XV TRAVESÍA NOCTURNA.
3ª TRAVESÍA “LAS PUENTES DE MAL PASO”.
22/23-08-09
Como ya hicimos hace dos meses, hemos realizado una nueva marcha nocturna este año. Para mayor satisfacción mía, seis fuimos los animados a esta travesía que resultó un éxito total en todos los sentidos.
SÁBADO 22
Acordado el plan de la marcha, concertamos la hora de la salida para las 21:00 horas del sábado. En Guzmán nos reunimos cinco de los seis participantes: Pedro, Roberto, Álvaro, Nati y yo. La última componente del grupo, Gabriela, se nos uniría en el punto de salida ya que pasaba unos días en la zona con su familia. Como anécdota apunto que se me había olvidado el bocata que había cogido para cenar un poco antes de comenzar la marcha.
En mi furgoneta nos acoplamos como pudimos con todos los bártulos en la parte trasera. Emprendimos la marcha más o menos a la hora prevista por la carretera hacia Astorga donde entramos en la autovía. Por ella avanzamos hacia el puerto Manzanal pasado el cual paramos en una gasolinera donde estuvimos unos minutos tomando un refresco y Nati y yo cenamos un poco la tortilla que ella llevaba. Eran las 22:40 horas cuando retomamos el viaje hacia Ponferrada donde entramos minutos más tarde. No sé por donde lo hicimos, pero terminamos en la parte contraria a la salida hacia Molinaseca. Atravesamos la ciudad mientras íbamos montando algo de jolgorio en el coche con una cancioncilla que nos enseñaba Nati.
Por fin cogimos la carretera hacia Molinaseca, 595 m, donde llegamos sobre las 23:30 horas y donde ya estaba Gabriela. Aparcamos en la misma carretera cerca de la fuente con el monumento al peregrino de donde habíamos partido las dos veces anteriores que he hecho la ruta. En ella nos sacamos una foto y emprendimos la marcha por la calle principal del pueblo en la que vimos numerosas terrazas. Aunque no todos estábamos animados, al final nos sentamos en una de ellas a tomar también nosotros un refrigerio.
DOMINGO 23
A las 0:15 horas retomamos la marcha por la calle empedrada con dirección al puente medieval que los más adelantados comenzaron a atravesar. A mí no me convencía la salida por allí ya que la ruta iba por esta parte del río Meruelo. Retrocedimos unos metros y nos desviamos hacia la iglesia de donde sí partía la senda. Una señal de madera nos indicaba el comienzo de la misma saliendo por una calle ancha por la que caminamos unos 200 metros antes de que otro indicador nos invitase a cambiar de dirección.
Allí sí nos metimos en la estrecha senda entre arboleda y zarzales. En este tramo encontramos algunos castaños con frutos aún verdes. El sendero comenzó a empinarse en varios tramos de forma significativa. Las mochilas pesaban lo suyo ya que llevábamos dos tiendas de campaña repartidas entre todos aparte de los sacos y demás. Por la parte izquierda teníamos una fuerte caída al río mientras que por la derecha subían los canchales y laderas. El sendero iba siguiendo la orografía del valle por el que bajaban numerosas vallinas que hacían serpentear el mismo. Aunque en general la ruta va subiendo, la senda va haciendo toboganes.
En una de esas vallinas pasamos un puente de rejilla metálica sobre un pequeño arroyo. Unos metros más adelante hicimos una parada y al poco nos encontramos con un indicador que señalaba 2 Km. desde Molinaseca y 0,5 Km. al primer puente. La primera distancia no nos parecía correcta y no nos coincidía con la del mapa. En este marcaba 4,5 Km al primer puente y nos parecía lo más correcto después de lo andado ya. Era la 1:50 h de la madrugada.
Desde allí volvíamos a descender camino de este primer puente mientras el sendero daba bruscos giros hacia el fondo del valle. En medio del sendero veíamos numerosas manchas que parecían aceite, lo cual nos extrañaba. Llegamos a suponer que eran de motos que habían pasado por allí. A la luz del día vimos que era la savia de un tipo de árbol que crecía por allí sobre el sendero.
A las 2:00 horas llegamos a este primera Puente de Mal Paso situada a una altitud de 820 metros. Se trataba de la Puente Pequeña y el acceso a la parte baja no era muy bueno que digamos. Lo intentamos Gabriela y yo bajando por una empinada pendiente resbaladiza con grava y roca llegando solo a la mitad. Allí saqué unas fotos del arco y volvimos a subir. Atravesamos este puente a cuyos lados han colocado unas cuerdas con estacas de madera como protección.
