lunes, 6 de septiembre de 2010

ESPIGÜETE (Cardaño de Abajo) 05-09-10

 


2ª ASCENSIÓN AL PICO “ESPIGÜETE”.

05-09-10         (Domingo)

Siguiendo el calendario previsto por el club de montaña para este año, nos hemos ido a la vecina provincia palentina para ascender al mítico Espigüete al que ya hace 8 años subí por primera vez. Tanto en aquella ocasión como ahora en ésta el esfuerzo que me supuso fue máximo y yo creo que incluso más ahora. Sus pendientes y pasos delicados tienen la fama bien merecida. No en vano tardé, no solo yo, cinco horas en alcanzar su cumbre.
A las 8:00 horas nos reunimos en Guzmán los diez participantes que íbamos, uno de ellos agregado de última hora. Silvano no me había confirmado del todo su participación y llegó allí a esa hora, lo cual nos hizo cambiar los planes de vehículos a llevar. En vez de ir en el de Adelino, de cuatro plazas, al final tuve que llevar yo la furgoneta junto con el coche de José Antonio. En los dos vehículos se acomodaron también Nati, Roberto, Álvaro, Mª Jesús, Mateo, Silvano, Piedad y Adelino. Pasadas las 8:00 horas salimos de León por la carretera hacia Mansilla. En Sahechores nos desviamos a Almanza y de éste a Puente Almuhey. Aquí paré a llenar el depósito y luego, estando parados cogiendo agua en una fuente, nos pillaron Ricardo y Cesar que iban a hacer lo mismo por su cuenta. Camino de Guardo entramos en Palencia y en esta localidad giramos hacia Velilla del Río Carrión. Aquí tuvimos nosotros un despiste y cogimos la carretera que no era y llegamos hasta Besande tras entrar en León de nuevo. Yo no iba convencido, y el resto que venía conmigo, que había ido por allí más veces que yo, no me indicaron nada. Total que recorrimos 10 Km hacia un lado y otros 10 de regreso a Velilla para coger la buena.
A las 10:15 horas llegamos al aparcamiento situado en la carretera que une los dos Cardaños y en el cual ya estaban los demás. Nos preparamos sin dilaciones y tras sacar una foto de grupo emprendimos la marcha cuando eran las 10:30 horas.
La vez anterior habíamos comenzado a subir desde allí por la misma roca, pero ésta vez decidieron seguir el camino del refugio por el valle de Mazobre. Tras unos metros paralelos a la carretera da un giro hacia el Oeste para entrar de lleno en el citado valle. En un tramo vimos un pequeño muro que contenía las piedras que caían de la ladera hacia la pista. También pasamos entre escobas altas durante unos metros teniendo el arroyo por nuestra derecha. Por la izquierda transcurría el largo cresteo hacia la cumbre aún invisible.
Tras recorrer aproximadamente 1 Km. llegamos al desvío del refugio de Mazobre en el que ya estaba Silvano como supimos por el walkie que me había dejado. Aquí hubo una divergencia del grupo. Ricardo, José Antonio y Cesar se iban hasta el fondo del valle donde se encuentra la cascada y desde la que subirían mientras el resto nos desviábamos al refugio situado en una llanura de la ladera. Por su parte, Nati ya había quedado por detrás a su aire. Eran las 11:00 horas.
Retomamos la marcha por el camino que giraba a Sureste subiendo hacia dicho refugio que pronto vimos. En él había una pareja que ya había bajado de la cumbre. Allí paramos unos minutos a coger fuerzas para el tramo siguiente a la cresta que no tenía desperdicio alguno. Tras bajar un pequeño trecho emprendimos la subida por una canal de pendiente considerable. El sendero serpenteaba por la misma lleno de grava y pequeñas rocas en las que a veces se patinaba. Echar la vista arriba era desesperante, pero poco a poco íbamos ganando altura. Por detrás habíamos quedado Adelino, Álvaro y yo mientras el resto trepaba varios metros por encima. Por el walkie supimos que algunos ya habían llegado a la cresta y se les veía la silueta a contraluz.
