1ª ASCENSIÓN AL “CALVITERO”,
“CANCHAL DE LA CEJA” Y “TORREÓN”
(Plataforma del Travieso –
Candelario – Sierra de Béjar)
1ª TRAVESÍA “CASTAÑAL, MIRADORES Y CEDRO CENTENARIO” (Béjar)
05/06-09-20
Casi finalizando la época
estival nos hemos ido un par de días a la Sierra de Béjar, límite de Salamanca
y Cáceres, para ascender a tres cimas destacables de la misma, entre ellas
ambos techos provinciales, el Canchal de la Ceja en Salamanca, y el Torreón en
Cáceres. Completamos el fin de semana con una sencilla ruta en las
inmediaciones de Béjar recorriendo un bosque de castaños con varios miradores
sobre la localidad y un enorme cedro centenario.
Solo alguna particularidad
que no tuve en cuenta nos “empañó” un poco el
primer día, aunque por suerte no tuvo mayor repercusión. Aparte de no contar
con el cansancio del madrugón y la conducción de casi tres horas hasta el
inicio de la ruta, que luego me pasó factura durante el último tramo de la
misma, anduvimos apurados para llegar a los alojamientos antes de que cerrasen
la entrada a los mismos por la tarde, ya que decidí no parar por la mañana a
por las llaves para no retrasar el inicio de la caminata. Apunto que Mª Jesús
se alojaba en Béjar y el resto en Candelario al no hacer juntos las reservas.
Como adelanto, al final no tuvieron mayores consecuencias estas incidencias.
Cinco fuimos los animados a
esta andanza: Mª Jesús, José Luis, Alex H.,
Álvaro y yo.
SÁBADO 05
Tras acercarse Álvaro a mi
casa sobre las 5:30 horas, salimos con mi furgoneta en busca de Mª Jesús y José
Luis para recoger luego a Alex en la carretera de Ribaseca. De allí salimos a
las 6:10 horas enlazando con la autovía A-66 a Benavente mientras comenzaba a
despuntar el amanecer. Por la misma enlazamos con la A-6 cerca de esta
localidad que dejamos atrás antes de desviarnos de nuevo a la A-66 hacia
Zamora. Ya en la provincia de Salamanca nos desviamos a desayunar en un
restaurante cercano a Martinamor. Eran las 8:00 horas y llevábamos 233 Km.
De nuevo en marcha por la
autovía comenzamos a ver frente a nosotros, aunque aún lejana, la Sierra de
Béjar con algunas de las cumbres que luego subiríamos. A las 8:55 horas
entrábamos en Béjar por donde pasamos camino de Candelario, que también dejamos
atrás minutos después para continuar por una carretera ascendente y llena de
cerradas curvas a lo largo de 10,000 Km. La misma nos llevó al aparcamiento de
la Plataforma del Travieso, marcada en el Google como “Hoyamoros Parkplatz”,
desde donde iniciaríamos la ruta. Eran las 9:25 horas y habíamos hecho 301 Km.
Este punto es el inicio más
común para ascender a la Sierra de Béjar que nosotros íbamos a recorrer en
parte, y de hecho había más vehículos y montañeros con las mismas intenciones
que nosotros. Se emplaza a 1857 metros de altitud y desde la misma ya hay
algunas panorámicas del valle de Béjar que luego se ampliarían. A las 9:50
horas comenzamos la marcha retrocediendo unos metros por la carretera, que finalizaba
allí, antes de meternos a la loma por un marcado sendero en el terreno tapizado
de matorral bajo y hierba. La pendiente, sin ser excesivamente inclinada, era
considerable y continua. En algunos puntos podía verse un pequeño regato y
algunos manantiales con algo de agua. En uno de ellos habían colocado un tubo
plástico a modo de caño. Sobre algunas de las piedras aisladas que había por la
ladera vimos pajarillos posados en numerosas ocasiones. Aparte del sendero,
como digo muy trotado, hitos de piedras amontonadas marcaban esta subida
continua que llevaba dirección Sudeste.
