen resultado durante toda la travesía. Siempre había sido reacio a usarlos, pero en la salida anterior probé unos metros a subir con los de Luis y me convencieron. Además también compré una camiseta térmica que igualmente comprobé su efectividad.
En algunos arroyos que bajaban por la ladera vimos bonitas cascadas con hielo. Poco apoco fuimos divisando hacia la parte trasera la cumbre del Teleno, del que solo nos separaban dos pequeños valles, uno de ellos el del Arroyo del Cabrito, ya conocido por varios de nosotros.
A las 12:00 del mediodía alcanzamos el collado Piedrafita con una altitud de 1521 m. Llevábamos 1,800 Km. según mi podómetro. La ruta completa eran 17 Km.
Desde allí contemplamos los valles contrarios y una hermosa vista de los picos de la zona de Laciana, Ancares, etc. También distinguimos el humo de la central térmica de Ponferrada. Más cercana se alzaba la cumbre del pico Picueto. Por nuestra derecha ascendía la ladera hacia el Becerril, cumbre de 1865 m optativa a subir dentro de la ruta con más tiempo de sobra.
Desde la collada parten varias sendas y caminos. Nosotros tomamos una senda por la parte alta de nuestra izquierda entre matorrales bajos. De pronto nos encontramos de frente un numeroso grupo que venía haciendo la ruta en quads. Vamos, destrozando el sendero, porque bien a gusto podían ir por las pistas que también abundaban por la zona.
Tras pasar los 15 vehículos continuamos la marcha hacia otro pequeño collado, el de Gallenal (1488 m), que divide la loma principal y un pequeño cerro por la derecha, Los Acebos. Desde él contemplamos en la lejanía la Peña del Seo, a la que subimos el año pasado en la Travesía Nocturna.
Bajando un poco por la ladera entramos en un camino cubierto de hielo y algún nevero en varios tramos. Por esta pista ascendimos un poco hasta alcanzar la collada Portilla (1213 m), desde la cual divisamos Bouzas en el fondo del valle. Eran las 12:50 horas. Una bonita vista tuvimos del pueblo con las cimas cercanas al Morredero detrás. Un indicador de madera nos señalaba la dirección a seguir. Sin dejar el camino descendimos por aquel bonito valle por el que discurren varios arroyos que culminan en el río Compludo, naciente en Bouzas.
A mitad de bajada abandonamos el camino unos metros para entrar en los prados. La belleza del paisaje era espectacular. En contraste con la parte alta de la que veníamos, donde solo vimos matojos y escobas, aquí la verde hierba y la arboleda alegraban la vista. Por unos troncos sobre un arroyo pasamos algunos de nuevo al camino. Otros no se arriesgaron y lo hicieron saltando. En el cauce vimos numerosas figuras de hielo y algunas pequeñas cascadas.
Antes de llegar a Bouzas vimos unas peñas a nuestra derecha a las cuales subimos Cundi, Luis y yo. El resto ya se había adelantado. Desde ellas nos sacamos una bonita foto con el pueblo abajo. Tras unos metros más de descenso entramos en Bouzas (1070 m) a las 14:10 horas. Llevábamos 6,200 Km.
A pesar de la prisa de algunos, que ya habían incluso emprendido la marcha, nos dimos una vuelta por él. Realmente más típico no puede serlo. Con sus antiguas balconadas de madera y tejados de piedra y pizarra, la arquitectura es digna de disfrutar. Sacamos algunas fotos y grabé algún video de todo aquello como recuerdo.
Como no íbamos muy bien de tiempo, reemprendimos la caminata saliendo ahora por otro camino paralelo al río Compludo. Lo más bonito de la ruta estaba en este tramo. El valle estrecho se convertía casi en desfiladero en varios lugares. A pocos metros del pueblo vimos una edificación de forma piramidal que supusimos podía ser un molino al estar pegado al río. En éste contemplamos rincones de gran belleza a que fotografiamos. Por la derecha tan pronto teníamos una enorme pared como subían laderas de robledal.
Ya bastante adelante estaba todo el grupo acomodado para comer. Unos cerca del camino y otros más pegados al río comimos tranquilamente disfrutando de la lindeza del lugar. Unos 45 minutos estuvimos allí sentados y ya a las 15:30 horas nos pusimos en pié de nuevo. Cercana al camino habían abandonado una pequeña bicicleta apoyada en un tronco.
Por un puente de troncos pasamos a la margen contraria del río y desde allí comenzamos a subir algo más visiblemente. El valle se fue abriendo y nos deleitamos de una amplia vista del mismo. También llegamos a divisar el pueblo de Palacios de Compludo en la ladera de otro valle antes de descender de nuevo hacia el cauce del río Tegeo que discurre por el mismo. El puente que atravesaba este lecho era igualmente de madera y se situaba en un bonito paraje. Atravesamos por él para subir de nuevo por este último valle hacia el pueblo. El camino desembocó en la carretera poco antes de la entrada de la población. En ella entramos poco antes de las cinco de la tarde. Habíamos recorrido 10,350 Km.
