12-02-06 (Domingo)
Tercera salida del año del club y segunda mía. En esta ocasión nos hemos desplazado hasta la zona de Peña Ubiña para ascender a una peña cercana, no muy alta, pero con vistas espectaculares. Lo que en principio iba a ser una corta travesía, para mí se hizo eterna ya que, tras un mes sin salir, me encontraba en bastante mal estado físico. Aún así, compensó dicho esfuerzo las vistas de las que disfrutamos y el día tan inmejorable que tuvimos.
En la moto me acerqué a Guzmán donde nos reunimos los nueve participantes de esta marcha: José Luis, Irma, Roberto, Javi F., José A., Luis, Álvaro, Juan y yo. Poco después de las 8:30 horas emprendimos el viaje hacia Pinos. Salimos por la carretera de Caboalles hasta La Magdalena donde accedimos a la autopista para evitar el tramo del pantano. Tras pasar el puente colgante abandonamos ésta y después de unos 20 Km más llegamos a San Emiliano. Aquí cogimos otro desvío por una estrecha carretera hasta terminar en Pinos sobre las 9:30 horas.
Situado en un valle sombrío, la temperatura era baja en dicho pueblo. Por otra parte, las vistas eran amplias hacia la zona de La Cañada. Tras prepararse para la ruta, comenzamos la misma cuando eran las 10:00 horas. Salimos por un camino ligeramente ascendente hacia el interior del cerrado valle. En las laderas y tejados de las casas se veía nieve, pero no tanta como esperábamos. En el camino incluso apenas si encontramos algunos trozos. Paralelo al camino bajaba el río de Pinos, el cual atravesamos por puentes en varias ocasiones. Hacia la parte izquierda, por detrás de las lomas de este valle, asomaban las cumbres de las dos Ubiñas entre las cuales luego pasaríamos. Recorriendo el valle transcurría una línea eléctrica de alta tensión que estropeaba en parte la bonita vista del mismo. Cuanto más ascendíamos, mas nieve encontrábamos en la pista. Incluso en varios tramos estaba helada por completo teniendo que extremar la precaución de no resbalar.
Por fin salimos de la estrechez del valle y se abrió éste en forma de praderías cubiertas por el blanco manto. Atravesamos el mismo antes de divisar por fin el gran refugio de Casa Mieres. A las 11:30 horas y tras 6 Km recorridos llegamos al mismo. Aquí paramos un buen rato y tomamos un tentempié. El refugio estaba cerrado y en uno de sus laterales se podía ver un escudo de piedra.
Una media hora más tarde emprendimos de nuevo la marcha entrando en un valle lateral por detrás del refugio con dirección al collado El Ronzón. Encontramos muy cerca un estanque artificial completamente helado por encima del cual se podía andar sin peligro alguno. La pendiente se hizo más pronunciada y el sendero apenas si se distinguía entre la nieve. Por encima del lago había otro refugio más pequeño que dejamos a nuestra izquierda.
No tardamos en divisar la cumbre de Piedra Nidia y Peña Cerreos al lado. Ya bastante arriba, en la Vega Candioches, se bifurcó el valle hacia Peña Ubiña y el Ronzón y hacia Asturias, en cuyo límite nos encontrábamos en esos momentos. Por un lado, Roberto y Javi habían continuado por el del Ronzón, a la izquierda, a mí me parecía que iban a cogerlo por lo más duro, así que el resto optamos por irnos hacia la derecha y ascender suavemente y luego serrear. Fue un error como comprobamos más tarde ya que esta peña no tenía continuación con las otras y hubo que bajar.
Comenzamos a atravesar la vega nevada viendo en ella un curioso efecto. En medio había una gran grieta en el terreno y la nieve formaba una especie de pequeño cañón muy bonito. Allí sacamos algunas fotos. No tardamos en llegar a la falda de Peña Parda tras haber recorrido 8,380 Km eran las 12:44 horas.