José Luis y Alex se fueron
adelantando y no tardando les perdimos de vista mientras el resto avanzamos más
pausados parando a sacar fotos y disfrutar del paisaje. Sobre una enorme roca
nos sacaron a los tres algunas fotos con Béjar y Candelario de fondo. Detrás de
ambos, más alejado al Noroeste, corría la Sierra de Francia en la que
intentamos localizar su mayor cota, La Peña de Francia, en la que se levanta el
santuario de Nuestra Señora de la Peña. Saqué varias fotos con el zoom de la
cámara y en una de ellas se consigue distinguir el mismo. En línea recta hay 45
Km.
A una altura de 2315 metros
encontramos un segundo manantial con tubo metálico por el que salía el agua y
en el que algunos bebimos. Eran las 11:50 horas y habíamos recorrido 2,500 Km
desde el inicio. Poco más arriba, a 2331 metros, se encuentra el Hito del
Pepeito, un enorme mojón de rocas apiladas en el que nos esperaba Alex y donde
nos sacamos unas fotos.
Seguimos subiendo entre más
matorral bajo por el sendero durante un tramo antes de que dicha vegetación
desapareciera casi por completo ya cerca de la cresta. El terreno se allanó
mucho, se volvió erial y las rocas erosionadas sustituyeron al verde. Vimos
entonces la cima del Calvitero algo más al Sur, en la que ya estaba José Luis,
y hacia la misma encaminamos nuestros pasos cruzándonos con más montañeros que
bajaban mientras otros seguían nuestra misma dirección. Al llegar a la cresta
nos situamos en el límite provincial de Salamanca y Ávila.
A las 12:40 horas, tras
3,700 Km hechos, alcanzamos nosotros esta cima del Calvitero cuya altitud he
visto que varía unos metros dependiendo de los mapas y referencias que se
consulten, tomando como buena la que marca 2397 metros. En dicha cumbre había
un buzón cilíndrico con tapa cónica de la que recogimos una tarjeta para dejar
la nuestra en él. No lejos, pegado a otro hito de rocas, había un pedestal
medio destrozado en el que antaño hubo una imagen de la Virgen.
Nos sacamos unas fotos en la
gran roca que formaba la cima y saqué una panorámica al Oeste con Candelario y
Béjar en el valle que luego se extendía varios kilómetros hasta encontrarse con
la Sierra de Francia antes mencionada. Se distinguían algunos pueblos más que
no puedo identificar y un par de embalses, el de Navamuño, al Sur de Béjar y el
de Baños, aún más lejano en esa misma orientación y no lejos de Hervás, en
Cáceres, localidad en la que hace cuatro años hicimos una ruta. Tan solo 11 Km
en línea recta nos separaban de la misma. Muchos de estos datos los he sabido
luego estudiando el mapa y la ruta hecha.
A las 13:20 horas retomamos
la marcha hacia el siguiente objetivo, el Canchal de la Ceja, visible al Sur y
distante 1,500 Km en línea recta. No lejos de la cima que dejábamos encontramos
un abrigo de piedras muy bien montado. Desde allí teníamos la panorámica al
Este con la Sierra de Gredos de la que emergía el Almanzor, techo de la misma.
Volvimos a enlazar con el sendero que ahora transcurría por el alto de la
sierra metiéndonos de nuevo entre más matorral bajo. Suponemos que el nombre de
esta cima, Canchal de la Ceja, se debe a la forma que tiene desde esa parte,
asemejando una ceja facial con pedreros precipitándose hacia las pendientes y
escarpadas laderas del Nordeste. Bajamos hacia el collado intermedio mientras
comenzaban a hacerse visibles las lagunas por debajo de esas paredes. Este paso
anterior al Canchal de la Ceja está a una altitud de 2325 metros y desde el
mismo iniciamos la subida a la cumbre entre piedras y terreno de grava más
inclinado que nos llevó hasta una formación rocosa de gran tamaño anterior a la
cima principal. En ella había una placa recuerdo a un montañero. Eran las 14:03
horas y llevábamos 6,000 Km hechos.