Seguimos avanzando ahora subiendo de nuevo por una zona rocosa y con algo de arboleda. La noche estaba ideal para caminar con la temperatura idónea. Con la luz de las linternas íbamos guiándonos sin problema alguno siguiendo el sendero bien marcado. En este kilómetro entre un puente y otro encontramos abundante matorral que para nada molestaba a la marcha. Roberto había cambiado la posición de la tienda en la mochila ya que la llevaba atravesada e iba rozando con todo.
A las 2:30 horas llegamos a la segunda Puente de Mal Paso, la grande, situada a 700 metros de altitud y a 4,5 Km de Molinaseca. Esta segunda puente es la que han restaurado recientemente ya que la última vez que fui, hace dos años, estaba medio derruida y recomendaban, más bien prohibían, el paso por ella. Algunos bajaron por el río, pero otros decidimos pasar por encima ya que no nos parecía tan en mal estado como para caerse a nuestro paso. Ahora como digo, totalmente reconstruida, no había problema alguna para atravesarla y así lo hicimos. En ésta el descenso es más fácil por el lado contrario. Un sendero baja hasta el mismo río desde el que se puede contemplar el arco completamente.
Retomamos la marcha subiendo de nuevo un tramo entre rocas. Al lado del camino se había escondido Roberto, pero le vimos enseguida. Tras unos metros de ascenso comenzamos a bajar de nuevo bruscamente hacia la última vaguada del valle. El arroyo que atravesamos estaba totalmente seco y algunos iban a seguir por él antes de darse cuenta de que el sendero lo atravesaba y comenzaba a subir por la parte contraria. Desde el último puente se suben 200 metros hasta Riego de Ambrós, final de la ruta. Ahora la caída al arroyo la teníamos por la derecha e intenté sacar una foto con la exposición larga e iluminando con las linternas la arboleda, pero no salían. En este tramo llevábamos a Nati y a Pedro de guías, lo cual nos sorprendía a algunos.
Llegó un momento en el que se nos despistó un poco el sendero que parecía entrar hacia el fondo del valle, pero enseguida dimos con él. Pocos minutos después llegamos al enorme castaño de tronco descomunal en el que siempre nos sacamos una foto de grupo. No iba a ser menos esta vez y así lo hicimos con el banderín del club. Retomamos la marcha encontrando ahora una plantación de árboles frutales que nos indicaban que ya no estábamos muy lejos del pueblo, cuyas luces hacía rato que veíamos.
No tardamos en enlazar con un ancho camino que venía de la parte alta hacia el fondo del valle. Ahora dejamos de ver las luces de Riego y el camino cambió tanto de rumbo que nos hizo dudar de su destino. Por la derecha encontramos un desvío que nos pareció un atajo al pueblo y que cogimos tras varios metros recorridos por el camino aquel. Pasamos entre zarzales y prados hasta que por fin nos encontramos con una huerta tapiada muy cerca del pueblo ya.
A las 4:25 horas entramos en Riego de Ambrós, 916 m, por una calle cementada entre casas de balconadas antiguas y otras mas recientes. Sin meter mucho ruido caminamos por ella hasta llegar a una plaza con una fuente en medio. Un par de perros pequeños salieron a nuestro paso en esta plaza en la que nos hicimos una foto. Nuestro objetivo era encontrar una campa en la que había estado yo en las otras ocasiones y colocar allí las tiendas. El problema era que no estaba muy seguro de la orientación que teníamos que coger hacía ella. Con la brújula nos orientamos un poco y salimos por otra calle que nos sacó del pueblo pero hacia unas praderías en ladera y sin lugares para acampar. Con las linternas recorrimos estas praderas hasta que por fin reconocí el bajo tapial de piedras donde habíamos parado en aquellas ocasiones. Por encima de él estaba la pradera en la que podíamos colocar las tiendas de campaña. Aún estando en ella no había muchos corros adecuados, pero terminamos encontrando uno donde colocar las tiendas; ya eran las cinco de la madrugada.
La zona era además rocosa y las picas no entraban bien. Nati y Pedro había decidido hacer vivac y se fueron a acomodar en la pradera misma. No era muy buena idea ya que era una zona donde las ovejas pastaban y estaba plagado de excrementos de ellas. En media hora montamos las dos tiendas y nos repartimos los cuatro en ellas. A lo lejos se podían ver las luces de Ponferrada. Casi eran las 6:00 horas cuando nos acostamos. Yo no dormí mal del todo a pesar de no acomodar la almohada. Había llevado una hinchable que puse sobre la mochila, pero no quedaba muy bien.
