lunes, 24 de septiembre de 2007

"LAGOS DE COVADONGA , VEGA DE ARIO Y PICO JULTAYU" 23-09-07

 


1ª TRAVESÍA “LAGOS DE COVADONGA- VEGA DE ARIO”.

1ª ASCENSIÓN AL “JULTAYU”. (Asturias).

23-09-07               (Domingo)

No puedo comenzar este resumen sin hacer una obligada referencia al fallecimiento ese mismo día y tras una larga enfermedad, de nuestro compañero del club, Roberto Pérez. Del mismo nos enteramos de camino al lugar de la ruta pillándonos por sorpresa la noticia ya que no sabíamos de su empeoramiento en los últimos días. Con ese “peso” encima hicimos la ruta José Antonio y yo, ya que a continuación relato los cambios de planes que hubo por ese y otros motivos.
A las 6:45 horas quedamos para salir de Guzmán: José Antonio, Luis, un amigo de éste que fue al Mahón con nosotros y también de nombre Luis y yo. Pues bien, tras reunirnos todos allí y por problemas personales entre Luis y José Antonio que no vienen al caso, el primero de ellos decide que no va a la excursión. Lógicamente, el amigo que va con él tampoco, por lo que sin más emprendemos José y yo el viaje hacia Covadonga en su coche.
Optamos por la autopista que cogemos en La Magdalena aún de noche. Encontramos niebla antes del Negrón pero despejó según bajábamos hacia Asturias. En Mieres nos desviamos por la autovía directa a Gijón saliendo luego en Pola de Siero para enlazar poco después con la de Santander en la que también había bancos de nubes bajas. En el desvío indicado a Cangas de Onís y Covadonga abandonamos esta vía rápida y fue en este tramo donde recibí un mensaje de Amador, otro compañero del club, comunicándonos la fatal noticia. En Cangas de Onís nos detuvimos unos minutos a tomar un café y le llamé para saber algo de la misma, aunque no me pudo decir mucho más. También, no sé si antes o después, recibí la llamada de Javi Fernández, que junto a Isabel, su mujer, estaban en Asturias ya e iban a hacer la ruta con nosotros. Dado que él tenía incluso más trato con Roberto, ya que salían a menudo juntos para hacer rutas por los Picos de Europa y demás, nos dijo que volvían directamente a León por que, lógicamente, no tenía muchos ánimos para hacer la ruta. José Antonio y yo decidimos seguir adelante, ya que volviendo a casa no íbamos a solucionar nada ya que además el funeral no iba a ser ese mismo día.
Sin mas retomamos la marcha hacia los Lagos de Covadonga, o Enol, dejando atrás poco después la basílica de La Santina. Al poco, el cielo que se había mantenido nublado desde hacía un rato, se convirtió en un mar de nubes impresionante por debajo de nosotros. Paramos unos segundos para sacar una foto del mismo y enseguida alcanzamos la cota más alta desde la que se pasa a la vega de los lagos. El primero que se ve es el de Enol, que bordeamos para subir hacia el de la Ercina, (1100 m), en cuyo aparcamiento paramos cuando eran las 10:20 horas y tras 226 Km.
En él había mas coches aparcados y personal paseando por la orilla del lago. Nos preparamos para la ruta que emprendimos a las 10:30 horas saliendo por una senda entre prados que bordeaba dicho lago por su parte izquierda hacia unas rocas cercanas. Por debajo de las mismas continuaba ésta al lado de la cual un indicador señalaba al refugio de la Vega de Ario 3:00 horas.
No tardando pasamos al lado de unas cabañas de piedra entre arboleda. Mientras comenzábamos a subir dejando el lago por detrás de nosotros con una bonita vista. Poco a poco fuimos cambiando de dirección metiéndonos en una estrecha vaguada donde el sendero estaba anegado de barro y agua, por lo que había que salirse de él a cada paso. Entre rocas y verde prado fuimos subiendo suavemente hasta alcanzar un pequeño collado donde nos encontramos con un numerosos grupo de jóvenes desde allí ya pudimos ver varias cumbres por delante de nosotros, así como por detrás la sierra del Sueve con el pico Pienzu, al que ascendimos Álvaro y yo hacía dos semanas. Desde aquel collado comenzamos a bajar por unas vegas con poco desnivel hasta que sin darnos cuenta alcanzamos las cabañas de Las Bobias, un bonito rincón de asombroso verdor. En las cercanías nos cruzamos con un burro al que todos los del otro grupo pararon a fotografiar. Yo también, claro. Eran las 11:20 horas y llevábamos 3,150 Km.
