2ª TRAVESÍA “RIOLAGO DE BABIA – LAGUNA DEL LAGO CHAO – PENOUTA (2ª Ascensión) – ALTO PEÑEIRÓN (1ª Ascensión) – RIOLAGO DE BABIA”.
13-04-24 (Sábado)
Tan solo una semana después de la última actividad del grupo, y por circunstancias irrelevantes en este relato, hemos vuelto a realizar una ruta, con doble ascensión en esta ocasión. Nos hemos ido hasta la comarca de Babia, concretamente a Riolago de Babia, para repetir, en mi caso, una ruta hecha hace varios años con la variante ahora de coronar a mayores la cima del Alto Peñeirón, cumbre cercana a la Penouta y de algo menor altitud. A la misma nos hemos animado 6 participantes: Arancha, Guiomar, Juan, José Luis, Javi F. y yo, repartidos en dos vehículos que salimos en diferentes horas también. Ya adelanto que la jornada resultó bastante larga, pero satisfactoria.
Por mi parte, salí de casa a las 7:50 horas para recoger al resto de compañeros en los lugares acordados. Unos 8º C había en el exterior a esa hora con cielos tan solo tapizados por algunas brumas. Por otro lado, Javi F. saldría en su coche más tarde. Nosotros avanzamos por la carretera hacia La Magdalena haciendo una parada en Lorenzana para comprar pan. Nos desviamos a Canales donde hemos tomado un café antes de volver un tramo para coger la autopista y evitar el trayecto de curvas del pantano de Luna. Tras pasar el puente colgante la abandonamos para seguir bordeando el embalse lleno al máximo de capacidad. En este tramo hice una parada para fotografiar la bonita iglesia de Láncara de Luna, cuyo resto del pueblo quedó abnegado bajo las aguas. Pasamos Pobladura de Luna y dejamos este pantano atrás antes de entrar en la comarca de Babia hasta llegar a Huergas de Babia. Allí abandonamos la carretera general para desviarnos hacia Riolago de Babia, distante 1,900 km. Cruzamos por sus calles y cerca del Palacio de los Quiñones para subir hasta las inmediaciones de La Casa del Escribano, edificio con una capilla adosada, cerca de la cual aparcamos cuando eran las 10:05 horas. Allí nos preparamos para la ruta que comenzamos a las 10:20 horas y a una altitud de 1248 metros.
Por la Calle Caminín avanzamos dejando atrás un viejo tractor y algunas casonas más antes de enlazar con un ancho camino que se internaba en el valle del arroyo Riolago con dirección Sur. Un indicador nos marcaba 5,600 km al Lago Chao siguiendo el sendero “PR-LE 72”. Aclaro en este punto un dato que viene a cuento por la denominación de las dos lagunas que se encuentran en la parte alta y cuyos nombres se suelen intercambiar o confundir. Yo, viendo y estudiando varios mapas y rutas de otros montañeros, he denominado Laguna del Lago Chao a la inferior, por la que nosotros pasamos, tanto en aquella ocasión anterior como en ésta, y Lago Chao a la situada un poco por encima de esta primera y hacia el Suroeste.
Avanzamos por el camino desde el cual, echando la vista atrás y al Nordeste, pudimos distinguir la silueta de Peña Ubiña y parte de la sierra continua con Los Fontanes y otros. La primavera en todo su esplendor se mostraba en los verdes prados y árboles que comenzaban a florecer. Al fondo ya comenzaban a emerger varias cumbres de la sierra de La Cañada hacia la cual nos encaminábamos. Por la izquierda nuestra bajaba el arroyo de Riolago y varios regatos que descendían por las laderas de la derecha cruzaban el camino en el que formaban grandes charcos y barrizales que tuvimos que ir sorteando como mejor pudimos. El calor comenzaba a notarse ya a esas horas de media mañana.
Cruzamos un paso canadiense para el ganado que poco después vimos tumbado en la pradera. Numerosas vacas albinas sesteaban en esos prados y algunas más dejamos atrás en el camino. Paralelo al arroyo comenzamos a distinguir un pequeño canal y durante un tramo una tapia de piedras escoltó dicho camino que no tardando se bifurcaba, aunque nosotros no llegamos a dicho desvío. Un indicador de la ruta nos marcaba 2,400 km al Lago Chao por un sendero que bajaba hacia el arroyo para cruzarlo por una pasarela con barandilla empalizada. Por su parte, el ancho camino continuaba unos metros más adelante hasta una bifurcación, como anoté, cruzando un ramal el arroyo sin puente alguno y el otro subiendo por la misma margen hacia el refugio de La Braña, bajo las cumbres de la sierra situadas más al Suroeste, La Arena, Rabinalto o La Cañada.