Como ya dije anteriormente, yo no iba en forma y la pendiente aquella me hizo reducir el ritmo. Poco a poco fui ganando altura y así alcancé la parte alta. Poco más adelante estaba la cumbre en la que ya estaba el resto. Contándoles me salían siete personas, por lo que deduje que los otros dos estaban allí también. Luego vi que se trataba de otra pareja. A las 13:15 horas alcancé la cumbre de Peña Parda desde la cual ya teníamos una gran vista de los valles asturianos con el puerto de Pajares abajo mismo.
Lo que nos bajó la moral fue ver que no había continuidad de estas peñas con la de Piedra Nidia y que había que bajar bastante. A Roberto y a Javi les veíamos en el fondo del valle con dirección a la falda de ésta pero por la parte contraria.
Si más nos encaminamos ladera abajo para intentar ascender luego por una de las canales que más cortas se veían hacía la parte alta de la sierra. Al ser parte norte, algunos tramos estaban helados y había que bajar con algo de cuidado. Así alcanzamos la parte baja y nos dirigimos hacia la base de la sierra de Piedra Nidia. El problema era que las canales tenían nieve y que podía estar helada. Algunos llevábamos crampones, pero otros no. Luis se adelantó y se metió en una de ellas comprobando que hacían falta éstos. Ni Álvaro, ni José Luis ni Irma llevaban, por lo que optaron por abandonar allí la ascensión. Por su parte, José Antonio se había ido hacia otra parte y al final subió no sé como. Luis tuvo que ponerse los crampones a media altura mientras que Juan y yo los colocamos abajo. Eran las 14:30 horas.
Comenzamos entonces a subir una estrecha canal de pendiente muy pronunciada. Los crampones dan una gran seguridad, pero no hay que bajar la guardia. Además, en estas ocasiones tampoco viene mal un piolet, lo que no llevábamos. Sin dificultad alguna alcanzamos por fin la cresta donde estaban Luis, José Antonio junto con Roberto y Javi. Eran las 14:45 horas.
Cercana teníamos ya la cumbre de Piedra Nidia y solo una ladera muy suave nos separaba de ella. A las 15:05 horas, tras 12,500 Km. alcanzamos Luis, Juan y yo esta cima de 1831 metros. Espectaculares eran las vistas desde la misma. Por hacer una lista rápida, entre las cumbres divisadas podíamos contar las de La Silla y el Cirbanal, Brañacaballo, el alto de la estación de Pajares, así como muy lejanos los Picos de Europa con Torre Santa. Allí mismo teníamos imponente la cumbre de Peña Ubiña un poco tapada por el más cercano Cerreos. Al lado Peña Ubiña Pequeña o el pico Prado al otro costado junto con los Castillines, el Siete, etc. Asimismo, como anteriormente, parte de la bajada del puerto de Pajares con la carretera serpenteante. Justo por debajo se veían las vegas nevadas donde habían quedado los tres compañeros que ahora se dirigían a coger la ruta de regreso por otro valle más corto. Álvaro se había acercado justo debajo de las rocas del pico, cuyas paredes caían verticalmente, pero enseguida se unió a José Luis y a Irma antes de emprender el regreso mencionado.
Nosotros nos acomodamos en la cima para comer. Mientras Juan, Luis y yo lo hacíamos en la misma cumbre, Javi, Roberto y José Antonio estaban un poco por debajo. Tuvimos que quitarnos los crampones para andar cómodamente por la roca. Yo había enganchado las polainas con ellos y terminé de romperlas. Más tarde, en la bajada, hice un siete al pantalón, lo que me ha fastidiado más ya que es nuevo.
Antes de emprender el descenso hicimos una foto en la cima y dejamos nuestra tarjeta de cumbres. El plan ahora era alcanzar el collado Ronzón y bajar a Pinos por otro valle, el de Lena. Claro, yo pensé que no había que bajar tanto, y al final descendimos hasta casi el fondo del valle. Como íbamos a pillar nieve, nos pusimos de nuevo los crampones, lo que nos estorbó más que ayudó, al menos en la bajada. A las 16:00 horas emprendimos este descenso. Cresteamos un poco hacia Peña Cerreos, encontrándonos algunas construcciones de piedras en forma circular, antes de comenzar a bajar por la ladera de este hacia el valle. Como digo, la nieve era escasa al ser cara sur y los crampones molestaban lo suyo. No quería quitarlos ya que la subida al collado estaba cargada de nieve y allí podían ser útiles.