A las 12:30 horas, tras hora y cuarto de subida, llegamos nosotros a la cresta donde estaba esperando el resto de compañeros. Adelino llegaba en muy baja forma y decidió no seguir más; Roberto optó por quedar con su padre también allí. La vista ya era amplia y podíamos ver la cumbre del pico Murcia así como la del Tres Provincias y Peña Prieta entre otras. También se veía Cardaño de Arriba.
Retomamos la ascensión para comenzar a subir un tramo también de pendiente considerable. Entre rocas fuimos ganando altura poco a poco hacia la siguiente “terraza”. El sendero se intuía en la cresta además de estar más o menos marcado por hitos. Así llegamos a otra zona un poco más “suave” donde encontramos el primero de los pasos complicados. Se trataba de una destrepada donde había que agarrarse a la roca con la espalda hacia una caía de unos pocos metros. Era la que yo me acordaba de haber pasado en aquella ocasión y la que me metía miedo. Con la ayuda de Mateo, que ya había pasado y nos indicaba los apoyos, la cruzamos Álvaro y yo.
Enseguida llegamos a otro de los tramos conflictivos de la ascensión. Ahora se trataba de una losa casi lisa por la que había que subir aprovechando los rebajes y pocas grietas que tenía. No se subía mal del todo, pero siempre apoyando al máximo para no patinar e irse rodando abajo. Sí impresionaba echar la vista atrás y ver la pendiente de la misma. De nuevo reunión al final de esta pared donde encontramos a un joven que había subido con unos compañeros por la cara sur medio escalando. Ellos habían ido a la cumbre y les esperaba.
La cuesta no daba tregua y seguimos subiendo por la cresta con caídas impresionantes a ambos lados. El viento del Suroeste era fuerte y también había que tenerlo en cuenta en los pasos un poco aéreos. De pronto vimos aparecer por encima de nosotros, y ya bajando, a Ricardo, José Antonio y Cesar con quienes nos cruzamos en pocos minutos. A mí me daban de vez en cuando los pinchazos en los muslos que casi me paralizan en ocasiones, lo cual temía. Álvaro tampoco iba en buenas condiciones con el estómago revuelto. No tardamos en alcanzar él y yo la primera cumbre de las dos principales del Espigüete. Eran las 14:50 horas.
El paso de una a otra tampoco tiene desperdicio. Subidas y bajadas entre grandes rocas y picachos que sortear siguiendo el sendero que serpentea entre todo ello. Por allí vimos una de las varias placas colocadas en memoria de los muchos que han dejado la vida subiendo a esta cumbre, generalmente en invierno o escalándola.
Atacamos por fin la última, aunque más fácil, subida a la cumbre principal de este pico. A las 15:35 horas llegamos Álvaro y yo por fin a la cima del Espigüete, cumbre con 2451 metros de altitud habiendo partido de unos 1341 m. En ella, además de los compañeros, había otro grupo de jóvenes y aprovechamos para que nos sacasen una foto. La vista era realmente impresionante, aunque un poco diluida por la calima que había. Por numerar una mínima parte de las cumbres divisadas apuntaré la del Curavacas, Peña Prieta, Tres Provincias, Murcia, los tres macizos de Picos de Europa, Redondo, Yordas, Las Pintas, Moro, Peña Corada o Peña Oracada. Por debajo veíamos Cardaño de Abajo, pero no el de Arriba. También Valverde de la Sierra, en León, otro de los puntos de partida para esta ascensión. Igualmente veíamos los pantanos de Riaño y el de Camporredondo. Por detrás del pico Redondo se veía una densa humareda de un incendio.
Nos acomodamos para comer en torno al hito disfrutando de todo este paisaje. En la cumbre, además del punto geodésico, había una cruz y dos buzones, uno de ellos nuevo. Después de comer tranquilamente nos cercamos Mª Jesús y yo hasta la cota Oeste bajando unos metros por la cresta. Desde la misma teníamos justo debajo Valverde de la Sierra y frente a nosotros el pantano de Riaño. Divisamos todo esto y nos sacamos unas fotos antes de regresar hacia la cumbre. En este tramo fuimos viendo unos pequeños pájaros que apenas levantaban el vuelo de las rocas y conseguí sacarles unas fotos con el zoom.
