lunes, 8 de junio de 2009

CUETO SAN MATEO (La Pola de Gordón) - 07-06-09

 


2ª TRAVESÍA “POLA DE GORDÓN- CUETO SAN MATEO (1ª ASCENSIÓN)- LOS LLANOS- POLA DE GORDÓN”.

07-06-09             (Domingo)

Cómo suele suceder en algunas ocasiones, nos vemos obligados a modificar el calendario previsto por unas razones u otras. Este fin de semana teníamos previsto irnos hasta Álava para ascender al pico Aitzkorri, pero ni los que no podíamos fuimos ni los que lo propusieron y podían lo hicieron. Ya en la última salida habíamos comentado la posibilidad de ir al pico Murcia, algunos por no haber ido el día que se hizo y otros por no haber conseguido subir por la nieve acumulada. Pues bien, la climatología de estos días nos hizo desistir de intentarlo tan siquiera. Otra opción era volver a Pendilla para ascender el Estorvín, también pendiente de primeros de año, pero incluso en esa parte se cerraban las nieblas durante el trayecto. Al final decidimos quedarnos con la última opción pensada que era la ascensión al Cueto San Mateo, sencilla y cercana cumbre en la zona de Gordón.
Salí de casa con la furgoneta y recogí a José Antonio en el Crucero. Seguidamente a Adelino y Roberto frente a su casa y por último a Álvaro en Villaobispo. A las 8:00 horas emprendimos el trayecto hacia Pola de Gordón, 1012 m, mientras el cielo despejado se cubría de nubes. En 45 minutos llegamos a éste y nos desviamos hacia el camping subiendo con la furgoneta unos metros por el camino que se dirige hacia el pico. En una zona llana donde han explanado recientemente parte de la ladera aparcamos y nos preparamos para la ruta. Ya adelanto que hicimos la misma travesía que el día del Belén de Cumbres de este pasado año con la ampliación de la subida al pico. En aquella ocasión estaba el paisaje nevado y ahora totalmente primaveral, por lo que no tenía punto de comparación.
A las 8:50 horas comenzamos a andar por el ancho camino que ya comenzaba a ascender. Enseguida dejamos atrás un merendero y una fuente por debajo de una caseta. Unos metros después un indicador nos marcaba 2 horas a la cumbre. Allí mismo salía un sendero y un camino ancho hacia arriba. No me di cuenta de que era el sendero por el que luego regresaríamos. Frente a nosotros se alzaba la mole del Cueto San Mateo al fondo del valle. La vegetación en el mismo era frondosa y verde y por el fondo bajaba el arroyo Santas Martas. En poco más de media hora llegamos al refugio de Llanolespin en el que la vez anterior paramos un buen rato. También ahora nos detuvimos unos minutos e hicimos unas fotos en su interior y exterior. En él hay una chimenea, mesa y un fregadero con grifo y agua corriente.
Retomamos la marcha por el mismo camino que llevábamos y que enseguida fue girando a norte por debajo de la falda del pico. José Antonio ya estaba en la ladera por encima de la cual se veía una cueva a la que estuvimos pensando en subir directamente. De haber sabido donde nos llevaba la ruta luego lo hubiésemos hecho.
Optamos por seguir el camino hasta la collada desde donde marcaba la subida “oficial”. Roberto había quedado por detrás y le estuvimos esperando. Resultó luego que había cogido un atajo y ya estaba por delante de nosotros. Al lado del camino, entre un pequeño bosque, encontramos una fuente con pilón y un panel informativo.
A las 9:55 horas llegamos al collado desde el cual se comienza la subida a la cumbre. Otro indicador nos señalaba 55 minutos a la misma. Mas o menos estábamos a unos 1300 metros de altitud, la mitad del total. Ahora las marcas transcurrían por la ladera en piedras o estacas de madera pintadas de amarillo y blanco. La ruta está homologada como PRC LE 38.
La pendiente se hizo más pronunciada pero se hacía cómoda zigzagueando. El sendero no estaba muy marcado en algunos lugares, pero no había problema alguno. Algunos árboles moteaban la loma por debajo de las verticales paredes que teníamos de frente y que no sabíamos por que lado las sortearía la ruta. Uno de los bastones se me había ido cerrando y lo desenrosqué para alargarlo. Luego no era capaz a apretarlo y me costó un rato conseguirlo. Por eso no suelo cerrarlos nunca.
