lunes, 5 de noviembre de 2012

II MAGOSTO "CUMBRES DE LEÓN" CIGUERA - PEÑA JOYA - PEÑA TERRIONADA - LOIS - 04-11-12

 

II MAGOSTO “CUMBRES DE LEÓN”.

2ª ASCENSIÓN A “PEÑA PEÑA TERRIONDA” Y “PEÑA JOYA”. (Ciguera).

04-11-12             (Domingo)

En este mes de noviembre es tradicional realizar el magosto. Algunos años nos hemos unido a la Delegación Leonesa de Montañismo y otros, por diferentas causas, lo hemos hecho por nuestra cuenta. En esta ocasión optamos por la última opción, aunque no resultó como hubiésemos querido, al menos la parte del magosto en sí.
Adelanto, eso sí, que la actividad no tenía nada que ver con este evento, y que las castañas las llevaba yo sin contar con nadie y como sorpresa. Repito que no salió como esperábamos este momento, pero algo se hizo.
Salimos de Guzmán en los coches de Tiquio, José Luis y el mío los 9 participantes: Nati, Mª Jesús, Tiquio, José Luis, Santiago, Alex, Álvaro, Marcial y yo. A las 8:30 horas emprendimos el viaje por el nuevo tramo de autovía León – Puente Villarente. Allí enlazamos con la carretera hacia Boñar y luego la de Cistierna. En Las Salas nos desviamos hacia Ciguera, 1130 m, donde llegamos a las 9:40 horas. Aparcamos los coches y nos preparamos para la ruta. Las fuentes no echaban agua y un vecino nos abrió la llave de una de ellas, cerrada para evitar que se helasen. Desde allí se podía ver la cima de Peña Terrionda, primer objetivo nuestro.
Nos sacamos la foto de grupo y emprendimos la marcha a las 10:00 horas. En un “Pascualín” con remolque saque una foto a Álvaro para añadir a la larga lista que ya tiene subido a diferentes tractores y otros vehículos de este tipo. Dejamos atrás la iglesia y salimos por un camino que al poco cruzaba un puente sobre el arroyo Alcón. En las laderas de las cumbres ya veíamos el bello colorido rojizo de los hayedos que contrastaba con las verdes praderías de la parte baja.
El camino embarrado comenzó a ascender con dirección Suroeste entre lomas de pradera y algunos árboles desperdigados. El cielo se mantenía nublado, pero de momento sin amenazar lluvia. La temperatura era bastante baja y las manos se quedaban un poco frías. Como apunte aclaratorio anotaré que hay que coger siempre los ramales hacia la izquierda o los de frente, nunca los de la derecha que nos bajarían al valle.
Poco a poco fuimos ganando altura y entramos entre escobas y arboleda más espesa. Las hayas tenían un colorido espectacular, y ya adelanto que disfrutamos del bosque y estas tonalidades tanto en la subida como en el descenso. Frente a nosotros se alzaba La Peñona, gran peñón cargado de arboleda por todas sus laderas. El camino iba serpenteando bajo éstas y nos encontramos con un par de vacas en él. Por debajo escuchamos voces de algunos ganaderos que las cuidaban.
Pasamos algunos tramos dónde las ramas formaban túneles sobre nosotros y las hojas formaban un manto en el suelo. Las raíces de algunos de ellos escapaban del terreno escomido en los márgenes. Llegamos a una fuente con pilón tras la cual el ancho camino medio desaparecía. Emprendimos entonces la subida por una verde ladera, cada uno por un lado. Algunos ya habían desaparecido a su aire ya desde atrás. Nati decidió quedar por allí, aunque luego nos comentó que había subido bastante más. El resto de los que íbamos un poco más agrupados volvimos a encontrar el camino de nuevo entrando al bosque y tras cruzar otro pequeño arroyo.
Nos topamos por allí con numerosos tocones de troncos llenos de verde musgo formando bonitas esculturas naturales. Algunos troncos se encontraban totalmente huecos y tenían poco más que la corteza, aunque se mantenían vivos. El camino se fue convirtiendo en sendero entre el bosque ensanchándose más arriba dónde se encajonaba entre taludes de tierra y barro. El suelo era una auténtica alfombra de hojas ocres en muchos lugares. En el mapa marca la zona como La Boria.
