1ª ASCENSIÓN A LA “PEÑA CANTORAL”. 2ª ASCENSIÓN A LA “PEÑA ORACADA”.
2ª TRAVESÍA POR LA “TEJEDA DE TOSANDE”. (Dehesa de Montejo - Palencia).
04-06-22 (Sábado)
Nos acercamos en esta ocasión a la vecina provincia palentina para repetir una bonita ruta en la Sierra del Brezo y de La Peña, que hace varios años hicimos recorriendo la Tejeda de Tosande y ascendiendo a la Peña Oracada, y que ahora ampliamos con una nueva cumbre, la Peña Cantoral. Durante la misma disfrutamos de los bonitos paisajes arbolados de los bosques, en especial de dicha tejeda, así como de las panorámicas desde las cumbres, aunque la climatología, que acertó de pleno en sus previsiones, mermó dicho deleite en estas últimas al forzar el descenso apresurado.
Cinco participantes nos animamos a realizarla: José Luis, Álvaro, Juan, Tiquio y yo, juntándonos todos en las cercanías de Mercaleón para salir de allí en mi furgoneta a las 8:35 horas con unos 15º C en los termómetros. Por la autovía avanzamos hasta abandonarla en Mansilla hacia la nacional. En Sahechores de Rueda nos desviamos hacia Almanza donde hicimos una parada a desayunar. 17º C marcaba un termómetro a las 9:30 h.
Avanzamos hacia Puente Almuhey para entrar poco después en Palencia. Atravesamos Guardo para salir por la carretera que recorre los numerosos pueblos con el “apellido” de “La Peña”. A las 10:23 horas, tras 120 km hechos, aparcamos en el recinto acondicionado para ello al comienzo de la ruta, al lado de dicha carretera y a unos 800 metros de la Dehesa de Montejo. En el mismo se encontraban varios vehículos más y numerosas personas que se preparaban para iniciar la marcha igualmente. Lo mismo hicimos nosotros, y tras una foto de grupo, comenzamos a caminar a las 10:40 horas a una altitud de 1153 metros con algunas nubes dispersas surcando el cielo.
Allí mismo hay varios carteles informativos sobre la zona y la ruta en particular, marcada como “PR-P 03 - Tejeda de Tosande”, sus bosques, la tejeda, fauna, etc. etc. Un recinto cercado al que se puede acceder libremente muestra una exposición de diferentes variedades de arbustos y otras plantas de la zona. Fuera del mismo enlazamos con la pista de tierra y gravilla que en este primer tramo desciende hacia el valle del arroyo de Tosande. Las escobas floridas tapizaban las laderas y praderías a ambos lados de dicho vial. En la cuneta izquierda vimos un bonito lagarto verde y en la vertiente contraria, un recinto vallado cubierto de gravilla y una especie de arqueta en medio. Tras algo más de medio kilómetro llegamos a un pequeño paso subterráneo bajo la vía del ferrocarril de FEVE y luego un cercado que impedía el paso de ganado.
Una amplia pradería de gran verdor ocupaban ahora la parte derecha del camino mientras la arboleda escoltaba la otra margen. Después de unos 900 metros recorridos llegamos al punto más bajo de la ruta a 1073 metros, cerca del arroyo de Tosande. Más adelante y ya subiendo, en un ramal de este camino, vimos una señal del “Camino Olvidado”, una de las variantes del Camino de Santiago que en más ocasiones nos hemos encontrado en otras rutas. Pasamos cerca de una escombrera de mina y enseguida llegamos a una fuente con pilón en la que Tiquio se detuvo a llenar la cantimplora.
Seguimos avanzando ahora por senda entre praderas y arboleda hasta llegar a un estrecho desfiladero rocoso de no muchos metros de longitud. El musgo en las rocas y otras especies vegetales se fundían creando bonitos rincones en ese lugar. Después de un tramo por este sendero salimos de nuevo a un ancho camino en el que encontramos una nueva cancilla que atravesamos. Poco a poco nos metimos de lleno en el bonito bosque de hayas, avellanos, robles y otras especies arbóreas que en algunos puntos formaban frondosos túneles sobre ese camino. Por la derecha teníamos el cauce seco del arroyo de Tosande.
