lunes, 15 de diciembre de 2008

BELÉN DE CUMBRES - "LOS LLANOS" - (Pola de Gordón) - 14-12-08

 


1ª TRAVESÍA “POLA DE GORDÓN- LOS LLANOS- POLA DE GORDÓN”. (Belén de Cumbres).

14-12-08                (Domingo)

Finalizamos el calendario oficial del club “Cumbres de León” con el ya tradicional Belén de Cumbres. La climatología adversa de los días previos nos hizo variar la zona escogida para el mismo, que no era otra que Fasgar y el pico Arcos de Agua. La nieve caída hacía impensable acceder con seguridad a dicha zona e incluso estuvo a punto de hacernos desistir de colocarlo en cualquier otro punto. El sábado mismo comenzó a nevar en León y nos hizo replantear la conveniencia o no de salir el domingo a realizar dicha actividad. Apurando al máximo acordamos ver como amanecía ese día para decidir.
Por mi parte había pensado en varias rutas cercanas y con posibilidad de tener refugio o cueva para resguardarnos y colocar el Belén si venían mal dadas. Fue Miguel Ángel el que me propuso una ruta en Pola de Gordón, donde vive, y que yo no había hecho nunca. Era sencilla y pasaba al lado de un refugio en el que poder resguardarse. Trascurría por la zona de Los Llanos, situada en la falda del Cueto San Mateo y así lo acordamos y decidimos hacer.
Como suele suceder a menudo, basta que se trate de una actividad destacada para que el personal del club pase olímpicamente de asistir. Entre esos y los que no podían, el grupo quedó reducido a seis personas, que por otro lado no dejamos de pasarlo estupendamente y disfrutamos tanto o más que siendo mayor número. Los seis participantes éramos: Toño, Nati, Piedad, Miguel Ángel, Javi B., y yo.
A las 8:30 horas recibí la llamada de Miguel para decirme que allí estaba nublado pero no nevaba. En Guzmán nos reunimos los otros cinco que salimos en mi furgoneta media hora después. Por la carretera de Asturias fuimos avanzando detrás de una quitanieves que iba regando sal. La carretera estaba limpia de nieve aunque el resto se veía completamente blanco. Las nubes se alternaban con los claros.
Sin novedades llegamos a La Pola de Gordón, (1012 m), entrando en ella por unas calles heladas donde había que extremar la precaución. Las guías que llevaba para ir a casa de Miguel no dieron con la dirección buena y volvimos a salir a la general. Aparcamos cerca del camping y le llamamos quedando con él en la cafetería del mismo. Allí tomamos un café mientras llegaba y luego nos preparamos para la ruta repartiendo las botellas de cava y sidra, turrones, etc. entre todos.
A las 10:30 horas emprendimos la marcha por una pista completamente blanca al lado del camping. El sol no nos daba aún aunque en el cielo se veían numerosos claros azules. Yo paré un momento a meter en la mochila una bolsa y como suele suceder, ya no vi más al resto hasta media ruta, salvo a Nati con la que terminé haciendo la marcha tranquilamente. Cierto es que me mosqueó un poco ya que no es plan de ir seis y desperdigados, máxime cuando era una ruta para hacer tranquilamente y disfrutando el paisaje.
Poco a poco nos fuimos metiendo entre arboleda y prados blancos que formaban verdaderas postales invernales. A la izquierda, un poco por encima, vimos un merendero y cerca una caseta de aguas. Al lado del camino había también un pilón helado. No tardando encontramos una señal vertical con la inscripción “P.R.C. 38- Cueto San Mateo” y el tiempo a emplear. No mucho mas adelante comenzamos a ver dicha cumbre por delante de nosotros.
El camino transcurría por el valle del arroyo Santas Martas, según el mapa que ahora consulto. Dicho arroyo bajaba por nuestra derecha aunque no era visible. El ramaje de los árboles y arbustos cargados de nieve impedían su visión unos metros por debajo.
No tardó en cerrarse y comenzó a nevar suavemente. Dejamos atrás unos repechos de fuerte pendiente y tuvimos una bonita vista del valle con las laderas boscosas. Las cumbres que antes veíamos al otro lado de la carretera general quedaron totalmente ocultas tras la bruma. Por el móvil llamé al resto que me comentó que ya estaban en la cabaña. En el camino se acumulaba cada vez más nieve, aunque no era aún incomoda para avanzar.