Poco a poco vimos cómo la senda giraba a la derecha por debajo las paredes dirigiéndose hacia la canal de la cueva. Las marcas nos metieron en ella y el sendero entre pedregales subió hasta situarse a su altura girando luego a la izquierda. La cueva quedaba unos metros a la derecha y hacia ella nos dirigimos. Álvaro y Adelino ya había llegado unos minutos antes. El acceso era un tanto dificultoso más que nada por lo pendiente del terreno. La cavidad no era muy profunda pero sí amplia y alta. Desde ella se podía ver parte de Pola de Gordón así como el valle por el que habíamos subido y la furgoneta. Nos sacamos una foto de grupo en la misma y algunas del paisaje con la entrada en primer plano. Eran las 10:30 horas.
Retomamos la marcha bajando unos metros hasta el sendero que subía luego por la parte contraria de la canal. Así nos situamos por encima de ésta y se suavizó un poco la pendiente. Ahora veíamos las laderas del norte y el valle de Gordón con Santa Lucia y Ciñera. No tardando divisamos la cumbre donde ya estaban Adelino y Álvaro y en pocos minutos llegamos el resto cuando eran las 11:00 de la mañana.
En esta cumbre de 1609 metros había una cruz, a la que faltaba un brazo y en la que en una placa indicaba “22-12-77 CLUB COLLALAMPA. SANTA LUCÍA. LEÓN.” En el buzón encontramos una libreta con varios relatos de subidas y en él dejamos nuestra tarjeta. Los negros nubarrones impedían ver el amplio paisaje y solo algunas cumbres cercanas como el Fontañán, Roberto o Altico quedaban a la vista más o menos. También vimos durante un rato el Fontún o Peña Galicia, pero la mayoría estaban ocultos por las nieblas. Sí veíamos varios pueblos cercanos como Santa Lucía, Ciñera, La Robla o parte de Pola de Gordón y Llombera. Por debajo de la cruz encontramos dos belenes de cumbres con muchas figuras destrozadas. Hice una curiosa foto de la cruz con varias ovejas en primer plano pareciendo éstas reales.
Al poco de llegar nosotros lo hizo un grupo de montañeros de León siendo algunos conocidos nuestros. Venían de Llombera por la loma Sureste. Nos hicimos una foto conjunta en la cumbre y charlamos con ellos un rato antes de que emprendiesen la bajada. José Antonio se unió a ellos mientras nosotros tomábamos unas aceitunas y chocolate disfrutando del paisaje, que aún con nubes tiene su encanto. Eso sí, nos pusimos a la abrigada y con cazadora, ya que no hacía calor alguno.
A las 12:30 horas emprendimos nosotros el descenso también hacia el Este. Decidimos seguir las indicaciones de José Antonio y bordear luego la cumbre por el norte y así variar la ruta de ascenso. Nada más perder unos metros cambió totalmente la temperatura y subió varios grados al no darnos el viento directamente. Vimos cómo por aquella parte había también marcas señalando la ruta. Pasamos entre escobas floridas y campas verdes inclinadas en la ladera donde luego se nos despistaron las indicaciones. Sin pérdida alguna nos fuimos dirigiendo hacia el Oeste donde se encontraba el camino ancho que habíamos usado para subir y en el que vimos luego a José Antonio.
Para bajar al mismo teníamos un desnivel considerable y bastante vertical. Además había lugares con algunos pasos no muy fiables, por lo que tuvimos que avanzar estudiando el mejor sitio para bajar cómodamente. Abajo se veía la bifurcación que teníamos que tomar con dirección a Los Llanos, el altiplano en el que habíamos colocado el belén nuestro y por el que transcurría el último tramo de la ruta circular del PR. 38.
Antes de salir al ancho camino atravesamos un pequeño y bonito hayedo con verdes ejemplares. Un talud de escaso metros nos separaban de dicho camino al que salimos cuando eran las 13:15 horas. Por el mismo retrocedimos hacia la bifurcación donde se enlazaba con la ruta circular marcando una señal 1:25 horas a Pola y 1:30 horas a Santa Lucía. Ésta última referencia correspondía a otra ruta circular, la SLC LE 40, que partía de este pueblo y que coincidía un tramo con la anterior, el que ahora íbamos a recorrer. Estuvimos unos minutos allí parados y retomamos la marcha por el camino algo menos marcado y totalmente rodeado de arbustos. Una vez más pude comprobar el cambio experimentado en el paisaje de verlo en invierno nevado a verlo verde en primavera. Era totalmente diferente. En aquella ocasión se podía ver el Cueto desde cualquier lugar echando la vista atrás. En cambio ahora era raro el lugar donde las ramas dejasen a la vista dicha cumbre. Como anotación apunto que la foto de portada del último tomo que terminé, el 7º, está hecha en aquella ocasión desde este tramo.