A las 11:30 horas, y tras 3,000 km hechos, llegamos a un puente de madera sobre dicho cauce. En el track que llevaba en el GPS, la bajada y subida a la tejeda lo hacían cruzando dicho puente y subiendo hacia el mirador cercano a la misma. Sin embargo, una señal de la ruta nos marcaba seguir el camino hacia delante, y así lo hicimos pasando de nuevo otro tramo medio escoltado por roca que nos sacó a un gran vega en la que pastaba numeroso ganado en los verdes prados. Eran las 11:45 horas, llevábamos hasta ese punto 3,900 km y estábamos a 1200 metros de altitud. Un indicador nos marcaba 1,500 km a la tejeda, cambiando de dirección Noroeste a Suroeste.
Hacia ese punto giramos teniendo justo enfrente el bonito bosque de hayas y la cumbre piramidal de la Peña Oracada por encima del mismo. Varios metros más arriba del valle, siguiendo el camino que abandonamos, se veía un pequeño refugio al que luego llegaríamos. Por la pradera nos fuimos acercando al bosque al que no tardamos en entrar. La belleza del mismo es difícil de describir sin verlo. El verdor primaveral de las hojas de las hayas resaltaba de forma majestuosa con la luz solar de la que de momento disfrutábamos. En ese primer tramo vimos algunos pequeños ejemplares de tejos, preludio de los que arriba encontraríamos. El sendero está acondicionado con troncos cruzados para evitar la erosión del agua. La pendiente ya se hace notar y algunos ralentizamos el paso. En un determinado punto cambiamos de nuevo de dirección a Sudeste y enseguida nos encontramos con los primeros tejos destacados de esta Tejeda de Tosande. Eran las 12:10 horas, llevábamos 4,700 km y estábamos a 1342 metros de altitud.
Poco se puede decir para describir la belleza de estos ejemplares centenarios cuyos troncos y raíces retorcidas crean verdaderas figuras escultóricas. Para preservar este lugar se ha colocado una pasarela de madera sobre el terreno que recorre de forma circular el recinto en el que más ejemplares se concentran, recomendando a través de carteles informativos evitar salirse de la misma. Nosotros nos hicimos varias fotos por allí, y para no perder altura de nuevo, solo hicimos la mitad del recorrido superior, viendo a pesar de ello una gran cantidad de tejos en ese espacio.
Fuera de este bosque, en el extremo Sudeste, se encuentra el mirador desde el cual hay una amplia y bonita vista del valle por el que habíamos subido así como varias cumbres que lo cierran y la llanura que se extiende al Sur, incluso el aparcamiento con la furgoneta y varios vehículos más en él. A esta atalaya llega el sendero que partía desde el primer puente que vimos abajo. La razón de no hacer el circuito entero de la tejeda y perder altura era que teníamos la intención de ascender a las cumbres situadas por encima, la Peña Cantoral y la Peña Oracada. Este mirador se encuentra a 1410 metros de altitud y hasta allí llevábamos 5,500 km.
Eran las 12:55 horas cuando volvimos a entrar en el bosque, desviándonos ahora por un sendero ascendente entre las hayas y algunos tejos más. Por su parte, Tiquio decidió volver desde ese punto y emprendió la bajada por la tejeda de nuevo. Poco tramo recorrimos nosotros por el bosque antes de abandonarlo hacia las empinadas laderas de la falda de la sierra. El cielo se había ido cubriendo de negros nubarrones, como anunciaban las previsiones, y tras un rato de subida por dicha vertiente, comenzó a llover, teniendo que protegerse con chubasqueros o paraguas.
Poco a poco el paisaje se fue ampliando hacia atrás, Norte y Este, emergiendo varias cumbres en esas orientaciones así como la cola de un embalse, el de Cervera - Ruesga. Minutos antes de alcanzar la cresta de la sierra abrió y vimos el sol de nuevo, aunque al Sur se veían grandes “cortinas” de agua descargando en la meseta. Fuimos remontando la loma final de la Peña Cantoral que alcanzamos a las 13:55 horas y cuando de nuevo volvía a llover. El GPS nos marcaba 6,700 km hechos.
Esta peña tiene una altitud de 1792 metros y solo un monolito de piedras la corona. Apenas nos detuvimos unos minutos en los que nos sacamos una foto rápida con el móvil, selfie, para emprender el paso a la principal, la Peña Oracada, aún distante y con un collado entre medias. Claros y nubes se alternaban por encima de nosotros, aunque cada vez eran menos los primeros. La temperatura sí se mantenía agradable. Bajamos al collado de 1746 metros para remontar la siguiente ladera medio rocosa y con un pequeño altibajo en ella antes de alcanzar la cumbre principal a las 14:20 horas y tras 7,400 km.
