X TRAVESÍA NOCTURNA.
4º ASCENSIÓN A “PEÑA CORADA”.
17/18-06-06 (Sábado / Domingo)
Siguiendo la tradición comenzada hace ya varios años, hemos programado para este verano un par de actividades nocturnas, siendo la primera esta ascensión a Peña Corada, en la zona de Cistierna. La previsión inicial era ascender desde la collada situada en el camino que une Fuentes de Peña Corada con La Mata de Monteagudo, pero al final, fiándonos de Fernando, que es de aquella zona, lo hicimos desde el mismo Cistierna a través de una pista y senderos que nos llevaron cómodamente a la cresta y luego a la cumbre. Pero vamos por partes.
El tiempo tormentoso de los últimos días y de esa misma tarde hizo plantearnos hasta el último momento la conveniencia o no de realizar la salida. Al final, visto la ligera mejoría del mismo y puestos en contacto con Fernando, que ya estaba en Cistierna, optamos por arriesgarnos a lo que fuera. Cuatro fuimos los animados a esta excursión: Luis, Álvaro, Fernando y yo. A las 21:00 horas del sábado pasó Luis a recogerme en casa para seguidamente hacer lo mismo con Álvaro en Villaobispo. Por la carretera de Santander avanzamos hacia Boñar continuando luego hacia Sabero y Cistierna. En el surtidor de este pueblo nos esperaba Fernando. Desde él nos dirigimos hasta un parque para cenar un poco antes de emprender la marcha. En una fuente cargamos agua y cerca de ésta cenamos tranquilamente. A continuación entramos en un bar a tomar un café. Seguidamente cogimos los coches y salimos de Cistierna hacia Riaño parando a unos dos kilómetros cerca de una nave de muebles o algo parecido. Allí nos preparamos para la ruta y a las 23:15 horas comenzamos a caminar.
Anduvimos unos 200 metros por la carretera hasta el desvío donde un indicador señalaba hacia el Mirador de los Rejos. Aquí entramos en un camino que nos llevó en pocos minutos hasta unas naves cerca de las cuales pasamos. Poco a poco se fue inclinando la pendiente en algunos tramos y yo me lo comencé a tomar con calma. Caminábamos entre arboleda dejando a nuestra derecha un arroyo. El cielo se encontraba completamente despejado y Luis nos dio unas explicaciones de las constelaciones. Al lado del camino pude ver una luciérnaga.
Ya mas arriba cambiamos de rumbo y giramos 180 grados hasta alcanzar un cruce en el cual un indicador señalaba la dirección hacia el Mirador de los Rejos, cuyo desvío habíamos dejado ya antes, y hacia Peña Corada. Hacia este último nos dirigimos mientras poco a poco iban apareciendo las luces de los pueblos en los valles. De nuevo se adelantaron ellos mientras yo caminaba despacio e iba sacando fotos con el flash o con alta exposición para que saliesen las luces mencionadas.
Así avanzamos hasta que terminó el camino en una campera. Tuve que fijarme un poco para ver al resto en una collada cercana. Por la misma pasaba una alambrada y en una señal vertical indicaba la prohibición de recolectar setas sin permiso. Eran las 00:40 horas. Allí sacamos una foto antes de continuar por un sendero de fuerte pendiente entre pinos. El terreno era además resbaladizo, por lo que se avanzaba con dificultad. La hierba estaba húmeda del rocío nocturno. En unas rocas estuvimos un rato parados antes de continuar. Por la parte izquierda había ahora un fuerte desnivel hacia el valle de Fuentes de Peña Corada, pueblo que ya veíamos.
Al llegar a un alto nos indicó Fernando que en la parte contraria había una campera para poder acampar en caso necesario. Nosotros llevamos una tienda repartida entre tres y él otra pequeña. Poco nos quedaba ya para la cresta, aunque un buen trecho para la cumbre. El sendero estaba bastante bien marcado e incluso de vez en cuando vimos marcas blancas y amarillas pintadas en la roca o en altas estacas. En el suelo vimos numerosas flores y grandes mantos de matorral bajo cubierto del rocío. No tardando contemplamos una amplia y bonita vista de varios pueblos iluminados hacia la parte de la carretera de donde habíamos partido, entre ellos Sotillos de Sabero de donde es Fernando. La roca empezó a abundar y el sendero serpenteaba entre la misma. Luis y Fernando se adelantaron y por detrás quedamos Álvaro y yo. Es curioso, y así lo comentamos, como la experiencia en montaña hacía que caminásemos tan ágilmente de noche como en una ascensión normal diurna. Lógicamente con algo más de precaución en lugares un poco más escabrosos que otros.
Atravesamos varias camperas y zonas rocosas. Igualmente bajamos y subimos alguna collada que otra, siempre más o menos por la cresta. Algunos tramos eran más empinados que otros, pero todos bastante cómodos de caminar. La pareja que nos precedía llevaban tres linternas y al alumbrarnos con ellas, con diferentes tonos de luz, parecía un ovni. Ah! Por debajo habíamos visto otro par de linternas que podían ser de cazadores furtivos. Poco antes de llegar a la cumbre apareció la luna por detrás de ésta. Con la cámara y el trípode pude sacar una bonita foto de la misma poniendo una exposición larga.
A las 3:25 horas alcanzamos la cumbre Álvaro y yo. En la misma vimos un hito, un buzón y dos placas. En los valles pudimos ver numerosos pueblos iluminados. Realmente se trata una experiencia inolvidable. La noche estaba inmejorable, aunque tuvimos que abrigarnos un poco para no quedarnos fríos. Sin tardar bajamos unos metros hasta un lugar donde se podían colocar las tiendas. Estaba en el medio del sendero y algo inclinado, pero no había otro. Tuvimos que quitar varias piedras y alguna todavía quedó debajo. La de Fernando, de dos plazas, la puso al comienzo de una canal y no quedó bien asentada que digamos. Tras quedar montadas subimos de nuevo a la cumbre, unos 10 metros por encima, y sacamos unas fotos en torno al hito y las placas con el nombre de la cima, Peña Corada, y su altitud 1835 metros. Cistierna está a 940 metros.
