VI MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN.
1ª TRAVESÍA “QUINTANA DE FUSEROS - CAMPO DE BATALLA – CIUDAD DE LAS ABEJAS- NOCEDA DEL BIERZO”.
07-11-10 (Domingo)
Dentro de las actividades previstas para este año tuvimos en cuenta el Magosto que la Delegación Leonesa de Montañismo celebra anualmente en esta época otoñal. En esta ocasión se trataba de una travesía entre los pueblos bercianos de Quintana de Fuseros y Noceda del Bierzo. En la misma participamos unos 150 montañeros, siendo cinco los socios de nuestro club que nos animamos y quedando en cuatro tras la baja de Antonio. Arancha, Álvaro, Nati y yo completábamos el reducido grupo.
Tras pasar a recoger a Arancha nos cercamos a Guzmán de donde salían los autocares a las 8:00 horas. Allí mismo pudimos ver un bello amanecer de tonos rojizos que fotografié con la estatua de Guzmán a contraluz.
Camino del comienzo de la ruta se oscurecía el cielo a cada paso terminando por nublarse por completo tras el puerto Manzanal. En poco más de hora y cuarto llegamos a dicha localidad a cuya entrada vimos una bonita fuente decorada con un arado, un botijo y un pequeño carro encima de la roca de la que manaba el chorro.
Nos preparamos para la ruta con el cielo amenazante de lluvia pero conteniéndose de momento. Mientras Nati decidía irse en el autocar a Noceda y Arancha se unía a unos amigos, Álvaro y yo hicimos todo el recorrido de unos 17 Km. en mutua compañía. A las 9:40 horas comenzamos a caminar hacia el centro de Quintana de Fuseros, (940 m), atravesando el mismo por sus calles en las que vimos una ermita, la del Cristo, y la iglesia con un antiguo reloj bajo el campanario. Enseguida salimos del pueblo por camino entre castaños, pinos y otras especies arbóreas. La vista del valle era espectacular con los tonos otoñales en sus laderas. Tras un trecho recorrido giramos casi 180 grados subiendo un poco más empinadamente hasta situarnos encima del pueblo del que tuvimos una amplia vista. Enseguida comenzamos otro giro hacia el Oeste contemplando delante un gran pinar cuyo verdor contrastaba con el marrón de las hayas y robles. Por la izquierda teníamos el valle por el que pasa la carretera de un pueblo a otro atravesando algunas localidades más. En la lejanía se elevaban las cumbres de la zona de Los Montes de León.
Enseguida llegamos a la bifurcación de las dos rutas opcionales de la marcha, la corta y la larga. Una de ellas tenía 17 Km. y la otra unos 10 Km. Yo no estaba convencido para hacer la larga, y no por falta de forma física, que este día parecía que la tenía plena, si no por el tiempo ajustado que normalmente hay para terminarla tranquilamente. Eran las 10:30 horas y había que estar en Noceda a las 16:30 horas. Animado por Álvaro e Ivo, el organizador que estaba en este punto controlando, emprendimos la subida por el ramal largo.
Entre robles, escobas y pinos comenzamos a subir con pendiente más pronunciada que la anterior. Como digo, me encontraba bien de forma e íbamos a paso bastante ligero. El contraste de colores de la arboleda era todo un espectáculo visual. En los cruces había cintas señalizando el ramal correcto a seguir sin posibilidad de despistes. El ancho camino serpenteaba por las laderas del Monte Grande hasta alcanzar la collada de La Era de la Batalla o Campo de Batalla. Esta campera se sitúa a 1287 metros de altitud y a 5,500 Km. del pueblo. Eran las 11:05 horas cuando llegamos los dos a la misma.
Continuamos ahora por el cordal siguiendo dicha pista y en pocos minutos dimos vista al alto de La Ciudad de Las Abejas, formación rocosa cerca de la cual pasaba el camino. La última pendiente se veía inclinada de verdad y “metía miedo”. Este siguiente tramo era bastante suave y largo. Transcurría por el medio de la loma con vistas a dos valles, el del arroyo Oceo por la derecha y al amplio valle principal por el que iba la carretera en su fondo por la izquierda.