Así vimos Nati y yo la cabaña por fin. Nos quedaban pocos metros para llegar a ella y lo hicimos cuando eran las 11:40 horas. En la chimenea habían prendido fuego con varios troncos que había dentro. Además tenía un fregadero con un grifo y desagüe y un banco con mesa. La paredes estaban totalmente cubiertas de pintadas.
Allí tomamos un café caliente que llevaba Javi en un termo y decidimos que se podía cerrar la ruta circular ya que apenas quedaba unos metros de subida. Además había abierto de nuevo un poco y volvíamos a ver las cimas lejanas. Nos sacamos unas fotos con la cumbre cercana del San Mateo de fondo. También comentamos la posibilidad de subir a dicha cima, aunque lo desestimamos ya que desde allí había un desnivel todavía de 400 metros de fuerte pendiente y además con las previsiones de tiempo que teníamos. Acertamos de lleno como se verá.
Como los troncos no se habían quemado enteros, los apagamos en la nieve y los metimos dentro para que no se mojasen. A las 12:15 horas retomamos la marcha siguiendo de nuevo las señales hacia el pico. Una vez más cogieron carrerilla mientras Nati y yo subíamos tranquilamente. De frente se alzaban algunas paredes del Cueto San Mateo y varias canales nevadas.
No tardó en darnos por fin el sol ya situados bajo la falda del pico por donde transcurría la pista. Al resto ya se les veía en una collada más adelante y comenzaban a bajar hacia la parte contraria. Nos cruzamos con un joven al que Nati conocía y con el que estuvo hablado unos minutos. Llegamos así a una zona donde crecía un pequeño grupo de hayas que formaba otra bella postal delante de las laderas del pico. En un panel se indicaba la flora, fauna y aves que se pueden ver en el entorno de la ruta. Unos metros más arriba se encuentra el collado al que llegamos a las 12:30 horas. La altitud allí es de unos 1200 metros y a la cumbre indicaba 25 minutos de duración. De frente veíamos ahora un alto pico nevado que no puedo identificar.
Sin más tardanzas retomamos la marcha descendiendo suavemente hasta entrar en un bonito bosque. Encontramos de nuevo un bebedero de ganado totalmente lleno de agua congelada. Indescriptible era aquel entorno nevado entre ramaje y arboleda.
Llegamos así a una bifurcación donde estaba el resto esperando. Allí partía un sendero hacia la izquierda donde las señales indicaban a La Pola 1 h 25 m. y a Santa Lucía 1 h 30 m. Nos comentó Miguel que podíamos llegar a una pequeña cueva donde poner el Belén. Nos metimos entonces en el sendero cargado de nieve teniendo ahora a la vista el valle que bajaba a Santa Lucía así como la carretera nacional al fondo del mismo. Por el norte veíamos como se cerraba de nuevo con negros nubarrones. Una vez más quedamos rezagados aunque el motivo lo merecía. Fue en este tramo donde realmente pude sacar unas verdaderas postales invernales. A la hora de decidirme luego cual revelar o no me ha sido complicado desechar muchas. Aún nos dio el sol un rato ayudando a dar más contraste al paisaje ya de por sí inmejorable. Con la cumbre de fondo saqué varias instantáneas teniendo el bosque en primer plano.
El sendero se distinguía por estar un poco más limpio de maleza, ya que la nieve acumulada lo hacía todo uniforme. Por otro lado, íbamos siguiendo las huellas de los que nos precedían y también se veía alguna señal que otra. Eso sí, con niebla y no conociéndolo hubiese sido imposible la orientación. Llegamos a una segunda bifurcación en la que se desviaban las sendas de los dos pueblos, La Pola a la izquierda y Santa Lucia a la derecha. Al primero marcaba 1 h 5 m y solo 1 h al segundo. Nosotros íbamos a La Pola y nos metimos en el ramal izquierdo que aún era menos visible desde allí.
Poco a poco se fue cerrando y enseguida dejamos de ver paisaje alguno comenzando a nevar. Lo hacía además con ventisca y en algunas ocasiones parecían perderse la huellas de los compañeros que se iban difuminando en el terreno. Pasamos un bonito encinar y no tardamos en llegar a su altura que esperaban para desviarnos de nuevo hacia una zona rocosa en la que íbamos a colocar el belén. Aquel lugar es el que viene marcado en los mapas como Los Llanos.
Como ya apunté, yo le entendí a Miguel que había una cueva, cuando no era así. Simplemente era una zona de rocas en forma de pequeñas terrazas hacia la que nos acercamos llegando a la misma cuando eran las 13:45 horas.
