1ª TRAVESÍA “RIMOR – RECONCO (1ª ASCENSIÓN) – FERRADILLO –
DAMERO REDONDO (1ª ASCENSIÓN) - RIMOR”
14-11-20 (Sábado)
A las 8:15 horas salimos de Guzmán los cinco participantes que íbamos desde la capital: Mª Jesús, Álvaro, Ana, José Antonio y yo. En mi furgoneta iniciamos el viaje a esa hora con los termómetros marcando 8º C y el cielo medio cubierto. Por la nacional avanzamos hasta enlazar con la autovía cerca de Astorga para seguir por la misma hacia el puerto del Manzanal en donde la niebla se nos cerró. Ya en el descenso hacia el Bierzo fue despejando dejando atrás Ponferrada y llegando a Rimor cuando eran las 9:47 horas tras unos 140 Km. En esta localidad se nos unieron el resto de compañeros de caminata: José Carlos, Alberto, Carmen y Terry, acompañados por Blaki, el acompañante perruno que nos fue guiando y manteniendo “a raya” durante toda la jornada.
Rimor está situado a una altitud de 593 metros y lo atraviesan dos arroyos, el de Rimor y el de Barrero. En este segundo se pueden ver una serie de figuras y curiosos adornos como una veleta con botellas de plástico, una figura de un mono, un diminuto puente de madera o un molinillo también de material de reciclaje. Aparcamos los coches en diferentes lugares para que no molestasen y nos reunimos para sacar una foto de grupo antes de iniciar la marcha a las 10:20 horas.
Algunas de las casas que vimos eran verdaderamente bonitas, con sus balconadas de madera y corredores. Muchas están reformadas mientras que otras tienen un estado un tanto abandonado ya. Abandonamos el pueblo por un camino ascendente hacia el Este y paralelo al arroyo Barrero entrando enseguida entre grandes castaños. El camino comenzó a trazar curvas por la ladera y fuimos alejándonos del cauce. Encontramos algunas fincas cercadas plantadas con árboles frutales y más castaños. El sol que lucía ahora favorecía el esplendor del paisaje en el que ya comenzaban a destacar los ocres de la arboleda y el verde del terreno y otros ramajes más bajos. El camino estaba tapizado por un bello manto de hojas que contribuía a relanzar esa belleza.
Fuimos ganando altura y a los castaños se unieron los robles así como algunos abedules, encinas o acebos. Cruzamos un tramo en el que el camino se encajonó entre un escobar de grandes matas en el que se veían los indicios de desbroce reciente. Tras el mismo volvimos a encontrar de nuevo arboleda unida a estos arbustos más bajos. De pronto nos situamos en lo alto de la loma por la que seguía subiendo el camino frente a nosotros mientras se estrechaba visiblemente. El mapa marca la zona como El Jardón de las Cruces, tratándose en realidad de la cresta Norte del Reconco. La pendiente se hizo un poco más pronunciada en aquel punto y entramos entre encinas que formaron arcos cerrados por encima del camino antes de dar paso de nuevo a los robles.
Poco a poco fuimos viendo como el terreno se volvía rocoso y en el camino vimos, como en otras ocasiones anteriores, las marcas de las rodadas estampadas en la roca del paso continuo de los carros que antaño recorrían estos caminos entre pueblos. La arboleda fue estrechando el camino convirtiéndolo en angosto sendero y en él encontramos unas señales de pizarra grabada en la que ponía “F8 Ferradillo” y dos flechas indicando la dirección que llevábamos. He averiguado luego que se trata de indicadores de una carrera anual por la zona con Ferradillo como punto inicial y final.
El paisaje se fue ampliando y ya vimos parte de Ponferrada al Nordeste. Al lado contrario, por el Oeste, los valles por los que se alejan las carreteras hacia Galicia, Lugo al Noroeste y Orense al Suroeste. Debajo de nosotros vimos el castillo de Cornatel, cerca de Villavieja. El lago de Carucedo o el embalse de Peñarrubia destacaban en estos valles rodeados por cerros y sierras no muy altas con varias canteras horadándolas. Cimas como la Peña del Seo estaban medio ocultas por las nieblas.
