1ª
TRAVESÍA “CASCADAS DE COVALEDA”.
02-04-2021
Aprovechando los festivos de esta segunda Semana Santa tan inusual debido a la situación provocada por el Covid 19, hemos hecho la primera actividad del año de más de un día. La previsión un tanto irregular de la climatología influyó en la decisión de la zona escogida para la misma, que resolví finalmente fuese la Sierra del Urbión, en Covaleda, Soria. En dicho macizo recorrimos dos rutas, una travesía y una ascensión múltiple, además de finalizar el fin de semana con unas visitas turísticas en Covarrubias y Burgos.
Habiendo escogido la zona, reservé el alojamiento para los participantes que finalmente nos animamos a ir: José Luis, Álvaro, Mª Jesús y yo. Lo hice en “El Albergue” de Covaleda, donde cogí dos habitaciones dobles para dos noches. Todo preparado y concretado, llegó la fecha prevista.
VIERNES 2 (Cascadas de Covaleda)
A las 6:00 horas, con 7º C en un termómetro cercano, iniciamos Álvaro y yo la marcha en mi casa para recoger luego a Mª Jesús y a José Luis cerca de las suyas. Unos 30 minutos después abandonamos la ciudad para recorrer el trayecto de 291 km hasta Covaleda, en Soria. Mientras clareaba el cielo surcado por algunas nubes fuimos avanzando por la autovía hacia Burgos, ciudad que rodeamos sobre las 8:00 horas para enlazar con la A-1 por la que apenas recorrimos unos pocos kilómetros antes de entrar en la N-234 dirección Soria.
A las 8:30 horas hicimos una parada en Barbadillo del Mercado para tomarnos un café en un bar a la vera de la carretera. Unos 20 minutos estuvimos allí antes de retomar la marcha con algunos nubarrones cubriendo el cielo sobre nosotros. En Salas de los Infantes abandonamos la nacional para seguir por otras vías más secundarias que poco a poco fueron haciéndose más serpenteantes entre los innumerables pinares que pueblan esas comarcas.
A las 9:30 horas entramos en Covaleda encontrando enseguida el alojamiento, aparcando la furgoneta en la calle trasera del mismo. Ya habíamos convenido ir lo más preparados posible para la ruta de ese día y decidimos subir para las habitaciones el resto de equipaje y hacer el registro en el mismo antes de iniciarla. Una de las dos habitaciones reservadas aún no estaba libre y dejamos en la otra todo lo que no íbamos a utilizar en la ruta de Las Cascadas de Covaleda, la primera elegida para ese día, con peor previsión del tiempo.
Ya todo resuelto bajamos de nuevo para echarnos las mochilas al hombro e iniciar la marcha desde ese mismo punto, a 1192 m de altitud. El track del GPS que llevaba la iniciaba en otro lugar del pueblo, pero no merecía la pena mover la furgoneta para escasos 500 metros.
A las 10:30 horas comenzamos a caminar por las calles de Covaleda hacia la otra parte de la localidad encontrándonos ya varias señales de la ruta con algunas distancias a puntos de la misma e incluso por los dos ramales o sentidos en la que se podía hacer. Encima de un coche vimos dos graciosos gatos tumbados en la chapa del mismo. Pasamos al lado de una gran iglesia y otra más pequeña más adelante antes de salir a la carretera general que atravesaba Covaleda por la que caminamos un pequeño tramo. Nos metimos por un atajo de tierra que nos sacó de nuevo al asfalto, y lo cruzamos para continuar ahora bajando por una pista dirección Sur en la que un cartel nos indicaba la dirección de la ruta de Los Puentes del Duero. Enseguida pasamos al lado del cementerio de Covaleda y entramos en un pinar de altos ejemplares por un camino paralelo a la carretera que nos llevó a la inmediaciones de un camping.
Bordeamos este recinto vallado y llegamos a un curioso puente colgante sobre el río Duero por el que cruzamos y donde nos hicimos unas fotos. Al otro lado encontramos un área recreativa con bancos, columpios, barbacoas, etc. en una verde pradera. Más adelante cruzamos de nuevo el Duero por el Puente de Soria, del siglo XVII y construido con piedra, bajo el cual vimos una nutria a la vera de cauce. Conseguí varias fotos de ella antes de que se escabullera entre la vegetación.