Nos sacamos allí varias fotos
encaramados a la misma antes de dirigirnos a lo que era la cima real, unos
pocos metros más al Este y con apenas desnivel sobre la roca anterior. En lo
alto de otra gran piedra incrustada en el terreno había un hito de rocas
indicando el punto exacto de la cima, que al ser tan llana y con varias rocas
del estilo, era algo complicado de definir sin el mismo. De hecho otra piedra
aún más al Este parecía incluso más alta que ésta, aunque al acercarnos a la
misma comprobamos que no era así. Al norte teníamos ahora las paredes
escarpadas que antes habíamos visto de frente y que caían hacia la Garganta de
Solana o del Trampal, en la que estaban las lagunas ahora medio secas. Una
parte de Béjar aparecía desde allí detrás del collado que habíamos pasado.
El Canchal de la Ceja es la
cima más alta de Salamanca con una altitud de 2427 metros. En su día tenía un
bonito buzón en forma de cohete, que puede verse en fotos de Internet, y del
que ahora solo quedaba el tubo metálico cortado a ras de suelo. Dejamos una
tarjeta en un bote entre el monolito de rocas de la cima y nos sacamos una foto
en torno a el. En el terreno vimos numerosas rocas llenas de curiosos agujeros
circulares. Sobre nosotros pasaban en esos momentos algunas nubes que ocultaron
el sol unos instantes. Lo cierto es que esperábamos más calor del que hacía y
del que habían anunciado para ese día en la zona, aunque bien es cierto que lo
había mirado en el pueblo, no en las cumbres. Una ligera brisa que corría
contribuía a mitigar el mismo.
A las 14:50 horas iniciamos
de nuevo la caminata hacia el último objetivo de la jornada, el Torreón, que en
algunos mapas y referencias también lo denomina Calvitero, como la primera
cumbre hecha. Desde allí, a 1,700 Km en línea recta, se distinguía el singular
y enorme hito de roca del mismo más al Sur. Descendimos hacia el collado desde
el cual, como sucedía con el anterior, también hacia el Este bajaba un valle
cerrado por otras cimas del Sur encajonando al arroyo de Malillo o Solana con
alguna lagunilla más.
Cerca del mismo, pero al
Oeste, caían a plomo las impresionantes paredes de Las Agujas, con canales a
las que nos asomamos para ver la cabecera del Río Cuerpo de Hombre, en la Hoya
Moros por la que luego pasaríamos. Bajamos unos pocos metros más hasta la cota
mínima de este collado a 2313 metros antes de meternos a una zona más rocosa
por la que comenzamos a remontar altura. Desde esa zona vimos una laguna grande
con presa al Nordeste. En esos momentos otra pequeña masa de nubes cubrió el
cielo unos minutos.
Estábamos pasando una zona
algo más llana cuando llegamos al límite provincial y autonómico de Cáceres, en
Extremadura. El cordal hacía ahora divisoria entre dicha provincia y Salamanca
dejando Ávila atrás. Eran las 15:38 horas y habíamos hecho hasta allí 7,900 Km.
Sorteamos algunas grandes
rocas por el marcado sendero a lo largo de escasos 200 metros antes de llegar
al Paso del Diablo, el punto más crítico de la ruta. Se trata de un destrepe
vertical de unos 10 metros por roca lisa con muy pocos apoyos y distanciados en
el que la ayuda de una cadena adosada a dichas rocas es fundamental. Hay que
estirar mucho las piernas para llegar a los puntos de apoyo, y los que somos un
poco “paticortos”, lo tenemos más complicado. Es por ello que había que agarrarse
firmemente a la cadena y descolgarse en algunos momentos para llegar a ellos.
Poco a poco fuimos bajando todos hasta la parte baja para remontar luego el
corto tramo a la cima del Torreón, cumbre a la que llegamos cuando eran las
16:10 horas tras 8,500 Km hechos.
Esta cima, la más alta de
Cáceres, tiene 2399 metros de altura, aunque como las anteriores, varía un poco
dependiendo de qué mapa o documento se mire. De hecho el GPS me marcaba 2401 m.
