1ª
ASCENSIÓN A “PEÑA LA CALEAL”, “LA CANGA” Y “CUETO TONAL”. (Presa de Casares de
Arbás).
26-06-21 (Sábado)
Con 12º C a las 8:15 horas salíamos de Armunia Alex H., Mª Jesús y yo en mi furgoneta para recoger más tarde a Álvaro y reunirnos también con José Luis y su hermano Juan, que iban en otro coche. Por la carretera de Asturias abandonamos León hacia el Norte con cielos solo tapizados por algunas nubes aisladas. Una hora de viaje nos llevó a Villamanín donde completamos el grupo con Carmen, Terry y Eulogio. En un bar de dicha localidad estuvimos tomando un café antes de retomar la marcha entrando hacia La Tercia y el Valle de Arbás. Yo no conocía, o no me acordaba, de la carretera que sale hacia la presa del embalse de Casares entre Poladura de la Tercia y Casares de Arbás, por lo que llegamos a éste para coger dicho ramal que se dirige al muro de contención. En este tramo pudimos disfrutar de una panorámica espectacular del valle y las cumbres que lo rodean por el Norte y Oeste reflejado todo ello en el agua calmada del embalse con una nitidez digna de postal. Parecía un enorme espejo.
A las 10:05 horas llegamos al aparcamiento situado cerca de la presa en el que dejamos los tres vehículos. Me acerqué un momento hasta un pequeño mirador con vistas al gran muro por el que se escapaba un pequeño chorro de agua en la parte baja. Ya preparados, nos sacamos una foto de grupo antes de iniciar la marcha a las 10:25 horas a una altitud de 1290 metros. Un camino salía del aparcamiento hacia el Este para dividirse enseguida en dos ramales. Pues bien, en dicho cruce tuvimos la primera incidencia al coger el ramal equivocado. Por seguir a los que iban delante sin mirar el GPS por mi parte, fuimos subiendo por la ruta que teníamos que usar de bajada. Cuando quise darme cuenta ya habíamos caminado y subido varios metros.
Me fastidiaba bajar de nuevo para coger la ruta buena, así que las otras dos opciones eran, hacerla al revés o atajar en busca de la misma. Optamos por esta última alternativa y nos echamos por una vaguada de pradera siguiendo un sendero ascendente paralelo a un arroyo que bajaba por nuestra izquierda. Ahora bien, para intentar enlazar con la ruta del GPS había que cruzar dicho arroyo hacia la otra ladera y luego pasar a la vaguada siguiente, por la que transcurría el track. Dejamos el sendero y nos echamos entonces hacia el regato para cruzarlo, cometiendo el segundo error. La maleza con la que nos topamos cerca del cauce era poco menos que selvática, por lo que nos retrasó aún más la marcha, además inútilmente, como luego comprobamos.
Ya en la otra margen del arroyo nos encontramos con que la ladera no estaba menos tupida que el tramo anterior. Algunos senderos se metían en ella, pero por mi parte no lo veía claro. Total, José Luis ya se había metido por allí y no le veíamos. Parte del grupo le siguió mientras que otros optamos por seguir subiendo vaguada arriba por el sendero que volvió a cruzar el cauce, pero ahora sin maleza alguna. El terreno se fue abriendo, y aunque con bastante pendiente, se subía cómodamente. No tardamos en ver como el resto de compañeros retrocedía de entre la cerrada ladera contraria para iniciar también la subida detrás de nosotros. El paisaje se fue ampliando hacia atrás contemplando el Valle de Arbás con más detalle. Un ultimo repecho nos llevó al collado de 1612 metros entre la cumbre de La Caleal al Nordeste y un peñón rocoso al lado contrario. Eran entonces las 11:45 horas y llevábamos 2,000 km hechos.
En este punto nos detuvimos unos minutos y nos reagrupamos, todos excepto José Luis. Desde allí veíamos más o menos al Sur la cima rocosa del Cueto Tonal con el Cueto (de Folledo) a su izquierda y parte de la loma de Los Camparones a la derecha. Esas tres cumbres, junto a La Caleal, por encima de nosotros al Nordeste, y las ocultas del Pico del Rozo y La Canga, completaban los objetivos de la jornada.
