martes, 28 de junio de 2022

BRAÑAS Y BOSQUE DE RIOSCURO 18-06-22

 


2ª TRAVESÍA POR LAS “BRAÑAS Y BOSQUE DE TEJOS DE RIOSCURO”. (Rioscuro de Laciana).

18-06-22         (Sábado)

A punto de estrenar la estación estival nos hemos ido hasta Laciana para recorrer uno de los bellos rincones que esconde esta comarca, la Tejeda de Rioscuro. Se trata de una sencilla ruta que recorre el bello bosque de tejos y las brañas del valle en el que se encuentran, el del arroyo de Braña Ronda, en cuyo cauce además pueden verse numerosas cascadas. Nos habíamos animado cinco componentes, aunque finalmente, como luego comentaré, quedamos en cuatro.
20º C marcaban los termómetros a las 8:05 horas cuando salíamos de León, Guiomar, Tiquio, Álvaro y yo en mi furgoneta y Silvano en su coche. Por la carretera avanzamos con el cielo bastante despejado hasta La Magdalena, donde paramos a tomar un desayuno. Habíamos llegado a Canales, pero el bar estaba cerrado y retrocedimos ese pequeño tramo. De nuevo en marcha cruzamos el valle de Omaña hasta llegar al puerto de La Magdalena donde iniciamos el descenso hacia Laciana. Aproximadamente dos kilómetros antes de Rioscuro se encuentra el inicio de la ruta que íbamos a recorrer y allí aparcamos cuando eran las 9:45 horas. Fue en ese momento cuando Silvano, por tema personal, tuvo que renunciar a acompañarnos e inició el regreso. Nosotros nos preparamos para la ruta en ese punto situado a 1060 metros de altitud en el que un cartel informaba sobre la misma.
A las 10:05 horas comenzamos a andar por un camino paralelo a la carretera con dirección contraria a la que habíamos llevado por ella y paralelos al arroyo Bayo. Bajo ésta vimos un gran desagüe cementado que dejamos atrás para no tardando cruzar un puente sobre dicho arroyo. Enseguida entramos entre la arboleda y el bosque con numerosas especies arbóreas de gran verdor. El camino, que se encontraba encharcado en varios tramos por las tormentas del día antes, fue cambiando de rumbo hacia el valle del arroyo Brañarronda o Braña Ronda.
Después de aproximadamente un kilómetro llegamos a una fuente de piedra en la que en una placa podía leerse “La Pernechal”. No mucho después llegamos a la primera de las brañas del valle, un gran caserón de piedra y pizarra a la vera del camino. La dejamos atrás para seguir por el ancho camino en el que de vez en cuando encontramos algunas señalizaciones de esta ruta aún no catalogada como sendero oficial. La siguiente braña lleva el nombre del valle, Brañarronda, y en ella estuvimos hace unos cuantos años celebrando un magosto del club invitados por el dueño de la misma, que nos sirvió además de guía de la ruta en aquella ocasión.
Abandonamos aquí la ruta “oficial” de los tejos para meternos hacia el fondo del valle a través de unos verdes prados llenos de hierba alta con la intención de ver las cascadas en dicho arroyo. En algunos lugares se intuía un sendero, pero en otros desaparecía por completo. Siguiendo un poco el track del GPS que llevábamos como referencia y los puntos importantes marcados en él, fuimos avanzando hacia la primera de la bonitas cascadas, a la que llegamos a las 10:50 horas y habiendo recorrido 2,500 km. Allí la altitud es de 1218 m.
Se trataba de un salto entre roca y diferente vegetación que creaba una bella postal. Tengo que apuntar aquí, que si bien no tiene peligro alguno el recorrido por estas cascadas, a veces hay que sortear troncos caídos, algunas pendientes cortas pero algo resbaladizas, y otros obstáculos que no la hacen apta para cualquiera, sobre todo niños, por ejemplo. Al fin y al cabo se trata de recorrer la vera de un cauce de un arroyo que se encajona en varios puntos.