En la misma se encuentra un enorme monolito cúbico de rocas de aproximadamente
dos por dos metros y poco más de altura que semeja a un torreón precisamente.
Unos escalones, también de rocas, suben a la parte alta en la que se emplaza el
vértice geodésico.
Ya era hora para comer y
algunos bajamos un poco a la sombra de otras piedras para hacerlo. Por debajo
de nosotros veíamos al Oeste la Hoya Moros con la cabecera del río Cuerpo de
Hombre. Por éste río transcurre una ruta que de hecho tengo en el listado de
pendientes. Mirando luego el mapa he comprobado que el valle principal al
Sudeste es el del Jerte, archiconocido por la floración de los cerezos en
primavera y en el que veíamos algunos pueblos.
Después de comer nos hicimos
unas fotos en el gran hito y dejamos una tarjeta en un bote entre las rocas de
una de las paredes, de donde habíamos recogido otra anteriormente. También
vimos los restos de un belén de cumbres.
Eran ya las 17:30 horas
cuando emprendimos el regreso, que no se preveía corto. Algunos se acercaron
hasta el borde Sudeste mientras el resto bajábamos hacia el Suroeste por la
ladera hacia el collado que separa el Torreón de Los Hermanitos otro par de
cimas un poco más bajas. En esta bajada vi un pequeño refugio hecho
aprovechando dos grandes rocas apiladas que formaban un hueco bajo ellas.
Poco a poco nos fuimos
metiendo al hoyo bajo las paredes verticales y rocosas del Torreón, de las que
se habían desprendido infinidad de piedras, algunas de varias toneladas, que
cubrían casi todo el fondo de dicha hondonada. Entre ellas fuimos cruzando hasta
llegar a la pradera, también tapizada por las moles desprendidas. Ahora veíamos
desde abajo las canales y paredones por encima de los cuales habíamos pasado
camino del Torreón. En aquella vega encontramos un rebaño de vacas y toros
negros entre los que cruzamos con algo de precaución sorteando también algunos
regatos y charcas de agua cristalina en los que alguno se atrevió a meter. A
las 18:30 horas cruzamos el río Cuerpo de Hombre casi en su cabecera a 2326
metros de altitud. Su cauce apenas tenía agua en esos momentos y en la pradera
cercana vimos un diminuto sapo. Un grupo de personas llegaba en esos momentos a
ese valle en el que habíamos oído ya a más personas antes.
José Luis se volvió a
adelantar mientras el resto iniciábamos la subida por la herbosa loma
contraria. Fue aquí donde comencé a acusar el cansancio de la madrugada, viaje
conduciendo y la ruta todo seguido. Como la bajada había sido sencilla, nos
habíamos olvidado del track del GPS y queríamos volver al mismo para no
meternos entre las escobas o cruzar las vaguadas al azar. Por desgracia no
enlazamos enseguida con él y nos tocó pelear con esa maleza durante un rato y
además subiendo en busca del mismo. Teníamos que ir bordeando el valle a media
altura por debajo de la cresta antes recorrida en sentido contrario sin bajar
demasiado. Además, y era lo que más me preocupaba, teníamos que llegar a los
alojamientos antes de las 21:00 horas nosotros y de las 22:00 horas Mª Jesús.
El cansancio y esa tensión me provocaron durante un momento un acceso de nervios que se me fue pasado tras unos
minutos de descanso.
En el momento que
enlazábamos de nuevo con el sendero nos cruzamos con otro grupo que subía hacia
la hoya. Nos confirmaron que ya no había pérdida siguiendo dicha senda hasta el
mismo aparcamiento, aún distante. Bajamos un tramo por un pedrero algo más
pronunciado antes de casi llanear por la loma a media altura. Hablamos por
teléfono con José Luis y le llegamos a ver ya muy por delante. Cruzamos algún
pequeño arroyo mientras caía la tarde y los colores se volvían más anaranjados.
Seguíamos viendo pájaros posados en las piedras que nos encontrábamos.