Llegamos así a un punto en el que la ruta se desviaba de la loma para meterse por la ladera izquierda entre los pinares. Nos dijeron que siguiendo de frente por el cortafuegos se llegaba al mismo punto con menos rodeo, pero con pendiente muy fuerte, la que antes veníamos viendo. Decidimos cogerlo a hecho con todas las consecuencias.
Realmente comprobamos la inclinación que tenía dicho cortafuegos cuando íbamos avanzando por él. El suelo era pizarroso y con algunos surcos de la lluvia. Los bastones era una gran ayuda en este momento. Poco a poco vimos como oscurecía frente a nosotros y las cumbres se cerraban de nieblas. No tardó en echarse a llover y tuvimos que colocarnos la cazadora que antes nos sobraba. No duró mucho en pasar este nublado aunque seguía amenazando por el norte.
Álvaro alcanzó la parte alta poco antes que yo lo hiciera a las 12:00 horas del mediodía. Esta zona con el curioso nombre de Ciudad de las Abejas está a 1570 metros de altitud. Habíamos recorrido 7,500 Km. desde Quintana de Fuseros.
En este punto, el más alto de la ruta, se unía el cortafuegos con el camino que rodeaba un poco más evitando la fuerte subida. Aquí nos reunimos varios participantes y algunos tomamos un pequeño tentempié. Algo por encima estaba la cumbre rocosa con 90 metros más de desnivel. La vista era muy amplia desde allí a pesar de las nubes y neblinas.
El camino comenzaba a descender por debajo de las rocas hacia el Norte entre piornos que dan nombre a la siguiente collada. A la misma llegamos en pocos minutos cuando eran las 12:20 horas. Está situada a una altitud de 1540 metros y divide los términos de Noceda y Quintana. Enseguida comenzamos el descenso por el medio de un gran pinar en el que no tardamos en encontrar numerosas setas de color rojo vivo. A una de ellas le faltaba un trozo del tamaño de un mordisco y Arancha bromeaba con ella acercándola a la boca como si la comiese. Les habíamos alcanzado en este última bajada y enseguida les perdimos de nuevo de vista.
Una vez más el bosque multicolor nos alegraba la vista con sus contrastes entre las diferentes especies. Ahora teníamos por la izquierda el valle de La Silva por cuyas laderas íbamos a bajar un buen trecho hasta unirnos con el de Noceda. Al poco de comenzar a descender por el mismo se cerró de nuevo el cielo y vimos como incluso caía agua-nieve. De frente vimos subir un todoterreno de la Guardia Civil que se cruzó con nosotros y que luego volvió a bajar.
El camino serpenteaba una vez más por la laderas de aquel valle en continuos zigzag. No me canso de repetir la belleza de las lomas cubiertas por el bosque formando parcelas de diferentes colores dependiendo de la especie de árbol que lo formase. Pasamos por encima del arroyo que bajaba de la collada y cerca de un depósito cuadrado lleno de agua. Tras un tramo de camino enlazamos con otro ya en el valle de Noceda. Un indicador de madera nos marcaba la dirección de la ruta de las fuentes medicinales. La misma transcurre por el valle varios metros por debajo, casi al lado del río. Eran las 13:30 horas.
A los pocos metros encontramos nosotros una fuente, no sabemos si medicinal o no, pero de ella bebimos. Enseguida vimos en la cabecera del valle principal las Peñas de La Gualta, en las que está el mirador, y la cascada por debajo de ellas. Por el contrario, en la parte baja del mismo destacaba una pradería verde iluminada por el sol que salía entre algunos claros que se abrían.
Salvo algún corto tramo de suave subida, desde que habíamos dejado La Ciudad de las Abejas era todo descenso. Como veíamos que nos daba tiempo de sobra para llegar a la hora fijada, decidimos parar tranquilamente a comer aprovechando que no llovía en esos momentos. Encontramos un pequeño escampado al lado del camino con restos de una hoguera cerca de la cual había dos rocas y un tronco. Lo colocamos sobre las mismas a modo de banco y allí mismo nos acomodamos para comer cuando eran las dos en punto de la tarde. Los que pasaban nos decían que qué buen sitio habíamos encontrado, replicándoles nosotros que lo habíamos reservado con antelación.
