lunes, 8 de septiembre de 2008

VALDEIGLESIAS (Salientes) - 07-09-08

 


1ª ASCENSIÓN AL “VALDEIGLESIAS”.

07-09-08      (Domingo)

Tras la anulación por falta de participantes de la salida a la Sierra del Cuera, en Asturias, donde estaba previsto celebrar el Encuentro “Cumbres de León”, hemos improvisado algunos socios esta ascensión a una cumbre pendiente del pasado año. En un principio habíamos pensado en el Cueto Nidio, en Villablino, pero de camino cambiamos de opinión y al final nos dirigimos hacia la zona donde se emplaza dicha cumbre, no lejos de la anterior.
Habíamos quedado a las 9:00 horas en la salida de León por la carretera de Caboalles. Allí llegué encontrándome ya con Adelino y Álvaro. Estuvimos un rato esperando por José Antonio y cuando emprendimos el viaje eran casi las 9:30 horas. Habíamos quedado a esa hora ya que el Nidio es una cumbre fácil y rápida de ascender, no así el Valdeiglesia, que nos llevó bastante más tiempo y llegamos a casa muy tarde ya.
Decidimos ir por Omaña a pesar de que un cartel nos indicaba el corte en la carretera a la altura del pueblo de Los Bayos. En las laderas del norte se podía ver un gran bosque de robles y los prados blancos de las primeras heladas. En éste nos desviamos por otra vía hacia Cabrillanes ya en la de Villablino. Pasamos por ésta población cogiendo en ella la carretera hacia Ponferrada. Llegamos de esa forma a Palacios del Sil donde nos detuvimos unos minutos a tomar un café en el bar en el que hace dos años realizamos el magosto nuestro. Aún nos quedaban 17 Km hasta Salientes por una estrecha carretera llena de curvas y varios puentes nuevos construidos a raíz de la riada que hace dos años arrasó dicho valle.
Pasadas ya las 11:30 horas llegamos a Salientes, 1220 m, aparcando en una plaza céntrica del pueblo. Allí nos preparamos para la ascensión emprendiendo la misma al mediodía. Por una de las calles del pueblo salimos de éste contemplando al sur el espolón del Valdeiglesia. Al paso vimos un antiguo potro de madera para herrar el ganado. Dejamos atrás las casas de piedra y los restos de lo que parecía una ermita. Antes de pasar un puente nos encontramos con un lugareño que nos contó un poco lo ocurrido hace dos años en Noviembre. En poco más de tres horas cayó allí tanta lluvia que desbordó el río Valseco llevándose, como ya apunté, varios de los puentes sobre el mismo y dejando incomunicado el pueblo. Mas arriba nos encontraríamos vestigios de dicha riada.
Continuamos por el camino empedrado que se empinaba por el valle de Tierrafracio hacia la collada de Salentinos. En los márgenes del camino había numerosos prados y huertas con árboles entre los que vimos algunos avellanos con frutos aún verdes. Atravesamos algunos arroyos laterales y una cancilla del ganado. En unas praderas había un gran número de reses que al vernos se nos acercaron. En medio de otro prado había unos restos de otra construcción antigua.
Por el camino bajaba algo de agua en algunos tramos y en otros la maleza se cerraba tanto que tuvimos que salir a los prados para poder avanzar cómodamente. Al fondo del valle, en la parte alta, veíamos ya Peña Rebeza. Como no llevábamos mapa era José Antonio el que nos hacía un poco de guía al ser él el que había propuesto el pasado año esta excursión. Entre la arboleda variada que había también vimos varios servales cargados de frutos rojos. Tras entrar de nuevo en el camino, medio perdido entre la maleza, llegamos al cauce principal del río en donde sí se veían claramente los efectos de aquella riada. No bajaba ahora nada de agua, al menos superficial. El cauce estaba lleno de piedras arrastradas de la parte alta. Encaramadas a unas ramas vimos un par de piedras que pensamos podían haber quedado ancladas de aquella ocasión.