El camino subía y bajaba suavemente aunque en general iba ascendiendo. Por la derecha íbamos viendo de continuo el valle con Santa Lucía y Ciñera. Por la izquierda teníamos una alambrada con señales de coto. Así llegamos a otra bifurcación donde se separaban de nuevo las dos rutas, la de Pola y la de Santa Lucía. Nos metimos unos metros por éste última comprobando que el camino, casi convertido en sendero, bajaba entre bosque. Tuvimos un momento de risas cuando Roberto quiso romper un tronco seco con la pierna y le hizo de muelle rebotando hacia atrás. Luego se pusieron él, su padre y José A. y al romperse casi caen todos encima.
Retrocedimos unos metros para retomar nuestra ruta subiendo ahora hacia la zona de Los Llanos propiamente. Sin dejar las marcas serpenteamos entre arbustos, encinas y robles bastante ralos. Mi intención era encontrar el lugar donde habíamos colocado el belén de cumbres en diciembre y que estaba algo separado de la ruta y bajo unos roquedales. En aquella ocasión, y llegados a este punto, se nos puso a nevar y se cerró totalmente la vista, por lo que no podía situar ahora el punto exacto. Me desvié hacia las rocas seguido de Álvaro y nos metimos entre arbustos que no me sonaban para nada. Durante un buen rato anduvimos inspeccionando la zona y llegamos a un alto desde donde vimos Vega de Gordón bajo nosotros. Sin éxito volvimos sobre nuestros pasos saliendo de nuevo a la ruta donde ya estaba el resto acomodados y comiendo. En unas rocas nos sentamos nosotros también a comer mientras por el oeste se cerraba de forma amenazante. Desde allí teníamos una vista espectacular del pico. Eran las 14:15 horas.
Tres cuartos de hora más tarde nos pusimos en marcha de nuevo mientras comenzaba a llover. A los pocos metros había un pequeño grupo de árboles tras los cuales reconocí el lugar donde sí nos habíamos desviado para colocar el belén. A pesar de la lluvia me dirigí hacia dichas rocas con pliegues un tanto singulares y formando mas pared que las anteriores. Enseguida llegué al punto clave encontrándome las cinco figuras caídas en la pequeña repisa donde el 14 de diciembre las habíamos colocado al resguardo de la fuerte nevada de ese día. Las recolocamos y sin tardanza volvimos al encuentro con la ruta que enseguida comenzó a descender. Yo decidí cambiar la cámara y usar la que precisamente se me rayó en ese tramo por tanto limpiar la nieve de la lente.
El sendero pasaba entre rocas formando surco del uso. La vegetación se fue haciendo más frondosa y tras atravesar una pequeña pradera entramos en el gran pinar de ejemplares de altura descomunal. Los helechos y otras especies herbáceas tapizaban el suelo del mismo entre las que caminábamos al encuentro ya del camino de ida. A éste salimos cuando eran las 15:50 horas y con la lluvia ya cesada. Dejamos atrás enseguida el merendero y pocos metros nos separaban del final de la ruta. De frente podía verse aún así otro oscuro nubarrón que se dirigía a nuestro encuentro.
A las cuatro de la tarde finalizamos esta marcha improvisada y con tan buen resultado. En esos momentos “pasó” un claro por el que se coló el sol unos minutos. Sin más nos cambiamos de ropa y calzado mientras comenzaba de nuevo a llover. Por el camino vimos bajar una yegua y el potro a los que José cortó el paso haciéndoles retroceder en la creencia que se habían escapado de algún prado, ya que no venía nadie con ellos.
A las 16:15 horas emprendimos la marcha hacia La Pola de Gordón donde entramos para tomar un refrigerio. Nos acomodamos en la terraza cubierta de un bar donde estuvimos un rato de charla e hicimos las cuentas de gastos. Una hora después, sin lluvia de nuevo, emprendimos el viaje a León. Hacia éste se veía oscurísimo, pero en el trayecto dejamos atrás la borrasca aunque llovía cuando entramos en la capital. Fui dejando a los compañeros en sus respectivos barrios y a las 18:30 horas terminaba yo el viaje en casa.
Como ya dije, una excelente jornada de montaña a pesar de ser improvisada. La climatología nos dio una tregua durante la ascensión y la lluvia solo hizo acto de presencia al final de la ruta.






















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