Tras cruzar este estrecho puente peatonal remontamos unos pocos metros hasta llegar a La Casa de La Braña. Se trata de un refugio que encontramos cerrado y construido con piedra y pizarra emplazado en medio de una verde pradería algo encharcada por los regatos que la cruzaban. Eran entonces las 11:20 horas y llevábamos 3,900 km hechos, situándonos allí a 1460 metros de altitud. Un gran cerco de piedras delimitaba un antiguo corral y cerca también, con un cartel explicativo, los restos de unas Otseras. Según esta descripción, se trataba de unos recintos hechos con piedras y cubiertos por tierra en los que antiguamente se guardaban los cántaros, (otsas), con la leche recién ordeñada para su conservación, sobre todo en los meses estivales, hasta que se bajaba al pueblo, a veces varios días más tarde. Para mejor refrigeración, se desviaba un regato del río para que pasase por su interior dando aún más frescor a la estancia.
A la sombra de unos arbustos cercanos nos detuvimos unos minutos para tomar un tentempié antes de continuar la marcha ahora por un estrecho y pendiente sendero entre praderías y arbustos. A las 11:35 horas, tras 4,400 km hechos, llegamos a la altura de la Cascada de San Bartolo, un impresionante chorro de unos 20 metros de altura que se desprende encajonado entre roca salvando algunos escalones en su recorrido. Se forma en el arroyo La Señal y desde el mismo sendero hay una vista cercana y espectacular sin tener que desviarse para disfrutar del entorno. Allí sacamos fotos y vídeos del impresionante salto que se emplaza a una altitud de 1536 metros.
Continuamos la subida por la marcada senda que ahora se metía en una zona algo más llana entre turberas abnegadas de agua en muchos lugares. Por delante se alzaban las cumbres de La Solana, Bermeja o La Ferrera cerrando el circo hacia el que subíamos. En este tramo se perdió el sendero en algunas ocasiones y además hubo que cruzar el arroyo para un lado y otro. Las estacas seguían marcando la ruta, pero a veces no eran visibles de unas a otras y entre la maleza baja se perdía dicha senda.
Paralelos a este arroyo de La Señal seguimos subiendo, ahora con pendiente más pronunciada durante un tramo antes de meternos en un desfiladero entre laderas con terreno “de gravilla” a ambos lados. No fue mucho dicho tramo antes de salir a una gran vega justo bajo las laderas de las cumbres antes mencionadas y en la cual se emplaza la Laguna del Lago Chao. En pocos minutos llegamos a su vera contemplando la belleza de la misma y el entorno en el que se emplaza. Este lago posee además el aliciente de tener en medio una pequeña isla con arbustos que le da un toque aún más guapo si cabe. Las cumbres que lo rodean moteadas por blancos neveros se reflejaban en sus aguas creando verdaderas postales que dejé plasmadas en las numerosas panorámicas que acerté a sacar del mismo.
Eran las 12:35 horas cuando llegamos a este lugar situado a 1743 metros de altitud y habiendo hecho 6,300 km. Nos detuvimos unos minutos a descansar y disfrutar de todo este entorno antes de retomar la marcha rodeando el lago por su orilla Sur para meternos en una amplia vaguada hacia nuestro siguiente objetivo, la Penouta. Siguiendo el sendero en algunas ocasiones o por donde mejor lo veíamos en otras, fuimos ganando altura por la vaguada contemplando de continuo la laguna si echábamos la vista atrás. Fue en ese tramo donde nos alcanzó Javi, que había salido más tarde, como ya apunté. Nos encontramos con numerosos pedreros que cruzamos y por los que se subía cómodamente, y algunos neveros. Fue también en este tramo donde yo me “despisté” un poco al no mirar el GPS y localizar erróneamente el pico Penouta como la cumbre que teníamos justo al frente, cuando no era así. Tal “despiste” sin embargo no supuso mayor contratiempo salvo alargar un poco más la ruta por mi parte y los dos compañeros que iban conmigo.