Una media hora después retomamos la marcha por el mismo camino que seguía descendiendo hacia Noceda. No tardamos en divisar la piscifactoría al lado de la cual se pasa al regreso en la Ruta de las Fuentes. Una vez más comenzamos a ver castaños de grandes proporciones cerca del camino y en las laderas. En algunos desvíos del mismo habíamos encontrado indicadores hacia la parte alta en los que ponía “Despegue el Cervatín”. Luego Álvaro preguntó por ello y nos dijeron que era una zona en la parte alta de aquel monte desde la cual se tiran en parapente. Otras señales marcaban la zona como coto de setas.
Ya con el pueblo bajo nosotros comenzó a llover en serio. Enlazamos no tardando con la Ruta de las Fuentes y al poco nos encontramos un castaño de tronco descomunal en el que nos sacamos unas fotos. En un recinto cerrado vimos varias colmenas y a los pocos metros dimos con el comienzo de la ruta y el cartel cerca del cual dejamos los coches cuando la hicimos la última vez.
En una zona de merendero había un grupo comiendo tapados con paraguas. A las 15:10 horas entrábamos en el Barrio del Río de Noceda del Bierzo. En esos momentos salía el sol, aunque seguía lloviendo. Álvaro no pudo por menos de subirse a un “Pascualín” en el que le saqué una foto. Un día me tomé la molestia de recopilar todas las fotos suyas encima de tractores, y no son pocas. Es una costumbre que tiene cuando encontramos algún curioso vehículo de esos en los pueblos. Por sus calles dejamos atrás una pequeña iglesia en la plaza y en el bar en el que también habíamos estado en aquella ocasión entramos a tomar un café. A la salida retomamos la marcha hacia el polideportivo en el que estaban los autocares. Éste se encuentra en el Barrio de San Pedro, el del medio de los tres que forman Noceda del Bierzo. El primero, en el que está la cooperativa es el de La Vega.
Siguiendo las indicaciones de un vecino nos desviamos por una carretera que va por la parte externa del pueblo, aunque bien podíamos haber ido por el medio del mismo. En esos momentos comenzó a llover de nuevo con fuerza, lo justo para mojarnos bien en el último tramo. A las 15:50 horas llegábamos Álvaro y yo a los autocares tras 17 Km. recorridos según la hoja de rutas. Al lado del pabellón deportivo, en el que se celebró la primera edición de este magosto, estaban aparcados los autocares. De ellos recogimos la ropa para cambiarnos allí mismo. Nati llegó al poco rato de hacer parte de la ruta de las fuentes y también Arancha y los amigos. A la hora prevista emprendimos el corto trayecto en los autocares hasta la cooperativa situada a la entrada del Barrio de La Vega.
En la misma ya estaban algunos empleados asando las castañas en los bidones giratorios preparados a tal efecto bajo techo. En esta época están trabajando a todo ritmo y pudimos ver in situ todo el proceso desde que se recoge la castaña traída por los socios cooperativistas, la selección y el envasado. Todo este proceso se hace por medio de maquinaria y también manualmente con personal que selecciona el producto que pasa por las cintas transportadoras. Estando allí llegaron algunos recolectores a dejar el producto y más tarde un gran trailer a cargar. Numerosos fuimos los que compramos sacos de castañas de diferentes tamaños y precios. 3 € costaron 2,5 Kg.
Cuando estuvieron listas las castañas asadas comenzaron a repartirlas. En cucuruchos de papel que nosotros mismos hacíamos nos iban echando un puñado de ellas teniendo para acompañar vino y refrescos. ¡que ricas estaban!. Hubo hasta para repetir. En un momento que salió el sol formó un bonito y nítido arco iris hacia la montaña.
Poco antes de las 18:30 horas comenzamos a retirarnos hacia los autocares que a esa hora en punto comenzaban el regreso a León. Sin novedades recorrimos los algo más de 100 Km. entre los dos puntos llegando a la capital a las 20:00 horas. Allí cerca tenía la furgoneta en la que acerqué a Arancha a casa llegando a la mía poco después.
Después de las previsiones que había con un tiempo pésimo en toda la montaña leonesa, no podemos quejarnos de lo relativamente poco que llovió durante la marcha. Como ya apunté en la anterior salida, los paisajes que pudimos ver compensan con creces ese contratiempo.
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