Ya en la cumbre, y después de dejar nuestra tarjeta, emprendimos el descenso cuando eran las 17:10 horas. Descendimos hacia la collada entre ambas cumbres de donde partía al sur la pendiente vaguada de la pedriza por la que teníamos pensado bajar. Tuve que cambiar la tarjeta de la cámara antes de llegar a la misma. La pendiente de esta bajada es importante y el sendero resbaladizo por la grava y arenilla en la parte alta. Aunque hace algunos zigzag, hay bastantes tramos de bajada directa. Los bastones, que normalmente en las bajadas me estorban, aquí eran de gran ayuda. Algunos compañeros se fueron hacia la falda de la roca en la orilla de la vaguada, aunque no bajaban más rápido que los que seguíamos el sendero con pedreros. Por detrás comenzaron a bajar otros tres montañeros con el consiguiente peligro de desprendimiento de piedras. A mitad de la pendiente hay un escalón oblicuo que sorteamos sin dejar el sendero.
Algo más de una hora nos llevó bajar el tramo pedregoso de aquella canal hasta suavizarse en las praderías de la parte baja. Allí nos hicimos una foto de grupo con la vaguada y las dos cumbres de fondo antes de proseguir el descenso hacia un camino que veíamos y al que llegamos a las 18:41 horas. Tuvimos el error de no haberlo atravesado y haber seguido por la loma que allí estaba limpia hasta enlazar con otro de la parte baja que iba directo al pueblo. De esta forma, siguiendo el de arriba, nos fue llevando por las cabeceras de las vaguadas dando un buen rodeo.
Encontramos un manantial del que bebimos y cogimos agua y enseguida nos metimos en un bosque por el que yo me acordaba de haber bajado en aquella ocasión. Según avanzábamos con dirección sureste íbamos viendo el macizo de diferente forma y la cresta por la que habíamos subido. Entramos en un bonito hayedo donde el sol del atardecer se colaba entre el ramaje dándole un color espectacular. Ya fuera del mismo nos adelantaron los tres jóvenes que habían bajado detrás de nosotros en la vaguada.
A las 19:45 horas entrábamos Álvaro y yo en una pista de cemento ya muy cerca del pueblo. Habíamos quedado un poco por detrás y en cinco minutos llegábamos a la plaza de Cardaño de Abajo en la que algunos compañeros ya estaban acomodados en la terraza del bar tomando un refrigerio. Cuando nos separamos de Roberto y Adelino les había dejado la llave de la furgoneta y habían ido con ella hasta allí. También se quedaron con un walkie por el que nos comunicamos buena parte del día. Por su parte, Nati había llegado a la cascada de Mazobre y había bajado luego al pueblo. Ricardo y Cesar ya habían marchado.
Nos cambiamos y tomamos también nosotros una cervecita allí sentados cómodamente en la terraza. Incluso en una fuente cercana nos refrescamos un poco. A las 20:30 horas emprendimos el regreso a León. En el tramo del pantano paré a sacar una foto del pueblo y pico y más adelante unas de la bonita puesta de sol que había. Pasamos por Velilla y en Guardo saqué otra del pico desde allí. Sin más novedades hicimos el trayecto hasta Puente Villarente donde encontramos retenciones que llegaban a la capital. Nos desviamos entonces para venir por Villarroañe, aunque se da más rodeo.
A las 22:40 horas llegábamos a Guzmán donde ya estaban los compañeros del otro coche. Tras dejar a Mª Jesús en casa llegué a la mía poco antes de las 23:00 horas. Desde Cardaño hay unos 140 Km.
Aunque cansado y con agujetas, satisfecho de haber coronado una vez más esta cumbre tan destacada dentro del montañismo.

















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