Nos levantamos sobre las 9:15 horas cuando el sol ya calentaba lo suyo y se notaba dentro de las tiendas. Mientras que Nati ya estaba en pie, Pedro dormía plácidamente en el saco. Luego supimos que los insectos les habían molestado durante la noche.
Fuimos desayunando y desmontando las tiendas. Al Norte, a lo lejos, podíamos ver parte de Ponferrada entre la bruma matinal. Al Oeste se elevaba toda la sierra de los montes Aquilanos y al sur teníamos el pueblo a escasos 100 metros.
Eran las 10:30 horas cuando emprendimos la marcha hacia el pueblo donde entraban dos motoristas de trial desde el valle. En sus calles vimos numerosas casas con balcones cargados de flores. Como ya apunté, los estilos eran de lo mas variado, encontrándose desde viviendas antiguas restauradas, de estilo moderno y también varias derruidas. Llegamos a la plaza en la que habíamos estado por la noche y que estaba al final de la calle que partía de la misma campa. Luego continuamos por alguna otra hasta salir casi del pueblo donde había una iglesia abierta en la que entramos para visitarla. Alguno se había quedado a la sombra sentado en el pueblo. En las calles encontramos numerosas fuentes antiguas de diferentes tipos. Conversamos con algunos lugareños y todos nos preguntaban si hacíamos el Camino de Santiago. Esta ruta pasa por el pueblo hacia Molinaseca bajando a éste por un camino que transcurre por el lado contrario al de la senda de los puentes. Antiguamente era este senda por la que bajaban los peregrinos antes de hacer el nuevo trazado.
Eran las 11:20 horas cuando salimos del pueblo por el mismo lugar que habíamos entrado de noche. En éste encontramos numerosos zarzales de moras que algunos recolectaron. El sol ya calentaba bien y cualquier sombra era buena para hacer una breve parada. No tardando enlazamos con el camino ancho que bajaba del pueblo dando más rodeo y que pasaba al lado de la campa en la que habíamos trasnochado. Entre escobas bajamos unos metros hasta llegar a la bifurcación que nos metía hacia el valle. Todos iban delante y se la pasaban de largo hasta que me vieron a mí parado esperando a ver lo que hacían. Por el sendero llegamos enseguida al enorme castaño en el que volvimos a posar para una foto. Eran las 11:48 horas.
Poco a poco nos fuimos metiendo al valle mientras contemplábamos atrás algunas casas del pueblo. La parte alta apenas tenía arboleda, pero según descendíamos iba abundando cada vez más. Nos cruzamos con unos caminantes que subían hacia el pueblo haciendo esta ruta. No tardando llegamos al arroyo seco y lo atravesamos para comenzar a subir por la parte contraria. Encontramos zonas rocosas en el mismo sendero donde por la noche hubo que poner un poco de atención para evitar resbalones. Llegamos así a una parte alta con una vista espectacular del valle. Desde allí comenzamos el descenso hacia La Puente Grande a la que llegamos cuando eran las 12:40 horas.
Por otro sendero bajamos a la parte baja donde había un grupo de jóvenes. El arroyo invitaba a meterse y así lo hicieron algunos. Yo mientras, aprovechando el idílico lugar, me dediqué a meditar y reflexionar sobre un tema particular que traía entre manos. Se estaba tan bien allí que daba pereza irse, pero lo hicimos cuando eran las 13:30 horas.
Atravesamos el puente y retomamos la marcha por el sendero que volvía a ascender por la ladera del valle. El sol estaba en pleno apogeo y las sobras no eran muy abundantes. Bajamos un tramo de zigzag y de roca antes de llegar a La Puente Pequeña a las 13:40 horas. Como ya vimos por la noche, el acceso a la parte baja de este puente es complicado, por lo que ahora tampoco decidimos bajar. Yo me desvié un poco por el sendero para sacar una foto algo lateral, pero sin bajar el tramo empinado que habíamos hecho de noche. Tras ella se sube de nuevo bruscamente y salimos a la solana. Enseguida vimos al otro lado del valle la carretera que sube desde Molinaseca a Riego y que durante un tramo va oculta tras otra loma más cercana.
Dejamos atrás el indicador de madera que marcaba 2 Km a Molinaseca y 0,5 Km al primer puente. La vista del valle desde las partes altas era realmente bonita. El sendero volvió a cambiar de inclinación bajando una vez más entre escobas y otros matorrales que además de no dar sombra, despedían un calor infernal.
