lunes, 26 de septiembre de 2005

II ENCUENTRO "CUMBRES DE LEÓN" - "PARDAMAZA -PRIMOUT" 25-09-05

 

II ENCUENTRO “CUMBRES DE LEÓN”.

1ª TRAVESÍA “PARDAMAZA- PRIMOUT- PARDAMAZA”.

25-09-05        (Domingo)

Por segundo año consecutivo realizamos esta actividad que pretende, sin apenas conseguirlo, reunir a la mayor parte de los socios del club para pasar una jornada en la que agrupamos una parte montañera y otra gastronómica. Al contrario que el pasado año, en el que participamos 19 personas, en esta ocasión no llegamos ni a la mitad, quedamos en 8. Con todo ello continuamos adelante con el programa y concertamos una merienda en un restaurante de Toreno, "Casa Salomé”, donde terminaríamos la jornada.
Como digo, 8 fuimos tan solo los animados a participar en esta actividad: Luis, Antonio, José Antonio, Álvaro, Toño, José Luis, Irma y yo. En Guzmán nos reunimos todos a las 9:00 h de la mañana para emprender el viaje de 115 Km hasta Pardamaza. Como Irma no está federada, fue con José Luis, su pareja, en su coche a parte. El resto nos dividimos en el mío y el de Luis emprendiendo el trayecto poco después de la hora en punto. Avanzamos por la nacional hasta Astorga, donde no sé por qué se metió Luis siguiendo las instrucciones de José Antonio. Perdimos tiempo en atravesar esta localidad para volver luego a entrar, en esta ocasión en la autovía. Poco antes de Bembibre la abandonamos para recorrer unos pocos kilómetros por la nacional antes de meternos en la comarcal a Toreno. En dicho pueblo hicimos el desvío a Librán, donde para coger la carretera a Pardamaza hay que hacer maniobras en una pequeña plazoleta debido a la curva cerradísima que une los dos tramos. Ya de camino a éste nos detuvimos en un mirador sobre el cañón del río Primout mientras el cielo nublado amenazaba lluvia en cualquier momento. Sin mas continuamos por aquella estrecha carretera sobre el río, que poco después se bifurca para entrar en un brazo donde se emplaza Pardamaza (990 m), al que llegamos sobre las 10:45 horas.
A la entrada del pueblo aparcamos los coches y nos dispusimos para la ruta. En esta ocasión llevamos los walkies del club para probarlos, a ver si van o no bien. José Luis cogió uno y yo el otro. A las 10:25 horas emprendimos la marcha saliendo del barrio de abajo por un camino que descendía hacia el arroyo de La Braña. Pasamos cerca de un merendero bien acondicionado escasos metros antes del puente sobre el arroyo. A partir de él se comienza a ascender por la ladera contraria del valle entre arboleda y matorral bajo. El cielo se había ennegrecido y la fina lluvia había hecho acto de presencia obligándonos a poner los chubasqueros o sacar el paraguas, como hizo Álvaro. Hacia atrás contemplamos los dos barrios de Pardamaza poco por debajo de la niebla que se cerraba en las cumbres.
Poco a poco fuimos girando siguiendo la orografía del terreno para meternos de lleno en el valle del río Primout. Por debajo vimos algunos postes eléctricos hacia los que bajaba otro tramo de camino. El grupo se comenzó a dividir y por detrás quedamos Álvaro, Antonio y yo. A pesar del pésimo tiempo, el paisaje no tenía desperdicio. Aparte de la vista sobre el valle, al lado del sendero pudimos contemplar numerosos helechales con diferentes tonalidades en las hojas, algunos verdosos del todo y otros ya amarillos en el comienzo del otoño. Igualmente numerosos árboles esparcidos contribuían a dar al entorno un aspecto realmente bello. Avanzo ya que el día despejó y a la vuelta pudimos disfrutar de todo ello con la esplendorosa luz del sol.
Gradualmente fuimos ascendiendo hasta alcanzar una cota a media ladera que mantuvimos durante un buen rato. De continuo íbamos probando José Luis y yo los walkies, que de momento iba bien. Ya nos sacaban bastante ventaja cuando les vimos al dar una gran curva del sendero. Enseguida comenzamos a descender también nosotros hasta llegar al nivel del río sobre el que había un puente de madera con barandilla por uno de sus lados. En el río vimos un bello rincón con varias vacas en su orilla. Un indicador señalaba a Pardamaza 2,5 Km mientras en mi podómetro marcaba 2,650 Km. Eran las 12:23 horas.
Caminamos ahora por la margen contraria del río, teniendo éste a nuestra derecha. No tardamos en pasar otra zona de helechales realmente preciosa con algunas rocas llenas de hierbas y musgos entre arboleda. Unos metros más adelante ésta formaba casi un túnel sobre nuestras cabezas. Había dejado de llover aunque se mantenía nublado. Yo iba sacando fotos de todo ello y de vez en cuando colocaba la cámara para salir caminando Antonio y yo, que ahora éramos los que quedábamos por detrás. De vez en cuando pasábamos alguna zona de praderas entre arboleda donde el sendero estaba menos marcado pero sin pérdida alguna. Remontamos luego un pequeño tramo y cogimos algo de altura sobre el cauce. Justo en ese trecho había una bifurcación en el camino que nos metía en un dilema. Como casi siempre, la señalización deja mucho que desear, por no haberla colocado o por que alguien la haya quitado.