Salimos de nuevo a cielo abierto ya cerca de la collada. En lo alto de unos riscos vimos un gran buitre aposentado y oteando el horizonte. De nuevo un estrecho sendero ascendía por la ladera y por él alcanzamos el collado bajo Peña Terrionda con 1395 metros de altitud. Eran las 11:50 horas.
En lo alto de la cresta estaba también José Luis y ya en la cima Santiago. Al Oeste había otra collada más alta y una caseta en ella. Por allí pasa el camino que recorre la ruta conocida como “De los Cuatro Pueblos” y que hace años hicimos. Sale de Primajas hacia Corniero, Valbuena del Roblo y Viego.
Nos encaminamos hacia la siguiente collada para ascender desde ella a la Peña Terrionda. Avanzamos por senderos de ganado entre matorral bajo hasta llegar a una alambrada. Desde arriba, José Luis nos indicó que no hacía falta llegar a esta collada y que podíamos comenzar a subir fácilmente desde allí mismo. Así lo hicimos, empinándose entonces la ladera pero sin complicación alguna. Algunos cruzamos la alambrada en una zona de rocas por las que trepamos unos metros. No tardando entramos en la zona más pendiente y último tramo a la cima. Nos restaban escasos metros de desnivel a la misma. Con ella a la vista pasamos una cresta rocosa y a las 13:50 horas llegamos los últimos a Peña Terrionda, cumbre con una altitud de 1611 metros. Tanto éste como Peña Joya las habíamos ascendido celebrando el VI Encuentro del club en 2007.
La vista era amplia, aunque las nieblas iban cerrando el paisaje. Al Suroeste se extendía el valle de Reyero, en el que además de este pueblo, se emplazan Viego, Primajas y Pallide. Al fondo se podía ver parte del embalse del Porma y el Susarón a su vera. En la parte contraria emergían las cumbres de Los Llerenes, Las Pintas, Castaño, Los Cantos, Yordas, etc. Más al Sur, el Cerroso y Moro. Al Norte, el Corral de los Diablos, Sextilón y alguna cumbre del Mampodre. Hacia esa parte veíamos los caminos y colladas por los que anduvimos en la ruta nocturna de este verano pasado. Cercano a otro camino bajo la misma cumbre vimos los restos de un todoterreno que han quedado tras el grave accidente ocurrido hace unos meses en dicho valle. Nos sacamos una foto de grupo y entre un hito de piedras, que algunos se dedicaron a remover y recolocar, dejamos nuestra tarjeta.
Poco más de media hora después retomamos la marcha desandando unos metros y encaminándonos hacia la segunda cumbre. Bajamos hasta un collado de 1575 metros en el que había una encrucijada de alambradas que atravesamos antes de comenzar la subida de Peña Toya, 1638 m, una cima que cresteamos antes de volver a descender a un segundo collado de 1578 m anterior ya a Peña Joya o de la Hoya. En este paso cruzamos una zona quemada y otra rocosa dónde encontramos una pezuña de un animal con parte de los huesos de la pata.
Subimos la pendiente ladera de esta cima en la que un gran hoyo en la parte alta da nombre a la misma. Encima de éste se emplaza la cumbre de Peña Joya o Pico de la Hoya con 1687 metros de altitud a la que llegamos cuando eran las 14:20 horas.
Entre unas rocas había un portal de algún Belén de Cumbres pasado. Desde allí se veía Lois al final de otro valle cubierto por más bosques. Nos sacamos otra foto en la cima y dejamos la tarjeta de cumbres entre otro montón de piedras. Luego nos acomodamos a comer mientras veíamos como se acercaban las nieblas por el Norte y Oeste además de negros nubarrones.