Enseguida buscamos un saliente en el que colocamos las figuras del belén y todo lo que llevábamos para celebrarlo a su alrededor para sacar la foto oficial. Por la situación no era posible salir nosotros con todo ello a la vez, es más, era difícil hasta salir nosotros en grupo por falta de espacio para la cámara. Aún así no nos dificultó para comenzar la celebración abriendo el cava, la sidra y los turrones que son imprescindibles en estas ocasiones. No menos importante es el aspecto musical. Sacamos las partituras, (chuletas), y comenzamos a entonar los diferentes villancicos de las mismas mientras veíamos cómo, no sabemos por qué razón, arreciaba cada vez más la nevada. Resulta que el día antes no había encontrado las panderetas que normalmente llevamos, así que la función era “A Capella”. Al día siguiente di con ellas.
Disfrutando de todo ello estuvimos casi una hora. Las manos se quedaba heladas y no cesaba de nevar. Allí dejamos el belén recogiendo todo lo demás. Yo me puse unos guantes de latex que llevaba con los que no me mojaba las manos y podía usar la cámara, aunque como éstas ya estaban húmedas tardaron en entrar en calor.
Volvimos al encuentro con la ruta marcada y retomamos la marcha por ella. Pasamos entre bellos encinares cargados de nieve y anduvimos un rato paralelos a un arroyo. El poco paisaje que se veía era bonito de todas formas. Vimos más zonas de paredes rocosas moteadas de blanco y poco a poco nos fuimos metiendo en un enorme pinar. Yo paré un momento a cambiar la tarjeta de la cámara de fotos antes de seguir por el medio de aquel increíble paisaje de película.
Cuando nos reunimos de nuevo saqué unas fotos de grupo y resulta que salieron todas borrosas por la humedad del objetivo. Atravesando aquel pinar dejó de nevar un rato e incluso vimos el sol entre el ramaje. Así nos fuimos metiendo en una vaguada por la que transcurría el sendero que bajaba por la ladera derecha. Al fondo se veía más bosque entre la niebla que volvía a cerrarse y la nieve que caía de nuevo. En una rama se me enganchó el gorro de balón que llevo siempre a los belenes y quedó colgado de ella.
Sin darnos cuenta salimos Nati y yo al ancho camino por el que habíamos subido por la mañana. Viendo ahora el desvío era normal pasárselo sin darse cuenta. Solo una señal vertical con flechas hacia notar que por allí venía un sendero. Ya en éste vimos más rincones de extrema belleza a pesar de lo oscuro de la tarde. En cinco minutos llegamos a la altura del merendero y el pilón de agua. Dejamos atrás una casa por debajo del camino y no tardando vimos las primeras de Pola.
A las 15:50 horas pasamos al lado de las caravanas del camping. En el camino encontramos un muñeco de nieve cuyos brazos eran dos cardos. Hacia arriba subía un todoterreno que iba patinando en la nieve. En diez minutos llegamos al bar donde ya estaba el resto de compañeros. Allí tomamos unas consumiciones y estuvimos un rato. Cuando fui a sacar una foto me encontré que la cámara se había empañado por dentro y tuve que esperar un rato a que se aclarase.
Una hora más tarde salimos para emprender el regreso a León. La furgoneta estaba cubierta de nieve que hubo que quitar, al menos de los cristales. De allí al lado salió un quitanieves poco antes que nosotros. Nos despedimos de Miguel Ángel y al poco de salir a la nacional vimos un coche volcado en la cuneta contraria. No paramos por que estaba allí ya la guardia civil.
Durante el trayecto no cesó de caer nieve suavemente. Hice una parada para sacar unas fotos y grabar después de subir el Rabizo y sin novedades entramos en León a las 19:30 horas. Paré a dejar Nati y Piedad y en Guzmán a Toño y Javi. Aquí seguían escapándose copos de nieve y así llegué a casa cuando eran las 17:45 horas. Apunto aquí que una hora después se puso a nevar en serio y al día siguiente teníamos una capa de 20 cm en la ciudad. Las heladas posteriores la mantienen casi una semana después en muchos lugares.
Personalmente me resultó una jornada de montaña de lo más especial. Nos dejó colocar el Belén de Cumbres más o menos cómodamente y además disfrutamos de unos paisajes invernales que no envidian a las mejores postales. Con esta excursión finalizamos las mismas por este año, tanto del club como mías, ya que en Navidades no suelo hacer ninguna salida. Remataremos con la cena anual el sábado día 20.




























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