Esta ruta transcurre por un tramo del PR- LE 43 y unos postes de madera con franjas amarillas y blancas lo van señalando. Pues bien, antes de esta bifurcación vimos una de estas estacas, pero ninguna luego, cuando tenía que haber otra justo después, en el sendero correcto. Antonio subió por la izquierda mientras yo continuaba por el que parecía el más lógico. Con José Luis, para colmo, no tenía comunicación ninguna ahora. Subí entonces unos metros por unas rocas y conseguí hablar con él, indicándome que había que seguir de frente paralelos al río. Se lo comuniqué a Antonio que no andaba lejos y retomamos de nuevo la ruta. No tardamos en ver una señal que ahora no servía de nada en absoluto.
En escasos 10 minutos avistamos a la Braña de Santa Cruz donde estaba el resto esperando. Atravesamos un puente para llegar a esta edificación consistente en unas cuadras y un pequeño refugio con chimenea, bancos, etc. Estábamos a una altitud de 1100 metros, eran las 13:00 horas y llevábamos 4,400 Km. La lluvia caía a ratos, lo cual me incordiaba bastante, ya que llevaba un poncho que no sabía si quitar o poner.
Unos minutos estuvimos allí antes de emprender la marcha de nuevo. El sendero continuaba al lado del río confundiéndose a veces la parte del lecho seco con él. Inesperadamente vimos como salía el sol entre las nubes dando al paisaje una belleza espectacular. Varias fotos saqué aprovechando este momento luminoso. El ramaje abundante relucía a la viva luz del sol y se filtraba entre él hasta el cauce del río.
De nuevo nos encontramos un punto mal señalado. En una pequeña pradera se bifurcaba el sendero hacia un puente de troncos sobre el torrente de agua mientras que otro, lo cierto es que más trillado, continuaba de frente. Aún así, al igual que anteriormente, vimos la señal bastantes metros más delante de este desvío, cuando no hacía falta alguna.
Por nuestra izquierda bajaban de continuo pequeños regatos que cruzaban el sendero embarrándolo. Uno de ellos formaba una pequeña pero bonita cascada en la ladera. Paralelos al río fuimos avanzando entre la arboleda y algún tramo donde la roca delimitaba la parte izquierda del sendero. En el agua vimos unas curiosas hierbas de color rojo que nos llamaron la atención.
Lentamente se fue abriendo el valle y nos encontramos con cada vez más praderías. Al lado del sendero vimos encontramos una fuente que manaba de debajo de una roca. El río se fue alejando del camino y ganamos algo de altura sobre él. Los claros en el cielo eran cada vez más amplios y pudimos disfrutar del paisaje iluminado por fin. Tras una zona abierta entramos de nuevo entre arboleda viendo en las praderas por debajo de nosotros varios caballos pastando.
A las 14:10 horas nos encontramos a la puerta del cementerio de Primout, un recinto de paredes de piedras. Allí encontramos una bala de fusil sin disparar. Un indicador señalaba la distancia a Pardamaza, 7,200 Km mientras que mi podómetro marcaba 7,270 Km. Por otro lado, una segunda señal marcaba la dirección al pueblo por una ancha pista, que optamos por no coger y sí en cambio seguir por un sendero entre los prados, al lado del río donde pastaban algunas vacas.
A las 14:30 horas llegamos a Primout, (1200 m), entrando en él a través de una portilla de hierro. Este pueblo deshabitado desde los años 70, se ha ido recuperando gracias a la ocupación de varias familias que pasan el verano o los fines de semana en él y han ido restaurando varias viviendas aunque la mayoría del pueblo se encuentra derruido. La piedra y la pizarra eran los elementos básicos en la construcción de dichas viviendas. El sol lucía espléndido y realmente daba un aspecto inimaginable a todo el entorno. El río atraviesa el pueblo por la mitad y a su vera se emplaza la iglesia bien conservada e igualmente de piedra y pizarra.
Tras unos minutos sentados en un puente de cemento sobre el río, nos dirigimos hacia el final del pueblo donde había un merendero en el cual nos sentamos a comer. José Antonio se había separado y andaba por el pueblo de ruta. Nosotros nos sentamos en unas mesas de cemento y piedras para comer tranquilamente. Teniendo en cuenta lo que habíamos tardado en llegar hasta allí, y que la merienda la teníamos concertada a las 19:00 horas, no nos sobraba mucho tiempo. Les apuré para emprender el regreso y tener unos minutos para dar una vuelta por el pueblo. La mayoría emprendió la marcha directamente, mientras que Luis, Álvaro y yo dimos un paseo entre aquel contraste de casas habitables y restos de muros a medio derruir. En una fachada vimos el esqueleto de la cabeza de una vaca. Por supuesto, las calles estaban sin asfaltar siendo bastante estrechas. Lo cierto es que es un pueblo de lo más típico que se puede encontrar con la salvedad de la abundancia de ruinas existentes.