Pasamos aquella bonita vega y empezamos a subir metiéndonos entre una zona de rocas y arboleda que crecía entre las mismas. Hacia nuestra vimos laderas rocosas y un alto pico que no identifico. Tras dejar atrás este tramo bajamos de nuevo unos metros por la senda siguiendo la orografía de una ladera desde la que vimos, en el valle que bajaba, otro numeroso grupo de cabañas, que podían ser según el mapa las Brañas de Rendondiella. No tardamos en volver a subir dejando por encima de nosotros un hoyo donde no hacía tanto aún podía quedar una laguna, en el mapa indicaba el lugar como Llaguiellu.
Nos metimos de nuevo en otra zona más estrecha y de fuerte pendiente, las Reblagas, donde la senda transcurría entre pedreros y matojos bajos. Así alcanzamos otra especie de collado, aunque a partir del mismo se continuaba subiendo más suavemente por el Llano de los Jitos. Por la derecha se alzaban las cumbres rocosas típicas de Picos de Europa, en cuyo Macizo Occidental nos encontrábamos. Más adelante se encuentra una fuente con pilón algo por debajo del sendero y a la derecha del mismo. José Antonio bajó hasta él mientras yo desistí ya que aún llevaba agua suficiente. Allí pararon también varios componentes del grupo entre los que íbamos caminando nosotros a la vez. Eran las 12:15 horas y el podómetro marcaba 5,700 Km.
Desde la misma ya se emprendía el último tramo de pendiente de la ruta hacia el collado del Jito. De nuevo el sendero se introdujo entre algunos estrechos pasos de piedras mientras ya vislumbrábamos el collado por delante y arriba. El último trayecto hasta el mismo se hace por una serie de zigzag ya que la pendiente es considerable. Por fin, cuando eran las 12:45 horas, alcanzamos la cota de este collado del Jito con una altitud de 1619 metros. La distancia desde el lago era de 7,000 Km.
La vista era espectacular teniendo al frente buena parte de las cumbres del Macizo Central como la del Llambrión, La Palanca, Torrecerredo o Cabrones, así como la cumbre del Jultayu a la derecha de la Vega de Ario, a la cual da paso este collado. Aprovechando una losa redonda en la cual estaban labradas varias direcciones de las cumbres que se podían ver, nos sacamos una foto los dos con el Jultayu y los picos de fondo. Hablando con uno de los jóvenes del grupo, que hacía de guía, supimos que eran de Cataluña y estudiaban topografía, o algo parecido.
Tras unos minuto allí retomamos la marcha por el sendero con dirección al refugio Marqués de Villaviciosa, situado a la izquierda de la vega. De camino a él, y ya a la vista, comentamos la posibilidad de ascender al pico Jultayu. El desnivel desde allí es de unos 300 metros de cómoda subida, pero teniendo en cuenta que ya llevábamos 7 kilómetros andados. Al final nos decidimos a ello y antes de llegar al refugio dimos un giro por la pradera hacia el sendero que venía de él y en el que encontramos señales de la Canal del Trea. Unas marcas amarillas de pintura en las rocas nos iban guiando entre las rocas con dirección al comienzo de dicha canal y de la subida al Jultayu. José Antonio iba arreglando las señales medio caídas y rotas a pesar de verse nuevas. En cambio otras de hierro y pintadas rudimentariamente aguantaban en pie estoicamente.