Remontamos de nuevo unos metros para continuar el recorrido paralelos al cauce entre más arboleda y vegetación hasta un segundo salto, encajonado en un rincón quizás más bonito que el anterior. A esta cascada llegamos por la parte alta de la misma, era más pequeña, pero como digo, más destacable. De allí nacía un pequeño canal sobre el cual había una piedra a modo de “puente”. El musgo, líquenes y otra vegetación cubría la roca sobre la que se precipitaba este salto, creando de nuevo un cuadro de exposición.
El sendero estaba más marcado desde ese punto, cruzando incluso un pequeño puente de madera sobre otro arroyuelo secundario. Encontramos incluso restos de algunos tapiales de piedra a su vera. Nos llevó éste al tercer salto, algo menos destacado y que vimos entre la vegetación. Desde ese punto entrábamos en la ruta y la zona de los tejos centenarios donde el sendero zigzagueaba por la ladera recorriendo la situación de los mismos. Entre ellos se encuentran también algunas hayas de grosor descomunal que fuimos viendo a la par. También una nueva cascada a la que descendimos para verla detenidamente. Encontramos de nuevo las señales de la ruta y entre ellas una que ponía “Piedra Labrada Petroglifo”. Hacia su dirección nos encaminamos para encontrarnos otro gran ejemplar de tejo con un gran piedra grabada a su vera con la figura circular de lo que parecen formas florales. Parece ser que se trata de un grabado reciente sin mucho “valor”. Dicho tejo si es destacable por su retorcido tronco, raíces y ramas descomunales. Estábamos en él sacando fotos cuando llegó una familia.
Retomamos la marcha siguiendo las indicaciones del GPS donde tenía marcada la situación de los demás tejos por los que fuimos pasando así como algunas grandes hayas. En el suelo también nos encontramos con algunos hongos singulares que dejé plasmados en fotografías. Los acebos se colaban igualmente en este paraíso vegetal por el que caminábamos. El trazado de la senda nos llevaba hacia arriba y hacia debajo de continuo trazando vaivenes en la ladera. Uno de los últimos tejos que vimos tenía la singularidad de tener el tronco hueco y dentro del mismo crecían otros más delgados y raíces.
Iniciamos entonces la subida hacia la braña de Las Murras. Pues bien, cuando aún estábamos en medio de arboleda y otros arbustos, el GPS me decía que estábamos en medio de dicha braña. Nos metimos hacia la maleza que se nos cerró por completo, teniendo que retroceder sobre nuestros pasos para salir luego a un prado tras cruzar un pequeño arroyuelo. En dicho prado nos encontramos ya con una de las edificaciones de estas brañas, que de momento estaban en estado totalmente ruinoso. Eran las 13:25 horas, llevábamos 4,500 km y estábamos a 1439 metros de altitud.
A su vera, en una especie de mesa de piedra muy rústica, nos acomodamos unos minutos a tomar un tentempié con la vista del valle frente a nosotros. Unos 25 minutos más tarde retomamos la marcha por un sendero que seguía valle arriba y se internaba de nuevo entre ramaje. Nos sacó a la vera de otra cabaña, ésta en perfecto estado y bien acondicionada. La dejamos atrás para salir a una amplia pradería en la que pastaba una gran ganadería de vacas. Cruzamos parte de la misma e iniciamos entonces la subida más pronunciada de la ruta hacia la ladera Oeste del valle. El cielo se había ido cubriendo cada vez más y habíamos notado algunas gotas de lluvia muy difusas. Para primera hora de la tarde había previsión de fuertes tormentas y a ser posible queríamos que nos pillase bajando ya.