A punto de ver ya el
aparcamiento, encima de otra gran piedra, vimos parte del esqueleto de un
animal. Enseguida iniciamos la ultima bajada hacia el final de la ruta en la
que ya estaba José, Alex y Álvaro. Mª Jesús y yo habíamos quedado un poco por
detrás y aún nos retrasamos unos minutos para ver en esos momentos la preciosa
puesta de sol rojiza tras la Sierra de Francia. A las 20:50 horas se ocultaba
el sol en esa jornada.
Pasamos al lado de un grupo
de jóvenes que también disfrutaban de ese momento y a las 20:54 horas
finalizábamos nosotros la ruta en el aparcamiento. El GPS nos daba estos datos:
16,100 Km con un desnivel de subida acumulado de 954 metros.
Llamé a la dueña de la casa
rural y comunicaba por que era ella la que me estaba llamando ya. Nos apremió
para que no nos retrasásemos y nos esperaba para darnos las llaves. Sin apenas
cambiarnos emprendimos el trayecto de 10,000 Km hasta Candelario por la
serpenteante carretera llegando al alojamiento a las 21:15 horas más o menos.
En el mismo, Hotel Rural
“Tía Margot”, hicimos José Luis, Alex, Álvaro y yo el trámite de entrada y nos
entregaron las llaves de las dos habitaciones con camas individuales que
habíamos reservado para los cuatro. Sin más tardanza me puse en camino con Mª
Jesús hacia Béjar en donde ella tenía su alojamiento en el hostal “Blázquez
Sánchez”. En pocos minutos hicimos los cuatro kilómetros que separaban uno de
otro y allí quedó ella antes de volver yo Candelario.
Dejé la furgoneta en un
aparcamiento cercano al hotel y ya en el mismo me duché y cambié. Aunque a Mª
Jesús no le importaba cenar ella sola en Béjar, al final acordamos que volvería
a buscarla para hacerlo todos juntos en Candelario y luego dar un paseo
nocturno por este bonito pueblo. Ya eran casi las once cuando nos acomodamos en
la terraza de un restaurante del pueblo para cenar. Durante la misma apareció
la luna detrás de las lomas del Este.
Luego nos dispusimos a dar
un paseo por las calles de la localidad, declarada Conjunto Histórico. Vimos
varios de los edificios destacados como el ayuntamiento, la ermita del Cristo
del Refugio o la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. En las
calles pueden verse infinidad de fuentes, de piedra en su mayoría, cada una con
nombre propio y estilo. Los balcones de madera, muchos con flores, y fachadas
con entramados de listones de madera también forman parte de la arquitectura
típica de Candelario. Muchas viviendas tenían las fachadas laterales cubiertas
por tejas desde arriba hasta media altura. Según nos comentó un lugareño,
servían como protección contra las inclemencias del tiempo. Otro elemento que
apenas falta en cualquier vivienda es la batipuerta. Se trata de una antepuerta
a la principal y solo de media altura, siendo más alta del lado de las bisagras
que del contrario. Tiene varias utilidades, como la protección contra la lluvia
y nieve, ventilar la vivienda evitando la entrada de animales e incluso antaño
podía separar al matarife del cerdo durante la matanza del mismo. En muchas
calles vimos canaletas labradas en el suelo y pegadas a las viviendas. En uno
de los numerosos carteles que a lo largo del pueblo informan de las
tradiciones, monumentos y otros aspectos turísticos se puede leer que servían
para el drenaje y limpieza de la sangre y restos de esas matanzas que antes se
hacían en las calles. La matanza era una tarea muy arraigada en Candelario, y
de hecho hay un Museo Chacinero en el mismo. En una de las calles vimos un
curioso edificio de tres plantas, estrecho
y encajado entre dos callejones laterales y otro trasero totalmente aislado del resto. En otro rincón, un pasadizo
a modo de túnel unía dos calles paralelas.
Ya cerca de la 1:00 h decidimos
terminar este paseo y nos fuimos todos en la furgoneta para dejar a Mª Jesús en
su hotel de Béjar. A la 1:20 horas entrábamos nosotros en el nuestro y nos
repartimos en las dos habitaciones, José y Álvaro en una y Alex y yo en la
otra.