A las 15:30 horas y con el podómetro marcando 8,500 Km salimos del pueblo. Ahora, con el sol radiante, el paisaje cambiaba completamente. Los colores resaltaban favorecidos por la humedad de la lluvia anterior. Atravesamos de nuevo por los prados y salimos al camino cercano al río. Me quedaban pocas fotos y no pude sacar las que quise. Una cerca para el ganado cerraba el camino y abrimos para pasar. El río lo cruzaban algunos troncos que cumplían la misma misión. Por detrás nos alcanzó Antonio mientras que José Antonio era el único que se retrasaba. Íbamos apurando el paso a ver si llegábamos antes de las 18:30 horas para tener tiempo de bajar a Toreno a las siete. Lo malo es que así no se podía disfrutar del paisaje como se debía.
En una hora llegamos a la Braña de Santa Cruz. Con sol tenía un aspecto totalmente diferente. No entramos esta vez en ella y continuamos camino adelante subiendo un tramo hasta la bifurcación conflictiva. Allí me sacó Luis una foto con el valle de fondo, que por cierto, al verla ahora en el ordenador me he percatado de que tiene unos fallos de color en medio. Más adelante, ya cerca del puente, varias vacas estaban tumbadas al lado del río rumiando plácidamente.
A las 17:00 horas llegamos a dicho puente por el que cambiamos de margen y comenzamos a subir la pendiente hacia la mitad de la ladera del valle. Aunque suene repetitivo, el sol iluminando los helechales y la arboleda era un espectáculo impresionante. Lastima lo ajustado del tiempo que teníamos, aunque ahora vimos que nos podía sobrar algo ya que veníamos apurando el paso de forma exagerada. Desde lo alto tuvimos una amplia vista del valle con la cima del Vallelargo y sus 1565 metros en la parte contraria. Por la mañana habían estado cerradas de niebla y lluvia.
Poco a poco fuimos girando para meternos en el valle de Pardamaza, pueblo que no tardamos en ver destacando en la verde ladera. A través del walkie contactamos con José Luis, que con alguno mas hacía un buen rato que habían llegado al pueblo. Bajando hacia éste volvimos a ver un gran castaño de tronco desgarrado al lado del sendero. José Antonio se nos unió entonces apareciendo por la parte alta de la ladera. Ya cerca del arroyo de la Braña había un antiguo molino medio derruido con parte del mecanismo moledor dentro.
Poco antes de las 18:00 horas entramos en Pardamaza tras 15,350 Km recorridos según mi podómetro. Los primeros habían llegado casi una hora antes. Nos cambiamos de ropa y calzado y con un lugareño, conocido de José Antonio, nos acercamos hasta su casa donde, en el patio, nos invitó a unos refrescos. Allí nos enteramos de que unos vecinos habían celebrado una pequeña fiesta y habían invitado a comer a todo el pueblo. Unos músicos paseaban por las calles animando el final de la jornada.
Ya sobre las 18:30 horas emprendimos el viaje hasta Toreno, a unos 8 kilómetros, donde teníamos la merienda media hora después. Paramos de nuevo en el mirador desde el cual pudimos ahora deleitarnos con la panorámica del cañón del río Primout, Librán, etc. Justo antes de llegar me di cuenta de algo en lo que no había caído antes. Cuando hicimos la ruta por la sierra de Gistredo hace dos años y medio, aparecimos en la carretera entre Pardamaza y este mirador, donde también paramos un rato antes de bajar andando a Librán.
Sin más retrasos continuamos el descenso hacia Librán y de éste a Toreno. Siguiendo a Luis, con el que iba con José Antonio, que sabía donde estaba el restaurante “Casa Salomé”, llegamos justo a la hora convenida a este lugar. En el salón ya nos tenían la mesa preparada para los ocho y nos acomodamos en ella.
Como habíamos hablado, el menú fue diverso y servido en fuentes de donde cada uno se sirvió lo que quiso. El mismo consistió en: paella, alubias blancas, cocido con botillo, caldo, chipirones fritos y caldereta de cabra. De postre: flan de huevo, natillas y otra crema muy rica de la que no me acuerdo el nombre. Por último, café y chupito. Todo ello, y el grato servicio de la señora Salomé, por 10 €. Lo cierto es que quedamos bastante satisfechos por todo y con intención de volver en otra ocasión si cuadra.
A las 21:00 horas emprendimos el regreso a León. Por la estrecha carretera de 12 kilómetros salimos a la nacional por la que recorrimos otro tramo más para coger la autovía más adelante. Sin novedades llegamos a Astorga, que en esta ocasión dejamos a un lado para salir poco después a la nacional con dirección a la capital. En esta entramos pasadas las 22:30 horas y en Guzmán dejé a Antonio y Álvaro. Minutos antes de las once llegué yo casa finalizando esta grata jornada de montaña con un buen resultado general a pesar de la escasa participación y del comienzo de la misma con tiempo irregular.




























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