Dejamos atrás el comienzo de la canal de Trea y comenzamos a subir por la ladera del Jultayu cuando eran las 13:40 horas. Por la misma veíamos bajar a varias personas con las que nos cruzamos, algunos niños entre ellas. La pendiente era llevadera y poco a poco fuimos ganando altura. El sendero estaba marcado con hitos de piedras en las zonas de rocas, aunque tampoco había pérdida alguna. Sacamos alguna foto ascendiendo con las cumbres del oeste como el Cuvicente o Peña Blanca de fondo.
A las 14:40 horas alcanzamos esta cumbre de 1940 metros, baja respecto a las principales de Picos de Europa, pero con unas vistas espectaculares. Por el norte se podía ver parte de Valdeón con Cordiñanes en el valle. Al fondo de éste el pico Gabanceda y tras él el Espigüete. Siguiendo al este nos metemos en el Macizo Central de Picos de Europa con la Torre del Friero, el Llambrión, La Palanca, Torre Cerredo, Tesorero o Cabrones así como numerosas canales verticales que caen del mismo hacia el río Cares, parte del cual veíamos con la senda paralela hacia Poncebos. Algunas cumbres de la zona de Sotres también sobresalían hacia el nordeste y mucho más al fondo y al norte la línea del Cantábrico. Siguiendo el giro hacia el este se podía ver la sierra del pico Mofrecho o la del Sueve con el Pienzu como cumbre principal. En el mismo Macizo Occidental veíamos las cumbres de Peña Blanca, La Jorcada, La Robliza y como no, Peña Santa de Castilla que con sus 2596 metros es la más alta del macizo. En su cara norte aún se podía ver un nevero entre las canales.
Justo debajo de nosotros teníamos el pueblo de Caín, tanto el barrio de arriba como el de abajo. Hacia él caían en vertical 1500 metros de desnivel. Desde la falda de Peña Santa hacia este mismo baja la canal de Mesones por la que ya hace 20 años bajamos en una ruta por este mismo macizo con Pepe Castro como guía.
En la cumbre había un hito de piedras entre el cual encontré un bote de cristal vacío donde dejamos nuestra tarjeta de cumbres con una referencia a nuestro compañero Roberto como recuerdo. Disfrutando de todo este bello entorno comimos tras darnos un poco de protector solar, que ya teníamos que haberlo usado antes. La temperatura era la ideal, ya que aunque calentaba el sol, ya no era como en pleno verano. Apunto aquí que ese mismo día, a las 11:50 horas, había comenzado oficialmente el otoño. A la cumbre llegó también una pareja de asturianos con los que conversamos un rato y nos sacaron unas fotos antes de emprender nosotros el descenso.
A las 15:45 horas comenzamos a bajar por la cresta oeste del pico pegados a la caída vertical de la canal de Mesones. Algo más abajo nos separamos y yo me “tiré” más directamente hacia la vega mientras José seguía por el cordal unos metros. La pendiente allí era realmente pronunciada y no fácil de bajar por las piedras sueltas y la hierba resbaladiza. Sorteando como se podía todo ello fuimos perdiendo altitud hacia un sendero que veíamos en la parte baja. De pronto vimos un gran grupo de rebecos corriendo ladera abajo entre los riscos y las rocas. Era gratificante verlos sortear los pasos sin ningún tipo de dificultad con una rapidez pasmosa. Me dio tiempo aún así a sacarles varias fotos y grabarlos.
Ya abajo nos fuimos metiendo de lleno en la zona de dolinas entra las que subimos y bajamos siguiendo siempre un pequeño sendero que pasaba a veces al lado de alguna sima u hoyo. Por delante y arriba, veíamos a un grupo de montañeros en hilera dirigiéndose hacia la collada del Jito a la que también nosotros íbamos. Como referencia apunto que estábamos completando la vuelta a toda la Vega de Ario por la parte contraria al refugio.
Enlazamos luego con el sendero que traían aquellos caminantes aunque lo dejamos antes de llegar a la collada para salir del valle por otros pasos diferentes. Además nos separamos los dos yendo cada uno por un sendero distinto. Yo me dirigí todo lo que pude hacia la collada apareciendo ya por debajo de ella en el sendero por el que habíamos llegado por la mañana. Eran las 17:30 horas y llevábamos 14,500 Km. Ahora esta distancia no es muy real ya que en ascensiones y descensos pronunciados no es fiable el podómetro.