Así transcurrió esta primera e intensa jornada del fin de semana por tierras salmantinas.
DOMINGO 6
A las 8:30 horas nos habían
dispuesto el desayuno, reservado a la vez que la pernocta, en el pequeño
comedor del hotel, que compartía sala con recepción. Debido a la situación por
el Covid 19 repartían más a los huéspedes del mismo en turnos y estábamos
solos. Café, tostadas, mermelada, etc, componían este desayuno bastante
completo y rico. Subimos de nuevo para recoger ya el equipaje antes de abonar
la estancia, 31,50 € por persona, y dirigirnos hacia la furgoneta para dejarlo
en la misma. Habíamos llamado a Mª Jesús, que iba a retrasarse un poco más, y
aprovechamos para dar otro paseo por el pueblo, ahora diurno.
A las 9:40 horas iniciamos
el corto viaje hasta su hotel en Béjar y la recogimos para dirigirnos hacia el
inicio de la ruta prevista para ese día, distante menos de dos kilómetros. En
este tramo de subida paramos a coger agua en una fuente antes de llegar a dicho
aparcamiento, al lado de la carretera, en el Mirador Fuente del Lobo a las
10:20 horas.
En este punto, algo por
encima de Béjar al Suroeste, hay un merendero y el mirador desde el cual se ve
parte de la ciudad así como una sierra al Norte de la misma. La arboleda que ha
ido creciendo oculta parte de Béjar.
Nos preparamos para la ruta
en este punto, a una altitud de 1008 metros de altitud. La misma es circular
pudiendo hacerse en ambos sentidos, aunque conviene hacerla con la subida mayor
primero. A las 10:35 horas iniciamos la misma saliendo a la carretera, que allí
daba una cerrada curva, para recorrer por ella poco más de 100 metros antes de
desviarnos hacia un camino ancho entre arboleda y tapias de piedra delimitando
varias fincas. El bosque que íbamos a recorrer lo pueblan sobre todo castaños,
robles y chopos entre otras especies arbóreas.
Dejamos atrás un ramal del
camino cerrado por una cancilla y seguimos subiendo encontrando ahora un tramo
totalmente empedrado antes de llegar a la Finca de los Navarejos. Se trataba de
un grupo de edificios adosados en la misma orilla del camino, y ahora
abandonados, que dejamos atrás para seguir remontando la cuesta entre más
arboleda aún cargada por frondoso y verde ramaje. Pasamos al lado de unos
restos de otro edificio de piedras y vimos algunos regatos secos que bajaban
por nuestra izquierda.
A las 11:20 horas, tras
1,600 Km hechos, llegamos al punto más alto de la ruta, 1088 metros, entrando
desde allí en otro paraje de altos y rectos árboles escoltando el camino, con
helechos tapizando el terreno bajo ellos y algunas enormes rocas esparcidas por
el mismo. A lo largo de la ruta veníamos viendo unas estacas con placas en las
que se podía leer “Programa de Voluntariado Juvenil” “Ruta de los Pasos
Jóvenes” “Sierra de Bejar”. Leí luego que esta asociación la había marcado en
el 2014.
A las 11:37 horas llegamos
al Mirador de Los Navarejos, emplazado sobre unas grandes rocas y delimitado
por unas columnas de ladrillos y una valla metálica. Desde el mismo apenas
había perspectiva debido a lo comentado anteriormente, la arboleda había
crecido tanto que ocultaba la vista hacia el valle del Norte dejando tan solo
un pequeño resquicio en la lejanía. Este mirador está situado a 1072 metros de
altitud y a 2,200 Km del inicio. Aprovechando la presencia de una pareja de mujeres
que llegaron en ese momento, nos sacaron una foto a parte del grupo, ya que
Alex se había adelantado.