Atajamos un tramo antes de enlazar de nuevo con la vereda que ganaba altura por dicha loma pasando enseguida entre un gran helechal. Echando la vista atrás vimos otra cabaña en la parte contraria del arroyo Brañarronda. Esta senda bastante marcada cruzó otra gran pradera por la que bajaba un riachuelo que atravesamos antes de que se fuese suavizando la pendiente al situarse mas o menos paralela a la cresta y el valle. Pasamos por el medio de un hayedo y seguidamente por un tramo desbrozado por máquinas. Así llegamos al enlace con un camino que ascendía desde el valle hacia la parte alta y por el cual teníamos que descender nosotros. Como queríamos comer en algún punto alto y con vistas, a ser posible, retrocedimos unos pocos metros hasta un claro que antes habíamos pasado y en el que nos acomodamos cuando eran las 14:45 horas. Habíamos hecho 6,600 km y estábamos en la máxima altitud de la ruta, 1623 m.
La calima y neblinas ocultaban la mayor parte del paisaje. Al Nordeste apenas se distinguía El Villar de Santiago en la carretera. Los nubarrones se alternaban con los claros y el sol. Tras la intensa ola de calor sufrida los últimos días, ésta parecía remitir en aquellos parajes. Este lugar estaba lleno de flores de genciana en las que se posaban numerosas abejas.
A las 16:10 horas retomamos la marcha y enseguida llegamos al camino por el que nos echamos hacia abajo. Las hayas y robles poblaban esta parte de la ladera del valle, muchos de ellos de gran grosor y troncos retorcidos. También encontramos varios caídos e invadidos por el verde musgo y otros secos. Uno de ellos estaba quemado por lo que parecía la acción de un rayo. En este descenso se encuentra un gran ejemplar de roble un poco por debajo del camino.
Este ancho camino trazó luego varias curvas mientras perdía altura rápidamente hacia el fondo del valle. Poco antes del mismo enlazamos con la Ruta de los Tejos en el tramo en que nosotros habíamos ido por el río. Nos incorporamos a ella cerca de otra cabaña que dejamos atrás pocos metros antes de cerrar el lazo al lado de la Braña Ronda. Iniciamos desde allí el último tramo de la ruta de regreso al aparcamiento. Al lado del camino había ahora dos vehículos aparcados. Llegamos a la fuente, donde nos refrescamos, y continuamos la marcha mientras en el cielo se acumulaban cada vez más los negros nubarrones.
Cruzamos el puente sobre el río Bayo, y como si nos estuviese dando tiempo a terminar, poco antes de llegar a la furgoneta escuchamos los primeros truenos y se echó a llover. A las 17:50 horas terminamos la ruta, cuyos datos principales son 11,000 km hechos con un desnivel acumulado de 671 m.
Como allí no había resguardo alguno, decidimos ponernos en marcha hacia El Villar de Santiago donde sí lo encontramos en una marquesina de una parada de bus. Nos cambiamos en pocos minutos y nos pusimos de regreso mientras la tormenta iba pasando. Avanzamos por la serpenteante carretera hasta llegar a El Castillo donde paramos para tomar un refrigerio. Minutos después retomamos el viaje que hicimos sin novedades hasta entrar en León a las 19:40 horas, quedando los acompañantes en diferentes lugares. También yo quedé en la ciudad un rato.
Sencilla ruta la de este sábado, pero no por ello menos interesante, ni mucho menos. Un bonito bosque con ejemplares de tejos espectaculares, entre otras especies no menos significativas, un río con bellos saltos y rincones de postal y las numerosas brañas, contribuyeron al resultado más que satisfactorio de esta jornada montañera.

MAPA ESQUEMA

ENLACE RUTA WIKILOC:


VISTA SATÉLITE

ARMUNIA

INICIO DE RUTA


PUENTE SOBRE EL ARROYO BAYO



FUENTE


BRAÑA DE RIOSCURO

BRAÑA RONDA


PRADERÍAS EN LA RIBERA DEL ARROYO


CASCADAS EN EL ARROYO DE BRAÑA RONDA






HAYAS Y TEJOS CENTENARIOS



SENDERO DE LA RUTA




TEJO Y PETROGLIFO



CURIOSO ÁRBOL "DECORADO"



HONGOS Y TEJOS













BRAÑA DE LA MURRAS







PRADERAS CON GANADO

INICIAMOS LA FUERTE SUBIDA




SENDERO A MEDIA LOMA


COMIDA Y RELAX

GENCIANA Y ABEJA


RETORCIDOS TOCONES EN LA BAJADA



GRAN ROBLE



POR EL SERPENTEANTE CAMINO


VOLVEMOS A LA ZONA DE LA BRAÑAS


LA TORMENTA SE PREPARA SOBRE NOSOTROS

FIN DE RUTA

REGRESO

ARMUNIA

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