1ª TRAVESÍA “LIEGOS- COLLADO DE LOIS- ACEBEDO”.
26-04-09 (Domingo)
Siguiendo el programa del club de montaña hemos realizado esta travesía en la bonita zona leonesa de Riaño. En esta ocasión nos acercamos hasta Liegos donde comienza esta ruta señalizada en un folleto del parque regional de Picos de Europa. El tiempo pésimo de los días anteriores nos hizo pensar en lo peor, pero al final no tuvimos tan mala suerte y nos dejó disfrutar más o menos bien de las vistas de la ruta.
Catorce fuimos los animados a dicha excursión cuyos nombres son: Adelino, Roberto, Nati, José Antonio, Toño, Merche, Toñi, Elvira, Piedad, Mª Jesús, Álvaro, Mateo, Irene y yo. En los coches de Toño, el de José Antonio y el mío nos acomodamos todos emprendiendo el viaje hacia Liegos. En Riaño nos detuvimos a tomar un café unos minutos antes de retomar la marcha hacia este pueblo ya próximo. Ya pasadas las diez de la mañana aparcamos en una de las calles del mismo preparándonos para la marcha. Altitud de Liegos, 1140 m.
Por no variar, ya desde el principio, carreras. Quise sacar una foto de grupo y la mitad ya se habían marchado a la maratón. Hubo quien se desvió de la ruta al comienzo de la misma y se fue “a su bola” por donde le pareció el resto de la jornada. El resto nos lo tomamos con calma y comenzamos a caminar cuando eran las 10:30 horas. Salimos por un camino señalizado como “PR-LE 32 Liegos- Acebedo”con dirección Sur hacia el valle de San Pelayo. Las nubes cubrían casi todas las cumbres y el sol se colaba entre algunos claros. De frente se alzaba el pico Yordas también con la cumbre oculta en la niebla. El camino transcurría con altibajos entre prados en los que vimos numerosos caballos y yeguas con pequeños potros a su vera. En una curva del mismo atajamos por las praderías y no tardando llegamos un pequeño collado que da paso al valle de San Pelayo por el que transcurre el río Belluco. Paralelos a él, y ya por debajo mismo de la falda del Yordas, comenzamos a subir entre algunos prados. En las laderas del macizo del Yordas se veían varios hayedos entre los cuales sube el camino que va hacia la cumbre. A la orilla de la pista encontramos también un corral con cuadras y ganado dentro. Poco más adelante había una piedra vertical con una cruz, unas iniciales y las siglas RIP.
Frente a nosotros, alejada aún, sobresalía la cumbre de La Trapa. También hacia la izquierda destacaba otra cumbre cuyo nombre no puedo deducir por los mapas. Bonita era la estampa que se podía disfrutar de esta cumbre con los prados verdes y el ganado pastando en primer plano. Mientras, el camino seguía subiendo suavemente hacia la collada de Demedios. Atravesamos algunos pasos canadienses camino de ésta y llegamos así a una bifurcación de caminos. Un indicador nos señalaba desde Liegos 6 Km. en 2:30 horas, cuando llevábamos 1:30 horas y subiendo. Al otro lado marcaba a Lois 3,400 Km. en 1:30 horas. El ramal que se desviaba a la izquierda no ponía nada, pero según la descripción de la ruta, podría subir hacia la collada de Anciles. Eran las 12:10 horas.
Con dirección a Lois nos encaminamos hacia el collado Demedios mientras nos caía una pequeña ventisca de nieve. En cinco minutos alcanzamos dicha cota de 1335 metros con una bonita vista al Oeste. De nuevo se abrían algunos claros y lucía el sol. Hasta allí llevábamos 6,500 Km.