Terminamos de comer, y cuando saqué las castañas cocidas que llevaba para comérnoslas, se puso a llover. Vaya suerte. Aguantando un poco la lluvia, que aún no arreciaba mucho, comimos algunas en la cima celebrando nuestro magosto particular. Al final no nos dejó terminarlas y tuvimos que recoger y emprender el descenso apresurado a las 15:10 horas.
Lo hicimos por una cresta de la parte Este entre los valles de Ciguera y Lois. Cruzamos una zona de pedregales más pendiente suavizándose más abajo. Ahora se había oscurecido bastante y lo que caía era agua-nieve, por lo me puse los guantes. Por la cresta bajaba también una alambrada de ganado. Así llegamos a una collada anterior a la Peña el Jaido donde el grupo se dividió. Mientras unos decidían bajar hacia Ciguera, Mª Jesús, Marcial, Álvaro y yo optamos por hacerlo hacia Lois. Desde la misma collada entramos en un hayedo aún más espectacular que el de subida. Sus diferentes tonalidades de hoja formaban un cuadro policromado de belleza espectacular. El suelo volvía a ser un gran manto de hojas marrones y amarillas por el que apenas se vislumbraba un sendero. Volvimos a toparnos con bonitos troncos tapizados de musgo y grandes rocas que destacaban en ese marco vegetal. En un tronco vimos un curioso nudo con un hueco lleno de agua que parecía un mini estanque para los pájaros.
Atravesamos este bosque y cruzamos un pequeño claro antes de internarnos de nuevo entre la arboleda dónde pasamos una cancilla tras la cual comenzaba un ancho camino. Aunque suene repetitivo, la belleza de este hayedo era sobresaliente. Ya no tengo palabras para describirlo mejor.
La lluvia seguía cayendo, aunque a ratos cesaba bastante e incluso se veían claros en el cielo. Al salir de la arboleda vimos como el camino describía unas curvas que nos hicieron pensar por un momento que nos sacaría a la carretera y no a Lois directamente. Enseguida llegamos a un arroyo que cruzamos antes de comenzar a subir una cuesta. Echando la vista atrás vimos ahora una bonita vista completa de todo el hayedo.
Entramos enseguida entre praderías y no tardamos en ver algunas casas de Lois entre la arboleda que aún quedaba en algunos corros. Unos minutos más tarde, a las 17:20 horas, entrábamos en dicha localidad. En ella se encuentran algunos grandes caserones y la gran iglesia conocida como La Catedral de la Montaña. En una fuente con pilón nos lavamos las botas y poco después llegábamos al bar en el que estaban los demás compañeros que habían bajado a Ciguera y Nati.
Tiquio había pedido para merendar un gran chuletón que le iban a servir, por lo que Alex me acercó con el coche de éste a Ciguera a por mi furgoneta. Allí nos cambiamos antes de volver hacia Lois, distante unos 3 Km. En este trayecto de vuelta paré a sacar unas bonitas fotos del atardecer con un sol que ahora salía entre las nubes arrojando sus rayos rojizos sobre las cumbres. De nuevo en el bar tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas de la salida. Allí me encontré a una conocida del trabajo.
A las 18:35 horas salimos del local para emprender el regreso a León. De un manzano cercano y cargado de frutas cogimos unas para probarlas. El regreso lo hicimos por Mansilla cogiendo el tramo de autovía en Puente Villarente. A las 20:10 horas llegamos a Guzmán y poco después Mª Jesús y yo a Armunia.
Sin duda disfrutamos de una jornada con paisajes verdaderamente bonitos, sobre todo los contemplados en los hayedos que atravesamos. Una lástima la lluvia que nos estropeó el momento del magosto, que tuvimos que apresurar en la cumbre. Al menos algo hicimos.



































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