Una vez más atravesamos la carretera para iniciar una subida por una pista al lado de la cual encontramos a los pocos metros uno de los primeros puntos de interés de la ruta, el Horno de Pez. Muy resumido, se trata de un hueco excavado en la tierra utilizado antiguamente para obtener la pez de la resina de las raíces de los tocones de los pinos usando el fuego en estos hornos-huecos. La pez se utiliza como impermeabilizante en numerosos objetos, construcciones, barcos, etc. En esta zona de grandes pinares eran muy frecuentes, y éste, según rezaba en una tablilla, lo habían reconstruido recientemente. Estaba vallado por una cerca de maderos y alambrada. Justo en la margen contraria otro indicador marcaba la Fuente de la Roca a 100 metros. Hacia ella nos encaminamos por un sendero de la ladera pasando al lado de una edificación hasta alcanzar dicha fuente, quedando desencantados al encontrarla totalmente seca. Era un manantial entre moles de roca en medio del bosque de robles. Mientras regresábamos al camino comenzó a llover débilmente y tuvimos que cubrirnos con la ropa impermeable que llevábamos. Eran las 11:45 horas, llevábamos hechos 3,500 km y estábamos a 1190 m de altitud, lo mismo que en Covaleda.
Por la ancha pista seguimos subiendo entre robles y pasando al lado de unas naves ganaderas más adelante. Nos cruzamos con algún tractor cargado de alpacas de paja y nos dejaron atrás numerosos coches que se dirigían al aparcamiento desde el que se puede iniciar también la ruta. Nosotros habíamos optado por hacerla desde el Covaleda para que fuese circular y más completa.
Habíamos caminado casi 4,000 km cuando llegamos al desvío de la primera de las cascadas, la del Arroyo Lechoso. Un indicador la situaba a 200 metros hacia la derecha. Por un sendero iniciamos el descenso entre arboleda no muy espesa y algunas formaciones rocosas espectaculares. Nos sorprendió encontrarnos en esta bajada innumerables neumáticos viejos de todos los tamaños, desde enormes de camión hasta algunos de bicicletas. Lo cierto es que era una vergüenza ver todo ello en aquel entorno y no sabemos el motivo de tal cantidad en ese lugar.
Llegamos al arroyo que cruzamos por un puente de madera para bajar luego una fuerte pendiente por un estrecho sendero con barandilla de madera hasta llegar a la parte baja de la cascada. El agua se precipitaba unos 5 metros entre rocas y tras ella había una gran cavidad a la que entramos para ver el salto desde atrás. Adelanto ya que ninguna de las cascadas de la ruta destaca por su altura, pero sí por sus entornos preciosos entre roca y troncos de árboles, como esta primera. La falta de luz solar clara en esos momentos le quitaba sin embargo el esplendor que debería de mostrar. En ese punto estábamos a 1170 metros de altitud y desde la pista habíamos bajado 45 metros. Eran las 12:20 horas.
Nos sacamos una fotos allí e iniciamos el ascenso que variamos un poco ya que bajando lo habíamos hecho siguiendo más o menos el track del GPS y ahora nos guiamos de las marcas de la ruta. Volvimos a pasar entre algunas enormes rocas erguidas en medio de la ladera y del bosque de robles con algunos pinos aislados. Volvía a llover en esos momentos tras un rato que había cesado. Nos cruzamos con una familia que bajaba a la misma y llegamos a la pista de nuevo. Otro indicador marcaba 2 km al aparcamiento por la misma.
Seguimos ascendiendo suavemente mientras se abrían claros en el cielo. Más adelante nos desviamos de la pista para seguir por unos prados y llegar a otra zona de grandes moles rocosas entre las que pasamos y nos hicimos unas fotos. Unos caballos pastaban no muy lejos de las mismas y de otro recinto ganadero. De nuevo en el camino nos cruzamos con otro tractor y enseguida comenzamos a ver numerosos vehículos aparcados en hilera ya cerca del aparcamiento. A éste llegamos cuando eran las 13:10 horas tras 6,300 km desde el inicio y a una altitud de 1319 m.
Como ya apunté, eran numerosos los coches que encontramos en este punto e incluso una furgoneta “food truck” vendiendo comida. En un cartel se indicaba la ruta completa y los puntos de interés de la misma y en otro las fotos de las cascadas. Nos sacamos una foto antes de retomar la marcha abandonando ahora la pista hacia un camino entre altos pinos en el que otra señal nos marcaba 1,500 km a la Cascada del Paso Peñoncito. La pendiente se hizo más pronunciada en este tramo en el que nos cruzamos con caminantes que ya bajaban de las cascadas. El firme era muy irregular con profundos surcos provocados por la lluvia minando el camino. El sol salía entre las nubes cambiando por completo el paisaje.
Alcanzamos el desvío a la Cascada del Paso Peñoncito y nos echamos por la pendiente cuesta del sendero con barandilla de troncos para sujetarse como ayuda perdiendo unos 15 metros hasta llegar a la parte baja de este salto de escasos metros de caída, pero que como ya dije de la anterior, enclavada en un espectacular entorno, éste con escasa roca. El sol nos permitió disfrutar de toda su belleza y dejarla plasmada en numerosas fotos. La altitud de este punto es de 1425 metros, eran las 14:00 horas y llevábamos 8,000 km hechos.