Comenzamos a descender hacia los Prados Demedios siguiendo el ancho camino que traíamos. Por el fondo del mismo baja el arroyo de Llorada que viene del Norte hacia donde continuaba la ruta por el valle del mismo nombre. Algunos atajaron por las praderas y tuvieron que saltar dicho arroyo mientras otros bajamos unos metros más evitándolo. A la orilla del camino vimos algunos árboles completamente cubiertos de flores blancas. Poco después atravesamos una zona algo más estrecha entre el pico Trapa y el Sestil de las Vacas. Por la falda del primero vimos subir una manada de rebecos así como un grupo de tres árboles que ampliados con la cámara nos parecieron tejos. Mas adelante encontramos otro rincón curioso. Había un gran nevero que ocupaba casi todo el paso entre las rocas por donde también bajaba el río. Pues bien, la misma nieve formaba un puente sobre el arroyo con un arco perfecto sobre él. Dudamos si había o no un puente, pero nos agachamos y sacamos fotos con la cámara comprobando que solo era nieve. Sobre el mismo nos sacamos unas fotos del grupo de siete que íbamos juntos. Allí cerca había también una cavidad en la roca.
Este angosto paso daba salida a otra ancha parte del valle de Llorada. En él se encuentran los restos de una antigua mina de cinabrio con varios edificios medio derruidos. Luego en Acebedo nos comentaron que se había cerrado en la década de los 60. Ahora la ruta era compartida por un tramo del “GR- 1 Ampurias- Finisterre”, por lo que las marcas amarilla y blanca del PR eran sustituidas por la roja y blanca del GR. El camino transcurría también paralelo a una línea de alta tensión. En otro indicador nos marcaba a Acebedo 7,200 Km. en 3:30 horas habiendo recorrido ya unos 8 Km. También marcaba la distancia y tiempos a Lois por Llorada o por el valle de Zaco. No lejos había un refugio forestal tras el cual vimos también unas cuadras de ganado vacías. Pues bien, resulta que ahora viendo unas fotos de hace 8 años cuando hicimos la ruta desde Lois a Acevedo, se nos ve comiendo al lado de este mismo refugio. Más adelante vimos una bañera usada como bebedero de ganado en la que en aquella ocasión se metió Roberto, otro compañero del club de aquella época y también sale en la foto.
Se abrió aún más el valle bifurcándose en varias vallinas. El camino continuaba por el centro hundido en medio de las praderas. Salimos a éstas para evitar el agua que abnegaba el mismo. En esos momentos tuvimos otro rato de ventisca de nieve, aunque realmente era más bien granizo muy pequeño que además mancaba en la cara. No sé por qué abandonaron éste para comenzar a atajar hacia otro que se veía en la ladera mucho más arriba. Pues bien, al final no sabíamos por donde continuar y fue Roberto el que nos dijo que por donde él iba se veían las marcas de la ruta. Subimos a él y retrocedimos hasta coger de nuevo la ruta buena justo por la loma contraria a la que se dirigían en un principio. De frente se alzaba la cumbre del Ricacabiellos con 1857 metros en la que se pueden ver varias antenas.
Siguiendo el camino nos fuimos metiendo de lleno en un bonito hayedo con algunos ejemplares de grueso tronco y formas retorcidas. La pendiente se hizo mucho más pronunciada entre este bosque y el camino dio algunos giros. Por la izquierda se alzaba ahora la cumbre del pico Lázaro con 1908 metros. Hacia atrás se podían contemplar entre las nieblas las del Yordas y otras más cercanas a él. Poco antes de llegar al collado encontramos una bonita fuente con pilón de piedras. Estaba casi cubierta por la nieve que en la collada abundaba por esta parte sur.
A las 14:00 horas alcanzamos la collada de Lois o de Lito con 1550 metros de altitud según el indicador o 1585 m según el mapa. Estábamos en la mitad de la ruta. Aquí también tenemos una foto aquel día totalmente cubierto de nieve y con niebla. Ahora nos surgió una duda ya que el camino se mantenía por la ladera de la peña La Vela pero se veía como otra bajada más directa por el medio de la vaguada. Al final optamos por seguir el ancho camino mientras se cerraba de nuevo y comenzaba a nevar copiosamente acompañado de viento. Teníamos por delante el bonito valle del río Erendia y al otro lado las cumbres de los Mampodres totalmente invisibles. Más adelante encontramos un desvío que según el mapa subía a la cumbre del Ricacabiellos. Poco a poco fuimos descendiendo mientras se abrían grandes claros y pudimos ver numerosas cumbres que bordeaban el valle, como la peña Cuadrada, El Corral de los Diablos, el pico Entrecolladas o la peña Convento en el Mampodre. También en ese macizo estaba el Valjarto y la Cuesta Rasa. En este tramo se nos unieron Merce y Toñi, que habían ido detrás de José Antonio y dieron la vuelta, y Nati que venía detrás de nosotros. Allí nos juntamos entonces: Nati, Toñi, Merce, Mateo, Adelino, Roberto, Álvaro, Irene, Mª Jesús y yo. Del resto no sabíamos nada.
