lunes, 12 de marzo de 2007

SIERRA DEL MIRO DE VALDEPRADO (Brañas de Susañe) 11-03-07

 

 

1ª ASCENSIÓN A LOS PICOS “CORNÓN DE BUSMORI” Y “BIGARDÓN” Y 2ª ASCENSIÓN AL “MIRO”.

11-03-07 (Domingo)

Cumpliendo el calendario previsto por el club de montaña para este mes, hemos realizado la ascensión al pico Miro de Susañe y ampliada la misma a dos cimas cercanas del mismo macizo, el Cornón de Busmori y el Bigardón, este último situado en el mismo límite con Asturias. Realmente resultó una jornada inolvidable, tanto por el resultado como por la climatología primaveral reinante a lo largo de la jornada.
En Guzmán nos reunimos algunos de los componentes de esta salida a las ocho de la mañana. Tras esperar por Eva diez minutos sin que diese señales de presencia ni aviso, emprendimos el viaje en los coches de Antonio y Luis. En ellos íbamos, además de los conductores, José Luis, Tere, Álvaro, Juan y yo. Los otros tres participantes: José Antonio, su hermano Valentín y un amigo, Faustino, se unirían en el mismo comienzo de la ruta.
Por la carretera de Astorga circulamos hasta esta localidad donde entramos en la autovía. Por la misma avanzamos hasta el primer desvío a Bembibre en el que cogimos de nuevo la nacional. Otro indicador a Toreno nos hizo cambiar de rumbo hacia este pueblo donde giramos hacia Villablino por la comarcal 631. El próximo desvío tenía que ser hacía Valdeprado, pero por no variar no existía este pueblo. Ni en el mapa que yo llevaba de ruta ni en el de carreteras actualizado del coche de Antonio venía dicho desvío. Total que cogimos el desvío a Susañe del Sil donde nos indicaron que teníamos que retroceder de nuevo a la principal, unos tres kilómetros, y coger la dirección a Anllares. Así lo hicimos llegando a un desvío donde, ídem de lo mismo, dos indicadores que había casi se contradecían en la dirección de la carretera a seguir. De nuevo cogimos la que no era dando otra vuelta tonta en el pueblo. Por fin, fuera de la principal, encontramos un indicador a Valdeprado y así salimos de dudas. Yo apuntaré aquí que a mí se me había quedado de la vez anterior, hace 9 años, que no había carretera a las Brañas de Susañe, si no una pista. Por ello íbamos avanzando con algo de dudas respecto a la situación de las mismas. Atrás dejamos Valdeprado y con una coincidencia casi milagrosa vi a José Antonio detrás de unos matorrales al lado de la carretera. Estábamos exactamente a la altura de las Brañas de Susañe, (1246 m), pero sin indicador alguno que lo corroborase. Entramos por un camino hacia las mismas y en una pequeña pradera, donde tenían ellos el coche, aparcamos los nuestros. Eran las diez de la mañana y habíamos recorrido 150 Km.
Allí mismo nos preparamos para la marcha teniendo frente a nosotros todo el macizo del pico Miro que intuíamos podía ser una cumbre nevada que aparecía detrás de otra más negra. A las 10:30 horas nos pusimos en marcha atravesando la carretera que une Páramo del Sil con Cerredo, ya en Asturias. Nos metimos en un camino ancho hacia el valle del arroyo Busmor. En una pradera con árboles muy jóvenes vimos un espantapájaros. Algunos se habían adelantado un poco y les vi por encima de mí en otro camino. Resulta que me había pasado un cruce hacia una senda en el que al bajar por la tarde vi unas flechas rojas indicando la dirección. Los que lo habíamos pasado de largo atajamos al lado de una pequeña tapia de piedras hasta enlazar con dicho sendero.
Poco a poco fuimos ganando altura entre arbustos y escobas viendo algunos acebos de verdor intenso. Por detrás quedamos Álvaro y yo y al llegar a la altura de unas cascadas en el arroyo nos desviamos unos metros para disfrutar de ellas. La gran cantidad de caudal que bajaba formaba unos saltos increíbles. Retomamos enseguida el sendero ascendente con las laderas de nuestra derecha llenas de pedreros y numerosos árboles diseminados y completamente despojados de hojas aún.