Allí nos dimos cuenta de un detalle en el track del GPS que llevábamos y que no tuvimos en cuenta, sin mucha importancia, pero que nos hubiese ahorrado tiempo en la ruta. Ésta seguía desde ese punto, pero para ver las otras dos cascadas había que retroceder por el ramal que habíamos dejado arriba, por lo que lo lógico hubiese sido subir a la última e ir bajando viendo el resto y ya seguir la ruta. Ahora tuvimos que volver a remontar la misma cuesta hasta el sendero principal para continuar la subida por él hacia los otros saltos. En esta subida dejamos a un lado el ramal a la Cascada de la Chorrera y llegamos al de la Cascada del Río Ojeda, la situada a más altura de las tres, todas ellas en el cauce del mismo río Ojeda.
Bajamos unos 10 metros hacia la misma encontrándonos con otro bonito salto con algo más de roca y de escasa altura como la anterior. Nos metimos por la vera del río hasta la misma cascada pudiendo ver con detalle algunas cavidades cargadas de musgo y otra vegetación que crecía en la misma roca así como el salto desde otro punto de vista. Hacia abajo se precipitaba el cauce entre grandes moles de piedra redondeadas por el paso continuo del agua. Unos troncos, aunque secos, también contribuían a conformar la bella postal del entorno. De nuevo el sol nos permitió deleitarnos de este rincón plenamente. La altitud allí era de 1460 m, eran las 14:30 horas y llevábamos 8,300 km
Estuvimos viendo si era factible bajar pegados al río hasta la Cascada de la Chorrera, pero no lo tuvimos muy claro. Solo José Luis siguió investigando mientras el resto remontamos la corta pendiente para comenzar a descender por el sendero hasta el desvío de la cascada intermedia. Bajamos por otro inclinado tramo con barandilla llegando a esta Cascada de la Chorrera que se deslizaba por las rocas, más que precipitarse. Eso no la eximía de la belleza que tenía en el paraje en el que se emplazaba a una altitud de 1450 metros. Eran las 15:15 horas.
Unas fotos y volvimos a subir los pocos metros hasta la senda principal para seguir la bajada hacia la Cascada del Paso Peñoncito una vez más y desde ella seguir haciendo la ruta prevista. Antes de ello nos metimos ahora por la vera de la misma hasta situarnos tras el salto en la cavidad que estaba excavada en la roca para sacar algunas fotos más desde esa perspectiva.
A las 15:30 horas continuamos la ruta desde ese punto remontando una fuerte pendiente por la margen contraria del río Ojeda y del sendero que habíamos hecho entre cascadas. Ya más suave entramos entre los altos pinos en el que un indicador de madera nos marcaba la dirección a la Fuente del Pico, o Fuente de los Tres Picos. Algunos ejemplares de pinos destacaban por sus ramas retorcidas y copas singulares. En ese tramo comenzamos a escuchar algunos truenos y entre la arboleda, a lo lejos, cortinas de lluvia precipitándose.
A las 16:05 horas llegamos a la Fuente de Los Tres Picos, curioso manantial cuyo chorro sale por un tubo con una especie de embudo superior e incrustado en un murete de piedra. El pilón lo forman unas piedras planas y una raíz enrevesada que se funde con todo ello. Se sitúa a 1550 metros de altitud y cerca de una ancha pista a la que nos habíamos incorporado pocos metros antes. Más formaciones rocosas de grandes dimensiones motean este entorno tras las cuales se encuentra el refugio del mismo nombre y al que solo Mª Jesús se acercó. Ya iba siendo hora de comer y queríamos llegar al refugio de Bocalprado para hacerlo, aunque luego comprobamos que no era lo que esperábamos.
La pista seguía el GR 86 y por ella avanzamos entre los pinares dejando atrás una lagunilla antes de llegar a un cruce de caminos. En él encontramos un altar y monumento dedicado a Nuestra Señora de Lomos de Orios del pueblo riojano de Villoslada de Cameros, según rezaba la inscripción de una placa en el mismo. Se trata de un punto de encuentro de peregrinos que hacen el Camino de Santiago Castellano-Aragonés por la variante desde tierras aragonesas atravesando las comarcas del Moncayo y del Urbión. El ramal parte de Gallur, en Zaragoza y se une en Burgos al camino tradicional Francés.