La Peña Oracada, también llamada Horadada u Horacada, tiene una altitud de 1818 metros y en la misma hay otro monolito de rocas bastante más grande que el anterior. Ahora era granizo lo que caía, aunque por el Suroeste parecían acercarse algunos claros. Poco voy a describir del paisaje divisado, por lo desconocido del mismo y por la escasa visibilidad que teníamos. Por el Sur se extendía la llanura de la meseta y poco más allá de la falda de la sierra, la carretera por la que habíamos llegado con algunos pueblos en la misma. Al nordeste, el valle de Tosande con las cumbres que lo cierran por esa orientación, el pico Las Cruces, Hoyovejas, Celada y Pilones, entre otros. Tras ellos, en la lejanía, la sierra de Hijar con el Cueto Mañín, Tres Mares, Cuchillón o Peña Labra, algunos de ellos ascendidos por nosotros hace unos años. Destacaban inconfundibles el Espigüete y el Curavacas hacia el Noroeste. No muy lejana, al Noroeste, Peña Redonda, otra de las cotas más altas de esta Sierra del Brezo y de La Peña, en la que ya también hace unos años ascendimos a su máxima cota, la peña del Fraile desde el Santuario de la Virgen del Brezo.
Sí dejamos tarjeta entre el hito de piedras de esta cumbre y nos sacamos una foto aprovechando que paró de llover y granizar un momento. Durante ese rato también comimos un poco mientras volvía a oscurecerse y escuchamos algunos truenos. Desde la cima veíamos el refugio en el que estaba Tiquio, al que divisamos con el zoom de la cámara tras una llamada que nos hizo en ese momento.
Viendo lo que se avecinaba, emprendimos el descenso por la cresta Noroeste a las 15:00 horas. La idea era bajar hacia dicho refugio, situado como ya anoté, unos 500 metros más arriba del punto donde abandonamos el camino del valle. La lluvia y granizo volvió a caer de forma enérgica en esta bajada mientras los truenos eran cada vez más fuertes. La idea inicial era crestear un buen tramo para bajar por otras vaguadas más adelante, pero las circunstancias nos obligaron a atajar por la primera de ellas hacia la que nos echamos. El terreno era montano y en él nos encontramos varios restos óseos de un animal.
Pocas inclemencias temo yo tanto en la montaña como una tormenta, y ésta se nos iba colocando justo encima con algunos truenos sonando de forma muy amplificada. Por debajo veíamos el hayedo hacia el cual bajábamos y al que entramos tras perder bastante altura. Lo fuimos cruzando de forma un tanto oblicua ya que queríamos llegar directamente al refugio a ser posible y evitar subir a él por el camino. El bosque se presentaba de nuevo espectacular con el verde musgo en las rocas que lo moteaban así como el ramaje de las mismas hayas, contrastando todo ello con el manto de hojas ocres que cubría el terreno.
Fuimos abandonando la arboleda ya no lejos del fondo del valle mientras de nuevo los claros se abrían por detrás y encima de nosotros. La tormenta pasó y fue cesando la lluvia según nos acercábamos al refugio, situado pocos metros por encima de la parte baja del valle y en la ladera contraria. Al mismo llegamos a las 16:00 horas con el GPS marcando 9,900 km. La altitud en ese punto era de 1215 m.
Allí estaba Tiquio, acompañado por algunos grandes mastines que cuidaban del ganado que pastaba en los verdes prados que rodeaban este refugio. Se trataba de una cabaña de piedra y teja en cuyo interior había una chimenea, que Tiquio había prendido, una mesa, sillas y un banco. Nos acomodamos y cambiamos la ropa humedecida viendo como el cielo se despejaba por completo poco a poco, lo cual nos producía cierta “rabia” ya que nos había privado de disfrutar en la cumbre más tiempo.
Minutos después nos acercamos a ver un “artefacto” que bajando habíamos divisado no lejos y a la vera de unos arbustos. Sin detallar mucho, luego supimos que era una especie de trampa para animales colocada para capturarlos en plan “estudio científico”.