Hicimos una breve parada en aquel lugar desde el cual subía una vereda de ganado por la que nos metimos. La pendiente se hizo más pronunciada ya por la ladera del macizo. Por la parte alta corría la línea de cumbres entre Peña Rebeza y el alto de los Grillos hacia la que nos dirigíamos. José Antonio quedó por detrás y seguía otra vereda paralela más al Este. Sorteando las escobas y otros matorrales atravesamos varios pedreros por los que se subía más o menos cómodamente.
Tras dejar atrás lo más pendiente me separé un poco de Álvaro y Adelino y fui al encuentro de José Antonio por otro sendero diferente que me parecía más cómodo. No tardamos en juntarnos de nuevo todos algo más arriba ya cerca de la parte alta de la loma algo por encima de la collada de Salentinos. Yo estuve fotografiando una especie de saltamontes verde que había encontrado Adelino y lo tenía subido en uno de los bastones.
A las 14:50 horas llegamos al alto de aquella loma que dividía el valle de Salientes del de Salentinos. Desde allí tuvimos una bonita vista del Catoute situado frente a nosotros siguiendo la línea de cumbres que pasaba por las peñas Rebeza y la Cernella.
Emprendimos desde ese punto la ascensión por la cresta pelada siguiendo un sendero marcado y pendiente hasta que por fin vimos la cumbre del Valdeiglesia. Antes de ella había que pasar por el alto de los Grillos, 1958 m, cumbre pedregosa que dejamos un poco a la derecha atajando hacia la última collada entre ésta y nuestro objetivo. Por debajo caía un valle paralelo al de subida al fondo del cual vimos Salientes. La cara noreste del Valdeiglesia era alargada y con profundas canales verticales al final de las cuales se veía un gran pedrero.
Subiendo este último tramo le dio a Adelino un calambre en la pierna que le hizo ralentizar el paso. Ya cerca de la cumbre dimos vista a la parte contraria en la que se situaba el pico Lago siguiendo la línea de cumbres en la que estábamos. Dicho pico estaba programado junto con el Valdeiglesia, pero dado la hora que era, las cuatro de la tarde, no había muchas intenciones de ascenderlo. A las 16:05 horas alcanzamos la cumbre del Valdeiglesia, 2146 m, en la que había una placa con buzón del que recogimos una tarjeta.
A su vera nos acomodamos para comer disfrutando de las amplias vistas que teníamos desde allí. Innumerables eran los picos que veíamos y que abarcaban desde el Teleno al Sur al Cornón del Norte y desde el Miravalles al Oeste al Arcos del agua por el Este. Corría una ligera brisa fresca que hacía que no sobrase el jersey.
Tras la comida decidimos acercarnos al espolón norte de la cumbre que quedaba unos metros por debajo. En los aproximadamente 200 metros que nos separaban de dicha punta pudimos ver las impresionantes canales que ya en la subida habíamos observado. Al final del macizo se podía ver un espectacular corte producido por algún fenómeno físico desconocido que había dividido la cresta de la sierra en dos. Tirando piedras a ella se oía el sonido un buen rato. Desde aquella punta volvimos a divisar Salientes. Regresamos a la cumbre donde había quedado Adelino. Aquí nos sacamos unas fotos de grupo y dejamos la tarjeta en el buzón.
A las 18:15 horas abandonamos la cumbre por la misma ruta de ida. Bajamos por el sendero hasta la primera collada metiéndonos desde la misma al valle bajo la peña. Allí encontramos grandes pedreros que bordeamos. No sabíamos por donde bajaríamos mejor, si por el mismo valle o por el alto de la loma que limitaba con el de subida. Algo más abajo veíamos un corral desde el cual subía un sendero a la misma, aunque al final fuimos ganando altura desde allí. Apenas subimos unos metros hasta ella y pudimos contemplar el valle por el que habíamos caminado por la mañana.