Más adelante encontramos una
roca que parecía un trono y en la que algunos nos sacamos algunas fotos. En
otra piedra cercana había un curioso liquen circular que semejaba totalmente a
una flor. Entramos en un tramo encajonado entre muretes de piedras y cruzamos
un punto en el que dos jambas de piedra también escoltaban el camino que seguía
encerrándose cada vez más. Estábamos cerca del Mirador de Los Galindos, al cual
íbamos, pero el track del GPS que llevábamos tenía el pequeño error de
distancia y nos había metido al camino encajonado cuando en realidad
transcurría unos pocos metros más a la derecha. La misma pareja de mujeres
anterior llegó en ese momento y a la par alcanzamos este cercano mirador a las
12:30 horas. Una barandilla semicircular lo delimita sobre una base rocosa.
Desde él aún se ve menos paraje, solo el bosque en el que se emplaza a una
altura de 1015 metros y 3,300 Km del comienzo.
Volvimos sobre nuestros
pasos, ahora por el buen sendero entre helechos y algunas zarzamoras con
frutos, hasta el ancho camino. Retrocedimos por él unos 40 metros antes de
coger otro ramal entre castaños que nos llevó a una nueva bifurcación en forma
de “Y”. No lejos de la misma se encuentra la Fuente de La Francesa, un
manantial con pilón totalmente tapizado por musgo cerca de un castaño. El
nombre de la misma hace referencia a la mujer de un ingeniero francés, Monsieur
Papau, que se instaló en aquellos parajes y fincas durante la construcción del
ferrocarril que pasaba por Béjar allá por el año 1894. Esta fuente está ubicada
a 972 metros de altitud y 4,100 Km del inicio.
A tan solo 200 metros de la
misma encontramos la siguiente fuente, la del León. Con algo menos de caudal,
también tiene un pilón al que cae el chorro que sale por la boca de una cabeza
de león de aspecto metálico, pero de material cerámico que puede verse en los
desconchones que tiene. Volvimos sobre los pasos pasando por otras dos “jambas”
en los laterales del camino hacia la bifurcación en “Y” para seguir por el otro
ramal. Nos desviamos justo antes de dos nuevas columnas hacia un sendero de
pendiente bajada que nos llevó al cauce de un arroyo cerca del cual encontramos
otra fuente sin nombre en la ruta. Remontamos desde ese punto unos metros y
cruzamos un prado descampado antes de meternos de nuevo a la arboleda y seguir
bajando por el camino hasta llegar a la Finca de La Francesa a las 13:30 horas
y tras 5,900 Km.
En este lugar, punto más bajo
de la ruta situado a 908 metros de altitud, puede verse el enorme Cedro
Centenario, el mayor atractivo de la ruta a mi parecer. Se trata de un ejemplar
de unos 125 metros de altura y 9 de diámetro troncal en su parte más ancha. Los
compañeros lo rodearon y contaron 6 personas y media en el perímetro bajo. Es
impresionante.
Nos sacamos unas fotos en
torno al mismo y luego Mª Jesús y yo nos aproximamos hasta los edificios de la
finca allí cercanos. Se encuentran en estado de total abandono y la mayoría estaban
cerrados. Hay cuadras, una fuente de piedra, un cuarto con una báscula medio
desarmada y un armario colgado. A través de algunas ventanas se ven algunas
estancias de la vivienda, como digo, en ruinas. Cerca de todo ello hay una
hornacina con un mosaico de la imagen de la Virgen del Castañal, nombre por el
que también se le conoce a esta finca. Cuando retomamos la marcha ya a las
14:05 horas, los compañeros se habían ido.
Salimos de la hacienda por
una cancilla cerca de la cual había un prado en el que un par de grandes y
grises burros estaban tumbados. Durante un tramo el sendero se mantuvo
encajonado entre taludes de tierra, muretes de rocas y muchos helechos. Luego
se fue ensanchando hasta llegar a un punto en el que se dividía, al igual que
los dos track que llevaba en el GPS, cerca de otra finca con casa algo más
restaurada. Uno de ellos llegaba al final entrando por Béjar y subiendo por la
carretera hasta el merendero del inicio mientras el otro iba más directo al
final por el bosque. En principio tiramos por el largo, pero luego, hablando
con Alex por el móvil nos comentó que él lo había seguido y daba un buen rodeo,
como se comprobaba en el GPS. Decidimos retroceder y meternos por el otro ramal
que enseguida comenzó a remontar la pendiente por el bosque siguiendo un
estrecho sendero.