Otra división de grupo tuvimos en este punto cuando Alex y Juan decidieron dirigirse directamente hacia el collado de Alcedo, anterior al Cueto Tonal, bordeando La Caleal. El resto iniciamos la subida a esta cima por la loma montana en la que pastaban unos caballos. Mi idea era ladear también la misma hacia el collado Norte para subir desde éste a la primera de las cimas previstas, el Pico del Rozo. Mientras unos subían unos metros, otros lo atacábamos lateralmente, volviendo a toparnos con un muro de escobas altas y tupidas imposible de sortear “sin morir en el intento”. Total, iniciamos la subida directa esquivando más reductos de matorral y robles hasta alcanzar por fin la cumbre de la Peña La Caleal, también conocida como Chombalauja, con sus 1769 metros de altitud a las 12:30 horas y habiendo recorrido 2,900 km.
Un monolito de rocas marcaba esta cumbre entre las que encontramos un curioso Belén de Cumbres formado por tres pequeñas piedras pintadas simulando ser las figuras de San José, La Virgen y el Niño. Entre dichas rocas dejamos nuestra tarjeta y nos sacamos una foto de grupo, también con José Luis, que ya había estado en el Pico del Rozo o La Carba, más al Norte. Hacia éste decidió ir también Mª Jesús mientras el resto ya desistíamos de hacerlo. Estaba a una distancia en línea recta de unos 800 metros con un collado de 1679 metros en medio. Su altitud es de 1737 m.
El cielo se cubría cada vez con más nubes, aunque no impedían ver el paisaje del que luego daré detalles. Carmen, Terry y Eulogio no tardaron en retomar la marcha hacia el siguiente pico, La Canga, mientras los demás lo hacíamos minutos más tarde. Esta cima se emplaza al Este de la actual separada por un collado intermedio de 1726 metros, todo ello muy montano sin apenas roca. Siguiendo una alambrada cruzamos por este collado, por donde pasaba un camino que venía del collado entre el Rozo y La Caleal rodeando éste último antes de emprender la subida a La Canga.
Cuando alcanzamos Álvaro, José Luis y yo esta cima a las 13:15 horas ya habían marchado los compañeros que nos precedían por otra senda más abajo. La Canga tiene una altitud de 1784 metros y en ella encontramos una varilla metálica con una placa sin inscripción alguna clavada en medio del monolito de rocas. No lejos, un poste con otra placa indicaba el paso subterráneo de un gaseoducto entre León y Oviedo. No muchos metros al Este siguiendo la cresta se emplaza el pico El Rubio, de 1766 metros, al que no nos acercamos. Nos sacamos unas fotos y dejamos una nueva tarjeta en un bote entre las piedras antes de retomar la marcha hacia la cima principal de la sierra, el Cueto Tonal, hacia el que ya vimos caminar al resto de compañeros mientras Juan y Alex estaban en su cumbre. A Mª Jesús la habíamos visto en la cima del Rozo. Hasta esta cumbre de La Canga habíamos caminado 3,900 km.
Nos echamos a la ladera Sur para enlazar con un ancho camino poco después que nos llevó al enlace con el que pasaba por el collado. Mientras, Mª Jesús pasaba por la cresta superior hacia la Canga. Dimos un brusco giro para seguir bajando por el ancho camino en el valle de Alcedo. Si la loma no hubiese estado tan cerrada se podría haber atajado por ella al collado del mismo nombre, pero fue preferible perder altura por el camino hasta enlazar con un sendero que subía hacia dicho collado y marcado con un poste de madera y dos señales con sendas inscripciones “Ruta Alceo” y “La Tercia”, de donde veníamos. En este valle se encuentran más abajo las ruinas del pueblo de Alceo. Lo que no sé es por que el collado figura con el nombre de Alceo o Alcedo dependiendo de que mapas o señales.
En este desvío más bajo del tramo estábamos a 1571 metros y desde el mismo iniciamos la remontada por el sendero entre escobas y pradería a lo largo de escasos 300 metros hasta alcanzar este collado de Alcedo a las 14:10 horas y tras 5,600 km totales. Desde este punto a 1619 metros de altitud teníamos de frente el primer collado alcanzado. Una alambrada dividía las dos vertientes, la que cae al Noroeste por el valle de la Forcella de la Mina hacia la presa y por la que baja el ancho camino que cogimos en la salida, y hacia el Sudeste por el valle de Alceo y que desemboca en la carretera que une Buiza y Folledo.
