lunes, 30 de octubre de 2006

II MAGOSTO MONTAÑERO. “BAJAS - CRUZ DO COTO - HAYEDO DE BUSMAYOR - BARJAS”. 29-10-06

 


II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN.

1ª TRAVESÍA “BAJAS-CRUZ DO COTO- HAYEDO DE BUSMAYOR-BARJAS”.

29-10-06    (Domingo)

Por segundo año consecutivo, y tratando de convertirlo en tradición, se ha celebrado el “II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN” organizado por la Delegación Leonesa y en esta ocasión con la colaboración del Ayuntamiento de Barjas.
La participación en la misma fue particular fuera aparte del club de montaña. Del mismo participamos cuatro socios: José Fernández, José Antonio, que además había participado en la organización del mismo, Luis y yo. Por su parte Álvaro, que también estaba apuntado, no pudo asistir por una causa familiar de última hora.
A Las 7:00 horas salimos de Guzmán en dos autocares parando a recoger en La Virgen del Camino a varios participantes antes de continuar por la nacional hacia Astorga. Sin entrar en el mismo cogimos la autovía por la que avanzamos subiendo el Manzanal y dejando detrás Ponferrada poco después. Más allá de Villafranca del Bierzo, en Vega de Valcarce, paramos veinte minutos, hasta las 9:30 horas, a estirar las piernas y tomar algo el que lo desease.
De nuevo en marcha entramos en una estrecha y serpenteante carretera de 11 kilómetros hasta llegar a Barjas poco antes de las 10:00 horas. Para entrar en dicho pueblo los autocares pasaron a escasos centímetros de dos casas en esquina. En él nos reunimos con varios participantes que habían ido por su cuenta así como con los compañeros del grupo La Salle de Astorga, que lo habían hecho en un microbús. Allí nos preparamos para la ruta que comenzamos a las 10:20 horas.
Salimos de Barjas (840 m) por la misma carretera de entrada entre numerosos castaños de los que el personal recogía el fruto caído. No tardando nos desviamos por otra hacia Corrales subiendo por ella ligeramente a lo largo de aproximadamente kilómetro y medio. En este tramo vimos una fuente de piedra con pilón al lado de la carretera. A la vez que subíamos íbamos contemplando el pueblo más ampliamente así como las cumbres del Faro o Capelo.
En el fondo de otro valle veíamos ahora el pueblo de Vegas do Seo. Tras un giro de la carretera la abandonamos para meternos en la ladera por un camino ascendente. Entre escobas fuimos subiendo siguiendo más o menos la línea de cumbres que dividen el valle de Barjas del de Quintela. El sol lucía claro y ya calentaba lo suyo. Además la sombra era escasa en esta zona pillando solo de vez en cuando algún grupo de árboles. Lo que sí vimos fueron numeroso ejemplares de setas de diferentes variedades, colores y formas. No faltó quien se dedicó a recolectarlas.
Aquí apuntaré que como Luis había llevado la cámara casi sin batería, me dejó las tarjetas a mí para sacar yo más fotos con la mía, por lo que aproveché para dejar plasmada casi toda la ruta en imágenes. Yo había salido con él, pero ya le había perdido e iba a mi aire. Cuando hablo en plural me refiero a los participantes que iban mas o menos junto a mí.
El primer punto destacado de la ruta era el Teso de Quintela, un alto de 1343 metros con fuertes pendientes en el camino. Cualquier sombra era aprovechada para hacer una paradita y descansar. El paisaje no desmerecía y era cada vez más amplio. Por detrás de nosotros comenzó a emerger la cumbre de la Peña del Seo, a la que he ascendido en dos ocasiones, una de ellas nocturna.
En unos indicadores que encontrábamos se leía: RUTA: “Herrería de Serviz - Hayedo de Busmayor”. La Herrería de Serviz, cercana a Barjas, era el punto desde el cual estaba previsto el comienzo, pero fue modificado debido al mal estado del terreno del tramo primero hasta alcanzar la cresta por la que íbamos ahora. Siguiendo el camino empinado llegamos al Teso de Quintela, lugar privilegiado ya que vimos por primera vez los pueblos de Busmayor y Campo de Liebre en las laderas de las cumbres. Un poco por debajo había una caseta con unas antenas. El podómetro marcaba 5,500 Km y eran las 12:10 horas.
De nuevo nos tocaba subir siguiendo el ancho camino que describía algunas cerradas curvas para salvar el fuerte desnivel de varios tramos. Así alcanzamos una “llanura” limpia de arboleda completamente donde nada nos protegía del cálido sol de este día de otoño. Por detrás me pillaron Cundi e Irene, que casi venía cerrando la marcha con Buzzi. Al lado de la pista había una gran excavadora usada seguramente para las repoblaciones de pinos que vimos por allí. No tardamos en alcanzar el punto donde se bifurcaban las dos pistas, la que continuaba por las crestas y que se dirigía al pico Faro, opción larga de la marcha, y otra que ladeaba el mismo por la derecha hacia el Hayedo de Busmayor. Eran las 13:00 horas y llevábamos 8 Km.
Comenzamos entonces a descender suavemente por dicho camino bordeando La Cruz do Coto entre campos de helechos con un bonito color marronáceo. En una curva cerrada atajé por el medio de los mismos hasta salir a la pista más abajo. Ahora estábamos en la parte contraria de la ladera y ya veíamos el hayedo con los colores otoñales dignos de postal. Igualmente comenzamos a entrar en una zona de acebos completamente cargados de frutos rojos que destacaban sobre el verdor de las hojas.