A José le perdí de vista y no sabía si iba a parecer por detrás o ya por delante. Opté por continuar el descenso tranquilamente por el sendero cuando al poco tiempo me hizo señas desde un pequeño alto cercano al sendero algo por delante de mí. En quince minutos llegamos a la fuente con pilón a la que esta vez sí me acerqué para llenar la cantimplora. Luego descendimos el tramo mas o menos pendiente y de frente vimos las brañas de las Bobias y las de Rendondiella. Ladeamos Piedra Llana y pasamos el tramo entre piedra y arboleda donde vimos algunos troncos retorcidos y pegados a la roca. También pegada a la roca había otra fuente con pilón que a la ida no vi.
Escasos metros más adelante se encuentran Las Bobias por donde pasamos a las 18:50 horas. El sol del atardecer resaltaba los tonos convirtiendo el paisaje en imagen de postal. Subimos luego hacia el pequeño collado que daba paso a otra vega llana desde el final de la cual ya veíamos una caseta situada en la loma entre los lagos de La Ercina y Enol. Ahora lo que nos quedaba, sobre un kilómetro y medio, era todo bajada.
Desde hacía un rato veníamos acompañados por varios de los del grupo que habíamos visto pasar por la senda desde la ladera del Jultayu. Ellos habían partido del lago y habían hecho una ruta circular. Eran de allí mismo de Asturias. Con ellos bajamos este tramo donde el sendero continuaba embarrado en muchos lugares. Al llegar a la zona de cabañas, un poco por encima del lago de La Ercina, encontramos a unos jóvenes que estaban viendo una vaca y al ternero nacido unos momentos antes. Allí estuvimos unos minutos esperando a ver si se levantaba y viendo como le lamía y le limpiaba con la lengua. Al final no hacía intentos de levantarse y continuamos la marcha para recorrer los escasos 400 ó 500 metros que nos quedaban para el aparcamiento donde teníamos el coche. Atravesamos parte de vega del lago antes de llegar al mismo cuando eran las 19:40 horas. Hacia los picos el sol se reflejaba con un bello tono rojizo mientras que la vega estaba ya en la sombra totalmente.
Antes incluso de llegar al coche me acerqué al bar cercano y saqué un refresco de una máquina. Sin más retrasos nos cambiamos y emprendimos el viaje de regreso sobre las ocho. Bordeamos el lago de Enol y no tardamos en comenzar el descenso hacia Covadonga. Hacia el oeste se podía ver una puesta de sol realmente bonita. Paramos un momento para sacar una foto, pero ya era muy abajo y no quedó bien.
Como durante la jornada apenas había tenido cobertura con el móvil, no había podido hacer llamadas. Solo hablé con Guiomar, que también tenían intención de hacer la ruta, pero que no les había sido posible al final, y con Javi, que me informó de la hora del funeral de Roberto para el día siguiente por la mañana. Como íbamos a llegar tarde, durante el trayecto llamé a la mayoría de los compañeros del club para darles la noticia.
En vez de coger la autovía, continuamos por la nacional hacia Oviedo entrando en ella unos kilómetros antes. Luego enlazamos con la de Mieres, después de otro tramo por carretera, y ya en éste con la A-66 hacia León. Paramos en los peajes de entrada de Campomanes y el de salida en La Magdalena antes de recorrer el último tramo por la comarcal hacia León. A las 22:50 horas me dejaba José Antonio a la puerta de casa en Armunia tras un total de 425 Km.
De esa forma terminamos esta jornada marcada en todo momento por esa amarga noticia de la muerte de nuestro compañero y amigo Roberto, que siempre nos acompañará en cada una de las excursiones que sigamos haciendo. En su memoria.






























No hay comentarios:

Publicar un comentario