La excelente temperatura que hacía me hizo quitar incluso la sudadera y en manga corta estuve el resto de la jornada hasta terminar la marcha a las siete de la tarde. En el terreno comenzamos a encontrar los primeros restos de nieve en pequeños corros. Salimos a una pequeña explanada al final de la cual había que subir un tramo por roca. Los compañeros ya estaban en la parte alta y no tardamos en unirnos a ellos. Allí nos sacamos una foto de grupo con la falta de Valentín que fue el que nos las sacó, y de José Luis, que por no variar, había marchado a su bola.
Siguiendo el sendero fuimos subiendo suavemente ahora hasta llegar a una zona de antiguas brañas donde aun vimos los restos de las mismas. El terreno estaba lleno de turberas cargadas de agua que había que sortear para evitar mojarse demasiado. Después de esto nos fuimos metiendo en una estrecha vaguada de pedreros. Yo estudié el terreno y decidí desviarme a la izquierda y atacarla por un lateral en vez de por el medio mismo. La pendiente era pronunciada y además encontré varios neveros bastante helados en los que podía resbalar. Ayudado por los bastones fui alcanzando la zona alta de dicha loma donde se suavizó un poco la inclinación. Al resto se les veía aún algo por debajo y no mejores circunstancias que yo. Luis y Valentín eran los únicos que ya se habían adelantado mientras que Tere se había metido por la parte contraria entre rocas que tenía que trepar. Al final nos juntamos todos arriba por encima de este tramo conflictivo.
Algo más suave se hizo la ladera y así alcanzamos otro altiplano. De frente había una gran collada con una blanca cornisa de nieve que no tenía buen para subir. Optamos por seguir a Luis y Valentín que estaban subiendo por la parte izquierda directamente a la cumbre. Nos metimos en la falda de la Peña Boquín y de nuevo la pendiente se hizo notar. Abundaban los pedreros de rocas más o menos grandes por los que se subía cómodamente. Nos dirigíamos hacia la collada entre el pico Miro y dicha peña, aunque exactamente no sabíamos lo que quedaba para la cumbre aún no visible. El paisaje sí se ampliaba cada vez más viéndose numerosas cumbres cercanas y no tanto. A las 13:00 horas llegué a la collada desde la que ya se veía el hito de la cumbre cercana. Por debajo se veía helado el lago Miro, que por cierto tengo de contraportada de uno de mis libros. Escasos diez minutos tardé en alcanzar dicho punto donde ya estaba algunos compañeros.
Cuando llegó el resto sacamos una foto en la cumbre y dejamos nuestra tarjeta del buzón donde encontramos otra. La altura de esta cima del pico Miro es de 1990 metros y las vistas son extraordinariamente amplias. Numerosas cumbres como el Miravalles, Cuiña o Mustallar en los Ancares, o las del Cornón, Ubiña y el Muxiven, ascendido hace pocas semanas por nosotros se encontraban cubiertas aún de nieve, que por otro lado no era tan abundante como parecía. Igualmente veíamos las Brañas de Susañe y los coches aparcados cerca de ellas. En los valles del sur se veía Fabero, vega de Espinareda e incluso Ponferrada. Mas cercano estaba el pueblo de Faro y las cumbres de Peñas Blancas y La Gubia, ascendidas el pasado año por nosotros. Lo que sí quedaba oculto eran las Brañas de Faro. A todo esto unimos infinidad de cumbres y valles más imposibles de enumerar.
En las rocas en torno al hito nos acomodamos para comer disfrutando de esta jornada adelantada a la primavera. Entre las piedras vimos algunos ratoncitos que salían a comer las sobras que les tirábamos.
A las 14:50 horas emprendimos el descenso. Teníamos intención de pasar por las lagunas de Fasgueo, y para ello bajamos directamente a la collada en la que se acumulaba la nieve en forma de cornisa. Desde ella se veía completamente el valle por el que habíamos subido. Tras pasar por el punto más bajo emprendimos el ascenso a la cumbre del Cornón de Busmori. Algunos ya se habían adelantado y estaba casi en la cumbre. La collada se sitúa a 1829 m, perdiéndose 161 metros para subir luego 103 m. Entre los matorrales bajos vimos ya numerosas flores adelantadas a su estación. De nuevo nos metimos en un gran pedrero por el que fácilmente llegamos a la cima de este pico en el que no había señal alguna de cumbre y donde tampoco nosotros dejamos tarjeta. Eran las 15:50 horas. Esta cumbre, el Cornón de Busmori, tiene una altitud de 1939 metros y desde ella se podía ver otra laguna helada hacia el norte.