A las 13:55 horas llegué a la entrada “oficial” del Hayedo de Busmayor, marcado por una señal. Justo en ese punto pude disfrutar de uno de los rincones más bellos de la ruta. Se trataba de un tramo de unos 20 metros rodeado de arboleda con las hojas completamente marrones y el suelo tapizado por las mismas. Igualmente pasamos entre enormes zonas de helechos que se mezclaban con el resto de vegetación bajo el bosque. Otra especie abundante eran las setas, las cuales veníamos viendo durante todo el camino encontrándose de diferentes tipos, tamaños y colores. Con el macro de la cámara conseguí sacar una bonita foto de una diminuta araña en su tela.
Ya más abajo se encuentra el desvío señalizado a una cascada situada a 150 metros. Tras vadear el arroyo de la misma y subir un poco, llegamos a su altura. Se trataba de una cascada de “cola de caballo” de unos 8 ó 10 metros por la que bajaba un buen chorro de agua. Allí estuve sacando algunas fotos y me reuní con José Antonio, que había subido al pico Faro, y otro compañero con los que continué el descenso por el camino. Así llegamos a un punto donde otro indicador señalaba a la derecha “Hayedo”, aunque la ruta oficial seguía de frente hasta un gran depósito de agua de repostaje para helicópteros antiincendios. Nos internamos entonces en un sendero poco destacado con dirección a la masa de hayas. Pocos metros después, cuando eran las tres de la tarde, nos detuvimos para comer.
Escasos 15 minutos dedicamos a ello antes de retomar la marcha por aquel bosque de belleza indescriptible. Entre helechales y pisando la alfombra de hojarasca marrón fuimos bajando hasta alcanzar el cauce de un arroyo donde nos sacamos una foto los tres. Allí vimos a otro joven qua estaba sacando fotos y al que ya habíamos visto en la cascada grande.
Poco más abajo salimos a un sendero más definido por el que caminamos unos metros antes de volver a desviarnos a una zona de altos helechos por la que salimos a la orilla de otro cauce con más cascadas. Pasamos por encima de una de ellas y encontramos un puente de madera sobre el arroyo por el que atravesamos. A partir de allí vimos numerosas marcas blancas y rojas del sendero que atravesaba el hayedo. Siguiendo el arroyo vimos lo más bonito de la ruta, una sucesión de cascadas y saltos entre bosque y algo de piedra que formaban un espectáculo realmente bonito. La razón de que la ruta oficial no fuese por allí era la escasa señalización de la misma y la alta posibilidad de despiste entre tantos participantes como éramos.
Así llegamos a los restos de un antiguo generador eléctrico saliendo poco después a los verdes prados de Busmayor. Atravesamos los mismos encontrando algunos tramos encharcados y enseguida entroncamos con la pista por la que se hubiese tenido que bajar de haber seguido la ruta marcada. En escasos minutos entramos en Busmayor, (1100 m), cuando eran las cuatro de la tarde y el podómetro marcaba 13,700 Km.
Por su calle principal lo cruzamos contemplando la bella arquitectura de sus casas de piedra y pizarra. Aquí me volví a quedar solo ya que José Antonio y el compañero aceleraron carretera adelante hacia Barjas, distante algo menos de cuatro kilómetros. En este tramo me encontré con Cundi e Irene de nuevo que ya iban las últimas. Yo apreté también el paso y fui adelantando a varios participantes. Seguía no obstante disfrutando del bello entorno con un colorido otoñal extraordinario. Los verdes prados en los que pastaba el ganado contrastaban con los tonos amarillentos de los bosques de hayas y otras especies arbóreas. Al lado de la carretera se encuentra el cementerio y no lejos, una fuente.
En este tramo la carretera serpentea varias veces y tiene alguna subida corta, aunque generalmente va descendiendo. Ya cerca de Barjas se atraviesa un puente de hormigón y pueden contemplarse unos gruesos ejemplares de castaños. A las cinco de la tarde entré en dicho pueblo pasando al lado de una huerta con numerosas berzas sembradas. Poco después lo hice al lado de la iglesia y el cementerio adjunto para terminar donde los autocares tras 18 Km según el podómetro, 12 según la ruta oficial.
Sin detenerme me acerqué al polideportivo cercano donde tenían montada una carpa para el magosto. Allí cogí un “bollo preñao” y volví al autocar para cambiarme antes de regresar al recinto. En unos bidones giratorios estaban asando las castañas mientras que en la carpa había mesas con refrescos, vino y empanada. Además, una charanga amenizaba la fiesta con su música.
Antes de finalizar la fiesta se rindió un homenaje póstumo al montañero y escritor berciano D. Francisco Pérez Caramés, entregando a su viuda Marisa una placa recuerdo. José Antonio leyó unos versos en su memoria y tanto el Alcalde de Barjas como Buzzi, el delegado de montañismo, también tuvieron unas palabras. A todos los clubes participantes se nos obsequió con dos libros del este escritor.
Poco después de las 18:30 horas emprendimos el regreso a León. Tras el cambio de hora de la noche anterior, ya casi anochecía cuando salimos del pueblo. Siguiendo la misma carretera de llegada salimos a la autovía en Vega de Valcarce. Por ella, y sin novedades, llegamos a Astorga donde la abandonamos hacia la capital por la nacional entrando en León poco antes de las 21:30 horas. Aquí nos apeamos en Guzmán y Luis vino conmigo a casa para descargar las fotos realizadas durante la jornada. Luego le llevé e hicimos lo mismo en su casa.
Con ello finalizamos esta jornada especial de montaña celebrando el “II MAGOSTO MONTAÑERO PROVINCIAL DE LEÓN”, que como ya apunté, trata de instituirse como tradición dentro del montañismo leonés al igual que ya lo son los “Encuentros de Montañeros Leoneses”.



































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