No lejos se encuentra el refugio de Bocalprado, gran edificio que encontramos cerrado para nuestra decepción. Menos mal que de momento la lluvia se mantenía ausente, aunque los nubarrones acechaban y oímos algún trueno. Una fuente de piedra completaba el conjunto de aquel lugar, cruce de caminos y con varias señales indicando las direcciones de los mismos. A Covaleda marcaba 10,400 km, al Urbión 11,000 km, a la Cascada de la Mina del Médico 2,700 km, etc, etc. Ya en el albergue nos comentaron que esta cascada es de las más espectaculares de la ruta, y luego viendo fotos he comprobado que así es. También que hay tan solo 1,000 km si se evita los rodeos de las pistas. El problema es que no la llevábamos en el track del GPS, además de que íbamos con algo de calma haciendo la ruta y nos quedaba aún buena parte de la misma. Eran las 16:30 horas cuando nos acomodamos en unas piedras en medio del descampado en el que se ubicaba el refugio a una altitud de 1574 metros y habiendo hecho hasta allí 11,800 km Era la máxima altura de la ruta que estábamos haciendo.
Los claros y los nubarrones se alternaron en el cielo mientras comíamos tranquilamente en aquel paraje en el que vimos a algunas personas más disfrutando de la jornada que más o menos nos iba respetando. Unos 45 minutos estuvimos allí antes de ponernos en marcha de nuevo entrando al pinar por otro camino medio marcado en el que un indicador señalaba 4,800 km a Covaleda. Poco a poco el camino se fue definiendo pero estaba muy estropeado pareciéndose más a un cauce de torrente que a un camino. Bajamos por el mismo y llegamos al río Ojeda que cruzamos por una pasarela de roca para seguir el descenso paralelos a éste que perdía altura más bruscamente que el camino. En este tramo pasamos justo por encima de las tres cascadas que anteriormente habíamos visto.
El camino se fue alejando de este cauce y llegamos a un ramal señalizado que bajaba hacia el aparcamiento mientras de frente continuaba más directo a Covaleda. Tomamos nosotros éste abriéndose poco más adelante el bosque que pasó de dominar el pino a ser el roble y la escoba lo abundante. Un enorme tronco caído se cruzaba en medio del camino que en muchos tramos parecía más un estrecho sendero. No tardamos en divisar Covaleda entre el ramaje antes de meternos en otro pinar en el que cruzamos el arroyo de la Yedra, justo después de pasar una alambrada que cerraba el paso en el camino. En algunos troncos vimos las marcas de tres pinturas superpuestas, roja, blanca y verde, indicando el trazado común de un sendero de Gran Recorrido, (GR) y de Recorrido Local, (SL).
Poco a poco fuimos acercándonos a Covaleda y encontramos ya algunas fincas y edificaciones a la vera del camino. Fuera de uno de esos recintos vimos una oveja solitaria que nos observó al paso nuestro. Algunos pinos solitarios y de copas enormes moteaban el paisaje que se iba allanando visiblemente. Atajamos por algunos prados y llegamos a las cercanías de unas naves de ganado desde donde tuvimos una bonita panorámica de la parte Sudeste de Covaleda. Un ancho camino en medio de la pradera nos bajó hasta un puente de madera sobre el arroyo de la Tejera por el que cruzamos antes de emprender la ultima y corta remontada hacia el pueblo. A las 19:00 horas entrábamos en Covaleda por una de sus calles de la orientación Este. Cruzamos este pueblo por varias de sus calles y plazas con dirección al albergue mientras lucía el sol y el cielo se había despejado casi por completo de nubes.
Un apunte que voy a dejar reflejado y que me parece importante a tener en cuenta por parte de las diferentes instituciones que gestionan el turismo de los pueblos y ciudades. Son detalles que a los turistas en general y sobre todo a los que nos gusta además la fotografía, quisiéramos que tuviesen en cuenta a la hora de colocar e instalar diferentes mobiliarios o dispositivos urbanos. Te encuentras con un bonito monumento de fachada espectacular, y justo delante un contenedor de basura u otro residuo que estropea toda la vista del mismo. Además, y como en el caso de una de las plazas de Covaleda, un contenedor de ropa rojo “chillón” en la plaza de la iglesia delante de la misma. En muchos lugares al menos los camuflan metidos en pequeños recintos de madera que ocultan dichos contenedores a la vista. Yo entiendo que los vecinos del pueblo o ciudades quieren la comodidad de la cercanía de estos dispositivos, pero es cierto que el turismo contribuye a la prosperidad de los mismos en general, y se debería de tener en cuenta estos pequeños detalles a la hora de distribuir dichos dispositivos y mobiliario.
Eran las 19:25 horas cuando finalizábamos la ruta en el albergue tras 17,400 km hechos y un desnivel acumulado de subida y descenso de 660 metros. Subimos a las habitaciones donde nos despojamos de las mochilas y demás antes de darnos unas duchas y cambiarnos. Álvaro, José Luis y yo decidimos salir a cenar algo fuera. Nos dimos una vuelta por la plaza del ayuntamiento en la que se concentran casi todos los bares de Covaleda. Entramos en uno de la travesía general para cenar, pero no nos convenció la carta y salimos tras tomar una consumición. Lo hicimos en otro cercano en el que sí nos acomodamos en el comedor.
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