De nuevo nos encontramos con edificaciones rusticas y propias de la zona. En una fuente cargué agua y al salir de allí nos encontramos con un dilema. José Antonio, que era el que conocía un poco la zona, se había ido por el valle sin contar con nadie. Mientras, nosotros salimos por una pista que se bifurcó en dos y a su vez de la de la derecha partía una senda. Con las mismas, retrocedí hasta el pueblo y me informe realmente de la ruta a seguir. Al final continuamos por la pista de la izquierda que subía valle arriba. Poco a poco se iba metiendo el sol tras las cumbres y el paisaje cambiaba totalmente de tono. El pueblo apenas si se distinguía en la ladera.
Ya bastante arriba fue girando la pista hacia la derecha a la vez que bordeaba el macizo del Becerril. En esa zona se suavizó la pendiente y atravesamos la llamada Era del Chano. Desde ella tuvimos una vista espectacular. Las cimas y cumbres lejanas de la zona de Ancares, Laciana y Bierzo bajo contrastaban con el tono violáceo del cielo del anochecer. La silueta cercana del Picueto destacaba sobre todo ello de forma admirable.
A las 19:00 horas alcanzamos los últimos la collada de Piedrafita. El podómetro marcaba 17,160 Km, cuando la ruta completa tenía en teoría 17. Desde allí llamé a casa para avisar que tardaría en llegar aún un buen rato.
El frío ya se hacía notar y me puse la cazadora. Por la misma pista por la que habíamos alcanzado el collado por la mañana comenzamos a descender ahora hacia Pobladura. Con cuidado de no dar algún tropiezo fuimos bajando por ella mientras oscurecía por completo. Yo siempre llevo el frontal, que en caso de apuro podíamos utilizar.
Tres cuarto de hora tardamos en llegar a la ermita donde teníamos los coches aparcados. En total, según mi podómetro, habíamos recorrido 20 Km. Con la cámara estuve intentando sacar una foto del pueblo iluminado, pero al final no me quedó bien. Sin más y ya cerca de las 19:30 horas, emprendimos el regreso a León, que como ya adelanto, también tuvo sus incidencias.
Yo me había quedado algo rezagado sacando las fotos y salí el último. Conmigo venían Cundi e Irene. Pues bien, en el mismo pueblo dimos varias vueltas antes de encontrar la carretera de salida. No quedando ahí la cosa, a unos cuatro kilómetros vimos un fuego a nuestra izquierda. Lo más chocante era que no estaba al mismo lado de la carretera, lo que podía haber sido por una colilla, sino metido unos metros ladera arriba. Paramos a ver si por casualidad alguien lo había provocado intencionadamente y estaba controlado, pero no vimos a nadie. De momento no había muchas llamas, pero se destacaban en la oscuridad de la noche. Con la intención de avisar en el pueblo donde habíamos quedado en parar continuamos el viaje.
En Lucillo nos detuvimos a tomar algo y como siempre, a arreglar las cuentas de gastos. José Antonio ya había avisado a la Guardia Civil del incendio. Con él tuvimos la última incidencia. Resulta que Fernando tenía prisa en regresar y no había parado. Guiomar había ido con él mientras José Antonio quedaba. Pues bien, tras terminar de consumir lo pedido y demás, salimos y emprendimos el viaje. De nuevo iba yo el último cuando, tras haber recorrido unos 20 kilómetros, recibo la llamada de Guiomar. Me preguntaba si venía con nosotros José A. Yo le dije que no y que no sabía con quien iba. Al final resultó que le habíamos dejado en Lucillo mientras estaba en el servicio. Había metido la mochila en el coche de Luis, pero éste ni se había dado cuenta al salir de que ahora iba con él. Total que, como yo era el que más cerca estaba, a dar la vuelta de nuevo. Si ya era poco tarde, así se hacía más. Encima, por aquella “autopista”, como para correr. Ya no sabía si reirme o llorar.
Después de recogerle volvimos a desandar de nuevo aquel tramo y sin más llegamos a Astorga. Ya por la nacional nos encaminamos hacia León. Antes de llegar me llamó Jorge para saber donde estábamos y de paso advertirme de que antes de entrar en La Virgen del Camino había un gran perro atropellado en la carretera y que tuviésemos cuidado con él. Efectivamente le vimos, ya algo apartado, a la entrada de esta localidad.
Por fin, pasadas las diez de la noche, llegamos a León. En Guzmán estaba Luis, esperando por José Antonio para darle la mochila. Sin más tardanzas me dirigí a casa donde llegué a las 22:30 horas.
De esta forma transcurrió una jornada más de montaña, esta vez cargada de incidencias, que por suerte al final solo llegan a ser anécdotas para recordar.































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