La senda pedregosa seguía ganando altura, unas veces por lo más alto y otras un poco ladeada hacia el Este. Nos situamos enseguida paralelos a una alambrada electrificada, pero sin conectar, que corría por uno de esos tramos cimeros. Nos sacamos una foto de grupo al final de la misma antes de volver a entrar entre la arboleda donde encontramos algunas reses vacunas. Tras otro pequeño espacio abierto alcanzamos la cima del Reconco, curiosa cumbre en la que el vértice geodésico está rodeado por completo de robles que impiden su visión hasta no llegar casi a su altura. Eran las 13:05 horas y llevábamos 5,400 Km hechos.
La altitud de esta cima es de 1241 metros y desde la misma, entre la arboleda, puede verse ya Ferradillo al Sudeste a 1,500 Km en línea recta. Aparte del vértice geodésico, no encontramos ninguna otra marca o señal de cima. Con unas piedras que recogimos por las cercanías montamos una especie de buzón para dejar entre ellas un bote con nuestra tarjeta de cumbres. Nos sacamos unas fotos de grupo e individuales en torno al hito antes de retomar la marcha media hora después de llegar.
Salimos enseguida de la arboleda y bajamos unos pocos metros hasta los 1222 metros enlazando con un ancho camino que veía de Villavieja y se dirigía a Ferradillo entre campas de verde prados en los que vimos más ganado. Éstas se alternaban nuevamente con los reductos de robledales entre los que fuimos cruzando subiendo suavemente mientras bordeábamos el valle del arroyo Ferradillo que baja hacia también hacia Villavieja. En el camino volvimos a encontrar tramos empedrados alternados con los de puramente terrosos. Pasamos entre un grupo de moteros que practicaban trial por aquellos caminos y fuimos girando con la cabecera del valle por debajo de las lomas del Damero Redondo, al que luego subiríamos. Poco antes de entrar en el pueblo vimos una bonita fuente de piedra cercada por maderos para evitar la entrada de ganado. En unos indicadores de madera la marcaban como “Fuente del Val” - “Ferradillo”.
A las 14:25 horas, tras 8,000 Km recorridos, entramos en el pueblo en sí encontrándonos con edificaciones cuyo estado contrastaba de forma destacada. Por un lado teníamos viviendas derruidas por completo y por otro inmuebles restaurados o bien conservados en los que se habitaba. Todos ellos tenían en común el material de su construcción, piedra y pizarra en su mayoría. En un nivel más bajo del valle hay más viviendas a las que no llegamos a acercarnos. Nos acomodamos en las cercanías de la iglesia, también en ruinas, y allí decidimos comer la mayoría de nosotros.
Este pueblo se emplaza en la cabecera del valle del mismo nombre al Norte de las Peñas de Ferradillo, que forman parte de los Montes Aquilianos, barrera natural que separa El Bierzo de La Cabrera en esa zona. La más alta de estas peñas tiene 1485 metros y está justo encima de Ferradillo, situado a 1260 m. Estuvimos comentado la posibilidad de hacer en un futuro una ruta nocturna por el mismo trayecto que habíamos hecho, dormir en el pueblo y subir al día siguiente a ellas. En el pueblo se hacen varias romerías y en verano la fiesta en honor a San Bartolomé. El acceso actual es por varios caminos, ninguno asfaltado, desde varios puntos y pueblos cercanos.
Cuando nos pusimos en marcha de regreso a las 15:15 horas caían cuatro gotas de lluvia que apenas se hicieron notar. Salimos por el mismo camino de entrada pero lo abandonamos a los pocos metros para iniciar una subida por pista paralela al anterior y por encima. Nos llevó a una campa en la que había numerosas vacas y comederos para las mismas repartidos por ella. Siguiendo el track del GPS nos desviamos de nuevo a un camino mucho menos marcado por la loma arriba y paralelo a otra alambrada. Entramos luego entre grandes escobas y algo de arboleda alcanzando la cima del Damero Redondo a las 15:50 horas.
