lunes, 14 de febrero de 2005

PEÑA BLANCA - SANTA MARÍA DEL PUERTO SOMIEDO 13-02-05

 


1ª TRAVESÍA “Sta. MARÍA DEL PUERTO (SOMIEDO)-PEÑA BLANCA”. (Asturias).
13-02-05                (Domingo)

Por primera vez en este año nos hemos visto obligados a realizar un cambio de planes dentro de una excursión. La climatología adversa nos jugó una mala pasada impidiéndonos cumplir el objetivo de la misma, que apenas si llegamos a intentar. La primera finalidad era la ascensión a las cumbres del Cornón y Cornín desde el Puerto de Somiedo, lo que tuvimos que reemplazar por una sencilla travesía por la zona para no desperdiciar la jornada totalmente. A continuación queda reflejado el relato del transcurso de la misma.
Salí de casa con la intención de coger el bus a las 8:00 horas. Pues bien, el mismo indicador de horarios se contradecía en el de los festivos. Tras ver que no aparecía el mismo, volví a casa para ir en la furgoneta hasta Guzmán, lugar habitual de salida. Allí nos reunimos 8 de los 9 participantes en la excursión: Álvaro, Ramón, Luis, Carmen, José F., Emilio, Antonio y yo. Por no variar, surgieron las discrepancias. Teníamos que ir por Babia a recoger a Ricardo en San Emiliano, pero había algunos que querían hacerlo por Omaña. También algunos querían hacerlo por la autopista para evitar el pantano, lo que me parece inútil yendo sin prisa y teniendo que pagar. Al final les dije que hiciesen lo que les diera la gana. Yo iba con Álvaro y Luis en el coche de éste y decidimos ir por el pantano hasta San Emiliano. El cielo se mantenía despejado, pero hacia la zona norte de la montaña estaba bastante cubierto.
Sobre las 9:45 horas llegamos a este pueblo donde estaban Ramón y Antonio con su coche. El resto había ido en el de Emilio por Omaña. Tras recoger a Ricardo nos pusimos de nuevo en marcha y así llegamos a Piedrafita de Babia donde se encuentra el desvío al Puerto de Somiedo. En este pueblo nos esperaba el resto y juntos subimos los 10 kilómetros hasta el alto. Poco antes del mismo se encuentra el límite provincial y en la cima el pueblo de Santa María del Puerto (1486 m). Eran las 10:30 horas cuando llegamos a éste.
Al igual que nos pasó en Leitariegos el mes pasado, no había sitio donde aparcar los coches. Las calles estaban tapadas por la nieve y no se podía entrar en ellas. Lo mismo ocurría al lado de la carretera. Al final encontramos dos huecos justos para dejarlos sin estorbar demasiado. Justo hacía el Oeste, donde se situaba el Cornón, la niebla se cerraba de forma alarmante. Además, hablando con un vecino nos indicó que se había cerrado de mañana, por lo que era menos probable la mejoría. El problema añadido era la distancia que teníamos que recorrer hasta la base, unos cinco kilómetros, y luego la subida de otros dos. A eso se añadía que había varios valles en medio, lo que dificultaba más la orientación.
Tras varias decisiones, y como la ruta estaba señalada, se optó por intentarlo. Salimos entonces del pueblo por un camino cargado de nieve en el que se distinguían algunas marcas de la ruta. Precisamente del Oeste continuaban llegando nubarrones y la zona hacia la que nos dirigíamos estaba casi en tinieblas. Haciendo de nuevo “concejo” y viendo además que hacia el lado contrario los claros eran abundantes, optamos por retroceder y hacer una ruta también señalada que se dirigía hacia el pueblo de Valle del Lago.
Viendo el cartel indicador decidimos intentar llegar hasta las Bañas de Sousas, situadas a 7 kilómetros. Para ello había que subir un par de collados y descender a ellas, teniendo luego que retroceder por el mismo camino. Ya eran las 11:00 horas cuando nos pusimos en marcha de nuevo por esta otra ruta que partía del final del pueblo hacía el Este. Suavemente ascendimos por una ladera que nos iba metiendo en un valle hacia el Norte. Una señal en un cruce nos hizo desviarnos del camino para meternos de lleno en la loma. La nieve aún abundaba y estaba bastante blanda, lo que a veces dificultaba la marcha.
De vez en cuando se veían las marcas de la ruta, aunque tampoco había mucha pérdida. Sí que nos sirvieron al llegar a un giro del valle hacia la izqueirda donde algunos subieron de frente hacia una collada mientras el resto, que íbamos más atrás, continuamos por la parte baja del mismo. Poco a poco veíamos como la niebla también iba invadiendo aquel valle, aunque de momento no se estacionaba. Yo hice una parada para darme crema protectora, ya que el sol y la nieve me estaba quemando la cara.