El grupo se había ido dividiendo y cada uno subía por donde mejor le parecía. El track del GPS giraba hacia la izquierda, hacia el collado de Cifuentes, pero a mí me parecía más fácil alcanzar la cresta de la derecha, creyendo erróneamente como digo, que la cumbre de la Penouta era la que teníamos enfrente. Acompañado por Arancha y Juan emprendí la fuerte aunque cómoda remontada hacia dicha cresta al Sur. José Luis y Javi ya estaban muy por encima en la otra cresta mientras que Guiomar iba subiendo hacia ella, pero aún por debajo.
La pendiente era muy pronunciada y avanzábamos despacio, pero como digo, sin dificultad alguna. Atravesamos en esta subida herbosa algún nevero más mientras nos acercábamos a la línea cimera de la sierra. En un momento determinado hablamos con Guiomar, que había decidido abandonar la subida y emprender el descenso. La intenté convencer para que llegase al menos al collado Cifuentes, por donde luego pasaríamos en la bajada hacia el Alto Peñeirón, pero se echó hacia el lago de nuevo.
Nosotros alcanzamos la cresta a las 14:48 horas a una altitud de 2093 metros y tras 7,700 km hechos. Fue en ese momento cuando comprobé que la siguiente cumbre no era la Penouta, para la cual aún nos restaba exactamente 1,000 km en línea recta. Por detrás nos quedaba la cima de la Solana, de 2131 m y por delante esta siguiente sin nombre de 2104 m. Un sendero recorría la línea cimera entre matorral bajo y tramos de roca “vieja”. Esta sierra no es caliza blanca como la inmensa mayoría de las cumbres que alcanzamos, si no que es roca negra más vieja y el terreno herboso abunda más que dicha roca. Desde la cumbre de este pico sin nombre hay caídas bastante verticales hacia la vaguada por la que subimos al Noroeste mientras que al Sudeste eran más tiradas hacia el valle que luego describiré.
Tras dejar atrás esta cota de 2104 metros descendimos hacia el collado Penouta de 2061 metros donde nos cruzamos con Javi que ya volvía de la cumbre. Desde este tramo, entre otros detalles, acertamos a distinguir uno de los pilares del puente colgante de la autopista sobre el pantano de Luna. Remontamos luego el siguiente tramo hasta que alcanzamos por fin la cima del Penouta a las 15:24 horas y tras 8,800 km hechos en total.
Aquí estaba José Luis tumbado y esperando. Antes de acomodarnos a comer hemos sacado unas fotos del grupo de cuatro que estábamos: José Luis, Juan, Arancha y yo. Luego yo continué con varias más del amplio paisaje que desde esa cota de 2108 metros podíamos divisar. Eran numerosas las cumbres que podíamos contemplar y de las cuales nombraré algunas de las más destacadas. Emergía al Nordeste el macizo de Ubiña con la principal elevándose junto a Peña Ubiña Pequeña, los Fontanes, el Prao, Colines, Ranchón, Huertos de Diablo, etc. Más al Norte, entre Ventana y Somiedo: Morronegro, Peña Orniz, Calabazosa, Montigüero, Salgueiro, La Crespa o Peña Grachera. El Cornón o el Muxiven girando al Oeste. Por esa orientación, en la misma sierra en la que nos encontrábamos, La Solana, Ferreras, La Cañada, como cima principal con 2161 metros, Rabinalto, La Arena, Peña Negra, Alto de Terreiros o el Valgrán. Por el Sur, bajo nosotros, corría el valle del arroyo Valverde por el que hace poco más de un año alcanzamos las cimas de Peña Correa y el Alto de las Lagunas desde Abelgas de Luna en una ruta plenamente invernal. Dichas cumbres, junto con la de Los Corralines, Formigones o la Peña Piquera cerraban dicho valle por el Sur. Terminando la panorámica por el Sudeste teníamos la Sierra de La Filera y más alejadas las cimas de la zona de Luna como el Cerro Pedroso, Llamargones, La Barragana, Tres Marías, etc.
Además de todas esas cumbres, y más, no eran pocos los pueblos que se acertaban a distinguir, todos al Norte. Bajo la mirada de las Ubiñas estaban Torrebarrio, Candemuela, San Emiliano o Pinos, y ya metidos hacia el valle de Babia teníamos a la vista Villasecino, Cospedal y Robledo de Babia. Las cumbres y valles cercanos ocultaban las poblaciones en cualquier otra orientación. Para comer nos acomodamos un poco por debajo del gran hito de rocas apiladas que marcaba esta cima y entre las cuales había dejado ya nuestra tarjeta de cumbres. Allí estuvimos un buen rato de relax y disfrute de toda esa maravilla visual y del tiempo primaveral que teníamos.