Esta cumbre de 1349 metros está aún más cerrada que la del Reconco, y de hecho ni intentamos acceder a ella. Quedamos en unas rocas muy poco por debajo y allí nos hicimos unas fotos. No dejamos tarjeta en esta ocasión. Desde esa altitud veíamos la cima de La Guiana con la ermita en su parte alta. Hacia esa parte baja el valle en el que se ubica Santa Lucía de Valdueza, pueblo abandonado.
Unos veinte minutos estuvimos allí antes de echarnos por un pendiente cortafuegos hacia el Norte entre escobas y algunos robles. Cruzamos un camino trasversal y seguimos la fuerte bajada teniendo Ponferrada ahora frente a nosotros y el conocido monte Pajariel en medio. Llegamos a un punto situado a 908 metros de altitud desde el cual emprendimos una remontada igual de pendiente que la bajada anterior, aunque más corta. Subimos hasta los 955 metros antes de cambiar de rasante una vez más, iniciando el último descenso hacia un cruce de caminos en el que vimos un todoterreno que bajaba por otro ramal que he comprobado iba más directo al pueblo, que ya veíamos en el valle. Nosotros seguíamos el track del GPS e iniciamos un retroceso en la dirección al mismo entrando en otro bosque de castaños y encinas. Aunque la luz solar ya iba bajando, aún destacaban los colores otoñales en el ramaje de los mismos.
Seguir la ruta por un track del GPS tiene sus ventajas, casi todas, y sus desventajas. Una de estas últimas es que el que lo hizo pudo haber seguido o no itinerarios adecuados, y en esta ocasión comprobamos que un par de senderos por los que atajaba, ahora estaban cerrados por completo de maleza. Eso nos supuso tener que seguir el ancho camino que en dos ocasiones dio dos bruscos giros en sentido contrario al pueblo recorriendo en ambos distancias considerables para suavizar las pendientes del cerrado valle. Incluso en un pequeño tramo subimos unos metros. A las 18:15 horas, habiendo recorrido 16,800 Km, llegamos al cruce del arroyo de Rimor desde donde ya el camino iba más o menos directo al pueblo, aún distante algo más de 2,000 Km. Estábamos a 727 m de altitud.
Allí mismo había un enorme castaño de grueso tronco y una mesa redonda a modo de merendero. Poco a poco iba anocheciendo y tuve que usar ya el flash de la cámara para sacar fotos de todo ello. El camino iba paralelo al arroyo que bajaba por nuestra derecha muy cercano. Mientras el resto se adelantaba, Mª Jesús y yo íbamos por detrás parando a sacar fotos de los troncos retorcidos de esos castaños. Dejamos atrás un par de corrales con ganado y varios perros que nos ladraron al paso antes de entrar en Rimor a las 18:50 horas. Cruzamos por una de las calles entre casas con balconadas de madera y a las 19:00 horas terminamos la ruta en la plaza donde teníamos la furgoneta y donde ya estaba el resto de compañeros. El GPS marcaba 19,100 Km hechos con un desnivel acumulado de 939 m.
Nos cambiamos y nos despedimos del resto de compañeros que llevaban diferente destino. A las 19:20 horas iniciamos el viaje de regreso en el que volvimos a encontrar algo de niebla en el Manzanal. Sin otras novedades llegamos a León a las 20:55 horas donde fueron quedando mis acompañantes de viaje. Eran las 21:20 horas cuando llegué yo a mi casa, marcando un termómetro cercano 10º C.
Aunque aún queda más de un mes de la estación otoñal, los paisajes espectaculares de la misma ya van desvaneciéndose con el deshoje de los árboles. Al menos lo hemos podido disfrutar algo a pesar de las restricciones que aún se mantienen por el Covid. Esperamos que el resto de año se mantenga en esta línea o mejor.
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