Iniciamos la subida al Cueto Tonal por la misma cresta de fuerte pendiente paralelos a la alambrada y entre matojos mas o menos bajos. Por debajo vimos lo que parecía una estación meteorológica cerca del camino. Poco a poco la roca fue emergiendo en el terreno hasta cubrirlo por completo. Ahora vimos abajo el aparcamiento y los coches en él. El Cueto Tonal tiene dos cimas y la subida a ellas se hace por una especie de canal entre ambas. En ella puede verse una piedra caída sobre otra formando un pequeño ventano triangular.
Una pequeña trepada sin dificultad alguna nos llevó a la cima Este del pico cuando eran las 15:00 horas y habiendo hecho 6,700 km. La altura de esta cota es de 1802 metros y desde la misma puede observarse que la Oeste es un poco más alta, un metro, aunque en algunos mapas figura al revés. Bajamos los pocos metros al paso intermedio para cruzar también entre roca y pequeñas trepadas a la segunda cota del Cueto Tonal en la que el GPS me marcaba ese metro de diferencia aproximado, 1803 m.
De nuevo ya no encontramos a nadie allí. Unos estaban en el Cueto mientras otros iban camino del mismo. Al pico Cueto, al que he subido ya en dos ocasiones anteriores, le he apellidado “de Folledo”, para distinguirlo de las numerosas cimas con el mismo nombre que he ascendido. El Cueto Tonal, el Cueto y Los Camperones forman un triángulo con Buiza asomando a la derecha del segundo.
La vista que teníamos era amplia en redondo. En el cercano Valle de Arbás destacaban las numerosas cimas que lo cierran al Norte, con las inconfundibles Tres Marías. La Sierra del Turrón algo al Este de las mismas mientras por el Oeste se distinguen la peña Ortigal, Brazosa, Barragana, Peñas de Prado o la Melóita, entre otras. Tras las mismas emergían Peña Ubiña o el Cirbanal. En el mismo valle puede verse Casares y Cubillas de Arbás. No lejos de la collada de Aralla surge el Cerro Pedroso seguido por el Lamazo, Vega Cercada, Santiago, Llamargones o Fontañan. Girando al Sudeste, el Cueto San Mateo, Polvoreda, Valdorria o Bodón. Más cercano, el Fontún o Machacao, Currillines, Brañacaballo y otras muchas cimas de la zona de Pajares. La niebla se metía por esa parte ocultando ya parte de las mismas y las instalaciones altas de la estación invernal en el Brañilín.
Disfrutando de todo ello comimos tranquilamente mientras José Luis decidía bajar al collado Oeste hacia el que iba también Juan desde otro punto. Por su parte, Mª Jesús llegó poco después siguiendo nuestros pasos desde el collado. El cielo se había ido cubriendo de brumas altas sin apenas darnos cuenta haciendo desaparecer el sol tras las mismas. Entre el monolito de rocas dejamos una nueva tarjeta de cumbres y nos sacamos alguna foto. En principio la idea era bajar al collado Oeste para coger unos pedreros que veíamos bajo la cumbre, ya que según sabíamos por informaciones de la ruta y demás, si nos metíamos en la vaguada de esa parte la maleza se cerraba, lo cual les ocurrió al resto de compañeros.
A las 16:35 horas comenzamos Mª Jesús, Álvaro y yo el descenso que decidimos hacer de nuevo hacia el collado de Alceo para coger allí el ancho camino. Destrepamos el primer tramo rocoso de la cima y enlazamos con el sendero de subida. Pues bien, viendo que la cara Norte de este pico estaba cubierta en su mayoría por pedreros entre otras zonas con vegetación bastante baja, optamos por echarnos directamente por la misma a pesar de la fuerte pendiente que tenía. Solo abajo se veía un poco más cerrado, pero no era mucho tramo y confiábamos en sortearlo sin mucha dificultad.