A las 16:55 horas emprendimos el descenso por la misma loma de subida hacia el collado Penouta. Pasamos por el mismo minutos después para remontar luego un pequeño tramo de la subida siguiente antes de echarnos directamente a la pendiente loma del Norte entre neveros, pedreros y matorral bajo. Nos encaminábamos hacia el collado Cifuentes con la intención de coronar la segunda cumbre de la ruta, el cercano Alto Peñeirón, situado en un espolón perpendicular a la cresta principal. Pasamos por el collado Cifuentes de 1947 metros de altitud para comenzar a remontar la suave y corta loma hasta dicha cumbre. Entre formaciones rocosas aisladas subimos este corto tramo antes de coronar la cima del Alto Peñeirón y sus 1974 metros a las 17:40 horas y tras 10,500 km.
Al contrario que la Penouta, cima herbosa, ésta la conformaban numerosas rocas calizas a las que nos encaramamos para sacarnos una foto de grupo con la cima anterior de fondo. Algunas nubes cubrieron el sol y comenzaba a refrescar algo, pero en general se estaba muy cómodo aún, por lo cual estuvimos un rato de charla en esta cumbre. Recibí entonces la llamada de Javi, que junto a Guiomar ya estaba en el pueblo, y nos dijo que según le habían comentado, la bajada desde esa cima por el track que llevábamos estaba bastante cerrada de maleza. Cuando programé la ruta ya lo hice al contrario del track seguido por que sí sabíamos que esta zona estaba más cerrada, y pillarla de subida era más complicado. Desde donde estábamos en la cima no se veían las laderas siguientes, por lo cual nos acercamos hasta otras rocas cercanas para estudiar el panorama.
El track de la ruta cresteaba un buen tramo más subiendo algunas cimas siguientes más bajas tras las cuales descendía al valle y al camino hecho en la subida. Lo que veíamos desde ese punto era una loma con matorral bajo que parecía aumentar en densidad cerca del fondo del valle. Abandonamos la opción de seguir toda la cresta y decidimos bajar al valle directamente desde allí aún con el riesgo de desconocer como estaba dicho matorral en la parte baja. Otra opción que descartamos fue la de volver al collado Cifuentes y echarnos a la vaguada que bajaba de nuevo a la laguna.
Las 18:20 horas eran cuando emprendimos este descenso a la aventura siguiendo durante la primera parte un sendero por la cresta medio herbosa medio pedregosa. Por el Este caían algunas canales bastante verticales hacia el valle de Portillo o Bustagil, en el cual vimos el Lago Bustagil bajo estas paredes rocosas. Antes de llegar al siguiente collado, cuando estábamos a 1840 metros de altitud, nos echamos directamente a la ladera Oeste entre matorral bajo que apenas dificultaba el avance. En la parte baja se veía un claro tras el cual no veíamos la parte final de la ladera por estar más pendiente. Fuimos perdiendo altitud hacia este corro desprovisto de matojos y ya desde él vimos lo que nos restaba al valle por donde habíamos subido. Estábamos a 1700 metros de altitud allí.
Nos metimos entonces hacia el fondo del valle principal ahora entre escobas algo más altas que las anteriores, aunque por suerte no excesivamente tupidas. Las fuimos sorteando más o menos cómodamente mientras nos acercábamos al sendero que ya se veía abajo y algunas señales de la ruta del PR. A las 19:15 horas enlazamos con dicha senda a una altitud de 1598 metros y habiendo hecho 11,800 km.
Estábamos entonces un poco por encima de la cascada de San Bartolo, y sin abandonar ya la senda, llegamos al punto desde el cual tuvimos de nuevo el salto frente a nosotros. Allí nos encontramos con una pareja sentada a la vera del sendero y eso mismo hicimos nosotros durante unos minutos. Retomamos luego la marcha bajando entre matorral alto donde vimos algo de ganado pastando, vacas y algunos caballos. No nos restaba mucho a La Casa de la Braña, donde llegamos a las 19:35 horas y tras 12,500 km hechos.
Pues bien, por allí estaba un ganadero con quien vi que hablaba José Luis y Juan. Luego vi también que se metían por un sendero tras el refugio que se encajonaba bajando entre roca. Pensé que les había dicho que era un atajo o que se podía bajar por allí también, pero resultó que se había metido a la aventura y volvíamos a encontrarnos con arbustos y demás. Volvimos sobre nuestros pasos esos pocos metros a la campa del refugio para seguir el buen sendero que enseguida llegaba a la pasarela sobre el arroyo Riolago tras la cual enlazamos con el ancho camino.