Íbamos un poco desperdigados y en una recurva del sendero, donde crecían unos árboles y había algunas rocas, nos reunimos de nuevo todos salvo Pedro, que había cogido carrerilla. A la sombra se estaba de maravilla y daba pereza retomar la marcha. A las 14:30 horas, tras unos 20 minutos de relax, nos pusimos de nuevo a caminar bajo el sol abrasador. Enseguida llegamos a las bajadas de fuerte pendiente de la ruta que son en las que más metros hay de desnivel. Estas nos llevaron al puente de rejilla sobre un arroyo secundario y donde otro cartel marcaba 1 Km a Molinaseca.
Una vez más volvimos a subir y echando la vista atrás contemplamos otra bella panorámica del valle de Meruelo que veníamos recorriendo. Algunos troncos secos moteaban el paisaje dándole un matiz incluso más bello. Por delante ya veíamos el Santuario de las Angustias situado en la carretera a la entrada de Molinaseca. La arboleda se hizo un poco más abundante y en el mismo valle había un gran plantío de árboles. Tras él comenzamos a ver también la torre de la iglesia de donde partía la ruta. Grandes castaños y otras especies escoltaban el sendero en esta última parte antes del pueblo.
Cinco minutos después de las tres de la tarde dejamos el sendero y salimos al ancho camino cementado que entraba en el pueblo. Allí, sentados cerca de una nave, estuvimos unos minutos antes de retomar los últimos metros. A las 15:15 horas llegamos al final de la ruta frente a la fachada del Templo Parroquial de Molinaseca. En total habíamos recorrido 15 Km de ida y vuelta más los andados por Riego de Ambrós.
Sin más tardanzas nos dirigimos a una terraza de un bar donde tomamos un refrigerio tranquilamente a la sombra. Media hora después nos encaminamos hacia la playa fluvial bajo el puente medieval. Allí hay pradera para tumbarse, lo cual hice yo, mientras otros no dudaron en darse un baño. Se estaba realmente a gusto allí a la sombra, o al sol, como los que se habían bañado. No éramos los únicos, por supuesto. Aquello estaba lleno de gente haciendo lo mismo.
Pasaba un poco de las cinco y media cuando recogimos los bártulos y nos dirigirmos hacia el coche por la calle principal. Roberto me hizo unas fotos con la mochila que llevaba toda torcida. Viendo los bonitos balcones floreados de algunas casas llegamos a la plaza de la fuente con el peregrino cerca de la cual tenía la furgoneta. En esta plaza me dejé olvidados los bastones la última vez que hice esta ruta. A las 17:44 horas llegábamos a ésta dando por finalizada la marcha completamente.
Allí nos cambiamos el calzado y ropa sudada y estuvimos haciendo tiempo a que fuesen a buscar a Gabriela. Al final, como se retrasaban, nos despedimos de ella y a las 18:05 horas emprendimos el regreso a casa. Decidimos hacerlo por la carretera que pasa por Riego de Ambrós y se dirige a Foncebadón y Astorga. Paralelos a la ruta realizada subimos por la carretera hacia dicho pueblo en el que no llegamos a entrar. Dejamos atrás varios pueblos más antes de llegar a la Cruz del Ferro donde nos detuvimos cuando eran las 18:40 horas. En una mesa a la sombra de los árboles nos acomodamos para comer, que aún no lo habíamos hecho. Yo solo tenía sed y la bebida que llevábamos estaba caliente del todo. No se nos había ocurrido comprar algo fresco. Numeroso personal andaba por las cercanías de la cruz y de la ermita.
A las 19:20 horas retomamos la marcha con intención de parar a tomar algo en algún bar. Sin novedades llegamos a Astorga donde hicimos esta segunda parada y en una cafetería a la entrada estuvimos tomando un refrigerio e hicimos las cuentas. Una vez más nos pusimos de camino a León, esta vez sin intención de hacer parada alguna. Por todo el Este se veía una franja en el cielo que parecía humo.
A las 21:10 horas terminamos el viaje en León donde me despedí de los compañeros antes de dirigirme a casa. Camino de ella vi un incendio en los prados cercanos a la antigua azucarera y me acerqué a ver. Allí estaban los bomberos ya apagándolo. De todas formas no era ese el humo que habíamos visto de camino. Escasos minutos más tarde llegaba yo a casa 24 horas después de haber salido de ella.
Toda una grata experiencia la vivida en esta marcha nocturna que espero sigamos practicando habitualmente en los meses estivales. A ver si los socios se siguen animando y conseguimos un grupo asiduo para las mismas.
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