Sin más retomamos la marcha hacia esta zona de lagunas bajando hacia otra collada con nieve, la de Coronxo, de 1884 metros de altitud. El alto de Bigardón, de 1939 metros, se emplaza en el mismo límite con Asturias y para llegar al mismo nos desviamos unos grados hacia el oeste. Hubo quien quedó en un alto cercano y no subió a éste. Aquí sí que dejamos una tarjeta e hicimos una foto de los que estábamos. Eran las 16:20 horas. Hacia el norte se podía ver justo debajo dos grandes lagunas heladas, las de Fasgueo, el pueblo de Cerredo y al fondo el Cornón, todos ellos alineados. Echando la vista atrás podíamos contemplar todo el cresteo desde el mismo Miro.
Retrocedimos por la cresta hasta el alto cercano y retomamos la marcha por un sendero que bordeaba las lagunas por la parte alta. Había algo que no me cuadraba. Según el libro de rutas, había que bordearlas por la izquierda saliendo por una collada a otro valle. Como íbamos por el lado contrario teníamos que bajar a las lagunas y coger esta ruta, pero vimos que daba un gran rodeo por otro valle. Decidimos entonces bajar directamente por el valle que teníamos de frente y que enlazaba directamente con el de subida. Por un nevero bajamos rápidamente. Yo incluso algún tramo corriendo y me grabó Tere con la cámara. Llegamos a la laguna que habíamos visto desde la segunda cumbre. El sol había deshelado parte de la superficie. Por encima se alzaba la cumbre del pico Coronxo. El sol daba de resbalón a la superficie blanca formando bonitos reflejos.
Por detrás quedamos Juan, Tere y yo. Pasamos varios tramos entre matorral al lado de un arroyo. Tere resbaló con un montón de nieve y se dio una buena culada sin mayores consecuencias. Bajamos algunos pedreros también y así llegamos a la parte baja donde atravesamos el sendero sin darnos cuenta. Nos metimos entre más maleza y al atravesar el arroyo principal Juan metió los pies en él, por no hacernos caso y pasar por donde lo hicimos nosotros.
Por fin salimos de todo aquel enredo y estábamos justo por debajo de las rocas y los restos de brañas que habíamos pasado por la mañana. Allí nos reunimos con algunos compañeros que nos dijeron que José Luis había subido en nuestra busca. Luego le vimos por encima y le indicamos que bajase. El sendero continuaba ahora entre los matorrales y algo de arboleda entre la que ya habíamos subido. Al lado del sendero manaba una fuente en la que paramos unos minutos. Dejamos atrás un gran acebo y enseguida tuvimos las brañas a tiro de piedra. Ahora sí vi las señales pintadas en dos piedras al comienzo del sendero que dejábamos hacia el camino.
Atravesamos la carretera y a las siete menos cuarto terminamos la ruta donde teníamos los coches. Nos cambiamos y algunos incluso tuvieron el humor de hacer algunas flexiones para estirar. Estuvimos comentando si merecía la pena volver por Villablino, pero no merecía la pena ya que aunque fuesen menos kilómetros, la carretera era peor. Valentín y Faustino regresaban a Riello mientras que José Antonio volvía con nosotros. Sin mas nos pusimos en marcha pasadas las siete y nos encaminamos hacia Corbón del Sil, en la carretera principal. Aquí tomamos dirección a Toreno donde, guiados por José Antonio, llegamos a las puertas del restaurante de Salomé, en el cual cenamos en el encuentro del club de hace dos años. Allí tomamos unas consumiciones y saludamos a Salomé y a la hija. Estuvimos un rato e hicimos las cuentas de la excursión antes de retomar el viaje de regreso.
Por la estrecha carretera llegamos a Bembibre donde enlazamos con la autovía hacia Astorga. Aquí la abandonamos y ya por la nacional hicimos los últimos kilómetros antes de entrar en la capital. A las 21:30 horas llegamos a Guzmán donde nos despedimos y en la moto allí aparcada regresé a casa.

























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