Mientras atardecía avanzamos hacia el pueblo entre algunos tapiales de piedras, praderías y laderas de la sierra al Oeste. De nuevo sorteamos algunos tramos abnegados por agua y barro y dejamos atrás el paso canadiense. De una de las praderas de la izquierda caía un chorro de agua formando una pequeña pero bonita cascada. Echando la vista atrás, la luz del atardecer se reflejaba sobre las altas cumbres tapizadas por los neveros. No lejos del pueblo volvimos a tener a la vista el macizo de las Ubiñas al Nordeste también iluminadas por la anaranjada luz del ocaso. Los espinos, cargados de flores blancas, escoltaban el camino en varios tramos. A las 20:40 horas entramos en Riolago y en poco más de cinco minutos terminamos la ruta Juan, Arancha, José Luis y yo. Por su parte, Guiomar había llamado anteriormente para decirnos que marchaba con Javi. 16,600 km marcaba el GPS con un desnivel acumulado de 982 metros.
También allí en el pueblo el sol del atardecer favoreció el paisaje para sacar algunas fotos con las cumbres al Nordeste. No lejos teníamos una fuente a la que nos acercamos para limpiar un poco las botas, polainas, etc. Nos cambiamos tranquilamente y ya a las 21:15 horas, con 19º C, iniciamos el regreso. Tras una rectificación al coger una calle sin salida, abandonamos Riolago de Babia para llegar en pocos minutos a Huergas de Babia donde hemos hecho una parada. En el bar del cruce nos hemos tomado un merecido refrigerio..... o más. A las 22:00 horas volvimos a ponernos en marcha para llegar minutos más tarde al enlace de la autopista por la que de nuevo decidimos hacer el tramo del pantano hasta La Magdalena. Sin novedades hicimos el resto del trayecto hasta llegar a nuestro destino. Aquí fueron quedando los compañeros y a las 23:30 horas llegaba yo a casa marcando 17º C en el exterior.
Como ya avancé, larga jornada montañera, pero satisfactoria por completo. Un par de cumbres hechas y unos paisajes y rincones de los que disfrutamos al máximo, que es lo que al final cuenta.
MAPA ESQUEMA
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MAPA RASTER
VISTA SATÉLITE
LEÓN
TRAYECTO
IGLESIA DE LÁNCARA DE LUNA
PALACIO DE LOS QUIÑONES, RIOLAGO DE BABIA
CASA DEL ESCRIBANO CON LA ERMITA ADYACENTE
RIOLAGO DE BABIA (1248 m)
VALLE DEL ARROYO RIOLAGO
CAMINO ABNEGADO DE AGUA Y BARRO
PASARELA SOBRE EL ARROYO
CASA DE LA BRAÑA (1460 m)
CASCADA DE SAN BARTOLO (1536 m)
HACIA EL CIRCO SUPERIOR
LAGUNA DEL LAGO CHAO (1743 m)
LA PENDIENTE SE ACENTÚA
EN LA CRESTA
PENOUTA (2108 m)
PANORÁMICA AL NORTE
EL MACIZO DE UBIÑA AL FONDO
CUMBRES AL NOROESTE
LA SIERRA Y EL VALLE AL SUR
COMIDA Y RELAX
LA SIERRA EN LA QUE NOS ENCONTRÁBAMOS, AL OESTE
ALGUNOS PUEBLOS VISIBLES
CONTRALUZ
DESCENSO
COLLADO CIFUENTES Y PEÑEIRÓN
PEÑEIRÓN (1974 m)
LAGO BUSTAGIL
POR LA LADERA CON MALEZA TUPIDA
EN LA SENDA
DE NUEVO LA CASCADA DE SAN BARTOLO
GANADO EN LAS PRADERÍAS
LA CASA DE LA BRAÑA
RESTOS DE LAS OTSERAS
TRAMO DEL SENDERO EQUIVOCADO
PASARELA
POR EL ANCHO CAMINO HACIA RIOLAGO
BONITA CASCADINA
UBIÑAS EL ATARDECER
ENTRANDO EN RIOLAGO
BELLO CONTRALUZ AL ATARDECER
FIN DE RUTA
FUENTE
BONITO GATO EN RIOLAGO
ARMUNIA
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