Llegamos así al fondo del valle y decidimos seguir por el camino ya que en el mapa venía marcado un refugio o caseta más adelante donde parar a comer. Mateo decidió para allí mismo. Nosotros atravesamos el arroyo por unas piedras comenzando a bajar por la parte izquierda del valle. De frente, pero alejada, podíamos ver la mole de Peña Ten y posiblemente el Pozúa. Hacia atrás contemplábamos una bonita vista del pico Lázaro con su silueta casi piramidal. A la derecha del camino había una caseta que parecía de recogida de aguas. Por allí quedó también Nati a comer. Sorteamos una valla que cerraba el paso al ganado y luego un tramo entre bosque antes de divisar el refugio a nuestra izquierda. Nos desviamos unos metros hacia él y llegamos a su altura a las 15:15 horas. Algunos que habían llegado un poco antes ya estaban recogiendo leña para encender la chimenea. Entre todos recogimos varias ramas de allí cerca, aunque después de prender la lumbre salimos fuera a comer. Se estaba bien, aunque durante un rato volvió a escaparse el granizo. Allí decidí cambiar la cámara y cogí la vieja. Como apunte añado que me di un pequeño corte en la mano al abrir una lata de conserva. Nati y Mateo llegaron mientras comíamos. El chupito del final fue lo mejor.
A las 16:15 horas retomamos la marcha por el mismo camino que llevábamos anteriormente y que por entre matorrales y prados. Yo me quedé atrás por “obligaciones fisiológicas” y ya no les alcancé en todo en trayecto. Más abajo había un desvío que se dirigía hacia la falda del Mampodre por el Este. De éste macizo se veían varias cumbres. Me crucé con un tractor que subía con un caballo atado atrás. De nuevo se cerró un rato y nevó algo antes de llegar yo al pueblo. A las cinco de la tarde entraba en Acebedo, 1181 m, tras 15 Km. recorridos.
Aquí me reuní con los compañeros y entramos en un bar a tomar un refrigerio. Preguntando por una alternativa a la carretera para hacer los cinco kilómetros restantes a Liegos, nos contestaron que no la había. Ya en plan para marchar, nos encontramos a José Antonio que había venido a buscarnos con el coche. Montamos cuatro y el resto quedó a la espera de que fuese Toño. De camino dejamos atrás a Merce y Toñi por la carretera. Pasamos por Lario y ya cerca de Liegos encontramos a Toño, Elvira y Piedad que aún no habían llegado. Decidimos entonces que fuese yo en busca de los demás y con la furgoneta retrocedí hacia Acevedo. Sin llegar a él recogí a Mateo, Nati, Mª Jesús e Irene. Claro, no pude recoger a Toñi y Merce, aunque ya les quedaba poco trecho para llegar. Seguían alternándose los claros y la lluvia a ratos.
Ya en Liegos nos reunimos todos en el bar de la entrada del pueblo. Eran las 18:00 horas. Aquí tomamos otra consumición e hicimos las cuentas de gasolina. Yo me cambié de ropa también. Media hora más tarde salimos para emprender el regreso a León. Bordeando el pantano de Riaño paré varias veces a sacar algunas fotos de contraluces realmente espectaculares. El regreso lo hicimos igualmente por Sabero a Boñar y Puente Villarente. Sin novedades llegamos a León parando en Guzmán a las 20:20 horas.
Otra jornada positiva de montaña en la que restamos una actividad más del calendario. El tiempo no acompañó todo lo mejor que se desea para la época en la que ya estamos, pero tampoco nos estropeó mucho el día.
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