De nuevo, tras un tramo en línea recta, volvimos a girar casi 90 grados hacia la derecha para ya dirigirnos hacia el collado El Putracón. Poco a poco fuimos divisando las cumbres del valle contiguo por la derecha. Entre ellas las del Rañadoiro, Fontanina, y es posible, aunque tampoco con seguridad, que se viese Peña Orniz. Al llegar al collado Putracón (1790 m), eran las 12:40 horas y habíamos recorrido 3 Km.
La niebla nos iba respetando pero todas las cumbres de la parte izquierda estaban tapadas por ella. Allí se alzaban los picos Pultracón y Peña Salgada. Hacía ésta se dirigían varias huellas que ya seguíamos desde abajo. A la derecha estaba la cumbre de Peña Blanca, pocos metros por encima de nosotros. Había un indicador que tampoco entendimos muy bien que señalaba. Aquí surgió de nuevo el dilema. Yo opinaba que, dado que habíamos tardado casi dos horas en llegar hasta allí, y que si bajábamos a las brañas, para las que nos quedaban otros 4 kilómetros, teniendo luego que subir de nuevo, íbamos a andar justos de tiempo, podíamos intentar subir alguna de las cimas aquellas, o la pequeña de la derecha o alguna de las otras más tapadas por la niebla. Por su parte, Carmen y Emilio querían intentar llegar a las mismas, por lo que al final hubo división de opiniones y destinos. Por su parte, José, que no se encontraba en forma, optó por bajar un poco hasta unas rocas y comer.
Mientras que la pareja bajaba valle abajo, el resto subimos en pocos minutos hasta la cumbre de aquella peña de 1803 metros. Estudiando Ricardo y yo el mapa comprobamos que el valle no llegaba a las brañas, si no que había que atravesar hacia el norte otra collada, la de peña Salguada, subiendo por las huellas que antes habíamos visto por la ladera.
En la cima sacamos una foto y bajamos unos metros por la parte contraria hasta unas rocas a comer. Eran las 13:40 horas. El cielo se oscurecía cada vez más y hacía frío. En poco más de media hora comimos y sin más nos pusimos en marcha hacia el valle por otra vaguada. Bajando había que tener algo más de cuidado en no meter el pie en algún hueco bajo la nieve, Aún así, yo creo que todos caímos alguna de bruces vez al hacerlo.
Ya bastante abajo nos reunimos con José. Con el móvil intentamos ponernos en contacto con Carmen y Emilio, pero la cobertura de unos u otros era nula. Casi estábamos en ello cuando les vimos aparecer por detrás de nosotros. De esa manera continuamos el descenso hacia el pueblo que ya veíamos mientras ellos dos decidieron parar a comer allí mismo. La niebla casi cubría el mismo pueblo cuando llegamos a él. Yo paré un rato a sacar alguna foto y grabar, ya que el día no había acompañado para ello y tenía sitio en las tarjetas de la cámara.
Poco después de las 15:00 horas salí a la carretera y me dirigí hacia el coche donde estaban los primeros en llegar. Sin tardanza me cambié de ropa y las botas completamente humedecidas por la nieve. Luego nos acercamos hasta el bar-hotel donde nos juntamos todos y tomamos unos cafés para entrar en calor. Cuando salimos incluso se escapaba algo de llovizna.
Ya eran las cuatro y cuarto cuando emprendimos el regreso a León. El día se había vuelto invernal del todo en la zona. Delante de nosotros iba Antonio y bajando el puerto nos pareció ver que llevaba la rueda delantera derecha muy desinflada. Como no estábamos muy seguros y a él no parecía afectarle, no se lo indicamos. Ya en la general de Villablino, y al tomar una curva, vimos que se le iba algo el coche y se detuvo. Efectivamente llevaba la rueda pinchada y hubo que cambiarla para seguir.
En San Emiliano paramos a dejar a Ricardo y en el bar tomamos otra consumición e hicimos las cuentas de la gasolina. Allí me encontré con un vecino mío al que saludé.
Sin más retrasos volvimos a reanudar el viaje ya sin intención de parar. No se cumplió del todo ya que, al bordear el pantano de Luna le pedí a Luis que se detuviese ya que había visto un paisaje realmente bonito para fotografiar. El contraste del sol sobre la montaña y el agua formaba una bella postal que no pude por menos de plasmar. Es increíble como puede cambiar el ambiente climático en unos pocos kilómetros.
Pues ya sin novedad alguna recorrimos el resto del trayecto hasta entrar en la ciudad poco antes de las 19:00 horas. En Guzmán nos apeamos y cerca tenía la furgoneta en la que volví a casa.
Personalmente no he tenido gran decepción al no poder hacer lo programado. Al final aprovechamos parte del día a pesar de la mala climatología de la zona con esta sencilla ruta que también incluyo en la lista de actividades por mí realizadas.












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