Siguiendo la línea de la loma fuimos haciendo unos vaivenes hasta comenzar el descenso definitivamente. Tras unos minutos por dicha alto vimos en el fondo del valle un sendero muy marcado que iba con dirección al pueblo. Para bajar a él se podía por el sendero que pensábamos usar precisamente para subir desde los corrales a la loma. Adelino se había adelantado y le indiqué que retrocediera un poco para bajar por aquel sendero. Álvaro y yo comenzamos el descenso con dirección contraria a la que traíamos por la loma. José Antonio se había quedado rezagado y al vernos preguntó por Adelino, al que nosotros tampoco veíamos. Mientras seguíamos los dos bajando, él fue en su busca más delante de la loma. Al llegar a los corrales aún no veíamos a ninguno, por lo que creímos que habían comenzado a bajar por otro lugar. Siguiendo el sendero nos metió de nuevo bajo la cumbre, aunque varios metros por debajo de la misma. Ahora la veíamos a contraluz con el sol del atardecer.
El sendero se perdía entre los arbustos saliendo de nuevo a unas campas donde veíamos más cercos de piedras a modo de corrales. El arroyo Valdeiglesia apenas traía agua y la poca que se veía se colaba entre la multitud de piedras del cauce. En el lugar donde lo atravesamos vimos un par de pequeñas cascadas. Tras el arroyo seguía el sendero bien marcado entre más arboleda que llegaba a cerrar el paso. También pasamos entre grandes helechales que subían por la ladera de nuestra izquierda. El arroyo nos quedaba a la derecha y bajaba hacia el pueblo.
De pronto oímos la voz de alguien descubriendo poco después que se trataba de Adelino que estaba en el sendero más adelante. Por lo visto había bajado directamente desde la loma ya que no me había entendido cuando le dije que bajábamos por el sendero hacia los corrales. A José Antonio le había visto en la parte alta minutos antes, pero ahora no había rastro de él.
Los tres juntos continuamos por la senda, que se había ensanchado hasta convertirse en camino, y en el que había tramos donde teníamos que pelear con la maleza. Pasamos luego bajo un arco de ramas que parecía hecho a propósito. En las lomas de enfrente se reflejaba un bonito sol rojizo.
Ya bastante abajo nos encontramos con que el sendero estaba cargado de agua por un reguero que bajaba por el medio. De allí partía una acequia pequeña en la que nos metimos hasta que se terminó y comenzamos a bajar por el medio del bosque y prados hasta llegar de nuevo al camino que habíamos dejado. Salimos a él tras pasar una cancilla de palos que saltamos. Nos restaban escasos 200 metros al pueblo desde aquel punto.
A las 20:50 horas entramos los tres en Salientes. Lo hicimos por otra calle diferente a la de salida. Atravesamos un puente sobre el arroyo y caminamos entre las numerosas casas de piedra y pizarra del pueblo. Me quedé un poco rezagado fotografiando y grabando todo ello y poco antes de las nueve de la tarde llegué a la plaza donde ya estaban Adelino y Álvaro cambiándose. José Antonio llegó poco después por otra calle diferente.
Nos cambiamos nosotros también y a las 21:15 horas emprendimos el regreso a León. Por la estrecha carretera salimos a Palacios del Sil donde nos detuvimos de nuevo unos minutos en el bar. Allí tomamos un refrigerio e hicimos las cuentas de la salida. A las 22:00 horas retomamos la marcha haciendo el viaje esta vez por Babia en vez de por Omaña. El tramo del pantano de Luna lo hicimos por la autopista hasta salir en La Magdalena. 2,70 € cuesta este tramo de peaje.
A las 23:30 horas llegamos por fin a León. A la entrada tenía yo la furgoneta con la que acerqué a José Antonio a casa antes de llegar yo a Armunia ya cerca de la medianoche.
Finalizó así una salida más del club de montaña. En esta ocasión totalmente improvisada, pero con resultado inmejorable.

                                     





















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