Frente al Valle de Arbás, con el embalse, la presa y los coches a la vista fuimos perdiendo altura buscando los lugares más cómodos para ello entre dichos canchales y escobas no muy altas. Teníamos de referencia un árbol solitario y verde que destacaba casi ya cerca del camino y hacia el cual nos fuimos encaminando ya que tras él parecía que el terreno estaba abierto hasta dicha pista. En algunos momentos cogimos itinerarios distintos por la ladera viendo cada uno los lugares que mejor nos parecía. Yo me metí en una vaguada en la que las piedras cubrían casi toda ella y bajé fácilmente por la misma un buen tramo. Cruzamos luego un pequeño reducto de escobas más altas y ya muy cerca del camino otro con vegetación muy verde “similar” a los helechos y algunos ejemplares de los mismos. Nos llevó 50 minutos la bajada desde la cumbre al camino que baja desde la collada de Alceo y al que nos incorporamos tras 7,600 km hechos. Estábamos a 1503 metros de altitud, justo 300 metros menos que en la cima del Cueto Tonal. En ese momento pasó hacia arriba y hacia abajo del camino y por delante de nosotros una liebre rápida como una bala.
Retomamos la bajada por dicho camino en el que no tardamos en encontrar a casi todo el resto de compañeros a la vera de una caseta de hormigón. Solo faltaban José Luis y su hermano Juan, a quienes vimos bajar por la vaguada cerrada de maleza en la que se habían metido. No tardaron mucho en llegar y ya todos juntos continuamos el descenso del último tramo hacia el aparcamiento. Íbamos bajando por allí cuando Carmen me comentó que tenía el compartimento superior de la mochila abierto, comprobando enseguida que me faltaba una bolsa en la que llevo entre otras cosas, lo de las cámaras: pilas, baterías, tarjetas de memoria, etc, etc. Sabía que en la cumbre lo había usado y solemos revisar el lugar antes de bajar, así que no sabía si había quedado allí o lo había perdido por el camino si llevaba la cremallera abierta. El caso es que, fuese lo que fuese, no iba a volver en su busca.
En medio del camino nos encontramos con un pequeño potrín cuya madre estaba unos metros por encima. Con el susto al vernos intentaba subir el talud del camino sin mucho éxito hasta que lo consiguió, juntándose a la yegua que lo había ido siguiendo atentamente durante ese mal trago que había pasado. Llegamos así al punto en el que por la mañana nos habíamos desviado del camino tras el error mío inicial al coger la ruta en sentido contrario. Pocos metros antes de terminar la ruta vimos frente a nosotros unas colmenas entre las que andaba el dueño con el equipo protector. A la vera del camino estaba sentada la que supusimos era su mujer, por la corta conversación que mantuvimos al pasar delante de ella.
A las 18:45 horas finalizábamos esta ruta de la que el GPS nos daba los siguientes datos principales: 9,700 km hechos con un desnivel acumulado de 801 m. Para mi sorpresa, me encontré encima del techo de la furgoneta la bolsa roja que “había perdido” y que resultó que alguien me la sacó de la mochila sin yo enterarme. Fue un alivio, eso sí....pero “la venganza es un plato que se sirve frío.....”
Nos fuimos cambiando y nos despedimos de Carmen, Terry y Eulogio que emprendieron el regreso poco antes que nosotros. A las 19:15 horas lo hacíamos el resto por la misma carretera que rodea parte del embalse, ahora con más olas que por la mañana. Cogimos el atajo de la misma y de nuevo hicimos una parada en Villamanín para tomar un refrigerio mientras las nieblas entraban rápidamente por el Norte. Sobre las 20:10 horas reanudamos el viaje por la nacional hacia León donde llegamos sin novedades 35 minutos más tarde. Dejé a Álvaro primero y a Mª Jesús y Alex a continuación antes de llegar yo a casa a las 21:10 horas con un termómetro cercano marcando 20º C.
Una jornada con algunas incidencias, nada reseñables por fortuna, en la que no cumplimos el objetivo completo de las seis cumbres, pero que para nada impidió el disfrute de lo conseguido y los paisajes contemplados desde la ruta hecha. Las montañas seguirán estando ahí, y si nosotros también lo hacemos, volveremos a encontrarnos........
MAPA ESQUEMA
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