De nuevo nos fuimos separando y quedamos Juan y yo por detrás. Yo iba bajo mínimos y ya subiendo lo hacía por inercia. La nieve allí abundaba encontrando tramos helados y otros no tanto. El sol se estaba metiendo tras Peña Ubiña Pequeña y durante un trozo nos dio la sombra. Cuando daba el sol, la nieve helada resplandecía con los rayos inclinados formando unos bonitos reflejos. Por las laderas de peña Ubiña se veía bajar personal y nos cruzamos con un que iba hacia Tuiza.
A las 17:15 horas alcancé el collado Ronzón, 2006 metros, después de haber bajado a los 1700 metros mas o menos. Pues bien, resulta que allí no había nadie ya esperando. Yo la ruta de bajada no la conocía y estábamos Juan y yo solos. Guiado por la intuición, comencé a bajar un poco bordeando Ubiña Pequeña. En ello estaba cuando apareció Luis por encima indicándonos por donde había ido el resto. Yo estaba mosqueado ya que Roberto, que se suponía era el guía y el que la propuso, se había adelantado pasando olímpicamente de nosotros.
Comenzamos entonces a bordear esta peña hasta alcanzar otro pequeño collado desde el cual ya divisamos los valle de Pinos, Villargusan, etc. Por debajo estaban los compañeros ya muy adelantados. A mi parecer estaban dando mucho rodeo y además iban a bajar hacia el valle de Villargusán para luego tener que subir y pasar al de Pinos.
Poco más adelante, después de pasar una zona pedregosa de grandes moles, encontramos una cabaña donde estaba José Antonio cambiándose de botas. La vista de Peña Ubiña por su parte delantera era impresionante y bonita desde aquel lugar con la cabaña en primer plano. Para sacar una foto tuve que borrar alguna de las anteriores ya que no me quedaba espacio en las tarjetas. Eran las 18:00 horas.
Tras quitarme los crampones decidí seguir la ruta que a mí me parecía la mejor visto la bajada que había por delante. Siguiendo algunas veces el sendero y otras campo a través fuimos perdiendo altura hacia el comienzo del valle de Lena que confluye con el de Pinos por el que habíamos subido por la mañana. En él nos metimos bajando cada uno por donde más o menos le pareció. Echando una mirada atrás pudimos disfrutar de una bella vista de las Ubiñas con el rojizo tono del atardecer. Yo seguía apurando fotos y quitando algunas de las de atrás que menos me convencían para poder sacar alguna más. Atravesamos varios arroyos y praderas antes de entrar en un camino por el que subimos unos metros antes de comenzar el descenso final al pueblo.
A las 18:55 horas llegamos a los coches tras un total de 20 Km recorridos. Allí estaba todo el resto de compañeros, tanto los que habían regresado por el otro camino como los que nos habían dejado atrás. Nos cambiamos y poco después emprendimos el regreso. Acordamos parar en San Emiliano a tomar algo y de paso hacer las cuentas de la salida. Así lo hicimos en el bar del cruce donde estuvimos un rato antes de ponernos en marcha hacia León. Avanzamos por la carretera hasta llegar a la entrada de la autopista en la que volvimos a entrar para pasar el pantano y al llegar a La magdalena salimos. Sin novedades entramos en León y llegamos a Guzmán sobre las 20:45 horas. Allí cogí la moto y en pocos minutos llegué a casa.
De esta forma transcurrió esta jornada de montaña. Como digo, las vistas de las que disfrutamos y el tiempo inmejorable compensó con creces el regular estado físico en el que me encontraba y los demás detalles no tan positivos de la misma.
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