Poco a poco fue pasando el tiempo y llegaron las cinco. Ellos se metieron en las tiendas mientras a mí no me apetecía para nada. Ya comenzaba a verse la línea del amanecer y decidí quedar a verlo. Resumiré más o menos las siguientes cuatro horas hasta que se fueron levantando.
Los valles despejados comenzaron a llenarse de niebla formando impresionantes mares de nubes. Era realmente extraordinario ver pasar la niebla del valle de Cistierna al de La Mata de Monteagudo “lamiendo” las laderas. Los picos como el Moro, Rionda, Mampodres y otros muchos más asomaban sus cumbres como islas de ese inmerso océano blanquecino. Yo solo hacía que sacar fotos y grabar todo ello para dejar plasmada todo aquella maravilla visual. A las 6:48 horas vi el primer rayo de sol aparecer tras un alto pico que no he localizado. Aún a riesgo de equivocarme, podía ser el Arbillos de Besande y también dudo entre el Espigüete, pero me parece más difícil.
Poco a poco fue amarilleando el paisaje y la cumbre en la que me encontraba. Si me sentaba me daba el sueño y por ello anduve por la cima de un lado a otro. Bajé por ambos lados unos metros mientras la niebla comenzaba a subir y pasaba por la misma cima de Peña Corada. En el fondo del valle vi el camino que une Fuentes de Peña Corada con La Mata y desde el cual teníamos pensado subir en principio como yo lo había hecho en mas ocasiones. Asimismo vi todo el cresteo que habíamos subido de noche y que bajaríamos poco después.
A las nueve se levantó Fernando y algo después Luis y Álvaro. Mientras desayunamos y recogimos las tiendas se cerró completamente la niebla en la cumbre. Antes de emprender el descenso nos sacamos otra foto en la cumbre y a las 11:15 horas nos encaminamos hacia abajo siguiendo el mismo sendero por el que habíamos subido. La niebla se iba disipando según perdíamos altura y el sol comenzó a calentar. Yo tuve que sacar la gorra para evitarlo. Atravesamos de nuevo algunas praderas en una de las cuales pastaban varios caballos. Más abajo vimos setas enormes y una cigarra. Así llegamos al final del cresteo y comenzamos a bajar el tramo de mayor inclinación y resbaladizo por la tierra del sendero. La arboleda y las escobas floridas contrastaban con el verdor de la hierba. Atravesamos la alambrada y no tardamos en entrar al camino.
En vez de seguirlo, optamos por coger un atajo que la noche antes no habíamos hecho al ser hacia arriba. Por allí encontramos una fuente con pilón donde cogimos agua y bebimos. El sendero se metió entre maleza pero estaba bastante marcado. Por él salimos de nuevo al camino en el desvío hacia el mirador de los Rejos. Ya habíamos decidido ir hasta él y comenzamos a subir por la pista entre arboleda. A mí me quedaban pocas fotos en las tarjetas y no pude sacar las que quise. Luego me ha pasado Luis las suyas. Camino de este mirador había un grueso tronco con un gran hueco en el que entraba una persona y allí nos sacamos algunas fotos.
A las 13:25 horas y tras recorrer un kilómetro largo desde el desvío, llegamos a este mirador desde el cual se tiene una bonita vista de todo los valles de Cistierna, Sabero y Fuentes de Peña Corada. La caída desde allí es vertical del todo y de varios metros. Sacamos una foto y emprendimos el regreso hacia el mismo cruce. En el camino nos encontramos con un conocido de Fernando que subía en busca de los caballos que habíamos visto antes y gracias a este cruce no tuvo que ir en vano hasta el mirador.
Ya solo nos restaba el tramo de camino hasta la carretera. El sol seguía dándole fuerte y buscábamos la sombra de los árboles. A mí ya me dolían las rodillas de tanto descenso. Ya bastante abajo pasamos al lado de unas naves y cuando eran las 14:30 horas salimos a la carretera. Solo unos 200 metros por ésta nos separaban de los coches donde llegamos por fin después de este descenso acalorado.
A la poca sombra del edificio cercano nos cambiamos y nos recuperamos un poco. Para comer nos dijo Fernando que podíamos hacerlo en un bar situado algo más arriba. Hacia allí nos dirigimos con los coches y tomamos un refrigerio bien merecido. Mientras él pedía un plato, el resto teníamos comida de sobra que consumimos sentados en la terraza. Desde allí teníamos a la vista el mirador de los Rejos y ahora mirando las fotos he visto desde él este bar.
Sobre una hora más tarde nos despedimos de Fernando y emprendimos el regreso a León. Lo hicimos esta vez por la carretera hacia Mansilla donde nos desviamos hacia la capital. Primero fuimos a dejar a Álvaro en Villaobispo y seguidamente me acercó a mí a casa donde estuve descargando sus fotos y las mías para que las llevase él. Ahora mismo no me acuerdo de la hora que era, pero le calculo que sobre las seis.
Sin duda fue otra de las mejores experiencias de montaña que he tenido. Estas salidas nocturnas, si salen bien, son realmente destacables en todos los sentidos. Para este año tenemos otra más a Sanabria y una acampada en lo alto del Brañacaballo. A ver como resultan. Como siempre, la poca participación fue la nota predominante, lo que no impidió el disfrute total de la misma.
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