A las 17:50 horas retomamos la marcha por el valle entre las reses que pastaban al sol que ahora lucia claro. Tras unos 500 metros llegamos al desvío que por la mañana habíamos cogido hacia la tejeda, entrando en el tramo común de ida y vuelta. Enseguida nos metimos al bosque de hayas y dejamos atrás el puente de madera sobre el cauce seco del arroyo de Tosande que comunica con el sendero que sube al mirador. Al llegar a la cancilla que cerraba el camino abandonamos éste para seguir por la senda que más adelante cruzaba el estrecho desfiladero. Tras el mismo salimos a las praderías entre bosque y llegamos a la fuente con pilón donde Tiquio había cargado agua a la ida. Probé yo ésta y sabía a hierro más que “chupar un clavo oxidado”.
En poco trecho marchamos por un camino que abandonamos hacia un sendero y posteriormente a otro camino que ya se dirigía hacia el aparcamiento. Ya subiendo hacia el mismo dejamos a un lado una caseta de hormigón y así llegamos al corto túnel bajo la vía del ferrocarril. Nos restaban escasos 500 metros de subida un poco más pendiente y recta hasta el aparcamiento, en el que terminamos la ruta cuando eran las 19:00 horas y tras un total de 14,600 km hechos con un desnivel acumulado de 900 metros.
Nos cambiamos tranquilamente y a las 19:25 horas iniciamos el regreso a León. Al poco de iniciar la marcha volvimos a meternos bajo los negros nubarrones durante un trecho antes de dejarlos atrás. Avanzamos sin novedades y entramos en nuestra provincia, llegando minutos más tarde a Sahechores donde nos detuvimos. En un bar - heladería de dicho pueblo estuvimos tomando un refrigerio y unos ricos helados relajadamente.
Atardecía cuando retomamos la marcha de nuevo hacia la capital enlazando con la autovía los últimos kilómetros. A las 21:40 horas llegamos a León y media hora después llegaba yo a casa, cerca de la cual un termómetro marcaba 16º C.
Sabor agridulce el que nos quedó de esta ruta en la que disfrutamos de unos bellos parajes, como la Tejeda de Tosande, y panorámicas desde la cumbres, aunque la tormenta que tuvimos nos “aguó”, y nunca mejor dicho, la estancia en la cima y precipitó el descenso de la misma. La clara mejoría del tiempo nada más llegar abajo no hizo si no acentuar esa sensación agridulce, como bien digo. Aunque sin duda nos quedamos con lo positivo, que también abundó, por supuesto.
MAPA ESQUEMA
ENLACE RUTA WIKILOC:
VISTA SATÉLITE
ARMUNIA
DESAYUNO EN ALMANZA
INICIO DE RUTA (1153 m)
DESCENSO HACIA EL VALLE
LAGARTO..LAGARTO
TUNEL BAJO LA VÍA DE FEVE
FUENTE
DESFILADERO
HAYEDO
PRADERÍAS
EL HAYEDO DE TOSANDE BAJO LA PEÑA ORACADA
LA TEJEDA DE TOSANDE
MIRADOR SOBRE EL VALLE
SE VA PREPANDO LA TORMENTA
SALIENDO DEL BOSQUE HACIA LA LADERA DE LA SIERRA
CAMINO DE LA PEÑA CANTORAL
EL VALLE EMPAÑADO POR NIEBLAS
HACIA EL SUR
PEÑA CANTORAL (1792 m)
HACIA LA PEÑA ORACADA
CORTINAS DE LLUVIA EN EL VALLE
DESDE LA PEÑA ORACADA (1821 m)
SE ACERCA LA TORMENTA, LA LLUVIA Y GRANIZO
DESCENSO HACIA EL VALLE
ENTRANDO EN EL HAYEDO
REFUGIO (1215 m)
GANADO Y MASTINES
LA TARDE QUEDA SOLEADA
REGRESO POR EL VALLE DE TOSANDE
POR LA PEQUEÑA HOZ
PRADERÍAS
CRUZAMOS EL TÚNEL DE NUEVO
LA CUESTA FINAL DESDE ARRIBA
EL RECINTO DEL ÁREA INTERPRETATIVA DE LA TEJEDA
AL SUR SE MANTIENE OSCURO
DEGUSTANDO UNOS RICOS HELADOS EN SAHECHORES DE RUEDA
ARMUNIA
Excelente explicación de la ruta y gracias por mencionarme varias veces, me siento muy agradecido.
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