Por el mismo recorrimos unos
600 metros antes de llegar al merendero del inicio en su parte contraria a las
14:50 horas. Allí mismo se encuentra la Fuente del Lobo, también de piedra y
con la cabeza de un lobo, yo creo que ésta sí metálica, de la que sale el
chorro de agua por la boca. Pues bien, había alguien cargando varias garrafas
de agua y estuvimos un rato a ver si terminaba para sacar una foto, pero al
final me rendí y yo decidí seguir hasta la furgoneta, distante algo menos de
200 metros, donde terminé la ruta a las 14:57 horas. El GPS marcaba 8,500 Km y
252 metros de desnivel acumulado. Allí ya estaba el resto de compañeros y nos
cambiamos. Luego volví a la fuente, donde había quedado Mª Jesús, y ahora sí pude
sacarle unas fotos cómodamente. Vimos otra fuente entre ésta y el aparcamiento.
A las 15:15 horas nos
pusimos en marcha hacia el centro de Bejar en busca de un sitio donde comer. Mª
Jesús decidió quedar cerca de la fuente en la que habíamos cogido agua al
subir. Tras alguna vuelta por la ciudad encontramos un mesón en el que entramos
para comer tranquilamente nosotros cuatro.
Poco después de las 17:00
horas recogimos a Mª Jesús, que había bajado hasta la calle principal. Yo
estaba bastante cansado y con sueño, así que fue José Luis el que cogió la
furgoneta para hacer el regreso, o parte del mismo. El cuentakilómetros de la
misma marcaba allí 350 Km.
No tardamos en salir de la
ciudad y enlazar con la autovía A-66. Yo vine durmiendo a ratos y lo que notaba
era mucha sed. No hay muchos lugares cercanos a la autovía donde parar y al
final lo hicimos en la entrada a Benavente a las 19:15 horas. Allí estuvimos
unos 25 minutos, tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas del fin de semana.
El resto del trayecto conduje yo hasta llegar a Ribaseca, donde había dejado
Alex el coche. Aquí llegamos a las 20:20 horas. Seguidamente fui a llevar a
José Luis y a Mª Jesús para terminar Álvaro y yo el viaje y la “aventura” del
fin de semana en mi casa a las 21:05 horas. El cuentakilómetros de la furgoneta
marcaba un total de 642 Km.
Haciendo un pequeño
resumen-conclusión del fin de semana puedo apuntar estas dos reflexiones. A
considerar para otras ocasiones similares, los tiempos de ruta en caso de tener
que un límite para finalizar la misma por el motivo que sea. Estudiar la opción
de marchar el día antes y evitar el cansancio y estrés del madrugón, viaje y
ruta continuos.
Por otra parte, y en cuanto
a las rutas hechas. Por un lado, sobre la ascensión del sábado: no me arrepiento
para nada de haberla hecho, por supuesto. Conocimos una zona nueva, tres
cumbres hechas, dos de ellas destacadas al ser sendos techos de provincias en
una ruta considerable. Las canales y paredones impresionantes y el Paso del
Diablo animaron también la misma. El “pero”......la sierra un tanto aislada con
mucha llanura como paisaje principal así como el terreno muy árido, hacen, a mi
parecer una zona poco atractiva para volver.
En cuanto a la ruta del
domingo, y repitiendo lo anterior, sin arrepentirme para nada de haberla hecho,
salvo el cedro centenario y quizás las fuentes, el resto de la misma, bosque y
vistas desde los miradores, casi nulas en algunos de ellos, no la hacen
especialmente destacable, sin dejar de ser bonita, quede claro. La distancia
hasta allí influye, no tanto en la opinión sobre las rutas, evidentemente, pero
sí en la conveniencia de volver a repetirlas en ocasiones posteriores teniendo
en cuenta esas consideraciones hechas.
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